lunes, 16 de enero de 2023

Las Pinturas negras


Con el nombre de Pinturas negras se conoce la serie de catorce obras murales que pintó Francisco de Goya (https://bit.ly/3GjxfbL) entre 1819 y 1823 con la técnica de óleo al secco sobre la superficie de revoco de la pared en la Quinta del Sordo. Esos cuadros, suponen ser posiblemente, la obra cumbre de Goya, por su modernidad y por la fuerza de su expresión. Una pintura como Perro semihundido se acerca incluso a la abstracción; muchas otras se consideran precursoras del expresionismo pictórico y otras vanguardias del siglo xx.

Desde 1792 a la edad de 46 años Goya sufrió una enfermedad neurológica con cefalea, vértigo, ataxia y alteraciones visuales con un cierto déficit motor que le provocaría secuelas permanentes en cuanto a la sordera. Hay consenso sobre las causas psicológicas y sociales para la realización de las Pinturas negras, particularmente la conciencia de su decadencia física, acentuada a partir de la convivencia con Leocadia Zorrilla, una mujer mucho más joven, y, en particular una grave enfermedad que en 1819, postró a Goya en un estado de debilidad y cercanía a la muerte que se refleja en el cromatismo y el asunto de estas obras que se denominan las Pinturas negras.

La Quinta del Sordo, llamada también Quinta de Goya o Huerta de Goya, era una extensa finca y casa de campo situada en una colina del antiguo término municipal de Carabanchel Bajo, a las afueras de Madrid, adquirida en febrero de 1819, donde vivió Francisco de Goya durante sus últimos años en España, antes de su exilio de Burdeos en mayo de 1824, y en la que se hallaban sus denominadas Pinturas negras. El nombre de la finca no se debía a la sordera del pintor, sino a la de su anterior propietario, Pedro Marcelino Blanco, que era sordo. Hacia 1876, se derribó el ala de las Pinturas negras, y luego en el verano de 1909,una parte de la casa fue demolida.

Hay varias explicaciones para la compra de la finca por el pintor; su ideología liberal, que le llevaba a vivir alejado de la corte absolutista de Fernando VII, y el hecho de convivir con Leocadia Zorrilla de Weiss, la esposa de Isidoro Weiss y madre de Rosario Weiss, de quienes se decía que eran amante e hija del pintor respectivamente, aunque si oficialmente eran su ama de llaves y su ahijada o protegida. En 1823 tras la reinstauración del “Antiguo Régimen”, Goya, dada su pública condición de liberal, escapo de la represión en 1824 por salvoconducto con la excusa de tomar unos baños terapéuticos en Plombières, de donde pasaría a Burdeos, falleciendo allí cuatro años más tarde.


La casa, debe su fama a la serie de las Pinturas negras realizadas con óleo al secco sobre el yeso de las paredes. En fotografías de 1874, las pinturas tenían pegados unos marcos de papel, estando el resto decorado con papel pintado con motivos florales y vegetales en la planta inferior, y dibujos geométricos diagonales en la planta superior. De todo el edificio, el ala decorada con las Pinturas negras mostraba dos grandes salas, una por planta. El primer inventario de las pinturas se atribuye a Antonio de Brugada, hacia 1828, poco después de la muerte de Goya. Ocho pinturas en la sala superior (se conservan identificadas siete) y siete en la inferior (todas ellas conservadas e identificadas).
La transformada vivienda del pintor permaneció abandonada durante largo tiempo, lo que acrecentó su deterioro, hasta que fue demolida por la piqueta en 1909, por estar ruinosa. Mucho antes, hacia 1876, se derribó el ala izquierda, donde estuvieron las Pinturas negras. Al arrancar las pinturas hubo que perforar las paredes de adobe, arruinando las salas. En 2016 se ha planteado la posibilidad de realizar una prospección con georradar, y posterior excavación arqueológica, en la zona donde estuvo la Quinta de Goya.
La situación de inestabilidad de España durante el Trienio Liberal (1820-1823) tras el levantamiento de Rafael Riego coincide cronológicamente con las fechas de realización de las pinturas negras y desde un punto de vista sociológico, al parecer Goya pintó sus cuadros a partir de 1820 tras reponerse de su dolencia. La sátira de la religión, o los enfrentamientos civiles Duelo a garrotazos, las tertulias y conspiraciones Hombres leyendo, y una interpretación en clave política puede desprenderse del Saturno devorando a un hijo -el Estado devorando a sus súbditos o ciudadanos-.

Leocadia Zorrilla y Galarza (1788-1856) la compañera sentimental de Francisco de Goya durante los últimos años de la vida del pintor aragonés, y madre de la artista Rosario Weiss Zorrilla era oriunda del País Vasco-Navarro.​ Francisco y Leocadia se conocieron el 5 de julio de 1805, en la boda del hijo del pintor, Javier, con Gumersinda. Goya tenía 59 años y Leocadia dieciséis. El 17 de septiembre de 1807, con dieciocho años, Leocadia se casó con Isidoro Weiss y Alonso. Leocadia daría a luz tres hijos: Joaquín (1808), Guillermo (1811) y Rosario (1814). Dos años antes del nacimiento de Rosario, Isidoro Weiss "dio un poder a dos procuradores acusando a Leocadia de infidencia, trato ilícito y mala conducta". En 1817, arruinados los joyeros Weiss, Leocadia -con 29 años de edad, ya sin dote y acompañada de sus dos hijos pequeños- se acomodó como ama de llaves para vivir con Goya -de 73 años y viudo desde 1812- en la "Quinta del Sordo". Su hijo mayor, Joaquín se quedó en el domicilio paterno. Isidoro Weiss "moriría en la miseria en Madrid en 1850".


Goya llegó a mediados de 1824 a Burdeos, tras legar la Quinta del Sordo a su nieto Mariano, ​ y aún tuvo energía para marchar a París en verano (junio-julio de 1824) y volvió a Burdeos en septiembre, donde residiría hasta su muerte. Su estancia francesa se vio interrumpida en 1826, año cuando viajó a Madrid para cumplimentar los trámites de su jubilación, que consiguió con una renta de cincuenta mil reales sin que Fernando VII pusiera impedimentos a ninguna de las peticiones del pintor y, en 1827, para realizar unos trámites. En este viaje retrató a su nieto Mariano en la Quinta del Sordo, donde se alojó. Por otro lado, fue retratado por el pintor neoclásico Vicente López Portaña, su sucesor en el cargo de pintor de cámara del rey.

Goya habia tomado una casita muy acomodada con luces del Norte y Mediodía, y su poquito de jardín, casa sola y nuevecita en donde se hlaba muy bien. Doña Leocadia, con su acostumbrada intrepidez, renegando a ratos y a ratos divirtiéndole era la turbulencia en persona, ávida de distracciones, siempre en movimiento y tenía la casa manga por hombro. Goya, anciano, se dejaba llevar. Así, era habitual ver al grupo en las ferias circenses que hacían escala en Burdeos. Sin embargo, el aragonés continuaba ante el caballete; en esa época aún pintaba de pie, con dos pares de gafas y una lupa. Leocadia Zorrilla narraría la muerte de Francisco de Goya, en una carta escrita en Burdeos fechada el 28 de abril de 1828 y dirigida a Moratín, que se encontraba en París… “a las 12 y media acabó tan sereno y se quedó como el que duerme y hasta el médico se asombró de su valor, dice éste que nada padeció”...

Maracaibo, lunes 16 de enero del año 2023

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