miércoles, 20 de diciembre de 2017

El Cid, una ópera en mi memoria…



El Cid, una ópera en mi memoria…

El Cid (título original en francés, (Le Cid) es una ópera  en cuatro actos y 10 escenas con música de  Jules Massenet (1842-1912) y libreto en francés de Adolphe-Philippe D'Ennery, Édouard Blau y Louis Galle basada en la tragedia homónima de Pierre Cornielle. Fue representada por primera vez en el Teatro de la Ópera de París el 30 de noviembre de 1885, con Jean de Reszke como Rodrigue, y se repitió 150 veces allí desde 1919 pero luego desapareció del repertorio. Mientras la ópera no está en el repertorio operístico estándar, la suite para ballet es un concierto popular que incluye bailes de diferentes regiones de España. La ópera conserva un lugar en el escenario debido en gran medida a la suite de ballet y una grabación de un concierto en vivo el 8 de marzo de 1976 en el Carnegie Hall con Plácido Domingo y Grace Bumbry. Se ha repuesto en el Festival Massenet de 1994, en 1999 en Sevilla, una producción en 2001 por la Ópera de Washington protagonizada por Plácido Domingo, se exhibió en la televisión CBS.  Esta ópera rara vez se representa en la actualidad; en las estadísticas de Operabase aparece con sólo 1 representación en el período 2005-2010, la de Zúrich en enero de 2008.

En los compositores y libretistas románticos el tema hispano y el periodo medieval siempre ejercieron una irresistible seducción- La influencia de la emperatriz Eugenia de Montijo en la corte de Napoleón III (1853-1870) quizás potenciaría en París esta “moda española”. La Sinfonía Española de Eduard Lalo, la España de Emmanuel Chabrier, la ópera Carmen de Georges Bizet y, unos años después, también la Iberia de Claude Debussy o La Hora Española de Maurice Ravel fueron muestras representativas de esta atracción por el tema español. De los casi treinta títulos que integran la amplia producción lírica de Jules Massenet, aparte de Le Cid (1885), se inspiran en temas hispanos o en fuentes literarias españolas, su poco conocida Don César de Bazán (1872), La Navarraise (1894), Chéru-bin (1905), Don Quichotte (1910) y Amadis, (inspirada en Amadís de Gaula), estrenada con carácter póstumo en Montecarlo en 1922. 

Ahora, se preguntarán ustedes, ¿a qué viene este asunto el blog lapesteloca? : trataré de ser breve. A finales de la década de los 40, para mí antes de cumplir 10 años de edad, tuve la suerte de escuchar la música  del ballet clásico “Le Cid” de Massenet en un par de discos de pasta (los “larga-duración” que algunos llamaban Domplei) con una sugestiva carátula en colores mostrando un personaje con pinta de héroe medieval. No fue solo por la portada que me gustaba escuchar decenas de veces la música con sus sugestivos títulos (navarresa, castellana, andaluza y entre otras, especialmente aragonesa). Los acordes musicales se quedaron impresos en mi memoria. Recientemente, gracias a la nube de Internet, a youtube y otras maravillas ya varias veces comentadas, no resistí la tentación de regresar para entender que fue aquello que desde décadas atrás no había vuelto a escuchar, hasta hace unos días. La información que comparto salió de “Melómano Digital” una revista on line de música.

Le Cid es, como Manon, o como Werther, una hermosa historia de amor. Como en Aida, hay numerosas escenas de masas, con batallas, soldados, cautivos, cortesanos y “desorden pintoresco” sobre la escena, todo teñido de cromático y vistoso orientalismo muy “a la morisca”. Se ha dicho que la mejor escena de la ópera es el primer cuadro del acto tercero, en la que Jimena llora por la muerte de su padre y la ruptura de su compromiso con Rodrigo en una de las arias más hermosas escritas para mezzosoprano, a la que sigue el dúo entre Rodrigo y Jimena en una melodía sublime en la que Massenet presenta los contrastados sentimientos de los atormentados amantes. Finalmente, como una curiosidad, existe una cierta identificación de Plácido Domingo con el personaje que da título a la ópera de Massenet. El gran pintor sevillano Francisco Borrás, planificó con el tenor para hacerle varios bocetos y el lienzo definitivo, de grandes proporciones (250×180 cm), se realizó en Sevilla en 1986 en el estudio del pintor. En actitud heroica, blandiendo su popular “Tizona”, con Jimena a sus pies, complementa la alegoría histórica en un más difuminado segundo plano de tenues y suaves tonalidades cromáticas, que muestra la espectral figura de El Cid muerto, cabalgando triunfante sobre Babieca en la toma de Valencia. El lienzo fue expuesto en Viena, Madrid y Nueva York, siendo en la actualidad propiedad del tenor madrileño.

Maracaibo 20 de diciembre 2017

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