martes, 8 de abril de 2014

Primera parte del CAPITULO 12 de "El año de la lepra"



El año de la lepra
 Jorge García Tamayo, 2011
Capítulo 12
Con la partida de Ruth hacia la capital, tras la muerte de su madre dejé de visitar a los Romero. Rubén se había marchado a estudiar en los Estados Unidos y yo volví a caer en mis tempranos conflictos existenciales. Había abandonado el Derecho para estudiar solamente Letras, por lo que estaba consciente de que las perspectivas de ganar dinero cuando me graduase no eran muy halagadoras. Me tracé como meta, la búsqueda de horizontes que quizás me abrirían una carrera como escritor, así que me inicié con la escritura de historias cortas sobre personajes comunes, logré un espacio semanal en uno de los diarios locales y más en serio redacté algún ensayo sobre la literatura en general. La lucha mía personal estaba planteada en lograr donde publicar. Por otra parte, busque compartir mis inquietudes con algún ser que me pudiese tomar en cuenta seriamente. Si hubiese sido bebedor creo que me habría transformado en un borrachín, lo digo porque fueron bastante los tropiezos y en aquellos meses cuando tuve que lidiar con un par de compañeros en situaciones similares, pensé en aquello de “somos burros del mismo pelaje, nos juntaremos para rascarnos”, puesto que algunos lidiaban con problemas personales difíciles, problemas con chicas o con mujeres ya mayores, cuyos desasosiegos llegaron a inspirarme temor y afortunadamente me valieron para crear algunos personajes de mis breves narraciones, algunas de ellas, por cierto, por allí han sido publicadas más como ejercicios narrativos que como verdaderos cuentos. La literatura se transformó para mí en un credo y leyendo y garrapateando cuartillas, durante varios años, mientras era estudiante y más tarde, los que pudieran parecer de bohemia siento que en medio de la desesperanza y la irresolución los disfruté ad libitum. Es posible que todas estas cosas, hayan hecho de mí un tipo con más cerebro e imaginación que un hombre de acción y con gran arrojo personal, y esto lo pensé especialmente cuando me tocó enfrentar situaciones reales, esas que son comunes para sobrevivir, como pagar una renta y comprar comida con un exiguo salario. Me hacían mucha falta los consejos de Carmen Luisa. ¡Cuanto me hubiese ayudado para adquirir cierto grado de seguridad en mi trato con las mujeres! Acepto que mis intentos de conquistar a jóvenes féminas durante mis estudios y en ocasiones después, fueron fallidos, no creo que haya sido por mi físico, no soy un Adonis, pero tampoco era un adefesio, pero así fue como marcharon las cosas para mí. Llegó el momento de tomar una trascendental decisión y, luego de pensarlo y madurarlo durante varios años, me lancé a la aventura de la conquista de la pequeña Ruth, a corto plazo y resultó ser casi como la captura de el vellocino de oro y para rematar la jornada con nuestro regreso a una Itaca de fuego, retorno éste que transformó mi vida, y la de ella también, en un oasis casi paradisíaco, que solo comenzó a ensombrecerse, y así lo asumo, cuando comencé a ser asediado por el demonio de los celos.

Retazos del diario de Ruth
4 de marzo, 2002: Querido diario, ya contigo no es aquella, mi vieja relación diaria, la de mis situaciones, ya no sé si escribo para mí, o para ti, y si algunas veces me falta tiempo y dejo pasar los días y hasta transcurren semanas antes de regresar a ti, debo confesarte que en ocasiones me ha provocado dejarte tranquilo, definitivamente. Pero no te abandonaré de nuevo, es una promesa. Las cosas, podría decirse que andan bien, por un lado, en el trabajo con el profesor Korzeniowski, que es algo subyugante, estoy aprendiendo cada vez más. El manejo de los animales y los experimentos con la cuantificación de los bacilos de lepra, con datos novedosos. Me da la impresión de que estamos encima del mycobacterium leprae una bacteria que no es cultivable y de allí las  dificultades para su investigación. El examen de la respuesta en los diferentes hospederos tiene que ser la manera lógica de comprender como funciona la bacteria, de conocer su genoma y de cómo los proteosomas crearán los mecanismos de resistencia microbiana que deben existir para diversas cepas. Éstas variables estarán dentro de cada bacteria y dependerán del genoma de las mismas. Creo que eso lo estamos percibiendo cada vez con mayor claridad. Hemos comenzado trabajando con las almohadillas plantares de ratones y a estos los estamos sometiendo a diversos procedimientos para alterar su respuesta inmune. Todas estas ideas las ha venido madurando mi admirable maestro, el gran Silvester Korzeniowski. En medio de estas razones de trabajo, están las noticias de las cosas que nos suceden en el país, ¡un desastre!, con todos sus alborotos. En la capital, la plaza de Altamira es un foco de disturbios, allí se están reuniendo muchos militares que han decidido renunciar a sus
cargos antes de continuar acatando las ideas del presidente. Creo que sus promesas de perdón y de bondad que él ha expresado no se ven muy claras. Como me gustaría que pudiésemos trabajar en paz y publicar nuestros resultados pronto.

9 de abril, 2002: Querido diario, ya esto no es un diario, parece más bien un parte de guerra. ¡¡Que locura!! Desde el pasado mes de marzo comenzaron a desertar varios militares, ellos se agruparon en la plaza de Altamira de Caracas, y por las noches la gente iba a ese sitio donde se han organizado, hasta vigilias. La gente reza para que las cosas cambien. No sé si esto servirá de algo, papaíto piensa que lo que hace falta es gente con guáramos y él opina que los militares hacen mal en desertar. A pesar de la inestabilidad política que existe desde que comenzó este año, se han reiniciado las marchas, sobretodo en la capital, la gente marcha, llenan las autopistas y las calles ya casi todos los fines de semana, cientos, a veces miles de personas que no están de acuerdo con lo que está haciendo el gobierno. Casi como una consecuencia de
estas cosas el presidente, nada más que anteayer, el día 7, despidió a los gerentes de PDVSA. Lo hizo de una manera cruel, yo diría que fue grotesca e irreverente, por la televisión, como si fuese él un referí de un juego, tocaba un pito como si estuviese en un partido de football y gritaba, ¡fuera! Tan solo dos días han pasado desde que el presidente despidió a los gerentes de PDVSA. Rubén está muy preocupado, él esta sindicado en su trabajo como ingeniero petrolero, y parece que sus opiniones son contrarias a los intereses de algunos políticos que siguen líneas de una nueva gerencia. Rubén está muy bien formado y ocupa un alto cargo en la industria petrolera pero no sabe si a él también lo quitarán de su posición. Es mi hermano mayor, ya casado y con hijos, mis sobrinos lindos, se preparó muy bien en los Estados Unidos, tiene miles de cursos, para mi él es un súper experto en petróleo, y está mal pues se siente en una situación muy inestable. Se han intensificado las marchas y se está convocando a un paro General y a una gran marcha para el 11 de este mes. Mi trabajo en el laboratorio continúa increíblemente interesante, cada vez vamos a cosas más complejas sobre los bacilos de Hansen. Hay cosas nuevas que estamos conociendo sobre el corynebacterium leprae. Víctor ha regresado de la capital, y de inmediato aunque todavía no es oficialmente, ya sabemos que ingresará en el personal del Instituto que conduce el profesor Sarmiento. Él se ha incorporado también al trabajo de investigación con el profesor Silvester Korzeniowski. A mi me ayuda en los experimentos con los cultivos de los bacilos en las almohadillas plantares de los ratones. Brinolfo ha logrado desde finales del año pasado un cargo en el ICLAM, su trabajo es sobre la contaminación del Lago Coquivacoa y los peces. Brino me cuenta que hay mucha gente y poco trabajo, cosas de la política, el director ya no es un científico, es un militar. Alejo no quedó en la secretaría del Colegio y eso lo ha golpeado, estaba muy seguro, no se si fue la política que intervino, pero perdió. Ha reiniciado sus dudas sobre Víctor y mi trabajo. Es algo que no quiero comentar, pero aunque me parece una tontería, en el fondo me preocupa, por él, es decir, por ambos. Está escribiendo de nuevo sus historias, relatos cortos les llama él y yo creo, lo siento, me parece que estas absurdas mortificaciones pueden entorpecer su labor creativa. Yo lo incentivo, cuando quiere me deja que lea sus manuscritos, pero algunas veces anda como un cascarrabias. 15 de abril, 2002: Escribo muy brevemente para resumir una verdadera tragedia nacional. Es para no creer lo que nos está sucediendo. En la capital, hace unos días tan solo, el 11 de este mes, hubo una gran manifestación pública, millones de personas avanzaron hasta el palacio presidencial y hubo una matazón, dicen que fueron francotiradores, pero fue algo horrible, dantesco, disparos y muertos se sucedieron y una podía ver por la TV como iban matando a la gente. Tipos disparando sus armas contra quienes manifestaban, militares disparando como no lo habían hecho desde el Caracazo, era algo increíble, muy triste y se veía todo por la televisión. Al anunciarse que el presidente había renunciado, aparecieron unos militares y unos tipos que parecían banqueros, enfluxados, y decidieron montar un nuevo gobierno pero tan solo unos días después, ya el 13, otros militares se alzaron también y trajeron de vuelta al presidente quien apareció en la tele con un crucifijo en la mano ofreciendo perdonar a todos. Rubén con su mujer y sus hijos se vinieron desde Lagunillas y están viviendo en la casa grande.

20 de julio, 2002: Sergio se comprometió con Zulay. Desde finales del año pasado ya eran novios formales y piensan casarse en unos meses. Bueno, eso dicen ellos. Es que las cosas no andan muy bien. Después del golpe de Estado, todavía hay quien dice que no fue tal golpe y siguen creyendo que todo fue una maniobra, un “autogolpe”, sobretodo, está el tema de la Renuncia, que no es la de Andrés Eloy Blanco, más bien otra que dijo un militar del alto mando, “se le solicitó, la renuncia la cual aceptó”, pero después, reapareció y aquí lo tenemos, como si nada hubiese acontecido y una tal “Comisión de la verdad”, no se concreta, de tal manera que parecemos vivir de puras mentiras. Rubén está atravesando graves problemas en su trabajo. Alejo ha comenzado de nuevo con las peleas al saber que trabajamos juntos Víctor y yo, por más que le explico que es todo su imaginación y que no hay nada entre nosotros. Me asusta solo pensar en proponerle ir a la capital de nuevo para completar la maestría que dejé pendiente y en la cual el profe Korzeniowski cree que podré ayudar a plantear alguna de sus locas teorías sobre la respuesta de cultivos de células de Dasypus ante los bacilos. Ya veremos, pero dudo que Alejo me acepte la idea.

16 de septiembre, 2002: Un día ocurrió algo tan espeluznante que llegué a pensar que el mundo se acabaría pues se tendría que desatar una guerra atómica y toda la humanidad habría de perecer en cuestión de días. Se produjo un atentado terrorista en las torres gemelas de Nueva York, el día 11, hace cinco días y ya sabemos todos que fueron terroristas árabes, lo que parece querer decir que El Islam le está declarando la guerra al mundo cristiano. No se, pero ahora que han transcurrido varios días, y el mundo todavía no reacciona ante el horror de lo que este crimen ha significado. Parece una crueldad pero hay quienes ven con beneplácito que a los Estados Unidos les esté sucediendo algo así y esa actitud, a mi en particular me parece fatal, me suena a fanatismo, a odios reconcentrados, a reconcomios que se basan seguramente en equívocos, o en ideas aupadas por quienes solo tienden a crear maldad y desgracias para todos en este mundo. Para hablar de algo menos cruel querido diario, Eusebio está modificando la casa, eso le entusiasma, pero en el fondo veo que su intención es alojar a Rubén y a Mayra y sus hijos, puesto que ya está en una situación ambigua, como si no pudiera hacer nada en su trabajo. El presidente no ha modificado en mucho su conducta agresiva. Rubén siente que lo van a botar de PDVESA y está muy preocupado. Él cree que lo van a despedir, ya que ahora tienen un nuevo gerente.

10 de diciembre, 2002: Se veían venir cosas muy graves y se produjo un paro General auspiciado por la llamada Coordinadora Democrática, los partidos políticos, la iglesia, Fedecámaras, y el grupo de directivos despedidos de PDVSA denominado “la gente del petróleo”. El paro se inició el 2 de diciembre. Todos los trabajadores de PDVSA se sumaron al paro. El 5 de diciembre la tripulación de un buque petrolero, el “PilinLeón” también se declaró en paro. Se ha paralizado la industria petrolera. En la noche del 6 de diciembre hubo una plomazón en la Plaza de Altamira, tiros, con varios muertos y ahora dicen que un portugués loco es el culpable. Su apellido es Gouveia, y el presidente se refiere a él como “el caballero”.Todas las televisoras muestran estos horrores. Al “caballero Gouveia”, ya lo han puesto preso, tras un cruce de acusaciones entre el gobierno y la oposición quienes alegan que Gouveia es un sicario contratado por el alcalde del Municipio Libertador de Caracas políticamente vinculado al presidente. El gobierno comenzó a importar gasolina del Brasil y hay largas fi las para cargar combustible, todo el país padece por esta situación. Hay “cacerolazos” en todas las ciudades en protesta y las universidades suspendieron clases. Rubén ya está fuera de PDVSA.

20 de febrero, 2003: El día 21 de diciembre del año pasado, ya el gobierno había recuperado el buque “Pilín León” y detuvo a los marinos mercantes en huelga. En realidad el gobierno en el mes de enero retomó el control de la industria petrolera con la ayuda de los empleados que no se sumaron al paro. Nos duele mucho todo cuanto nos ha ocurrido, pero se me ocurre que debo decir que a los venezolanos se nos solicitó el paro y la gente lo acató, pero igual que “la renuncia”, nunca se dio. Así que vivimos una temporada de angustia, con una huelga General indefinida por 62 días y sabemos que el país y PDVSA se paralizaron, con luchas en las calles, con marchas y grupos que se pelearon, muchos rumores y cacerolazos, hasta el momento cuando el gobierno el 23 de enero convocó a una marcha de respaldo, la cual fue masiva, de manera que ya el 3 de febrero pudo decirse formalmente que terminó el paro petrolero. El presidente y la industria han despedido ya a entre 15 y 20.000 trabajadores, quienes como Rubén, quedan en la inopia, sin prestaciones, y casi sin opciones, a pedir ni cacao. Así también, indirectamente perdió Brinolfo su cargo. Por hablar en voz alta, fue despedido del ICLAM. Sergio quien insiste en casarse con Zulay pese a toda esta grave situación, logró para Brinolfo unas supervisiones en varias polleras, unas granjas avícolas de amigos y de algún familiar de Zulay que los conocen a ambos, y que tienen sus instalaciones de cría de pollos por la Cañada y en la Concepción…

