martes, 17 de octubre de 2023

De La Habana llegó un barco


Sobre la novela “La Peste Loca” (Maracaibo 1997) quisiera citar la opinión muy personal pero muy versada que me ofreciera hace ya unos años una venezolana experta en literatura quien trabaja en universidades brasileñas desde hace ya muchos años. (https://tinyurl.com/y74utrbt ).

-“No quiero pasarte una opinión “académica” antes de mi impresión de lectora. Es un mosaico agudo de la historia contemporánea de Venezuela y bastante sombrío, por cierto, lo que le da todo su dramatismo real. Por un lado, te digo que la novela me conmovió bastante y me apesadumbró porque me reiteró sin ninguna piedad los momentos tan sombríos que todavía vivimos y muchos sin siquiera darse cuenta de eso”...
…“La novela no es nada complaciente, es de una lúcida crueldad que no salva a nadie, por eso entiendo por qué su publicación en Venezuela no ha sido nada fácil, a muchos sujetos reales les deben servir los sayos que visten muchos de sus personajes y sobre todo ahora con el clima paranoico que se ha instalado las referencias pueden resultar alegóricas a posteriori. Así, fíjate que la cosa con la novela es bien peliaguda porque diseña un proceso que sólo podría terminar en lo que hoy es el país. ¿Premoniciones? o el ojo del escritor…

A continuación, una de las “reláficas” que existen en la novela “La Peste Loca” y que para este blog, he titulado…“De La Habana llegó un barco”

“De La Habana llegó un barco cargado de caramelos, polvorosas, besitos, templones, paledonias, calabazates, alfandoques, panelas, melcochas estirables hasta el infinito, almendras, turrones, catalinas, mejor dicho cucas, un cuquero loco y conservitas de coco y huevos chimbos y dulce de hicaco y de limonsón y suspiros, sí de todos los tamaños y de colores, con la anilina vos sabéis, y bueno, además unos bocadillos de guayaba, dulce de membrillo y de plátano maduro, conservitas de maduro y una pila, un montón, un mollejero de pirulíes, durísimos, de esos que vos te los podéis chupar durante todo un día, puyúos, amarillos, verdes y rojos, como las flores de las cayenas, como los cepillados, ¿de frambuesa?, creo que es así como les dicen a los rojos… ¿No?

De un puerto lejano llegaron los barcos cargados de cosas. Unos atracaron en la Guaira, a orillas del Mar Caribe, sol, arena y olas pulverizando su espuma en las negras y porosas piedras. Otros antier tan solo, llegaron a Messina, venían en un barco de bandera genovesa o no sé si veneciana, no era valenciana, de eso seguro estoy, nadie navega desde la isla del burro sin una razón de peso, ¿de dinero? Se corrió la especie de que eran capacheros, ¿o guerrilleros?, traían la peste, nada más grave que padecer de ideales bubónicos, al fin y al cabo no lo sé, pero se decía que venían confundidos con grupos dizque turísticos.

¿De La Habana llegó el barco? Habían zarpado hacia uno de los idílicos paraísos del Club Mediterranae, ansiado verdor plumoso de palmeras, palos como en el puerto, ¿el del Guadalquivir?, los tres palos de las tres naos, palos varios, drinks numerosos, ¿piña colada y ron? Cristóforo era el anfitrión, bunch of fun! Rodrigo en el mástil guindando se decía, ¡Re diez Cristóbal! Salimos del Puerto de Palos rumbo a las Canarias, nos metimos en este maremagnun y ahora siempre tengo que estar en el palo de mensana, guindando en las gavias, columpiándome en los obenques, colgando como ramito de hierbabuena. No mucha azúcar para un vaso de ron y eso si, morena, dame un limón. ¿Si acaso fuese guarapita?

Alas, llegaron todos portando peinilla, ruana y una mascada de chimó, ¿desde la triana?, ¡qué buena, sí! Buscando la tierra ansiada, región central prometida, Amérigo, ¡nunca lo hubieses soñado! Encomendaos al Señor, que te lo digo yo! ¡Por la virgen de Regla!, en la espalda el escapulario reinoso, en el bolsillo los cobres, ¿de la Caridad?, la más hermosa de la pradera, Carmen de mugre y sudor, rumbo a la tierra de gracia, mint leaves.

Tal como llegaron en sus mulas los andinos para asentarse por añales en el meollo, así en los cascarones arribó también el genovés y con él vino el florentino de nombre perdurable, desembarcaron en Macuro, ya habían guananiado bastante en la Española, ¿anclaron en Maracaibo?, allí fondeó Don Alonso y el de la jaiba, Juan el bimba, de la cosa sí, ¿la vostra?, el trucupei de la bicha, il nostro Juanito dibujando linderos y confines. Il mio caro Giovanni.

¿Come tu diche? Las dichas les cayeron. Eran unos marineros, ¿con Colón? ¿Juan de la bicha? ¡Pardiez Amérigo! Traes un itálico impulso que ya te digo… Cebolla, pan y un refresco de botellita. ¡Eah!, ragazzo, ¿e la mezcla? Ma veramente las crías per seculorum se desenrrollarían como unas criaturas bien buenas. Es la argamasa, quien no lanza flechas tocará el tambor, la cal y el granzón para la mezcla, ellas crecieron en todo sentido. Concretamente se volvieron de rechupete. ¡Resalao!

Nuevo ideal nacional, ¡la cuchara!, el cemento y los bloques de la construcción, todas obras para el único futuro de la nación, vinieron ellos y trabajando duro, crearon auge y progreso y con el cuatro y las maracas, con un arpa y una uña bien puyúa, se le dio su toque criollo. En ese entonces fue cuando gozábamos un bolón con la semana de la Patria, carnestolendas con carrozas y puñados de caramelos.

Al finalizar la época de las rumberas, los pachucos y la militarización, todo cambió. ¡Los niños a sus escuelas y los adultos a entender lo que es ser ciudadano! Para ese entonces sería la época cuando de La Habana llegaría aquel barco...

De La Habana llegó un barco... ¡A la jaiba sigue la guachafa! ¿Continúa el jueguito? ¡Ve pues! Llegó cargado de intenciones, solo con ellas dicen que no basta ni tan siquiera para empedrar el camino del infierno. Los asesores y los comunicadores, casi siempre mienten, se lo dicen en la oreja y los Presidentes, ellos siempre se dejan, per secula seculorum, así es y así ha de ser, desafortunadamente...

Pero tranquilos, no existirán grandes inconvenientes. En ese entonces desde el comienzo, el principito, desde los propios prolegómenos fue cuando comenzó la representación magistral que conduciría al acto final. Ya desde el inicio, el público comenzaba a ponerse de pie, vociferante, ¿acaso pidiendo sangre? Quemando etapas, una tras otra, habría de llegarse al momento de las definiciones y todo, en aquellos tiempos idos, se iniciaba con un ímpetu tal que ya no se podría dar marcha atrás…

Maracaibo, martes 17 de octubre del año 2023

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