domingo, 15 de mayo de 2016

Cartagene de Indias y don Blas de Lezo




CARTAGENA DE INDIAS  Y  DON BLAS DE LEZO

El año 2006 nos reunimos en Cartagena de Indias por iniciativa del Dr. Enrique López Loyo quien era para la época el presidente de la Sociedad Venezolana de Anatomía Patológica y por su iniciativa se había organizado el 1er Congreso Ibero-Colombo-Venezolano  y del Caribe de Patología coincidiendo con el 36 Congreso Colombiano de Patología.  El año próximo, el 2017, once años después, se realizará en la histórica ciudad de Cartagena de Indias el XXXI Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Patología (SLAP), evento que se viene cumpliendo bianualmente desde 1955, en los países hispanoamericanos y que en Venezuela se realizó en Maracaibo el año 1971 y en Caracas en 1989.

Esta curiosa introducción es para contarles algo que probablemente ignoran sobre esta famosa ciudad, Cartagena de Indias, de frente al Mar Caribe, en nuestro hermano país, Colombia. Quiero referirme a la historia de un famoso «Mediohombre» llamado así pues era cojo, tuerto y sin movilidad en un brazo por efecto de las heridas sufridas en toda una vida dedicada al luchar en ejército y la armada de su país. Blas de Lezo y Olavarrieta, quien es ahora considerado uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española, era un marino, nacido en Pasajes (Guipúzcoa), y fue capaz de vencer, con seis navíos y 2.830 hombres, la colosal resistencia del almirante Edward Vernon, con sus 180 navíos y casi 25.000 hombres…  
 
En la ciudad de Cartagena de Indias,  el año 1741 se conoce como “La Batalla de Cartagena de Indias” la cual decidió el futuro de un largo conflicto que involucró a diversos contendientes (españoles, colombianos, británicos, norteamericanos y franceses). Los británicos, de los que formaba parte un regimiento de colonos norteamericanos, quizás el primer antecedente del afamado Cuerpo de Marines USA, y tenía entre sus filas al capitán Lawrence Washington, hermano del primer presidente de EEUU, estaba listo para enfrentarse a un reducido grupo de 2.700 españoles y colombianos y siete navíos que defendían la ciudad amurallada. Al Mando de las tropas del virrey de Nueva Granada Sebastián de Eslava, estaba el del tuerto, cojo y manco marino gipuzkoano Blas de Lezo, y se enfrentaba al vicealmirante y a la vez diputado del parlamento inglés Edward Vernon. 

En marzo y mayo del año anterior, Vernon había bombardeado la ciudad de Cartagena de Indias, entonces al mando de D. Blas de Lezo y el heroico “Mediohombre”, tomó medidas  para mejorar la calidad de baluartes y baterías, y la eficacia de sus fuegos. Cuando el virrey de la Nueva Granada, D. Sebastián de Eslava, tuvo conocimientos de la venida en fuerza de Vernon para tratar de conquistar Cartagena, como la plaza se hallaba sin Gobernador militar, decidió tomar personalmente el mando de la defensa. Eslava montó, en principio, un frente de mar en el cual, a las órdenes de Don Blas de Lezo, se integraron todos los fuertes y castillos de la costa inmediata a Bocachica, paso escogido finalmente por el enemigo para forzar la entrada en bahía. Bocagrande, por aquella época, se encontraba impracticable por falta de calado y la vecindad de la ciénaga de Tesca y caño de Juan de Angola a la Boquilla, desaconsejaron al almirante Vernon desembarcar por esa parte como en principio se había proyectado. El día 13 de Marzo de 1741 los atónitos neogranadinos residentes en Cartagena, divisaron en el horizonte 135 velas, de las cuales  36 eran navíos  “of the line” y el resto transportes. Y comenzó la gran función de  Cartagena de Indias.


El coronel de Ingenieros D. Carlos Desnaux fue nombrado segundo de Don Blas, con su puesto de mando en el castillo de  San Luis de Bocachica y el capitán de Batallones de Marina D. Lorenzo de Alderete y Barrientos tomó el mando de los fuertes de  “San Felipe” y “Santiago” con dependencia directa del anterior. Don Blas fondeó en Bocachica a cuatro de sus navíos, izando su insignia en el Galicia desde el cual dirigió las operaciones durante los primeros 17 días del asedio, fundamentales días que minaron la resistencia inglesa por la tenaz defensa española, el daño que sufrieron del fuego de buques y baluartes, y por el insano clima tropical. Los otros dos navíos quedaron fondeados ante Bocagrande. Don Blas utilizó diversas embarcaciones mercantes, que se encontraban en bahía, para diversos cometidos logísticos y de enlace entre sus diferentes fuerzas, y llegó a armar una de ellas con 30 cañones. El plan inicial del enemigo preveía desembarcar en la orilla Sur de la Boquilla para, tras vadear el caño de Juan de Angola, tomar la Quinta y atacar desde allí, el castillo de San Felipe de Barajas o San Lázaro, al tiempo que otro destacamento se hacía cargo de la desembocadura del Sinú, en Pasacaballos, para cortar totalmente los abastecimientos a la Ciudad y así poderla rendirla por hambre.  

