CARTAGENA DE INDIAS Y DON
BLAS DE LEZO
El año 2006 nos reunimos en Cartagena de Indias por iniciativa del Dr.
Enrique López Loyo quien era para la época el presidente de la Sociedad
Venezolana de Anatomía Patológica y por su iniciativa se había organizado el 1er
Congreso Ibero-Colombo-Venezolano y del
Caribe de Patología coincidiendo con el 36 Congreso Colombiano de Patología. El año próximo, el 2017, once años después, se
realizará en la histórica ciudad de Cartagena de Indias el XXXI Congreso de la Sociedad
Latinoamericana de Patología (SLAP), evento que se viene cumpliendo bianualmente
desde 1955, en los países hispanoamericanos y que en Venezuela se realizó en
Maracaibo el año 1971 y en Caracas en 1989.
Esta curiosa introducción es para contarles algo que probablemente
ignoran sobre esta famosa ciudad, Cartagena de Indias, de frente al Mar Caribe,
en nuestro hermano país, Colombia. Quiero referirme a la historia de un famoso
«Mediohombre» llamado así pues era cojo, tuerto y sin movilidad en un brazo por
efecto de las heridas sufridas en toda una vida dedicada al luchar en ejército
y la armada de su país. Blas de Lezo y Olavarrieta, quien es ahora considerado
uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española, era un
marino, nacido en Pasajes (Guipúzcoa), y fue capaz de vencer, con seis navíos y
2.830 hombres, la colosal resistencia del almirante Edward Vernon, con sus 180
navíos y casi 25.000 hombres…
En la ciudad de Cartagena de Indias, el año 1741 se conoce como “La Batalla de Cartagena
de Indias” la cual decidió el futuro de un largo conflicto que involucró a
diversos contendientes (españoles, colombianos, británicos, norteamericanos y
franceses). Los británicos, de los que formaba parte un regimiento de colonos
norteamericanos, quizás el primer antecedente del afamado Cuerpo de Marines
USA, y tenía entre sus filas al capitán Lawrence Washington, hermano del primer
presidente de EEUU, estaba listo para enfrentarse a un reducido grupo de 2.700
españoles y colombianos y siete navíos que defendían la ciudad amurallada. Al
Mando de las tropas del virrey de Nueva Granada Sebastián de Eslava, estaba el
del tuerto, cojo y manco marino gipuzkoano Blas de Lezo, y se enfrentaba al
vicealmirante y a la vez diputado del parlamento inglés Edward Vernon.
En marzo y
mayo del año anterior, Vernon había bombardeado la ciudad de Cartagena de
Indias, entonces al mando de D. Blas de Lezo y el heroico “Mediohombre”, tomó
medidas para mejorar la calidad de
baluartes y baterías, y la eficacia de sus fuegos. Cuando el virrey de la Nueva
Granada, D. Sebastián de Eslava, tuvo conocimientos de la venida en fuerza de
Vernon para tratar de conquistar Cartagena, como la plaza se hallaba sin
Gobernador militar, decidió tomar personalmente el mando de la defensa. Eslava
montó, en principio, un frente de mar en el cual, a las órdenes de Don Blas de
Lezo, se integraron todos los fuertes y castillos de la costa inmediata a
Bocachica, paso escogido finalmente por el enemigo para forzar la entrada en
bahía. Bocagrande, por aquella época, se encontraba impracticable por falta de
calado y la vecindad de la ciénaga de Tesca y caño de Juan de Angola a la
Boquilla, desaconsejaron al almirante Vernon desembarcar por esa parte como en
principio se había proyectado. El día 13 de Marzo de 1741 los atónitos
neogranadinos residentes en Cartagena, divisaron en el horizonte 135 velas, de
las cuales 36 eran navíos “of the line” y el resto transportes. Y
comenzó la gran función de Cartagena de
Indias.
El coronel de
Ingenieros D. Carlos Desnaux fue nombrado segundo de Don Blas, con su puesto de
mando en el castillo de San Luis de
Bocachica y el capitán de Batallones de Marina D. Lorenzo de Alderete y
Barrientos tomó el mando de los fuertes de
“San Felipe” y “Santiago” con dependencia directa del anterior. Don Blas
fondeó en Bocachica a cuatro de sus navíos, izando su insignia en el Galicia
desde el cual dirigió las operaciones durante los primeros 17 días del asedio,
fundamentales días que minaron la resistencia inglesa por la tenaz defensa española,
el daño que sufrieron del fuego de buques y baluartes, y por el insano clima
tropical. Los otros dos navíos quedaron fondeados ante Bocagrande. Don Blas
utilizó diversas embarcaciones mercantes, que se encontraban en bahía, para
diversos cometidos logísticos y de enlace entre sus diferentes fuerzas, y llegó
a armar una de ellas con 30 cañones. El plan inicial del enemigo preveía
desembarcar en la orilla Sur de la Boquilla para, tras vadear el caño de Juan
de Angola, tomar la Quinta y atacar desde allí, el castillo de San Felipe de
Barajas o San Lázaro, al tiempo que otro destacamento se hacía cargo de la
desembocadura del Sinú, en Pasacaballos, para cortar totalmente los
abastecimientos a la Ciudad y así poderla rendirla por hambre.