***
Debo concretar, ahora ya en la distancia de los hechos cumplidos, algunos aspectos relativos a la conversación que sostuve con el presbítero Omar Yagüe Oliva, en mi casa de habitación, la noche del 3 de diciembre del año 2011.            He preferido no hacerlo de manera coloquial para evitar la necesidad de precisar algunos detalles (me temo que si los coloco como transcritos, tal y como fueron expuestos, podrían acarrear inconvenientes futuros a terceras personas). Inicialmente debo expresar que la confesión que me hiciera el padre Yagüe sobre lo que su sobrino Zacarías decía haber descubierto, realmente me alarmó. Los hechos relatados aparentemente trastocaban el futuro de su “Insula Barataria”. Si lo revelado por Yagüe era cierto (y no tenía yo por que dudar de la sinceridad de quien lucía molesto, pero asustado y al parecer contrito), el proyecto del parque infantil en la isla de Lázaros parecía haberse transformado para él en un monstruoso y complejo asunto. (Evidentemente la situación se le escapaba de las manos a quien hasta el momento parecía ser un hábil, perspicaz y siempre efi ciente negociante, el cura Omar Yagüe). Había pactado con una empresa y (aparentemente sin saberlo) les abría un camino expedito a quienes dirigirían la fabricación de ciertos medicamentos genéricos (esto era lo que estaba en el papel) para tener a la mano un orfanato utilizable con fi nes perversos. De allí a lo inicialmente acordado, había mucho trecho. Ciertamente. Era algo desproporcionado, pensar en que pudiese ser realidad la idea de que alguien quisiera utilizar niños indígenas, huérfanos wayúus, con la finalidad de determinar la eficacia de algunas drogas para poder luego comercializarlas con éxito. (Esto era lo que aparentemente, según Yagüe había detectado su sobrino Zacarías y yo no tenía evidencia alguna que me llevase a ir más allá como para plantearme asuntos relacionados con el plutonio o con la energía nuclear). Tal vez Omar tenía razón al acusarme de ser un fanático contrarevolucionario, enemigo de la robolución en la que supuestamente él creía. No podrás tú, aseverar de momento, si de veras el profesor Arístides había aceptado tu historia. Tú mismo inicialmente no habías creído en Zacarías y solo fue después que te diera a leer la traducción de los protocolos de experimentación sobre diversas drogas, cuando aceptaste la verdad. A pesar de las irónicas insinuaciones del profesor Sarmiento y sus eternas críticas sobre tu proyecto, te parecerá que luego de haberte escuchado con atención había creído en ti y sus palabras seguramente fueron sinceras...
Esto, de un proyecto para aprovechar niños huérfanos para experimentar, a mí, a Arístides, me sonaba como algo ruin, casi insólito, y era justamente lo que aquella noche parecía haber llevado al presbítero Yagüe hasta mi casa, en medio del desespero que lo embargaba luego de de la lectura de los documentos confidenciales traducidos y facilitados por su sobrino Zacarías.
… Preferirás tú, pensar que Arístides, el profe, estuvo más proclive a creer en ti, pero luego tú dudarás y regresarás a preguntarte si por el contrario, él no podría jamás creer en tus palabras. ¿Por qué habría de hacerlo? Él, quien durante años fue tu más decidido adversario, el contestatario opositor de tu proyectada isla de la fantasía, de aquella jauja para los niños, una esperanza de felicidad para los huérfanos, wayúus…
Creí de momentos entender la angustia del cura Yagüe, aunque debo
confesar que no me conmovió (es posible que las diatribas sostenidas previamente con él, durante el curso de varios años, me forzasen a verlo como un personaje poco confiable). Yo le veía como el tipo que clásicamente denominamos “el vivito criollo”, aprovechador de oficio, de apariencia correcta
y hasta circunspecta, pero siempre listo para lograr beneficios económicos en cualquier situación que se hiciese presente. Lamentablemente, esa era la fama que le precedía.
Tú calcularás de momento como habrías podido padecer con terribles consecuencias, por el hecho, tal vez estúpido de haberte atrevido a abrirle tu corazón al profesor. Te preguntarás por tu actuación previa ante el profesor Sarmiento, frente a tu implacable perseguidor, llegaste y lo hiciste. ¿Habrá sido un error? Pero hablaste, sucedió, fueron hechos cumplidos. Entonces, ¿habías acaso claudicado ante tu peor enemigo?, y seguramente esa habrá de ser tu estocada final, con toda seguridad… Tú lo pensarás y te convencerás de que has cometido un error garrafal...
Atormentado lucía Omar quien realmente parecía vivir una situación crítica. Arrastraba la fama de ser un pequeño Midas criollo pero las cuentas no parecían haberle cuadrado bien en el negocio en que se encontraba inmerso.
…Tú regresarás entonces a buscar el hilo negro en la estopa de tus desdichas y no cesará tu mente de volver y volver sobre la figura del General retirado Alcides Henares. Le verás como es él, ¡un muérgano podrido en cobres!, y le dedicarás por instantes especial atención a la imagen de tu amiguito, desdibujada ahora cuando te has enterado de que no le han bastado tus confidencias. Comprenderás ahora, tristemente, cuanto representó todo tu negocio para él y te dolerá su doblez, ¡cuanto ha valido todo para postrarse ante el General! Como uña y mugre, así son, y recién te enteras, tú, ¿y él?, quizá más mugre, o ¿el General mismo?, tan mugre como él, y así, amargamente tendrás que aceptarlo, esta es una nueva pero tremenda percepción, aparentemente ya bien consolidada, a tus espaldas, este viceversa canallesco, es un golpe bajo a tu proyecto, al tremendo negocio de la isla, mas sobretodo, a tu amor propio, a tu amor, que se torna en temor ahora, precisamente en este momento cuando sientes haber flaqueado emocionalmente, cuanto te has expuesto, te has abierto de par en par ante tu enemigo, sin pudores, y es ahora cuando pareces haber captado como se te está desmoronando todo, cuanto posees, cuanto escondes y lo que conoces. Tal pareciera, cual si todo se desbaratase ante ti. Las malas noticias te encuentran inerme y es que recién captas cuan metido estás, hasta el cuello, y sin poder escapar. No hay remedio y creerás escuchar un susurro profundo, ¡no hagan olas!, el pleamar de las excretas, un sube y baja, y todo parece presagiar que irá en ascenso. Comprenderás que si de momento tomas aire, pronto ascenderá la marea y estarás solo, porque ya lo sabes, tu Cheo te ha volteado. Tú dirás para tranquilizarte, que no es nada nuevo, que los negocios de ambos siempre fueron turbios, y no por eso te desconcertabas, pero ahora, si de algo estás seguro, es del camino que ha elegido tu amiguito con su socio, él quien conoce el jardín donde están sembradas tus lechugas, lo sabes, solo él conoce tus intimidades, y ahora sucede que no estás tan seguro de su cariño, que los años de amistad, de estar regando tus jardines, al fi n y al cabo, una amistad entregada a confidencias siempre puede correr ese riesgo, lo repites para ti, todas las acciones, tantas, resabiadas, las buenas y las malas artes, a la perfección, ambos las han vivido así como las ha denominado él mismo, hasta “la intimacoya”, compenetrados, hasta “los tequeteques”, ¡tan ocurrente Cheo!, los billetes del Tío Sam, nuestras lechugas como les dice él, pueden correr peligro, y al recordar sus carcajadas, no podrás olvidar que Henares tiene demasiado poder. Pero no terminarás de creerlo, ¿que ha sido de él?, él tan chispeante, tu JoséLuisito, mi Cheito como le llamas tú, cariñosamente, en la intimidad de ambos, esa amistad profunda que de momento parece ya no valer un céntimo, ahora tras tantos años de chismes y de secretos grandes, de secretitos menudos, tras años de proyectos comunes, de cariño y de respeto mutuo, él… Resulta que es ahora, precisamente cuando recibes el golpe de la traducción de Zacarías, ahora mismo es cuando te enteras de como es la cosa. La verdad. Recordarás de momento una frase del primer mandatario, “nada es más peligroso que la verdad”. Comprenderás que el buen Cheo tiene también sus conexiones, tanto aprecio, tan especial, “la intimacoya” de él, y te dejó al descampado, y es recién cuando captas como las cosas se venían sucediendo desde un tiempo atrás, con sus contactos, los de él, ellos quienes tanto les han ayudado, él quien sabe codearse con los tipos más aguerridos, él, tu Cheo, ahora cuando ha quedado expuesto ante ti. Sin remedio. Rebobinarás entonces tus ideas y en medio de tus recuerdos las evidencias surgirán por si solas. Desde el momento mismo cuando logró afianzar su conexión con el General Alcides Henares, Alcidito como te lo nombró una vez él, cuadró todo el negocio y te dejó entendiendo. ¡Como una guayabera! Tu amigo del alma. ¡Maldición! Con tantos malandros malvivientes como los que él se gasta, el mismísimo Cheo, ¡la partidapatrás!, ¿como podías tú imaginarlo?, ¡y claro está, habría de ser con el propio Alcides!, a ti te consta que entre los compinches de José Luís hay mucha lacra, tipos del bajo mundo y tú que le has visto codearse con ellos, los choros de Cheo, te obligan a caer en una de terror, él puede ser capaz de cualquier cosa y tú, tú estás crisiándote, habían sido ellos por lo demás y para ambos, siempre, como una especie de seguro, tranquilidad comprada, “full estabilidad”, protección para los dos, así les veías tú, eso te decía él, una mampara, viéndolo bien, no es cualquier cosa haber contado con tamaña protección. Pero esto es otra cosa. Son ambos dos, son Cheo y Alcides juntos, ellos están encompinchados… Por eso… ¿Que dirán ellos si llegan a saber que has recurrido al profesor?, ¿que te acercaste a Sarmiento? ¿A llorarle? Acaso, ¿se te ha ido la lengua? ¿Que te dirá Cheo? La lengua, ida, su lengua…
 