Vernon zarpó de Jamaica el día 7 de febrero de 1741 (las operaciones de salida habían comenzado el día 3 en que salió la 1ª de las 3 divisiones en que se organizó la escuadra) en demanda de Guadalupe para cerciorarse de que la escuadra francesa estaba en Port Louis y seguramente con intención de destruirla para no dejar enemigos a barlovento pero, tras ciertos errores en las informaciones que recabó, llegó a la certidumbre de que Antin había zarpado para Europa el mismo día en que él lo había hecho de Jamaica. Tras reunir Consejo de Guerra de oficiales generales, arrumbó a Cartagena. El día 9 de Marzo, Vernon destacó al Capitán de Navío Knowles con los navíos Wermouth y Experiment, y la corbeta Spencer, a reconocer la costa cartagenera para preparar la recalada y elegir fondeaderos para escuadra y convoy. Los informes que rindió Knowles, indicarían seguramente sobre los terrenos pantanosos que rodean la ciénaga de Tesca y la falta de fondeaderos abrigados en las costas inmediatas a la hermosa bahía, detalles que le hicieron cambiar el plan inicial, pasando a primera prioridad el forzamiento de Bocachica y la ocupación de dicha bahía, antes del definitivo asalto a la Plaza. Esta división Knowles, fondeó el día 13 del mismo mes al abrigo de Punta Canoa. Ese mismo día comenzó D. Blas de Lezo a redactar su diario, en el cual anotó lo que dispuso y ordenó para preparar la defensa y los informes y órdenes que recibió, las fricciones y disentimientos que tuvo con el Virrey y el detalle de las operaciones.

El día 15 de marzo la escuadra inglesa y el convoy de tropas, quedaron fondeados en Playa Grande. Don Blas de Lezo, se dirigió, al día siguiente a Bocachica embarcando en su insignia y  halló los baluartes y castillos: “…faltos de un todo, e inmediatamente di providencia de enviar a todos víveres y gente, pólvora, balas, cartuchos…” Ese mismo día 16, el enemigo efectuó una diversión sobre la Boquilla con múltiples movimientos de lanchas y botes, pero los españoles se dieron cuenta enseguida del amago y D. Blas se ocupó en mejorar el estado de defensa de su frente. El día 20, Lezo percibió francamente que el enemigo intentaría forzar Bocachica y, efectivamente, a las 11:00 horas de ese mismo día, dos navíos ingleses comenzaron a batir los fuertes de San Felipe y Santiago, iniciándose las operaciones de Bocachica que terminarán el día 5 de Mayo con la retirada de las fuerzas españolas supervivientes a la ciudad de Cartagena y el hundimiento de los cuatro buques que apuraron hasta el límite de lo imposible la defensa de aquella bocana. La precipitación con que se dio la orden de retirada del fuerte de San Luis de Bocachica, estropeó, en parte, la disposición que había tomado Lezo para cegar la canal con el sacrificio de sus buques; no obstante, para los ingleses fue una dura proeza marinera entrar en bahía espiándose y ayudándose con embarcaciones menores. 


Entre las muchas críticas que vierte D. Blas de Lezo en su diario, sobre esta fase de la lucha muestra su clara visión sobre la debilidad de las operaciones anfibias en el momento mismo del desembarco, cuando el defensor debe de echar el resto para no dejar pisar la orilla a los asaltantes. Usar las reservas con agilidad, multiplicarse para no ignorar el desembarco de cualquier destacamento, impedir el desembarco de la artillería de sitio…. talar para impedir al enemigo el abrigo del bosque, arpillerar para proteger a los sirvientes de la artillería propia, y sobre todo “atacar” a los primeros destacamentos desembarcados con energía y decisión. Esto fue lo que él recomendó y en lo que, al parecer, no fue escuchado, sin embargo su numantina obstinación en la defensa contribuyó al posterior triunfo en San Lázaro. Los diecisiete días de resistencia en Bocachica, más las dificultades que los buques ingleses tuvieron  para entrar en puerto, hicieron que el grueso de las tropas inglesas no pudiesen desembarcar en el Tejar de Gracia hasta el Domingo día 16 de Abril. En ese mes y tres días, además de las numerosas bajas habidas en combate, la fuerza inglesa sufrió mucho por las enfermedades y el terrible clima tropical al que no estaba acostumbrada.

