Tiros secos, como un
tarrayazo, de esos centellazos maracuchos, con sol del mediodía en medio de una
lluvia cálida y el cocotero pierde palmas, cocos y donaire y se transmuta en
una estaca renegrida, de pie aún, pero humeante y retorcida, así su imagen,
persiste en tu mente mientras en un cambio de velocidad vos pensáis… Dominó,
dominó, en un trago de Regional helada… Dominó, y él percibe tu
silencio, ya no alumbran tus ojos mi vida, pero vos sentís la voz de
Lucidio dentro de tu cabeza. Y no sé dónde estás, ¡Miarma! Romperemos las ataduras del
colonialismo, si tu alma aun sueña con la mía, es que hemos estado sometidos, es que… Solo sé que tú, abajo el imperialismo yanqui… me
juraste amor, bersia-yanquis no…
y
viví, pero bien fría, eso sí… y sentí, haceme la caridad, lo
que hoy lloro por ti, vai pues, una Regional helada,
Dominó… Trepida la rockola… Vos pensáis en Lucidio…
Pero suena un cuatro y
un arpa y emerge la voz de don Mario Suárez. Las estrellas que alumbran el mes
de abril, y vos hasta creéis que se va a desatar una tempestad en el
palmar, pero tan solo dice …Tienen los finos destellos de tu mirar…Tenemos que hacerle frente a esta política,
no
se pueden comparar, y vos pensáis “vuelve el perro arrepentido”, es que
hemos sido traicionados, con tu rostro juvenil… De nuevo,
tiros del dominó, los pétalos del rosal, mas tiros y las piedras se
revuelven en una de las mesitas del fondo. No
puedo vivir sin ti, mientras en
la puerta aparece Chucho, te juré quererte con devoción,
mezcla de gocho y maracucho se te acercó, directamente, te besé y aquel beso de te di,
¡Ay miarma! Vos pensaste “se perdió esa
cosecha”… Se quedó grabado en mi corazón, ¡Que fue Emidgio!, ¿cómo
estáis? Se va eclipsando la voz de don Mario y entretanto vos detectáis un
nuevo cambio de velocidad… La rockola al parecer los controla y vos te
imagináis que viene una “curva de afuera” eso es exactamente lo que pensáis
cuando ya te suena Mi vidita…
¿Y qué hacéis vos por
aquí? Si tú sabes que te quiero, tu amigo hace como que se sacude y
te responde, Y que por tu amor me muero, recojan los virdios pensaste vos al
rompe, No me dejes tan solita, ¡es Lila quien se atraviesa ¡Maldición!...
Poco
tiempo ya nos queda… Estaba a que Navarro, trabajando, vos sabéis y tu
amor me desespera Chucho, pero coño, y la vida es muy chiquita,
¡Recontraverticacion ¡!!Cambiame la música!!! Vai vos, vení sentate que hoy es
sábado ya al mediodía… ¡Va pues! Dejame a Lila chico, LelolaiLelolai… ¿Qué te
pasa?¡Figurate que Crisanto estaba finito, dándole clase a unas hembritas estudiantes
de Medicina, cuando yo le dije, ¡coño a esta hora!, relelerelerelé… ¡y vos!,
¡que es sábado!, lo que nos falta es una cervecita. No más lo pensé y me vine
pacá, así de fácil. Aquí me tenéis, ¡pensando vainas chico!, pensando en
Lucidio. Decíme Chucho, vos tampoco habéis vuelto a saber de él?
Tu amigo te contempló
retirándose un poco. ¡A vaina Emidgio!
¿Qué te pasa? Cheo dame una Regional, no mejor dame dos, verga chico… ¿Qué tenéis? Te véis mal. Él inclinó la
cabeza y mirándote de reojo respondió. Es
que son meses y meses, casi son años sin saber nada de él, y todavía yo, que me
la mantengo en el monte, El gocho Terán entonces adoptó una expresión de
resignada desesperanzada al decir. Se
perdió Emidgio, ¡se perdió de bola! Su interlocutor lo miró frunciendo el
ceño. ¿Se perdió no joda, o lo perdieron?...
y él se quedó pensando si algún día le verían regresar de las montañas como un
guerrillero triunfante, para cambiar el país, como él quería…
Uno busca lleno de
esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias… ¿Quién
metería el deo en E5?
Vos te lo preguntaste de inmediato porque te conocías todas las claves del
morocho en la coloreada y trepidante bicha… Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero
lucha y se desangra por la fe que lo empecina… Vos tranquilízate que de
luchas es que hablamos. Uno va
arrastrándose entre espinas, y en su afán de dar su amor Vos regresaste
a recordarle a Chucho que era sobre Lucidio de quien estaban conversando, sufre y se destroza, hasta entender que uno se ha quedao sin corazón. El
compañero imbuido en las consejas de los otros supuestos amigos se marchó
dizque “a luchar”… Ambos lo sabían…Precio de castigo que uno entrega por un
beso que no llega, pero vos que conocías mejor a Lucidio - o un
amor que lo engañó; pensaste con la rockola…Vacío ya de amar y de
llorar…tanta traición… quizás vos tenéis razón.
Chucho y Emidgio decidieron
quedarse en silencio y como que era mejor para ambos, pararle bola a la
rockola, “salió en verso sin esfuerzo”
pensó Emidgio, pero como quien sabe si no mejor terminar de escuchar cantando
al morocho aquel tango de Discépolo sin arriesgarse a elucubrar más de la
cuenta…“Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí / Si olvidara a la que
ayer lo destrozó y pudiera amarte / Me abrazaría a tu ilusión, para llorar tu
amor...”.
A modo de innecesaria aclaratoria: esta historia se
enmarca dentro de una de tantas situaciones que los venezolanos vivimos en los
años cuando se asentaba el sistema democrático, tiempos donde encandilados por
las monsergas de la popularizada revolución cubana muchos estudiantes de liceos
y universidades se fueron a las montañas creyendo en el manido espectro de “la lucha armada”. Ninguno de quienes
fueron artífices de aquella patraña asumió su responsabilidad (muertos ajenos no duelen en carne propia)
y años después, ni el recuerdo de tantos jóvenes muertos valió para impedir
penetrar en este siglo XXI con otro mito cubano: aquel de “el mar de la
felicidad”.
Mire usted, evalúe la
calidad de vida en la Venezuela de hoy… Pobre Lucidio, aunque les informo que él si
llegó a sobrevivir, en la novela La
Peste Loca, claro está, aunque indudablemente perdió su tiempo…
Repensado
para este blog en Maracaibo, el domingo 23 de febrero del año 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario