sábado, 11 de marzo de 2017

José Ignacio



José Ignacio

Hoy sábado, quiero decir algo sobre un venezolano que desde siempre me ha interesado y a quién admiré en sus múltiples y muy humanas facetas como dramaturgo, director, actor, guionista y articulista de prensa; quien según su dilecto amigo Ibsen Martínez  en nuestra gesticulación de fracasados felices y elocuentes” nos dijo : “somos barrocos porque somos incapaces de expresarnos y entendernos”. Lo que yo, un neófito en teatro y en muchas otras cosas diga sobre Cabrujas será siempre insuficiente, pero hoy quiero contarles que durante mi vida en Caracas, tuve la suerte de ver dos veces “El día que me quieras” y con cierta frecuencia reviso su obra en “El teatro de Cabrujas” de la Editorial Pomaire (1991) y más reciente en el libro de Leonardo Asparren Giménez “José Ignacio Cabrujas y su teatro” (bi&CoEds 2012), y revivo, con la misma emoción que lo admiré por primera vez en el teatro Baralt de Maracaibo haciendo de Ricardo III, a José Ignacio, en el papel de Pío Miranda y a Tania Sarabia como Matilde, y a Gloria Miros de María Luisa Ancizar y Freddy Galaviz como Plácido y Simancas haciendo de Carlos Gardel, quizás por estas razones, escribo hoy esta breve crónica.

Su formación jesuítica, su conversión comunista y su ingreso a la UCV donde se encontró con el teatro” dijo Asparren Giménez que todo aquello fue para él: “fait accompli ”. Sobre el tema de la izquierda desenmascarada, el año 1986 diría el mismo José Ignacio: “en el 65 dábamos lástima ya, estábamos liquidados, en el 65 la historia nos había caído a patadas”. En 1967 Cabrujas fue encarcelado por el Servicio de Inteligencia Militar de las FuerzasArmadas (SIFA), donde estuvo preso 21 días y nadie le dio una explicación del porqué. Un capitán le mostró una carpeta para que leyese la transcripción de lo declarado por todos los guerrilleros que lo habían delatado como persona peligrosa…”gente que yo había ayudado”…”y me dolió mucho y lloré, me sentí libre”. 

Azparren Giménez ha dicho, “Uno de los discursos más valiosos del  nuevo teatro venezolano es el propuesto por José Ignacio Cabrujas. Su obra tiene como centro una mirada al país orientada a encontrarse con la gente… Es el universo dramático que lo define ante el gran público, en particular por las obras descritas entre 1971 y 1986.  Quadrivium:profundo 1971, Acto Cultural 1976, El día que me quieras 1979 y El Americano ilustrado 1986.  Pero Cabrujas es mucho más que todo esto: el teatro en Cabrujas es el alma de sus personajes, la calidad del lenguaje que hablan, el carácter paradisíaco de sus situaciones básicas, el atractivo paisaje físico y espiritual de su estrategia discursiva en una realidad que pareciera siempre ser cotidiana y que hacen de José Ignacio Cabrujas uno de los más importantes autores del teatro venezolano. Regresando a “El día que me quieras”, donde Cabrujas hace de Carlos Gardel un recuerdo histórico de la mitología del país y lo vinculó con nuestro gusto por los triunfadores. “El primer contacto de los venezolanos con el siglo XX, con un triunfador”, escribió Germán Rodríguez, en 1979. En la obra, el viaje a Ucrania propuesto por Pío a su prometida María Luisa no sería una aventura: “…no es lo mismo entrar al Kremlin como Pedro por su casa que con una carta Romain Rolland”, le decía con esa conducta patética de Pío, que es cruel e irónica, porque él sabe que todo lo que dice, es mentira. Ese torbellino de contradicciones donde la vida y la historia real se le impondrían a José Ignacio sobre cualquier consideración ideológica.

Finalizaré con algunas cuitas de José Ignacio a Milagros Socorro en 1961 sobre el cine al comentar sobre “el gesto de Humprey Bogart cuando se da cuenta de que no puede llegar a una conclusión con Ingrid Bergman”, o cuando vio al “macho telúrico” que era Pedro Armendariz. En 1963 le confesó que cuando vio a Pedro Infante en “Nosotros los pobres” y le oyó decir aquello de que “Malditos los ricos”; “me metí al Partido Comunista por Infante, que maldecía a los ricos y los comunistas eran los que decían eso o algo muy parecido a eso, con su tono pomposo, protocolar y “científico”. El año 1971, José Ignacio comentaría con gran franqueza a Milagros Socorro.  “Muy pocos escritores pueden señalar el día, y la hora en que decidieron ser escritores, yo sí. Fue exactamente en el instante en que terminé de leer “Los Miserables” de Víctor Hugo, cosa que hice en medio de un mar de llanto”.

Maracaibo 10 de marzo del año 2017

No hay comentarios: