Jesús Agustín Vílchez Martínez
Homenaje a un
médico zuliano luchador e investigador en Endocrinología
Este es un resumen
histórico sobre un brillante compañero de nuestra promoción de médicos del año
1863, una sinopsis extraída de un extenso
trabajo publicado por el Dr. Rafael
Molina Vílchez.
Les quiero hablar sobre un médico cuyo
esfuerzo profesional volcado a la experimentación básica en
Neuroendocrinología y Endocrinología de la Reproducción dejó un legado de
repercusión internacional. Jesús Agustín Vílchez Martínez nació en Maracaibo,
en la parroquia Santa Lucía, el 28 de
agosto de 1939, e ingresó a la Escuela de Medicina de La Universidad del Zulia
el año 1957, egresando como Médico Cirujano en julio de 1963, en la promoción
“Sanatorio Antituberculoso de Maracaibo”.
Desde estudiante, Vílchez sintió
atracción por la Medicina de la Reproducción, quizás por ello logró un permiso
de la jefatura del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Central
de Maracaibo, para asistir a los quirófanos en las guardias de la emergencia. El
director de hospital y profesor de cirugía, Dr. Carlos Araujo Herrera, subió al
quirófano y para su sorpresa halló al gineco-obstetra de guardia haciendo una
cesárea con un joven acondroplásico. Vílchez, quien era su ayudante, se
encontraba subido sobre unas cajas para alcanzar el necesario nivel. Araujo, de
carácter reconocidamente afable, con los buenos alumnos tenía un trato
paternal, por ello, a puertas cerradas conversaría luego con Jesús Agustín y le
hizo ver los problemas que tendría en su desempeño profesional para tratar con
los pacientes y le sugirió que se dedicase a la investigación, señalándole que en
la Facultad de Medicina se estaba organizando un plan de becas. Sin duda
alguna, estos consejos cambiarían el curso de su vida. A nuestro compañero
Jesús Agustín, le tocaría sobrellevar la dura e íntima contrariedad de tener
una mente privilegiada en un cuerpo con acondroplasia: una conocida variedad de
enanismo. No obstante, él nunca se
subvaloró, ni toleraba que otros lo
hicieran; siempre trató más bien de dejar a un lado su notorio aspecto físico
para dedicarse incansablemente a hacer investigación y a llenarse con la vida
familiar e intelectual. No fue un estudiante de nivel medio; siempre figuró
entre los más competitivos. Como bachiller, en el año lectivo 1958-1959, fue
nombrado Preparador de Anatomía. Su vocación y facilidades personales como
docente, eran impresionantes. En el hogar, relajado, disfrutaba de la música y era gran admirador de Gardel y de Alfredo
Sadel.
Antes de 1963, el año de
graduación de la promoción “Sanatorio Antituberculoso”, la Facultad de Medicina
había creado un programa de becas desarrollado por el Decano Dr. Enrique Molina
con el apoyo del Rector Dr. Antonio Borjas Romero. De esta manera, Vílchez obtuvo
una beca para hacer en Caracas entre 1963 y 1965, el Curso de Fisiología
General bajo la coordinación del Prof. Humberto García Arocha, ejerciendo la
docencia al volver a Maracaibo en julio de
1965, como instructor de la Cátedra de Fisiología. Ya como profesor a
dedicación exclusiva, en 1969, ganará una importante beca. Fue uno de los seleccionados
con el apoyo de la “Fundación Ford”, para
el Curso Latinoamericano de Biología de la Reproducción organizado por la “Pan
American Health Organization”, un curso internacional sobre Medicina de la Reproducción. Aquí comenzó su
relación con la investigación y la Medicina Reproductiva que habría de ser su
línea de estudio.
Había sido profesor de Fisiología
en la Facultad de Medicina de LUZ, y cuando se trasladó a la Universidad de Tulane,
en Baton Rouge, Louisiana, llegaría a formar parte del grupo de élite
liderizado por Andrew Schally. Entre Marzo de 1969 y Marzo de 1971, lo
encontraremos entre los investigadores del “Endocrine and Polypeptides
Laboratories” del “Veterans Administration Hospital”; situados en 1601 “Perdido
Street”, de New Orleans, Louisiana, en los estados Unidos. Su jefe sería Andrew
Schally, uno de los tres ganadores del Premio Nobel de Fisiología y Medicina
del año 1977, reconocido al igual que el francés Roger Guillemin como
descubridor de la estructura química de
la Hormona Liberadora de Hormona Luteinizante. Ambos
investigadores, compartieron el Nobel de ese año con la Dra. Rosalyn Yalow, una
estadounidense creadora del método de laboratorio conocido como
radioinmunanálisis. El éxito de los trabajos de Schally y Roger Guillemin, dio
a conocer cómo es la estructura del GnRH. Con Vílchez, entre los miembros del
grupo de Tulane figuraban Akira
Arimura un PhD quien publicaría sobre la influencia de la hipófisis posterior
en la secreción de ACTH, la hormona estimulante de las glándulas suprarrenales
quien en Tulane llegó a ser Profesor Emérito, mundialmente considerado como
maestro de la Endocrinología y las Neurociencias. Arimura fallecería a los 83
años. Estaba también Abba Kastin, coautor de los trabajos pioneros con Schally; David y Esther
Coy, coautores de más de 600 publicaciones que han contado con el apoyo de los “Institutos Nacionales de Salud”, la universidad
y la industria privada; Leonardo Debeljuk, argentino ganador de un
“Guggeheim fellowship”, con más de 160 publicaciones. De manera que con Schally
como el jefe del equipo de Louisiana, el laboratorio donde los Coy diseñaban nuevas
moléculas polipeptídicas, con Arimura
y Vílchez, otros “fellows” estudiaban la actividad biológica de
cada una de estas moléculas. En la Escuela de Medicina de Universidad de Tulane,
Vílchez alcanzaría el nivel de investigador asociado, Instructor y Profesor Asistente
del Departamento de Medicina, e investigador asistente del Hospital de la Administración
de Veteranos. El Prof. Schally en su autobiografía reconocerá la labor del
venezolano; en la “Conferencia Nobel”, que se dicta el recibir el premio, Schally
diría: “Se nos unieron en esa importante tarea investigadores de muchos países, y el trabajo de los Dres. J. Vílchez,
de Venezuela; A. de la Cruz, de Perú, y N.
Nishi del Japón, estableció en 1976 que los antagonistas de LH-RH,
pueden ciertamente bloquear por completo la ovulación en animales”.
Al regresar a Maracaibo, Jesús Agustín en la cátedra de
Fisiología de la Universidad del Zulia alcanzó la condición de Profesor Agregado.
Pero
aquí, realmente, pudo hacer muy poco. La institución no ofrecía las condiciones
para su nivel de investigación y se le requeriría su labor tan sólo como
expositor teórico, con casi todo el tiempo consumido por la gran carga docente
de manera que su gran conflicto personal se transformó en ser requerido a la vez, por un centro de estudios superiores,
creador de conocimiento, y por otro al estar en su país desde donde se le
reclamaban deberes contractuales, y donde él hubiese querido tener mejores
condiciones para desarrollar cuanto había aprendido, pero se le limitaba
prácticamente con asignarle su actividad a la carga docente. En la Universidad del
Zulia, la Neurociencia experimental en aquellos días apenas comenzaba y esta
como otras tantas situaciones las vimos
repetirse en diversas subespecialidades médicas, en muchas tristes ocasiones. Tras
diversas contrariedades con las autoridades de la institución, Vílchez no logró
modificar su status por lo que, cuando le fue posible, renunció y se marchó a la Universidad de Los Andes. En
Mérida empezó como contratado por la cátedra de Fisiopatología, en la cual
llegó a jefe encargado, Profesor Titular asociado y jefe del Laboratorio de
Investigaciones Hormonales. En Endocrinología trabajó en la cátedra de Fisiopatología
bajo la jefatura del Dr. Walter Bishop produjo
y orientó algunos trabajos. Fue profesor Titular y llegó a ser el jefe del
Departamento de Fisiopatología y, desde mayo de 1984, jefe del Laboratorio de
Investigaciones Hormonales. Ya como profesor Titular Jubilado, seguiría activo
cuando la muerte lo sorprendió el 21 de
julio del año 2002.
Las investigaciones en las cuales
participó Jesús Agustín, marcaron el camino mundialmente reconocido en el
conocimiento de los llamados “análogos de
GnRH”. Estos han formado parte
del tratamiento de tumores malignos dependientes de las hormonas sexuales, como el cáncer de
próstata y el de mama, de los miomas del útero y de la endometriosis.
Medicamentos estos que tienen valor terapéutico en el desarrollo sexual precoz,
el hirsutismo severo, la protección funcional de los ovarios de mujeres jóvenes
sometidas a quimioterapia contra enfermedades malignas, y son conocidos como
parte de los protocolos de tratamiento de alta complejidad para el manejo de la infertilidad. Vílchez
Martínez abordó otros tópicos de la Endocrinología experimental, como el papel
de la melatonina, el funcionamiento de la tiroides y la infertilidad masculina
y dejaría una relevante bibliohemerografía. Además de su obra escrita, Vílchez fue
conferencista, correlator, panelista y
coordinador de actividades en varios países por lo que contribuyó internacionalmente
con numerosas actividades difusoras del conocimiento científico.
Maracaibo, 3 de julio del año
2016
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