…Tú siempre recordarás Omar la manera como Mamaina te lo dijo. Aquel día ella quiso hacerlo cariñosamente en la seguridad de que serías capaz de entender todo, o quizás de aceptar la explicación del porqué no podías irte a vivir con Renata y sus niñas. Mamaina te había criado como a un hijo, tan amorosamente que en ocasiones te daba por pensar que ella era tu verdadera madre y no tu abuela, por imaginar que Renata era solamente una señora que aparecía a visitarte algunas veces por la tarde en aquel gran auto negro con “chauff eur”. Renata quien desde hacía ya un par de años que se aparecía en la casa de Mamaina con dos niñas bien vestiditas que decían ser tus hermanitas. Tú estabas claro al entender que Mamaina era la madre de Renata y que Lucero y Estrella eran sus hijas y llegaban con ella casi siempre al atardecer cuando ya la neblina había comenzado a descender sobre Táriba. Luego, en la noche, cuando estabas solo, te sentías molesto y regresabas a los sucesos diarios y a las palabras trucadas y a las simulaciones, y te negabas a aceptar que pudiese existir razón alguna que te impidiese salir con ellas y pasear como ellas en el auto negro con “chaufeur”. Cuando terminaba la visita y te abandonaban en la salita para perderse en el zaguán, Mamaina iba a despedirlas hasta la puerta y tú te quedabas malhumorado y rumiando conjeturas. En ocasiones, antes de perderse en la penumbra del zaguán, Renata te miraba de una manera especial que tú juzgabas como de una extraña tristeza y te estrujaba hasta dejarte sin aire y algunas veces llorosa te besaba y te decía mi hijito. Eran esos instante de contacto con ella los que regresaban a ti en las noches trayendo hasta tu almohada su perfume para llenarte de inquietante angustia que terminaba en una rabia sorda e intentabas sofocarla al inventar tú mismo historias disparatadas en la oscuridad de tu pequeña habitación, allí donde veías nacer versiones personalizadas por ti, trasmutado en alguno de aquellos poderosos personajes de los cuentos de hadas y de las vidas de los santos y de los mártires con las que desde muy niño Mamaina te inducía al sueño. Entonces pasabas a ser un caballero de armadura brillante y dorada, de mandoble en mano, quien iba a rescatar a Renata y aniquilaba al “chauff eur” y despachaba a tus hermanitas sin piedad alguna para escapar hacia un reino lejano donde tan solo con Renata y Mamaina podrías vivir en paz. Su perfume era parecido al que exudaban al amanecer las matas de nardos que plenaban el patio central de la casita de Mamaina y tú lo aspirabas soñoliento mientras esperabas, sabías que llegaría un momento cuando las cosas habrían de cambiar, quizás sería ese instante que tu abuela llamaba “el de adquirir el uso de la razón” y aspirabas a que seguramente alguien vendría a ofrecerte una versión aceptable para tu historia personal. Fue Lucerito, en la inocencia de sus cinco años quien te informaría con impoluta claridad, a ti, quien suponías ser tan solo su hermanito mayor de nueve años, la cruda realidad de tu sino. Te enteraste de que tú para ella eras únicamente “su medio hermanito”. Repasarías aquella aritmética absurda por la que no eras uno solo, sino medio, y te preguntabas cuanto serían de ti Lucero y Estrella, quizás un cuarto y ¿cuanto significarías para Rebeca?, ¿una ñinga? Esas “cuentas” que no te cuadraban, te llevaron a exigirle a tu abuela una explicación plausible con toda la seriedad que ameritaba el caso. En la escuela parroquial venías sosteniendo entre tus compañeros la versión de que Mamaina era tu madre y que era “un poco vieja” por lo que había sufrido. Padeció mucho, decías, cuando tu padre se murió “desbarrancado” en los desfiladeros de un páramo andino. Tus amigos del tercer y cuarto grado en la primaria de la escuela del párroco Don Hilarión, te habían comprado la historia, hasta un día lluvioso y gris cuando Mamaina decidió que ya estabas listo para hablarte “como a un hombrecito” y aprovechó para hacerlo en presencia de Don Hilarión quien visitaba ese día la casa de tu abuela. Había llegado en medio de su rutina a tomarse un cafecito, como acostumbraba a hacerlo, un par de veces a la semana. El cura párroco ya conocía de oídos el cuento del “desbarrancamiento” de tu padre postizo y fue muy enérgico al prohibirte continuar “diciendo mentiras”. Mamaina y Don Hilarión insistieron en recalcarte sobre la fealdad del pecado de la mentira y de cómo, si continuabas inventando disparates, podrías perder tu puesto como monaguillo en la iglesia del pueblo. Tras la prohibición de continuar imaginando historias fantasiosas, esa misma noche Mamaina decidió secar tus lagrimones y tras soplarte los mocos, pareció estar dispuesta a sincerarse contigo. Te explicó entonces y en detalle el signifi cado de ser “hijo natural”. Fuiste informado allí mismo sobre la existencia de Don Heliodoro Contreras, el esposo de Rebeca quien no quería recibirte en su casa por la sencilla razón de que no eras su hijo, como si lo eran tus hermanitas, Lucero y Estrella, quienes deberían crecer lejos de ti en aquella casona blanca que habitaban en las montañas frente a San Cristóbal. Comprendiste Omar, que las hijas de Rebeca no eran “naturales” porque ellas tenían a su padre, Don Heliodoro, un señor muy rico y muy bueno quien tenía trapiches y un carro negro muy grande con “chaufeur”. Antes de que pudieses indagar sobre tu padre desconocido, Mamaina te abrumó con las incontables virtudes de Renata y de cuanto sufría la pobre por no poder tenerte a su lado como sí podían hacerlo Lucerito y Estrellita, quienes tenían la suerte de vivir con ella y con Don Heliodoro, el señor muy rico dueño del auto negro y del “chaufeur”. Tu abuela te llamó a la reflexión, te recomendó dedicarte a rezar y a la aceptación de tu destino. Al reiterarte su cariño, insistió en que supieras que siempre tendrías a tu “mamá vieja” y si seguías los consejos de Don Hilarión, si eras buen niño, si rezabas y no mentías, te enrumbarías por el camino de la salvación eterna pues solo para eso veníamos al mundo, para portarnos bien y poder ingresar al final en el Reino del Señor. Eso debería ser siempre lo más importante pues este valle de lágrimas estaba lleno de pecadores y de malhechores. Tu destino habría de ser estudiar para irte al Seminario y ser sacerdote como Don Hilarión y al renunciar a las mentiras y alejarte de un mundo de falsedades, la oración te abriría las puertas del cielo.

