sábado, 8 de abril de 2017

La Belle et la Bête de 1946 y la del 2017



La Belle et la Bête de 1946 y la del 2017

Jean Cocteau fue un novelista, dramaturgo, poeta, ensayista y cineasta francés, una de las figuras descollantes de la vanguardia en las primeras décadas del siglo XX, realizó su primera película La sangre de un poeta en 1930. Durante 1932 mantuvo una relación con una hija del duque Pablo Romanov, la princesa Natalia Paléi quien quedó embarazada, pero tuvo un aborto que Cocteau aseguró resultó de una discusión con la vizcondesa Marie-Laure de Noailles, pero bien pudo deberse al opio, droga en la que Cocteau la había iniciado. Después de Paléi, ya no se le conocerán a Cocteau relaciones sentimentales importantes con mujeres; solo con hombres. En 1943 falleció su madre y dos años más tarde filmará La Belle et la Bête (estrenada en 1946), especialmente escrita para Jean Marais, su pareja más duradera, a quien había conocido en 1937. Jean Cocteau se arriesgaría creando una obra maestra de la cinematografía marcadamente surrealista, inspirada en el cuento "La Bella y La Bestia", escrito por Marie Leprince de Beaumont. 


La misma historia fue llevada musicalmente al cine animado por Walt Disney en 1991 (Beauty and the Beast) recordada por ser la primera película animada nominada al Óscar a la mejor película. El 17 del pasado mes de marzo (2017) se estrenó La Bella y la Bestia (película estadounidense) protagonizada por Emma Watson, Dan Stevens, Luke Evans e Ewan McGregor y dirigida por Bill Condon quien destacó que uno de los personaje sería el primer homosexual en películas de Disney, declaraciones que han sido muy comentadas y por las que un cine de Alabama, en EUA, se ha negado a exhibir el film. Supuestamente por estas razones, se han encendido todas las alarmas del gobierno ruso, que analizarían si el personaje en el film supone una amenaza para las leyes de su país… 

La trama del cuento es sencilla: Bella trabaja en la granja de su padre un mercader arruinado que vive con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas, Felicie y Adelaide, egoístas, explotan a su hermana pequeña Bella. Un día, el padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo. Allí encuentra una preciosa rosa y decide cortarla para Bella, entonces aparece el señor del castillo, la Bestia, que le impondrá un duro castigo por su osadía. Habría de matarlo, pero le da unos días para que se despida. Al saberlo, Bella cabalga hacia el castillo para tomar el puesto de su padre, pero terminará enamorándose de la Bestia. Cocteau contó para hacer su película con la gran ayuda del realizador René Clément como su asesor técnico. Christian Bèrard, un excelente decorador habría de crear para él escenarios elegantes y ensoñadores. El director de fotografía fue Henri Alekan, conocido como "el poeta de la luz", quien logró impresionantes contrastes de luces y sombras donde Cocteau utilizará la pintura holandesa del siglo XVII y se inspirará en las pinturas de Vermer (se puede ver una referencia en http://bit.ly/1PTfHUH); las escenas del castillo tenebroso se inspiraron en las ilustraciones del brillante dibujante francés Gustavo Dorè. En el blog lapestelocablogspot.com, están unos comnentarios sobre Dorè en http://bit.ly/1TJfWEc.


Al pensar hoy día en las premisas de McLuhan, cuando la nube de información que flota sobre nuestra “aldea global” se actualiza constantemente, vemos que hasta el “efecto Kardashian”, o un video porno, como el denominado “el de las tigritas” puede ser utilizado para estimular la publicidad en las redes sociales. Por ello, no es de extrañar que la controversia sobre el personaje LeFou, interpretado por el actor Josh Gad en la versión de La Bella y La Bestia este año 2017, de  quien parece dudarse si está o no secretamente enamorado de Gastón, y hasta para el personaje de la versión en dibujos animados de Disney si alguien quiere percibirlo como amanerado, cuando LeFou parecería haber sido creado para despertar hilaridad, a cualquier ser, con variados propósitos si se le antoja calificarlo como gay, dependerá de su propio criterio. Lo que parece insólito es que estos planteamientos, ¡en un film musical sobre un cuento de hadas!, pudiese en nuestros días ser capaz de provocar algún tipo de rechazo, o que sea utilizado para estimular la propaganda del film, en cuyo caso, habrá de cumplirse nuevamente la famosa sentencia de McLuhan, «el medio es el mensaje». Estos comentarios podrían servir para recordar que el viejo refrán de que “las apariencias engañan” y en este caso parece disparatado que  lograse inspirar rechazos homofóbicos.

Maracaibo 8 de abril del 2017

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