miércoles, 1 de marzo de 2017

La historia de Sherlock Holmes y Conan Doyle




La historia de Sherlock Holmes y Conan Doyle
Segunda parte:



Era necesario resucitar su personaje, y Doyle debía encontrar una manera de hacerlo creíble pero el detective había muerto en Reichenbach… Watson era testigo y poseía la carta que Holmes le había dejado, pero Conan Doyle encontró la fórmula. Tras morir Moriarty al caer, Holmes ve la posibilidad de librarse del acoso de sus seguidores, y fingirá su propia muerte, para despistar a sus enemigos. Tras estas series de Holmes, produjo otra novela en 1915, “El valle del terror” desarrollada en Norteamérica. En años posteriores disminuyeron los relatos sobre Holmes, hasta que la serie concluyó en 1927 con la publicación de “La aventura de Shoscombe Old Place”. Desde 1920, en Doyle estaba volcado en el espiritismo, y disponía de poco tiempo para crear nuevos relatos centrados en Sherlock Holmes, un personaje que despreciaba lo sobrenatural. Su hijo Kingsley había muerto en la guerra y el escritor se refugió en los médium y en la posibilidad de contactar con él.

La fama universal que adquirió Sherlock Holmes en las décadas posteriores a 1890 tuvo como consecuencia para Doyle, que comenzaría a recibir cartas de admiradores que le contaban anécdotas y problemas y le daban ideas para nuevos relatos. Como el creador del detective más famoso que ha dado la literatura y erudito de la criminología, Conan Doyle fue una de las doce personas a las que se le invitó a formar parte de un club que  no tardaría en ser conocido como El Club de los crímenes. En el año 1904, sus miembros se dedicaban a estudiar los delitos de su tiempo y mantenían sus deliberaciones en secreto. Conan Doyle formó, además, parte del reducido grupo de miembros que se citó en el East End de Londres para ir tras los pasos de Jack el Destripador, y cuando en el otoño de 1888 se publicó “Estudio en escarlata” en formato libro, ya el Destripador había matado a no menos de cinco mujeres en Whitechapel y ya algunos señalan la posibilidad de que el autor fuera un carnicero o un médico, debido a sus conocimientos anatómicos.
A lo largo de los años, Doyle colaboraría con la policía en numerosas ocasiones. En algunas de manera oficial y en otras extraoficialmente. Así, participó de forma decisiva en casos como el del inglés de origen indio George Edalji (conocido como el caso Dreyfus inglés) y su opinión sería clave en su liberación. También intervendría en el “secuestro-desaparición” de Agatha Christie, en 1926, cuando acudió con un médium a la comisaría y el vidente, a partir de un guante de la escritora, supo decir que ella estaba viva y que aparecería en pocos días ya que se encontraba molesta por algo. De hecho, la señora Christie, estaba enfadada por los escarceos de su marido, a quien se negaba a conceder el divorcio, y quien se había ido durante unos días a un balneario (sin avisar a nadie) donde se inscribió con un nombre falso. ¡La ayuda policial parecía necesitarse del más acá, más que del más allá!     

Después del caso de Agatha Christie, Conan Doyle tuvo serias diferencias con Edgar Wallace, escritor de novelas policiacas. Según este último, la explicación del misterio de la Sra Christie se basaba en el estado de salud mental de la novelista y era absurdo que Doyle, hubiese recurrido a un vidente, y le mismo decía sobre su proposición de tener videntes en las comisarías. Siguiendo esas ideas, en 1929, Conan Doyle viajó a Holanda y los países escandinavos para impulsar la causa espiritista. Al llegar a Estocolmo, una angina de pecho le obligó a regresar a Inglaterra. Luego, aparentemente recuperado, retomó su cruzada por el más allá. En 1930 formó parte de una delegación ante el ministro del Interior para respaldar a “los médium auténticos”, y solicitar leyes para controlar la brujería establecida desde la época de Jacobo I (1566-1625). El escritor, fallecería de un ataque al corazón una semana después y poco antes de morir, escribió: «El lector juzgará que yo he vivido muchas aventuras. Las mayores y más gloriosas me esperan ahora». Doyle fue enterrado en los terrenos de su mansión de Sussex. En la sencilla lápida que cubre su tumba, figura la siguiente inscripción: “Acero inquebrantable. Bondadosa rectitud ARTHUR CONAN DOYLE Caballero, patriota, médico y literato   22 de mayo de 1859- 7 julio de 1930”. En julio de 1955, sus restos fueron trasladados al cementerio de la iglesia All Saints, en Minstead, cerca de Bignel Wood, donde había comprado una casa en 1925. Allí han permanecido hasta el día de hoy, al pie de un enorme roble sobre el que ya han caído tres rayos.

Maracaibo, 2 de marzo de 2017

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