sábado, 19 de junio de 2021

Contaminación…

 
Contaminación…

Localizado al noreste del país, ocupa una extensa depresión de unos 13.280 Km2 de área al que confluyen más de 50 Ríos y 200 riachuelos, que tienen sus cabeceras en la Cordillera de Mérida, en la Sierra de Perijá y en los Andes Colombianos; es el lago más grande de Suramérica, con la mayor extensión de salida al mar. Posee un máximo de 120 Km de ancho, y 155 Km de largo y profundidades que van desde 5 hasta 34 m, cuyo ambiente natural contrasta con las instalaciones de la industria petrolera y el puente Rafael Urdaneta (8.7 Km de largo). Ríos como el Motatán, el Monay, el Chama y el Uribante, han formado valles que constituyen el asiento de la población y de sus actividades.

Alí Primera cantaba aquello de: que molleja primo, tan cristalino que estaba el lago ayer, no es palafito lo que está matando todo lo que hay en él”. Ha sido siempre una lástima que el lago de Maracaibo, con más de 200 mil millones de metros cúbicos de agua y 728 kilómetros de costas, que le da vida a la región del Estado Zulia, está contaminado. Hace unos años padeció de un desequilibrio en la flora y otros organismos que habitan sus aguas, lo que se denomina una eutrofización. El año 2004  se desarrolló sin control la lenteja de agua (Lemna sp), cuya masa vegetal se reprodujo hasta llegar a simular una pradera verde sobre sus aguas (ver).

La eutrofización del lago permitiría en 2004,  el desarrollo sin control de la lenteja de agua cuya masa vegetal se reproducía hasta 30% más rápido que otras especies. Los elementos responsables de aquella eutrofización eran los fosfatos y los nitratos, procedentes de vertidos urbanos con desechos orgánicos y detergentes, los vertidos ganaderos, agrícolas por los fertilizantes y plaguicidas que desde siempre se vierten en el lago sin control.

En las profundidades del lago se encuentran alrededor de 25 mil kilómetros de tuberías de la empresa petrolera, y a su ecosistema llegan directamente las aguas servidas de ciudades ribereñas, especialmente Maracaibo (de 1,5 millones de habitantes), Cabimas (de 250 mil) y Ciudad Ojeda (de 150 mil), aguas no tratadas, así como pesticidas y otros agentes químicos utilizados por los agricultores en la cuenca del río Catatumbo y los restos de sustancias químicas producto de la dispersión de derrames de petróleo, lavado de tanques y otras actividades, que han incidido en la contaminación.

La presencia de la lenteja de agua (Lenma sp), con su velocidad de crecimiento, señaló las aguas contaminadas y pobres en oxígeno. La sobresaturación de la superficie del lago con material orgánico trajo un desequilibrio para los habitantes usuales del lago, que poco a poco perecerían. También al morir la Lemna su descomposición consumiría  gran parte del oxígeno disuelto en el agua, provocando la muerte de la fauna y flora del lago, además de la proliferación de bacterias y otros organismos patógenos en las aguas, que contaminarían hasta el aire de los poblados vecinos.

La Lemna, impediría el paso de la luz solar y a su vez el ciclo de vida de las especies que habitan el Lago de Maracaibo, modificando drásticamente el ecosistema, y acabando con las algas y plantas situadas en el fondo, que se vieron impedidas de realizar su proceso de fotosíntesis por falta de luz. Cuando la Lemna muere deja como resultado emisiones tóxicas que ocasionan enfermedades de todo tipo a la población que habita en la costa, especialmente entre los pescadores.

El mar Báltico, al Norte de Europa, tiene algo más de 100.000 Km2 y recibe los vertidos de un área con una población de más de 70 millones de habitantes y con un alto nivel de desarrollo industrial. Hasta mediados de los años 1960 sus aguas estaban relativamente limpias, pero se ha ido convirtiendo en uno de los mares más contaminados. En las últimas décadas, se ha agudizado los problemas en el ecosistema del lago Titicaca, entre Perú y Bolivia. Se han llegado a niveles de extinción de algunas especies como la Orestias cuvieri “umanto” y la Orestias pentlandii “boga”.

Hoy día en pleno siglo XXI, una extensa y densa capa de espuma con materia orgánica se extiende en extensas zonas del litoral en el suroeste de Turquía. Espumas y mucílagos flotantes con apariencia de moco provienen desde el vertido de contaminantes hasta el cambio climático que con el aumento de la temperatura del agua del mar facilita la proliferación de algunos organismos. El mar de Marmara está también padeciendo por la contaminación.

Esta primavera se está viendo el episodio más espectacular y preocupante de proliferación de espumas y mucílagos de los últimos años en el mar de Mármara, entre el mar Negro y el mar Egeo (ver). Un fenómeno afecta negativamente a diversos sectores particularmente el de la pesca. Los puertos, las costas y las franjas de agua de mar han sido cubiertos por la sustancia viscosa y grisácea, parte de la cual también se ha hundido bajo las olas, sofocando la vida en el lecho marino.

La inmensa marea de mucílago de las últimas semanas, en especial en aguas del sur de Estambul, han obligado a hablar a las autoridades turcas y Murat Kurum, ministro de Medio Ambiente de Turquía, se comprometió el domingo 6 de este mes de junio a "vencer la plaga de ´'mocos marinos' que amenaza el Mármara con un plan de gestión de desastres". El ministro Murat Kurum también dijo que las medidas que Turquía planeó reducirían los niveles de nitrógeno en el mar en un 40%, una medida que, según la versión ministerial, los científicos creen que ayudaría a restaurar las aguas a su estado anterior.

El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, culpó del brote al agua no tratada de ciudades como Estambul, hogar de 16 millones de personas, y prometió "limpiar nuestros mares del flagelo del mucílago". La contaminación también dificulta la pesca, al ensuciar las redes y, por supuesto, ahuyenta a cualquiera que tenga intención de bañarse, aunque la espuma en sí no es tóxica para el ser humano. "Tóxico no es, pero en primer lugar es feo, no debería estar ahí, y en segundo lugar consume oxígeno, lo que sí puede llevar a la muerte de otros organismos", dijo Ahmet Kahraman, presidente del Colegio de Ingenieros Ambientales de Turquía.

Lo cierto es que debido al calentamiento del planeta, este fenómeno, que puede tener graves consecuencias para la vida marina, amenaza con convertirse en anual, advierten los científicos. Pero esto no debe conducir a bajar la alerta, sino que confirma los resultados de las investigaciones científicas más recientes: si bien no se ve espuma blanca en la superficie, las cantidades del mucílago en las profundidades del mar son aún mucho mayores. Ahí no molestarán a la población humana, pero el consumo de oxígeno sí puede ser un serio problema para el ecosistema. La única solución es controlar la contaminación y, si es posible, ralentizar el cambio climático, insisten los biólogos.

Maracaibo, sábado 19 de junio, del año 2021

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