El año de la lepra
Jorge
García Tamayo, 2011
Capítulo 11
Lunes 10 de agosto, 1871; 8:00 pm
Te has sentado en tu mesa de madera después de cenar.
Lorenza te ha preparado una sopa de pescado que has tomado en cucharadas calientes.
También has comido plátano verde y yuca sancochada. Tu sobrino y ella se han
acomodado en la mesa para conversar contigo. Te acompañan en la cena. Ellos te
hablaron sobre los problemas suscitados con el nuevo médico que dirige el
leprocomio, el doctor Sheringan. Es un cirujano y le han encargado del control
de los pacientes del leprosario, pero no debemos inquietarnos por su conducta.
Esto les dices a José, y a Lorencita y ella asiente dubitativa. Tú parecieras
querer justificar la conducta del galeno inglés para no intranquilizarles. José
mastica el plátano verde pensativo, él parece no creer en tu optimismo.
Lorencita sonríe achinando sus ojos, como si quisiera ayudarte mientras tú terminas
con la sopa.
Sheringan, evidentemente no creía en
los métodos de Luís Daniel y su
actitud, con varios desplantes le
habían causado algunos disgustos. Luís Daniel estuvo una semana entera, desde
que el doctor Sheringan se encargó de la dirección, aguardando por la visita de
sus colegas Manget y Shier quienes eran los comisionados para el control de los
hospitales en todo el territorio de la Guayana Inglesa,
pero estos no habían aparecido. Sheringan estaba al tanto de la situación, pero
no le comunicaba nada a Luís Daniel. Estas cosas, a él le molestaban y en el
fondo de su corazón había comenzado a dudar de su capacidad para llegar hasta
el final de sus planes. Durante el mes de enero de ese año 1871, el gobernador
de la Guayana Inglesa
se había acercado hasta Demerara para visitar el Asilo de Mahaica. “Desde el
año 1858, los leprosos habían sido agrupados en una institución ubicada en la
boca de la quebrada Mahaica, la cual había crecido expandiéndose hasta tener
que esperar meses para lograr cupos para los pacientes nuevos. El 31 de
diciembre del año 1859 habían 105 leprosos en el hospital de la isla y 10 años
más tarde en 1869 se totalizaban 300 sin posibilidades para ingresar más
enfermos”. En la oportunidad de la visita del Gobernador de la Guayana, se habría de
decidir el futuro de la isla Kaow. Por su posición estratégica en medio del
Esequibo, en la confluencia con el Mazaruni y por su ambiente de salubridad, él
mismo decidiría en aquel momento que todos los enfermos de lepra deberían concentrarse
en el leprocomio de la isla y ordenó entonces la refacción y pintura de sus
locales y quedó a la espera de la llamada del Dr Beauperthuy quien en febrero
llegaría para curar a los enfermos con nuevos y esperanzadores métodos de
tratamiento. A partir de ese momento, los enfermos quedarían bajo la
supervisión del Médico–Cirujano residente. Ahora, después de la visita del
Gobernador también habían traído al doctor Sheringan quien no le daba mucha
importancia al trabajo del médico de Cumaná. Igualmente y en esa tónica,
parecía estar el señor clérigo, venido desde el establecimiento penitenciario
ubicado a orillas del río Mazaruni, quien confiaba en ayudar a los leprosos
ofreciéndoles su auxilio espiritual, algo que él consideraba más efectivo e
importante que las “unciones oleosas” del médico de Cumaná. Los requerimientos
del hospital de acuerdo al reporte del Gobernador quien paradójicamente ya se
había referido al hospital de la isla como “aquella penosa aunque interesante
institución”, iban desde las necesidades del señor clérigo en Biblias y libros
de rezos, y el censo de las religiones de los enfermos: “67 de la Iglesia de Inglaterra, 19 de
la iglesia de Escocia, 15 católicos, 58 de otras religiones cristianas, 80 hindúes,
chinos y de las Indias Orientales o enfermos que prefieren no dar información
como si fuesen descreídos”, hasta una pequeña asignación para medicamentos. En
el informe del Gobernador igualmente se destacaba en su momento “la llegada del
Dr Beauperthug”, quien había venido desde Cumaná en Venezuela, con nuevos
métodos para la curación de la lepra. “Me llamó poderosamente la atención por
su conocimiento sobre la condición personal de cada enfermo, en un sentido tal
que el Dr. B, hizo una selección entre los enfermos que eran candidatos a
curarse prontamente y algunos fueron dados de alta del hospital en la isla
Kaow, al considerar que no estaban correctamente diagnosticados”. Aunque
existía un pronunciamiento del Colegio de Médicos de la Gran Bretaña sobre la
no contagiosidad de la lepra, ni el Dr Manget Cirujano, ni el Dr. Shier
Inspector Médico de los Hospitales del Estado, parecían estar de acuerdo con la
opinión emitida, pues no aceptaron nunca dormir en las mismas habitaciones
donde estaban los pacientes leprosos. Ellos señalaron que “La lepra está
aumentando en el territorio y es una enfermedad que asusta a la gente por la
terrible apariencia que adoptan los enfermos.”
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