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Es todavía viernes y es de noche, ya muy tarde y estáis que no te aguantáis vos mismo Víctor Pitaluga, y no sabéis si es por el temor de lo que tendréis que enfrentar mañana en la noche, o si es la excitación que te provoca, cual si fuese un preludio musical, creer en las truculentas historias que Rubén ha sembrado en tu mente sobre lo que realmente sucede en la isla, en tu isla, en la de ambos, la de Ruth y tuya… Tengo que prepararme para lo peor, siento que no es normal que la isla esté siendo custodiada de una manera tan exagerada, y además es que hace ya muchos meses que se dicen demasiadas cosas y Rubén está convencido de que el asunto es más grave de lo que creemos. Hace ya más de un año que los militares controlan la isla, la tienen como sitiada, vigilada desde el puente, y desde Punta de Leiva. La gente dice que han visto moverse embarcaciones desde El Tablazo y nadie se atreve a hablar. Pero Rubén sabe más de lo que nos puede informar. Le creo, y es que no pueden existir razones que sean sanas para tener esa tapadera. No sé si habrá algo podrido en esa Dinamarca donde cientos de leprosos vivieron y murieron durante tantos años. Mañana en la noche resolveremos este lío. Pero primero debe ser lo primero, no podremos llevar adelante el plan sin informarle al profesor Arístides Sarmiento, él es la cabeza de todos nosotros y con seguridad él será involucrado si se tuercen las cosas, a espaldas de él, no me atrevería a hacer nada y menos si es cierto lo que cree Rubén, tengo que avisarle antes de ir a ver que hay en la isla. Lo llamaré por teléfono…

