miércoles, 31 de mayo de 2017

Breve historia de la mafia siciliana





Breve historia de la mafia siciliana

La Cosa Nostra es una palabra que tiene su origen el término proviene del árabe en donde el vocablo “mahya” significa “bravuconería, jactancia, o chulería” y se empleaba con ese mismo sentido el vocablo de “mafia” como sinónimo de “Cosa Nostra”. Por esa razón a mediados del siglo XIX  en el Reino de Italia y particularmente en Sicilia se le otorgó el vocablo a una organización encargada del crimen organizado en el campo económico, y también en el mundo de la política. La Mafia de origen siciliano se desarrolló en los Estados Unidos, cuando y donde cada barrio, ciudad o estado estaba dirigido por una “familia”, que estaba a su vez subdividida en rangos desde simples soldati, pasando por capos y consiglieri que era el más alto estatus dentro de la familia, quien venía a ser el “capo di tutti i capi”, archi popularizado por la novela de Mario Puzo “El Padrino” y en el cine, “El Padrino, I y II”(1972 y 1974) interpretado por Marlon Brando y Al Pacino.

Sicilia era gobernada desde Nápoles como parte del reino borbónico que abarcaba la mayor parte del sur de Italia. En mayo de 1860 Giuseppe Garibaldi y unos mil “Camisas Rojas” invadieron la isla con el propósito de unirla a la nueva nación de Italia y en octubre  Garibaldi le entregaría sus conquistas al rey de Italia. La mayor riqueza y la fuente de exportaciones de la isla provenían de naranjales y limoneros que rodeaban a la ciudad de Palermo. Las naranjas y limones se enviaban a Nueva York y a Londres. En 1850 se exportaron 750.000 cajas de naranjas y limones. El año 1860 fue cuando se oyó hablar por primera vez de la mafia de Sicilia. La mafia había existido al oeste de la isla, especialmente en la ciudad de Palermo y se encargaba de controlar y cobrar por las exportaciones de cítricos. Se calcula que a mediados de la década de 1880 llegaban a Nueva York  2.500.000 cajas de cítricos italianos Y La Cosa Nostra se encargaba en principio de la protección de las fincas. En 1864 el barón Turrisi Colonna, escribió el primer relato sobre la organización criminal de Sicilia. En 1890 los hermanos Mattanga controlaban el tráfico hacia el puerto de Nueva Orleans en los Estados Unidos. 

Durante el fascismo en Italia, el prefecto de Palermo, Cesare Mori, persiguió a la mafia, y muchos capos huyeron a los Estados Unidos, de manera que el 12 de noviembre de 1908, se creó una filial de la mafia siciliana que dirigía don Vito Cascio Ferro desde Nueva York. Casioferro fue considerado el responsable en 1909 del asesinato de Joseph Petrosino, jefe del La División Italiana del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York, y sin embargo nunca fue imputado por ese crimen. En la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos se beneficiaron de las conexiones italianas de los mafiosos estadounidenses. Lucky Luciano y otros que estaban encarcelados, aparecieron como unos valiosos patriotas y la inteligencia militar usó las influencias de Luciano para facilitar el avance de las tropas estadounidenses el año 1943 durante la invasión de Sicilia e Italia. Aprovechándose de que muchos mafiosos italo-estadounidenses eran anti-comunistas, serían vistos como valiosos aliados,  usaron sus influencias para erradicar el socialismo y el comunismo de la industria naval estadounidense y de los movimientos de resistencia durante la guerra. Luciano desde la cárcel dirigiría su red mafiosa y sería recompensado al ser extraditado a Italia, en donde proseguiría en su carrera criminal logrando una alianza con la mafia de Córcega, y controlando una la red internacional de tráfico de heroína, traída desde Turquía con base en Marsella (“La Conexión Francesa”). Durante la Guerra de Vietnam, Luciano y sucesores aprovecharían para crear una central de suministro y distribución que introdujo enormes cantidades de heroína asiática a Estados Unidos ("The Golden Triangle"), que llevó la droga a Australia y a otros países a través de los militares estadounidenses. 

Después de la Segunda Guerra Mundial, la mafia era un Estado dentro del Estado, dominaba no solo a Sicilia, sino que controlaba la estructura económica de Italia. El 6 de enero de 1980, Piersanti Mattarella, el líder democristiano del Gobierno regional de Sicilia, era el político más importante de la isla y murió ejecutado cuando entraba en su coche para ir a misa con su mujer y su hijo. El político italiano más poderoso de la era de la guerra fría fue Giulio Andreotti, quien tenía contactos con Stefano Bontate, jefe supremo de la Cosa Nostra. Andreotti sabía de antemano que iban a asesinar a Mattarella y tan solo le pidió a Bontate y sus hombres que emplearan un método moderado. Andreotti fue acusado de "mafia", y absuelto en primera instancia en 1999, y la Corte de Apelación de Palermo confirmó la absolución en 2003 para los casos posteriores a 1980. Por los casos anteriores a esos años se estableció que tampoco se debería proceder. Por último la Corte de Casación, en 2004 confirmó la plena y total absolución de Andreotti. Ninguna de las acusaciones pasó la fase de proceso. La mafia con otras sociedades secretas del crimen organizado, como la Logia Masónica P-2, dirigida por el gran maestre Licio Gelli, tenía ministros, parlamentarios, generales, jueces, policías, banqueros, y aristócratas y llegaría  en 1992,  a asesinar en Palermo al juez italiano Giovanni Falcone con su esposa Francesca Morvilio y tres escoltas. En 1993, cinco ex presidentes de Gobierno, muchísimos ministros y más de 3000 políticos y empresarios fueron acusados, y condenados por corrupción y asociación con la mafia. En 2008 se estrenó la película Il divo, dirigida por Paolo Sorrentino, que relataba el paso de Andreotti por la política romana y su presunta relación con la mafia. Concursó en el Festival de Cine de Cannes y tras recibir casi diez minutos de ovación, fue galardonada con el Gran Premio del Jurado.


La mafia no perdona nunca, como ya no lo podrán atestiguar los banqueros Michele Sindona y Roberto Calvi, dos magos de las finanzas del Vaticano, de la mafia y de otras instituciones de Italia, quienes en un arrebato de codicia aparentemente quisieron apropiarse del dinero de la mafia. Roberto Calvi, quien en un momento había sido  denominado “el banquero de Dios”, aparentemente aterrorizado por la venganza de los masones de la Logia P-2, o quien sabe, pues no se supo nunca si fue por encargo de la CIA, pero a sus sesenta y dos años aparecería muerto colgado de un mecate en el llamado “puente de los Monjes negros” en Londres, su cráneo afeitado y con ladrillos y 15.00 dólares americanos en sus bolsillos. Finalizo así, con esta última “guinda” de esta historia que forma parte de una de las tramas de mi novela “El año de la lepra” (2011).

Maracaibo, 31 de mayo del año 2017

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