sábado, 7 de enero de 2023

Los Reyes Magos


El evangelista Mateo es el único que nos relata como… “Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”.

Joseph Ratzinger en un excepcional estudio teológico sobre Jesús, aclararía cual era el concepto de “magos” aplicado a los Reyes Magos en los Santos Evangelios y nos demostraría que, era un grupo de sabios con un profundo conocimiento religioso y filosófico que ejercían gran influencia en los pensadores griegos. Joseph Aloisius Ratzinger (1927-2022) es el mismo personaje que comenzó a ser conocido en su competencia intelectual al participar en el Concilio Vaticano II como asesor teológico del cardenal y arzobispo alemán Josef Frings y posteriormente fue Benedicto XVI, el papa 265.ºde la Iglesia católica desde el 19 de abril de 2005 hasta su renuncia el 28 de febrero de 2013, que fallecería con el pasado año 2022.

Aristóteles llegó a referirse al trabajo filosófico de los magos. No se trata, por tanto, de magos dotados de poderes sobrenaturales y tampoco eran brujos ni hechiceros. ¿Qué más podemos saber entonces sobre los enigmáticos “magos” citados por el evangelista Mateo? El astrónomo vienés Konradin Ferrari d’ Occhieppo nos muestra cómo en Babilonia, considerada en tiempos remotos como el centro de la astronomía científica, había un reducido grupo de astrónomos en vías de extinción entre los cuales podían figurar los “magos” que visitaron a Jesús recién nacido, guiados por una estrella.

Los astrónomos babilonios habrían sido capaces de estimar la conjunción astral de los planetas Júpiter y Saturno en el signo zodiacal de Piscis, que tuvo lugar en los años 7- 6 antes de Cristo (considerado hoy como la verdadera fecha del nacimiento de Jesús), la cual les habría señalado la tierra de Judá y al rey de los judíos que acababa de nacer allí. Hay tablas de terracota con inscripciones en caracteres cuneiformes con cálculos astronómicos... que los demuestran con seguridad. Es sabido que la conjunción astral de los planetas Júpiter y Saturno en el signo zodiacal de Piscis, que tuvo lugar en los años 7-6 a. C.

Llegados a este punto, recordaremos que Ratzinger hizo una atinada matización: los magos no debían ser tan sólo astrónomos, pues no todos los que eran capaces de calcular la conjunción de los planetas cayeron en la cuenta de que había nacido un nuevo rey en Judá. De hecho, para que la estrella pudiera convertirse en un mensaje debía existir y conocerse un vaticinio. Sabemos por Tácito y Suetonio que en aquella época ya se comentaba que surgiría en Judá “el dominador del mundo”, predicción que el historiador Flavio Josefo atribuía a Vespasiano… No podían ser sólo astrónomos, sino también sabios y, como tales, buscadores de la verdad aquellos seres quienes según el Salmo 72,10 e Isaías 60, han convertido en reyes a lomos de camellos.

Ratzinger subrayó una idea que era decisiva, a su juicio: “Los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia”. La exclusiva narración de San Mateo relataría como … “Y entonces, la estrella que habían visto en el Oriente se colocó delante de ellos, hasta pararse sobre el sitio donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose le adoraron; luego abrieron sus cofres y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.

¿Por qué esos tres regalos? Según la tradición, en esos dones se ha representado el misterio de Cristo: el oro haría referencia así a la realeza de Jesús, el incienso al Hijo de Dios y la mirra a su misma Pasión. El propio San Mateo nos dice que Nicodemo, para ungir el cuerpo de Jesús, llevó mirra, entre otras cosas. El profeta Isaías había mencionado ya el oro y el incienso como dones que ofrecerían los pueblos en homenaje al Dios de Israel. He aquí como el gran misterio había sido anunciado.

Por tradición, también sabemos que los magos procedían de los tres continentes conocidos en aquella época: África, Asia y Europa. Más tarde se les ha relacionado con las tres edades de la vida del hombre: juventud, madurez y vejez. ¿Sabemos por qué hoy seguimos denominándolos Melchor, Gaspar y Baltasar? Sus nombres aparecen registrados por primera vez en el célebre mosaico de San Apollinaire Nuovo, conservado en la localidad italiana de Rávena. En esa pieza de incalculable valor histórico, data del siglo VI y en ella se distingue perfectamente a los tres magos ataviados al modo persa con sus nombres en la parte superior y representando distintas edades, según hemos visto: Gaspar es el más viejo, con la barba blanca y portando el oro; Baltasar es el de mediana edad, con el cabello y la barba oscuros; y Melchor, el más joven, barbilampiño y llevando consigo el incienso.

¿Qué clase de hombres eran esos que Mateo describe como “Magos venidos de Oriente”? El término “magos” tiene diferentes significados en las diversas fuentes, desde una acepción muy positiva hasta un significado negativo. La primera de cuatro acepciones designa como “magos” a quienes pertenecen a la casta sacerdotal persa. En la cultura helenista eran considerados como los “representantes de una religión auténtica”; y se sostenía al mismo tiempo que sus ideas religiosas estaban “influenciadas por el pensamiento filosófico”, hasta el punto de que con frecuencia se presenta a los filósofos griegos como adeptos suyos. Recordemos que Aristóteles había hablado del trabajo filosófico de los magos. Otros significados designan a los “magos” como dotados de saberes y poderes sobrenaturales, pero también así a los brujos, finalmente, también a embaucadores y seductores.

Varios factores podían haber concurrido en que se pudiera percibir en el lenguaje de la estrella un mensaje de esperanza. Pero todo ello era capaz de poner en camino sólo a quien era hombre de una cierta inquietud interior, un hombre de esperanza, en busca de la verdadera estrella de la salvación. Los hombres de los que habla Mateo no eran únicamente astrónomos. Eran «sabios»; representaban el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios, y por tanto filosofía en el sentido originario de la palabra. Basándonos en todo lo que se ha dicho, podemos hacernos una cierta idea de cuáles eran las convicciones y conocimientos que llevaron a estos hombres a encaminarse hacia el recién nacido “rey de los judíos”.

Maracaibo, sábado 7 de enero del año 2023

No hay comentarios: