viernes, 22 de agosto de 2025

Epitelio-mesénquima y cáncer


Este breve artículo, no pretende dictar una compleja charla de biología molecular sobre la importante zona de transición que existe entre un tumor epitelial (cáncer) y el tejido normal donde están “ancladas” esas células que usualmente reposan limitadas por su membrana basal. El tejido epitelial está formado por una o varias capas de células unidas entre sí y sus tumores malignos, los denominados, carcinomas, son los más comunes de todos los cánceres epiteliales.

En sus diferentes tipos celulares, hay que incluir a numerosas células no neoplásicas que constituyen el estroma y representan alrededor del 90% de cualquier masa tumoral. Estos tipos celulares que forman el estroma son fibroblastos, células endoteliales, células de músculo liso, adipocitos, macrófagos y linfocitos, entre otras... Brevemente veremos cómo tanto ellas como las epiteliales se modificarán en este espacio de transición mientras “se malignizan”.

Las células tumorales o transformadas desarrollarán una red de vasos linfáticos y sanguíneos para cubrir sus necesidades metabólicas en un fenómeno denominado linfangiogénesis y angiogénesis. Si las células tumorales pasan al sistema circulatorio, pueden penetrar en un tejido distal al tumor primario, y esta extravasación dará lugar a las micrometástasis.

La progresión tumoral de los carcinomas dependerá de la capacidad de invasión de las células tumorales epiteliales. En los estadios tempranos de la invasión ellas sufren múltiples alteraciones al someterse al proceso que se ha denominado de “transición epitelio-mesénquima” (TEM). La adquisición de capacidades propias de células mesenquimáticas por parte de las células epiteliales, implica la progresión maligna de las mismas a través de un proceso biológico de ir perdiendo los marcadores celulares epiteliales, su polaridad, y las uniones célula-célula, con cambios en la morfología celular y en el citoesqueleto, que llevan a las células a perder el fenotipo epitelial y adquirir una morfología similar a los fibroblastos con otras capacidades de migración e invasión celular.

Estos cambios en los límites epitelio-mesénquima, están acompañados por la pérdida de los marcadores epiteliales en las células, tales como caderina-E, zónula occludens-1 y las citoqueratinas, con un incremento de marcadores mesenquimáticos que incluyen caderina-N, vimentina, actina de músculo liso, y proteína-1 específica de fibroblastos, además de la producción de componentes de matriz extracelular como colágeno tipo I y fibronectina.

La desestabilización del complejo caderina-E/catenina, conducirá a provocar una acumulación citoplasmática de catenina, la cual es capaz de translocarse al núcleo y comenzar a expresar genes que codifican proteínas con un importante papel oncogénico, tales como ciclina D1, que son proteínas para el control de la progresión de la fase G1 a la fase S de multiplicación celular, e igualmente: c-Myc, un protooncogen, que es muy importante en la inducción del proceso de transición epitelio-mesénquima. 

Este es un proceso que es transitorio y puede ser reversible, es decir, las células epiteliales que han adquirido capacidades y fenotipos mesenquimáticos pueden revertir el proceso, y volver a su estado epitelial original, bien diferenciado, a través del procedimiento inverso denominado Transición mesénquima-epitelio (TME), que también es transitorio y reversible, un fenómeno que recibe el nombre genérico de plasticidad epitelial.

Las mutaciones de la línea germinal del gen CDH1 predisponen a un individuo al cáncer, y la inactivación posterior del segundo alelo de la cadherina-E es desencadenada por metilación, mutación o pérdida de heterocigosidad (LOH); todos estos son fenómenos que conducen al cáncer.

La cadherina-E es una molécula de adhesión célula-célula dependiente de calcio que juega un papel crucial en el establecimiento de la arquitectura epitelial y el mantenimiento de la polaridad y diferenciación celular. La caderina-E, es la mejor caracterizada de las uniones adherentes en células epiteliales de mamíferos. La caderina-E es un supresor de tumores, y su pérdida de expresión es un indicador de la transición epitelio-mesénquima (TEM).

Estos cambios están asociados a estadios tempranos de la invasión y las metástasis, y a un menor grado de diferenciación, un peor pronóstico clínico. La pérdida de regulación de la caderina-E en las uniones adherentes es por esto muy importante, ya que marca los estadios tempranos del cáncer antes que ocurra la metástasis.

La reorganización del citoesqueleto de actina durante la progresión tumoral, va a ser el paso clave en la adquisición de capacidades migratorias e invasivas de las células tumorales que promoverán las metástasis. Se ha observado una sustitución de la citoqueratina presente en los filamentos intermedios por vimentina, durante la TEM1. Los microtúbulos van a ser los elementos que proporcionan la fuerza motora necesaria para la migración celular durante la progresión tumoral, ya que ellos se distribuyen uniformemente en el citoplasma de las células epiteliales no transformadas, mientras que las protrusiones de la membrana celular, debido a la TEM son estructuras que se sabe están asociadas a los microtúbulos.

Los niveles de caderina-E para mantener la adhesión celular dependen del balance entre la síntesis y la degradacion2. Existe una correlación inversa entre los niveles de caderina-E, el estadio del tumor y la tasa de mortalidad, aunque en algunos tumores bien diferenciados se exprese la caderina-E. Sobre la migración de las células mesenquimáticas, se sabe que una vez que ha ocurrido la TEM, ellas invaden la membrana basal y sintetizan la matriz de fibronectina, la cual va a proporcionar una vía para la migración de estas células durante la transición epitelio-mesénquima, manteniendo el fenotipo mesenquimático.

Finalmente… Es importante precisar cuáles son las señales micro ambientales inductoras de la TEM, ya que ellas serán las que permiten cambios en las células y las hacen sensibles a tales señales, y son necesarias para determinar los mecanismos de señalización dentro de las células epiteliales que ordenan a los diversos programas de TEM.

Obtenidos estos conocimientos, ellos pueden ser trasladados a la práctica clínica a través de una oncología de precisión que se basará en analizar el perfil genético, clínico y molecular de cada paciente, para posteriormente poder definir un tratamiento personalizado, con las mayores posibilidades de éxito, contribuyendo de esta forma a mejorar su calidad de vida y su supervivencia.

Breves referencias:

1-Sun BO y col. Role of cellular cytoskeleton in epithelialmesenchymal transition process during cancer progression. Biomed Rep 2015; 3(5):603-610).

2-Berx G, Cleton-Jansen A, Strumane K, et al. La E-cadherina se inactiva en la mayoría de los cánceres de mama lobulillares invasivos humanos mediante mutaciones de truncamiento en su dominio extracelular. Oncogene. 1996;13(9):1919–1925.

Maracaibo, viernes 22 de agosto del año 2025

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