sábado, 10 de septiembre de 2022

No quise ser inglés…


Al contrario de lo que me comentaba hace un par de meses un gran amigo mío, admirador consecuente de los hijos del Reino Unido al confesarme que, a él le hubiese gustado nacer en Inglaterra. Sí, en el UK de los angloparlantes. Así me lo confesó aunque ya el aragonés Agustín Louis Ximenes les hubiese endilgado al UK el remoquete en boga desde las guerras napoleónicas, de “la pérfida Albión”...

Lo cierto es que lo pensé pero no le respondí y me dije, que no quería ser inglés. Hoy me toca estar en Londres, y como ayer falleció la Reina Isabel II, quise explorar las razones de mi rechazo mental a ser un british gentleman. Una idea que por delicadeza nunca le confesé a mi amigo y que comenzaré a examinar desde la época de “la guerra de las Malvinas”, en tiempos del gobierno de Luis Herrera Campins. Recuerdo quise defender a ultranza la doctrina de Monroe sin entender que aquel disparate de unos militares del cono sur les conduciría a llevar a su país a unos horrendos años de cruel dictadura militar. No podía ser pitoniso…

Preferí recordar entonces que cuando era chamo, me gustaba el rojo de los cascos de los “fusileros de Bengala”, aunque me sentía más cercano a el esmirriado “corneta” Gunga Din muerto en acción y quizás apreciaba más a Sabú en un elefante, o al mismísimo Mowgli de Rudyard Kipling en el libro de las tierras vírgenes. Confesaré que antes y después de Ghandi me caía gordo el imperio británico. Tan gordo y de mala sangre como siempre percibí a Enrique VIII con aquella historia que se iniciaba con Ana Bolena, sin tocar el tema de “la Reina virgen” y de su prima católica María Estuardo, ni a los filibusteros ingleses con Henry Morgan a la cabeza asaltando a Maracaibo.

Aceptarán que existían algunas razones, ciertamente… Aunque nunca fuí fan de Felipe II era muy joven cuando me dolió el fracaso de la “Invencible Armada”. Años más tarde, antes de conocer a James Joyce, me gustaban los irlandeses y su regusto por el gin y no me agradaban los ingleses en aquella especie de “guerra santa” por un pedazo de tierra al norte de la isla. También recuerdo que en los 80 al visitar el fantástico Museo Británico, ante tal colección de sus tesoros arqueológicos no dejé de pensar en que sin duda había existido un gran expolio.

Pero no todo había sido negativo, mi admiración por el pueblo inglés en defensa de su territorio, después de Dunkerque y con Wiston Churchil a la cabeza, todos venciendo a Hitler, era innegable y como lector empecinado desde muy joven de Stevenson fui a Mary Shelly y desde la Utopía de Tomás Moro a las admirables obras de Shakespeare, y Ridder Haggard, AJCronin o Conan Doyle con su Sherlock Holmes, me habían enseñado que el UK era algo más, a pesar de ser un imperialismo avasallador de tradición monárquica. Reino que de por sí tendría que querer porque era el mismo del Rey Arturo, de Ricardo Corazón de León y el de Robin de los bosques…

No puedo dejar de rendirle admiración y respeto a una nación donde casi todo es “al revés”, conducir un auto o decirle al mundo, que son una isla- con Escocia y el pedacito de Irlanda-, pero no son europeos. Así se inventaron el Brexit y ahora parece que no hay marcha atrás… Una importante mayoría de los votantes eran hindúes ya ciudadanos británicos, quienes se observan muy activos en todo el reino y en los escaños de ambas cámaras. Ahora con una muy nueva Primer Ministro quien cuando joven era “antimonárquica”, le tocará al nuevo rey, Carlos III o con otro nombre si así es que él lo decide, llevar desde hoy en adelante el futuro del imperio británico.

Alguien que estaba leyendo lo que escribía se me acercó para preguntarme si acaso no recordaba a Tamakún… ¿Quién, el vengador errante? Yo le respondí preguntándole sin entender bien el porqué de su pregunta y la conexión con Tamakún. Pensé que sería una sencilla explicación y al escuchar su respuesta capté que él era “de por allá”. ¿Vos no véis que todo es una jaiba de venganza? ¿Cómo? Esta fue mi sorpresiva reacción ante sus palabras y a continuación me llegó su explicación, por demás no tan sencilla…

Maginate vos que exista todo un pueblo, pero un pueblo mollejúo, no cuatro gatos, un montón de gente que durante años los mantengan pisaos… Pero ellos se van a preparar en la tierra de sus opresores y con los años, cuando lleguen a ser libres, ya habrán sido aceptados por los jefes y entonces van a pasar, gracias a sus habilidades y a sus esfuerzos a ser tipos de primera línea y con poder de decisión… ¿Vos te creéis que no se van a hacer cargo del coroto? Es que ni que fueran bobos… Eso es lo que estáis viendo con el rollo del Brexit. ¿De donde salieron tantos votantes? Ya veréis lo que comenzarán a hacer precisamente desde este momento, ahora cuando los súbditos del UK han perdido a su Reina Madre. ¡Está clavaito!

Guardé silencio y me quedé pensando… Este maracucho sufre de lo que llaman “la teoría de la conspiración”... Pero más adelante se me ocurrió que sería mejor sentarse a pensar un rato en que aunque podría ser todo un disparate no hay que dejar de creer en que, de que vuelan, vuelan…

En Londres, el sábado 10 de septiembre de 2022

PD: para mañana les prometo un cuento (“El siniestro”) en tres capítulos…

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