El Domingo día 9 de Abril fue decisivo en la historia de esta defensa de Cartagena y  las decisiones que tomó ese día el virrey Eslava motivaron una profunda amargura en Don Blas de Lezo, el cual expuso que:  … (para él) era muy sensible se abandonasen el castillo ( por recomendación de Desnaux) y navíos sin la defensa correspondiente y sin que los enemigos nos precisasen á lo que me respondió que siendo el remedio único (como todos lo decían) de que echados á pique los dos navíos se cerraba el canal pa que no pudiesen entrar los enemigos… a batir esta ciudad…”.    Vernon, tras ablandar  lo que pudo las defensas de los fuertes que defendían la ciudad por el sur-oeste, ordenó el desembarco en la Isla de Manga para la operación que preveía finalizar con la toma de Cartagena. A las 7 de la noche del domingo, día 16 de Abril, desembarcaron 1.400 hombres a los que se incorporaron en tierra 200 americanos y un destacamento de negros los cuales ocuparon La Quinta y el convento de La Popa,  preparando a continuación el asalto a San Felipe de Barajas o San Lázaro. Dado el tiempo transcurrido desde el comienzo de las operaciones, la impaciencia del almirante inglés y sus graves desavenencias con el Jefe de la fuerza de desembarco General Wentworth  no esperaron a tener la artillería de sitio dispuesta para abrir brecha y los ingleses, con la valentía que les caracteriza, se lanzaron cuesta arriba, en las primeras horas de la mañana del día 21 de Abril, al asalto del castillo de San Lázaro por la parte de la quebrada del Cabrero, que estaba defendida por dos piquetes de Marina y tres del regimiento de Aragón, siendo derrotados por nuestras fuerzas. A pesar de las desavenencias entre Don Sebastián Eslava y D Blas de Lezo, éste, utilizó  juiciosamente sus escasas reservas y, ya en la tarde, el enemigo huía precipitadamente dejando en el campo 170 muertos y 459 heridos que, según el relato inglés, fueron tratados con la mayor humanidad por los españoles. 

El día 30 de Abril, a petición del mando inglés, se realizó un canje de prisioneros y por estos los mandos españoles se enteraron de que los ingleses habían proyectado un segundo ataque a San Felipe de Barajas más desistieron debido a que la tropa se negó a realizarlo: “… por lo que hubo necesidad de retirarla de tierra después de diezmarla, pasando por las armas 50 hombres por desobediencia manifiesta ante el enemigo”. Quizás la cifra sea exagerada pero no cabe duda  que los ingleses estaban derrotados, habían perdido la voluntad de combatir. Vernon para cubrir la avalancha de críticas que presentía se le vendría encima, pues tras haber entrado en bahía creyó el caso resuelto y había despachado a Londres una fragata comunicando la victoria y habían empezado a circular las famosas monedas acuñadas con la “humillación española”, hizo armar en batería flotante al maltratado Galicia y montó un bombardeo que fue rechazado tan enérgicamente que el pobre ex -insignia de Lezo se fue a pique. En vista de la imposibilidad de tomar la ciudad los ingleses tocaron retirada y tras reembarcar a las tropas, enfermos y heridos, zarparon para Jamaica.

El escorbuto en la mar, la falta de aguada, que se palió en parte cuando la escuadra inglesa entró en bahía, los mosquitos en tierra y las conocidas enfermedades tropicales: fiebre amarilla (o vómito negro), malaria, disenterías tropicales, etc., ablandaron a los ingleses más de lo que podían imaginar.  Las líneas logísticas no estuvieron bien montadas, los destacamentos que enviaron al interior para procurar alimentación fresca no tuvieron éxito, las discusiones por los repartos de agua y comida entre marinería y tropa minaron la moral de los combatientes, de cualquier forma es de admirar la valiente carga inglesa, cuesta arriba, en plena noche y con el material para escalar los muros de San Felipe de Barajas al hombro que, hecha por infantes, recuerda la inutilidad de la hecha por su caballería en Balaclava en el Siglo siguiente. Las pérdidas totales de los ingleses se evaluaron en: -Seis navíos incendiados por ellos mismos al quedar inservibles.-Diecisiete malparados.-9.000 bajas-Gastaron 18.000 balas de cañón y 6.068 bombas. Las pérdidas españolas:-Seis navíos auto-hundidos-Seiscientas bajas
 
COROLARIO, o Cest la vie!!! :   
el 8 y el 28 de Junio, el Virrey Eslava escribió sendas cartas censurando y previniendo a S.M. el Rey contra Don Blas de Lezo, fruto de ellas fue la R.O. de 21 de Octubre del mismo 1741, destituyendo a Lezo que, como había fallecido el 7 de Septiembre del mes anterior, nunca se enteró de tal injusticia.



En la fachada de la Diputación Foral de Gipuzkoa, situada en San Sebastian, se encuentra desde 1885 un busto de Blas de Lezo, oriundo de Pasajes.



Maracaibo, 15 de mayo del año 2016, para el blog: lapestelocablogspot.com

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