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Arístides notaba como cada vez más Omar parecía estar compungido y se removía inquieto. Le propuso entonces que dejasen la conversación para el día siguiente. Será sábado y podemos vernos al mediodía si quiere usted. Esto le dijo, pero el cura parecía no querer ponerle punto final a la reunión, era como que existía una fuente inagotable para recibir sus cuitas. Todavía hay cosas que necesito decirle. Esto fue lo que murmuró con un hondo suspiro. En ese preciso momento repicó el teléfono en la habitación contigua. Arístides se levantó y tras pedirle permiso a Omar salió de la sala de estar. Era Víctor Pitaluga quien le planteaba su viaje hacia la isla para el día siguiente. Al informarle que ya tenían planificado acercarse desde la costa oriental del lago hasta la isla de Lázaros, por la noche, él joven investigador insistió en que necesitaba tener el visto bueno de él como director del Instituto, puesto que si acaso tenían algún inconveniente, él quería que aunque supiese de sus andanzas, no se diese por enterado. Entonces le expresó enfáticamente que aunque la vigilancia de la guardia existía, ya habían buscado la manera de burlarla y que no tenía que preocuparse pues el domingo ya le estarían dando los detalles precisos de cuanto hallasen y entonces habrían de cesar las especulaciones. Vamos definitivamente a liquidar ese asunto. Víctor se lo dijo al profesor Sarmiento con énfasis y su entusiasmo hizo que el profesor se sintiese feliz momentáneamente. Al despedirse, Arístides prefirió no comentarle nada a Víctor sobre la entrevista que sostenía con el cura Yagüe. Sin embargo le pidió que antes de salir al día siguiente, le llamase por teléfono nuevamente. Hay algunas cosas que tengo que informarte y son muy importantes, creo que te convendrá conocerlas antes de que vayan a la isla, no se te olvide, mira que es algo grave. Así le dijo Arístides antes de colgar el teléfono. Cabizbajo regresó a la sala de estar para hallarse con un Omar pálido quien estaba bebiendo de nuevo café.


