viernes, 15 de abril de 2022

De Ruy Pérez Tamayo y de Vesalio…

 De Ruy Pérez Tamayo y de Vesalio…

Regreso a mi última novela “Vesalio el anatomista” para recordar cómo fue que en el momento de re encontrarme el año 2013 con mi maestro Ruy, en Oaxaca, México, vino a mi memoria el mes de abril del año 1971 durante el Primer Simposio Venezolano de Patología Ultraestructural, cuando Ruy invitado al evento, visitó por vez primera nuestro país. En Oaxaca, ni sabía yo si acaso él recordaba el tema de su lejana visita a nuestra tierra, por lo que cuando le mencioné su viaje a Venezuela el 71, esperé atento a su respuesta y… -Es que, me dijo, -recuerdo especialmente cuando nos llevaste a tu laboratorio en aquellos días, porque tengo muy presentes mis comentarios sobre lo que allí ustedes estaban haciendo…


 

Le respondería que, ciertamente eran para mí imborrables las impresiones vividas en aquellos ya tan lejanos días. Tengo presente su visita, -le dije- y recuerdo también cuando puede escucharle hablarnos de lo que usted llamó el experimento más romántico de la medicina, aquel que ideara Elías Metchenikov a orillas del Mar Negro, con la espina de una rosa clavada en una transparente estrella de mar y fue así como desde entonces aprendimos que sería ElíasMetchenikov quien vislumbraría las fronteras de la inmunología. Ruy sonrió afirmativamente y aparentando curiosidad me dijo. -Es verdad, pero… ¿Cuándo te hablé yo sobre el pintoresco viejo, Elías?

 

Todo aquello había sido durante una charla que Ruy ofreció en el auditórium del Colegio de Médicos del Estado Zulia en la misma oportunidad de su primera visita a mi tierra natal, en 1971, y justamente la anécdota sobre Metchenikov había sido uno de los muchos inolvidables detalles surgidos durante aquella plática titulada “El elefante y la Echerichia coli”. -Es cierto, comento el maestro sonriendo. Pero continuemos nuestra conversación sobre Vesalio…

 

Y así él prosiguió: En 1528 el joven Vesalio ingresó en la Universidad de Lovaina para cursar el Pedagogium Castrenses, regido por los Hermanos de la Vida Común. Allí perfeccionó su latín, adquirió conocimientos sobre griego, y siguió leyendo a los autores que ya había conocido en la biblioteca de su casa paterna. Desde entonces mostró definido interés en la anatomía de toda clase de animales pequeños, incluyendo, y esto lo decía él mismo, a “nuestras comadrejas”, a las que ya había disecado. Éste de las comadrejas, es un detalle que pareciera un dato post hoc, propter hoc.

 

Me lo dijo riendo Ruy, y yo hice un ademán afirmativo, pues conocía de las tres comadrejas en el escudo familiar de los Wessel, además sabía de la pasión que sentía Andrés por la disección de animales. Ruy me daría información sobre algunas de sus fuentes y algunas pistas para entender el origen preciso de sus acotaciones relacionadas con la medicina medieval y con la historia del joven médico flamenco… En el caso de Vesalio, -me dijo- todos sus biógrafos apuntan a que, desde muy joven, el muchacho estaba realmente interesado en la anatomía de los seres vivos, lo cual vale para entender muchas cosas sobre la manera como encaminó el rumbo de su vida. Un momento después, Ruy prosiguió su relato.

 

-Esto de la anatomía y Vesalio, tendría que estar apoyándose, evidentemente, en su interés por ampliar sus conocimientos y continuaría con la suerte de poder acceder a la lectura de obras que para el común de los jóvenes de su época no eran accesibles. En eso, lo aprendido con su padre, su abuela y toda la tradición familiar fueron sin duda un acicate.

 

Estas cosas, recuerdo que las relaté en este blog (lapesteloca) en Maracaibo, el 21 de agosto del año 2016 y están igualmente en mi novela “Vesalio el anatomista” editada en Astro Data y publicada en esta ciudad ese mismo año 2016… De manera que, han transcurrido ya seis problemáticos años para quienes vivimos en esta tierra del sol amada sin mucha luz eléctrica, sin agua, sin gasolina, sin sueldos ni pensiones dignas y sin mucho sentido en un país sometido al fracasado socialismo castrocomunista del siglo XXI.

 

Pero… ¿Qué es esto? ¡Buena pregunta! ¿Un cambio de velocidad? ¡Ni que fuera pitcher! Es que… “Así son las cosas”, decía el periodista Oscar Yánez y mi primo Ernesto les recordaría “al que tenga oídos, que oiga”.

Maracaibo, sábado 15 de abril del año 2022

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