Vernon zarpó
de Jamaica el día 7 de febrero de 1741 (las operaciones de salida habían
comenzado el día 3 en que salió la 1ª de las 3 divisiones en que se organizó la
escuadra) en demanda de Guadalupe para cerciorarse de que la escuadra francesa
estaba en Port Louis y seguramente con intención de destruirla para no dejar
enemigos a barlovento pero, tras ciertos errores en las informaciones que
recabó, llegó a la certidumbre de que Antin había zarpado para Europa el mismo
día en que él lo había hecho de Jamaica. Tras reunir Consejo de Guerra de
oficiales generales, arrumbó a Cartagena. El día 9 de Marzo, Vernon destacó al
Capitán de Navío Knowles con los navíos Wermouth y Experiment, y la corbeta
Spencer, a reconocer la costa cartagenera para preparar la recalada y elegir
fondeaderos para escuadra y convoy. Los informes que rindió Knowles, indicarían
seguramente sobre los terrenos pantanosos que rodean la ciénaga de Tesca y la
falta de fondeaderos abrigados en las costas inmediatas a la hermosa bahía, detalles
que le hicieron cambiar el plan inicial, pasando a primera prioridad el
forzamiento de Bocachica y la ocupación de dicha bahía, antes del definitivo
asalto a la Plaza. Esta división Knowles, fondeó el día 13 del mismo mes al
abrigo de Punta Canoa. Ese mismo día comenzó D. Blas de Lezo a redactar su
diario, en el cual anotó lo que dispuso y ordenó para preparar la defensa y los
informes y órdenes que recibió, las fricciones y disentimientos que tuvo con el
Virrey y el detalle de las operaciones.
El día 15 de
marzo la escuadra inglesa y el convoy de tropas, quedaron fondeados en Playa
Grande. Don Blas de Lezo, se dirigió, al día siguiente a Bocachica embarcando
en su insignia y halló los baluartes y
castillos: “…faltos de un todo, e
inmediatamente di providencia de enviar a todos víveres y gente, pólvora,
balas, cartuchos…” Ese mismo día 16, el enemigo efectuó una diversión sobre
la Boquilla con múltiples movimientos de lanchas y botes, pero los españoles se
dieron cuenta enseguida del amago y D. Blas se ocupó en mejorar el estado de
defensa de su frente. El día 20, Lezo percibió francamente que el enemigo
intentaría forzar Bocachica y, efectivamente, a las 11:00 horas de ese mismo
día, dos navíos ingleses comenzaron a batir los fuertes de San Felipe y
Santiago, iniciándose las operaciones de Bocachica que terminarán el día 5 de
Mayo con la retirada de las fuerzas españolas supervivientes a la ciudad de
Cartagena y el hundimiento de los cuatro buques que apuraron hasta el límite de
lo imposible la defensa de aquella bocana. La precipitación con que se dio la
orden de retirada del fuerte de San Luis de Bocachica, estropeó, en parte, la
disposición que había tomado Lezo para cegar la canal con el sacrificio de sus
buques; no obstante, para los ingleses fue una dura proeza marinera entrar en
bahía espiándose y ayudándose con embarcaciones menores.
Entre las
muchas críticas que vierte D. Blas de Lezo en su diario, sobre esta fase de la
lucha muestra su clara visión sobre la debilidad de las operaciones anfibias en
el momento mismo del desembarco, cuando el defensor debe de echar el resto para
no dejar pisar la orilla a los asaltantes. Usar las reservas con agilidad,
multiplicarse para no ignorar el desembarco de cualquier destacamento, impedir
el desembarco de la artillería de sitio…. talar para impedir al enemigo el
abrigo del bosque, arpillerar para proteger a los sirvientes de la artillería
propia, y sobre todo “atacar” a los
primeros destacamentos desembarcados con energía y decisión. Esto fue lo que él
recomendó y en lo que, al parecer, no fue escuchado, sin embargo su numantina
obstinación en la defensa contribuyó al posterior triunfo en San Lázaro. Los
diecisiete días de resistencia en Bocachica, más las dificultades que los
buques ingleses tuvieron para entrar en
puerto, hicieron que el grueso de las tropas inglesas no pudiesen desembarcar
en el Tejar de Gracia hasta el Domingo día 16 de Abril. En ese mes y tres días,
además de las numerosas bajas habidas en combate, la fuerza inglesa sufrió
mucho por las enfermedades y el terrible clima tropical al que no estaba
acostumbrada.
El Domingo
día 9 de Abril fue decisivo en la historia de esta defensa de Cartagena y las decisiones que tomó ese día el virrey
Eslava motivaron una profunda amargura en Don Blas de Lezo, el cual expuso
que: “… (para él) era muy sensible
se abandonasen el castillo ( por recomendación de Desnaux) y navíos sin la
defensa correspondiente y sin que los enemigos nos precisasen á lo que me
respondió que siendo el remedio único (como todos lo decían) de que echados á
pique los dos navíos se cerraba el canal pa que no pudiesen entrar los
enemigos… a batir esta ciudad…”.
Vernon, tras ablandar lo que pudo
las defensas de los fuertes que defendían la ciudad por el sur-oeste, ordenó el
desembarco en la Isla de Manga para la operación que preveía finalizar con la
toma de Cartagena. A las 7 de la noche del domingo, día 16 de Abril,
desembarcaron 1.400 hombres a los que se incorporaron en tierra 200 americanos
y un destacamento de negros los cuales ocuparon La Quinta y el convento de La
Popa, preparando a continuación el
asalto a San Felipe de Barajas o San Lázaro. Dado el tiempo transcurrido desde
el comienzo de las operaciones, la impaciencia del almirante inglés y sus
graves desavenencias con el Jefe de la fuerza de desembarco General
Wentworth no esperaron a tener la
artillería de sitio dispuesta para abrir brecha y los ingleses, con la valentía
que les caracteriza, se lanzaron cuesta arriba, en las primeras horas de la
mañana del día 21 de Abril, al asalto del castillo de San Lázaro por la parte
de la quebrada del Cabrero, que estaba defendida por dos piquetes de Marina y
tres del regimiento de Aragón, siendo derrotados por nuestras fuerzas. A pesar
de las desavenencias entre Don Sebastián Eslava y D Blas de Lezo, éste,
utilizó juiciosamente sus escasas
reservas y, ya en la tarde, el enemigo huía precipitadamente dejando en el
campo 170 muertos y 459 heridos que, según el relato inglés, fueron tratados
con la mayor humanidad por los españoles.
El día 30 de
Abril, a petición del mando inglés, se realizó un canje de prisioneros y por
estos los mandos españoles se enteraron de que los ingleses habían proyectado
un segundo ataque a San Felipe de Barajas más desistieron debido a que la tropa
se negó a realizarlo: “… por lo que hubo
necesidad de retirarla de tierra después de diezmarla, pasando por las armas 50
hombres por desobediencia manifiesta ante el enemigo”. Quizás la cifra sea
exagerada pero no cabe duda que los
ingleses estaban derrotados, habían perdido la voluntad de combatir. Vernon
para cubrir la avalancha de críticas que presentía se le vendría encima, pues
tras haber entrado en bahía creyó el caso resuelto y había despachado a Londres
una fragata comunicando la victoria y habían empezado a circular las famosas
monedas acuñadas con la “humillación española”, hizo armar en batería flotante
al maltratado Galicia y montó un bombardeo que fue rechazado tan enérgicamente
que el pobre ex -insignia de Lezo se fue a pique. En vista de la imposibilidad
de tomar la ciudad los ingleses tocaron retirada y tras reembarcar a las
tropas, enfermos y heridos, zarparon para Jamaica.
El escorbuto
en la mar, la falta de aguada, que se palió en parte cuando la escuadra inglesa
entró en bahía, los mosquitos en tierra y las conocidas enfermedades
tropicales: fiebre amarilla (o vómito negro), malaria, disenterías tropicales,
etc., ablandaron a los ingleses más de lo que podían imaginar. Las líneas logísticas no estuvieron bien montadas,
los destacamentos que enviaron al interior para procurar alimentación fresca no
tuvieron éxito, las discusiones por los repartos de agua y comida entre
marinería y tropa minaron la moral de los combatientes, de cualquier forma es
de admirar la valiente carga inglesa, cuesta arriba, en plena noche y con el
material para escalar los muros de San Felipe de Barajas al hombro que, hecha
por infantes, recuerda la inutilidad de la hecha por su caballería en Balaclava
en el Siglo siguiente. Las pérdidas totales de los ingleses se evaluaron en: -Seis
navíos incendiados por ellos mismos al quedar inservibles.-Diecisiete
malparados.-9.000 bajas-Gastaron 18.000 balas de cañón y 6.068 bombas. Las
pérdidas españolas:-Seis navíos auto-hundidos-Seiscientas bajas
COROLARIO, o Cest la vie!!!
:
el 8 y el 28 de Junio, el Virrey
Eslava escribió sendas cartas censurando y previniendo a S.M. el Rey contra Don
Blas de Lezo, fruto de ellas fue la R.O. de 21 de Octubre del mismo 1741,
destituyendo a Lezo que, como había fallecido el 7 de Septiembre del mes
anterior, nunca se enteró de tal injusticia.
En la fachada de
la Diputación Foral de Gipuzkoa, situada en San Sebastian,
se encuentra desde 1885 un busto de Blas de Lezo, oriundo de Pasajes.
Maracaibo, 15 de mayo del año 2016, para el blog: lapestelocablogspot.com
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