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Víctor colgó el teléfono y decidió contactar a Ruth. No le había dicho nada y al día siguiente, sábado, quizás saldrían desde muy temprano. El plan estaba ya cuadrado y justamente era con Brinolfo, el hermano de Ruth y con Sergio con quienes esperaba acercarse hasta la orilla oriental del lago. Recapacitó entonces si de veras funcionaría el plan, si sería posible que Rubén lograse contactarles en la taguara de los hermanos Cardozo, allá en los Puertos de Altagracia, y sobretodo si al tratar de conectarse telefónicamente con Ruth, a tan altas horas de la noche, no le causaría cierto desasosiego. No estaban las cosas como para crearle más mortificaciones a “su doctora”…

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El presbítero continuó su cháchara inclemente y Arístides le escuchó de momento como si estuviese perdido, a ratos pensó estar creyendo interpretar otras cosas sin mucho sentido hasta que finalmente Omar arribó a los detalles para explicarle, dándole vueltas y revueltas al asunto, de como había logrado enterarse sobre la necesidad imperiosa de efectivo que de momento había surgido, lo cual transformaba todo en una situación crítica. Arístides aguardaba por mayor claridad en sus informaciones. Iba y venía y en medio de todo cada vez sonaba más incoherente. Realmente creía él que había sido una suerte de oportunidad, también era la otra manera de ver la cuestión, y seguramente por ello fue que Cheo se había decidido por lo más seguro, según él, Cheo se había volcado hacia su nuevo amigo del alma, ¿Cómo decirle quien?, nada menos que el General Henares, pero así y todo, muy a pesar de las múltiples conexiones del militar, parecería que Cheo no podía desprenderse de su amistad original, y así fue como, sin avisarle, le había entrado a las lechugas, a sus lechugas, las de su huerto, o del de ambos. ¿Cómo poder explicarle?…
Omar Yagüe no había podido resistir más tiempo con aquello en el buche y parecía que el dolor por la pérdida de la confianza en Cheo fuese mucho mayor que el desgarro de sus lechugas, seguramente por ello sintió de momento la necesidad de confiarle a su más acervo crítico toda aquella terrible realidad. Cheo, le expresó casi lloroso.
–Es el único que conoce el sitio donde las sembramos, él escarbó y de allí mismo las extrajo. Sacó más de la mitad de lo que era nuestro tesoro y eso es en este momento lo que ha venido a constituir la tapa del frasco. El negocio se dará con el General ese… Todo de un solo trancazo, en un solo día, sin tener premoniciones, ni sospechas, él me ha traicionado…
Arístides tan solo fue capaz de sugerirle que hablase de nuevo con su socio y que tal vez él pudiese entrar en razón.
–Imposible, –exclamó Omar. –No ve usted que esto es un asunto de vida o muerte. La inversión es millonaria y los narcotraficantes no perdonan. Si no se resuelve la semana entrante ya no habrá remedio.

CONTINUARÁ

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