viernes, 12 de enero de 2018

La historia de Denis Burkitt



La historia de Denis Burkitt

Denis Burkitt nació en 1911 en Enniskillen, para aquel entonces Irlanda, lo que después en 1921,  sería Irlanda del Norte del Reino Unido (UK). Denis Burkitt, comenzó estudiando ingeniería pero un año después motivado por fuertes convicciones religiosas decidiría estudiar Medicina.  En la Universidad de  Dublin, en el Trinity College ganaría el segundo puesto en calificaciones para el examen que le otorgaba su grado. Obtuvo el BA en 1933 y el MB en 1935. Trabajó en Chester, Dublin, Preston y en Poole. En 1938 recibiría una beca del Royal College of Surgerons de Edimburgo y en 1941 al comenzar la Segunda Guerra, Burkitt se alistó como voluntario en el Royal Medical Corps. Denis Burkitt había perdido el ojo derecho a la edad de 11 años en un accidente y debido a esto su solicitud para servir en la Armada fue declinada. Después de un entrenamiento preliminar pasó a servir como cirujano para la Armada con el “218 Field Ambulance” cerca de Norwich. Denis conocía a Olive Mary Rogers desde 1930 y ambos compartían sus creencias religiosas de manera que en 1943 cuando fue propuesto para trabajar en un hospital militar en Mombasa, se habían casado dos meses antes y él aceptó gustoso su misión percibiéndola más como misionero que como cirujano.

El padre de Denis era ornitólogo y despertó en él interés por la geografía y la epidemiología de las enfermedades. Su primera asignación en África fue en Lira, un distrito en la región de Lango, situado al norte de Uganda. Donde señaló la importancia de la presencia de hidrocele y su relación con microfilarias como agentes etiológicos, trabajo que publicaría en The Lancet en 1951. Luego de 11 años trabajando en Kampala, Burkitt recibió como paciente a un niño de 5 años con un crecimiento simétrico del maxilar  inferior y comenzó a notar casos similares y notó que podían ser otras áreas afectadas hasta identificar 41 casos de niños con tumores mandibulares. En 1958 publicó sus hallazgos preliminares en el British Journal of Surgery con el título de “A Sarcoma involving the Jaws in African Children”, donde describía 38 casos destacando su distribución geográfica, posteriormente señalaría el compromiso de los ganglios linfáticos y del bazo. Su colega el profesor Jack NP Davies afirmó: The microscopy was described as that of a tumor of highly malignant type, the cells of which strongly resembled lymphocytes, in some cases resemble lymphosarcoma. Para ese entonces era la denominación genérica para los linfomas.

En el mes de marzo del año 1941 Burkitt dictaría una conferencia en La Escuela de Medicina de Londres, titulada “The commonest Children´s Cancer in Tropical Africa” y mostraría las lesiones que provocaba en los niños el crecimiento desorganizado de los  linfocitos. Un joven investigador, Anthony Epstein, que estaba presente en la conferencia y trabajaba con un microscopio electrónico, le propuso al doctor Burkitt examianr su material. Epstein había trabajado en pollos infectados con el virus del sarcoma de Rous y sabía que los tumores podían ser inducidos por virus. Pero con las muestras del Dr Burkitt las cosas no fueron tan fáciles, el material venido de Africa estaba muy autolítico y los resultados no arrojaron conclusiones. Así durante un par de años hasta que se les unió una joven investigadora, Yvonne Barr y con su ayuda lograron identificar un virus en las muestras africanas que pronto denominarían virus de Epstein-Barr. En este momento comenzó a denominarse la enfermedad como Linfoma de Burkitt y a relacionarla con un posible virus, justamente fue en 1964, año cuando Denis Burkitt se retiró luego de 16 años de servicio. El carácter humilde del Dr Burkitt había llevado a que él propusiese que se habalra de “African Lymphoma”, pero en 1963 en París La Unión Internacional contra el Cáncer de la UNESCO decidió darle a la enfermedad el nombre de Linfoma de Brukitt.

En Marzo de 1964 estaba recién llegado yo al Departamento de Patología de la Universidad de Wisconsin, en Madison, cuando se difundió la noticia del hallazgo de Denis Burkitt. Para la época, en el McArdle Center for Cancer Research de la Universidad se estaban iniciando  las pruebas para inventar la quimioterapia y teníamos un microspcopio electrónico en el Departamento de Patología, de manera que el entusiasmo por buscar virus en los tejidos de linfomas y leucemias estimulaba mi imaginación; en realidad en esos años las enfermedades neoplásicas del sistema linfohematopoyético, leucemias y linfomas, diezmaban la población infantil del hospital y los veíamos terminar irremediablemente en la sala de autopsias. Desde mi ingreso en febrero del 64 trabajaba con Enrique Valdivia, en un proyecto de investigación sobre la ultraestructura del pulmón en cobayos sometidos a hipoxia, y por otra parte la doctora Gabrielle ZuRhrein era la neuropatóloga y ella había descubierto en nuestro microscopio electrónico el virus PML (Encefalopatía Multifical Progresiva) en el núcleo de oligodendrocitos en el cerebro de humanos. Yo esperaba hacer con ella investigación en neuropatología, y tendría la suerte de hacer realidad mi sueño luego de pasar un año en el PGH(Philadelphis General hospital), un hospital de dosmil autopsias al año, donde bajo la tutela del profesor William Ehrich aprendí muchas cosas sobre la Anatomía Patológica. Una de estas era, como   característica de esta neoplasia poco diferenciada, poseer una imagen histológica que recuerda “un cielo estrellado”, donde los macrófagos entre los linfocitos destacan por su aspecto más pálido. Les muestro una imagen con hematoxilina-eosina y para no hacer más larga la historia, dejaré para otra ocasión comentarles sobre los zancudos y el paludismo, como y porqué se les atribuyó inicialmente el papel etiológico de esta terrible enfermedad en el África, así cómo lo que debemos hacer para detectarla y diagnosticarla correctamente en nuestro país.

Maracaibo, 13 de enero 2018

1 comentario:

Sala de Autopsia dijo...

Cada una de sus historias, tan coloridas y vívidas me detona las ganas de profundizar mis lecturas científicas, biográficas y literarias. Gracias, gracias, gracias....y al decir del poeta colombiano Julio Flores "y si así crece el querer/ cómo lo querré mañana!!!!