lunes, 24 de octubre de 2022

Historia, y no es ficción...


Crónica de una muerte anunciada la novela de Gabriel García Márquez, publicada en 1981, fundía lo periodístico con lo narrativo… Sucede que aquí, hoy día, sin llegar aún a la trama de novela policial, la acción central, los protagonistas, el escenario y las circunstancias que se viven en el Instituto Anatomopatológico (IAP) de la Universidad Central de Venezuela (UCV) por lo cruel, cruento e insólito de la historia y dado lo grotesco de lo que sucede, me ha llevado a pensar, no en una novela policial sino en una de las sangrientas tragedias de Shakespeare.

Entre los años 1987 y el año 2003 publiqué las novelas Escribir en La Habana, La Peste Loca, El movedizo encaje de los uveros, Para subir al cielo… y La Entropía Tropical; el tema de todas ellas, de una manera u otra implicaba la relación entre el ejercicio de medicina y la investigación científica. En mis tres últimas novelas, Ratones desnudos (2010), El año de la lepra (2011), y Vesalio el anatomista (2016) (https://bit.ly/2Fb5ROY) la investigación científica y el ejercicio de le Medicina- había sido el leit motiv de las mismas.

Tras este recuento histórico, regreso hoy día en octubre del año 2022, más de 23 años después de haber sido el país traidoramente entregado a una potencia comnista extranjera, (y ya enviados a la quinta paila los artífices del desastre que ha sumido a Venezuela en un caos magistral), para ver como todavía -cual gato boca arriba- las universidades autónomas luchan por sostenerse incólumes bajo la presión de los depredadores que intentan controlar e imponer sus “cuadros tácticos” sobre las ruinas de lo que queda.

Esto es historia señores; esto no es una novela, aunque a mí me suene a tragedia shakesperiana…

Durante casi 30 años, me tocó vivir en la capital, cuando batallamos muchos profesores universitarios -anatomopatólogos- con todo el personal dedicado y entusiasta de aquella brillante institución (IAP) que preparó tan solo en esa temporada, a casi 200 eficientes y bien formados anatomopatólogos que hoy deberían estar aplicando lo aprendido en provecho de los pacientes venezolanos, pero que lamentablemente una buena parte de ellos vive en el exilio o aún luchando, continúan en el país sin tener las condiciones elementales para cumplir una labor adecuada y eficiente dado en atraso (años-luz) en que ha caído el ejercicio de la Medicina venezolana.

El desmantelamiento continuo y progresivo al que fuera sometido el IAP de la UCV en este siglo XXI terminaría tras innumerables desastres delictivamente provocados -caracterizados por robos, incendios y hasta un espantoso y cruel asesinato-, por trasformar aquella institución de prestigio internacional que fuera “Centro Nacional de Referencia en Anatomia Patológica” en un cascarón vacío y abandonado que existe como lo que ha quedado de sus instalaciones, una institución ya técnicamente cerrada.

Hace una semana, la persona que le aseguró a Chavez ¡Que se podría bañar en el Guiare -en un par de meses- porque ella lo iba a limpiar! ¡Por Dios! Estuvo -la misma “Jackeline” que viste y calza la que cantaba otrora ¡ Sí !, fue con un petit comite hasta el IAP, para considerar una idea genial, posiblemente conminando a las autoridades de la Facultad de Medicina, para examinar la posibilidad de “reacondicionar” el instituto.

La idea parece ser, y el Decano ya pidió para hoy mismo (y por escrito en papel del antiguo IAP cuando era activo), una reunión en su despacho, para hoy 24, al mediodía cuando se espera pueda designar a un nuevo director o directora (quizás algún biólogo que ya han seleccionado) y un nuevo “Consejo Técnico” para reconstruir un cuadro académico en el IAP. De esta manera, se podría crear para hacia el futuro tener una institución que en movidas del tipo “graduación express”, (mecanismo ya usado en la infausta invención de “los Micos” -“médicos integrales comunitarios”-), para que los susodichos quienes trabajan en la Morgue como “médicos forenses” tengan un grado académico y la universidad pueda avalar su labor como futuros médicos anatomopatólogos…

¡Qué mondenga! Pensará cualquier maracucho, para luego imaginar... ¡Pobres pacientes con cáncer! Estos venezolanos aun incógnitos padecerán por los diagnósticos que para paliar el hambre y necesidades (dada la global precariedad de todos) también de las propias familias, de los neomicos ya "graduados" en informes truculentos que redactarán los futuros egresados (Micos o no) del cascarón que ya están comenzando a pintar y “embellecer” las fuerzas invasoras de la vapuleada UCV.

Mi querida amiga y colega Claudia, me ha sugerido que rece mucho y le pida a Dios todopoderoso; así de inaccesible a soluciones humanas ve el panorama en un futuro cercano, y yo, tan solo regreso a recordar a mi primo hermano el gran médico y cronista maracucho ya desaparecido, Ernesto, con sus frases precisas… “Quien tenga ojos que vea”...

Desde Maracaibo, el día lunes 24 de octubre del año 2022

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