SOLDADOS DE SALAMINA
Hace
un par de meses, tuve la suerte de escuchar en el programa radial matutino de César
Miguel Rondón, una entrevista con el escritor español Javier Cercas. El autor
de Soldados de Salamina, llegaba a Caracas para promocionar una nueva
novela y conversaron sobre su famosa obra, considerada como la gran novela de
la Guerra Civil Española, publicada ya hace 14 años y de la cual hay una nueva
edición de este año 2015 del Grupo Editorial Penguin Random House, la cual
incluye un epílogo con comentarios del autor sobre la misma.
Javier
Cercas ha dicho que cuando se publicó Soldados
de Salamina la gente no estaba interesada en el tema de la guerra civil.
Les parecía algo tan viejo, tan remoto como la batalla de Salamina donde los
griegos con Temístocles al frente derrotaron a la flota persa de Jerjes I y acabaron
con las pretensiones de invadir Grecia y arrasar con la civilización occidental
de aquella época.
Sobre
la novela el director y guionista Javier Trueba realizó una película con
algunos cambios argumentales, rodada en 2002 y estrenada en marzo del 2003 en
España. El film recibió un Goya el 2004 por la fotografía de Javier Aguirresarobe y tiene inolvidables escenas
como la del soldado bailando bajo la lluvia el paso doble “Suspiros de España”,
o la del enfrentamiento del mismo joven soldado con el asustado falangista quien
lo mira con sus lentes de cristales como culos de botella.
La
novela es una mezcla de ensayo, crónica e investigación donde el escritor busca
la explicación de porqué en un momento, en un instante, durante la guerra, un
soldado decide no matar a un enemigo. En enero del año 1939 dos meses antes de
que terminase la guerra civil, cerca de la frontera francesa, serán fusilados
un grupo de prisioneros franquistas y Rafael Sánchez Mazas fundador de la
falange quien sería luego Ministro de
Franco, logra escapar y mientras está oculto en el bosque un soldado republicano
lo descubre y al encañonarlo, le perdona la vida.
Cercas
afirma que en las novelas no deben existir respuestas claras sino preguntas
contundentes y esas son como un punto ciego. ¿Don Quijote estaba loco? ¿Qué buscaba
Ahab al perseguir a Moby Dick? ¿De qué se le acusa realmente a K en El Proceso?
Las respuestas las debe soñar el lector. Por ello Cercas en su novela pone en
boca de Bolaños su precisa opinión de que “hay que ser un redomado embustero
para ser un buen novelista”.
En el epílogo de la edición 2015 de Soldados de Salamina, Javier Cercas
insiste en que hay tantas lecturas de una obra como lectores existan de la
misma, de manera que cada lector crea su propia obra. Por ello hay quienes han
tratado de verla como una apología del franquismo al relatar la vida del
falangista, escritor y poeta cortesano, o viejo libertino, sin atenderle quizás
al hallazgo de Miralles y el abrazo solidario, fraternal y conmovedor, llorando
“igual que lo hacían los viejos guerreros homéricos, igual que lo hubiera hecho
un soldado de Salamina”, que nos recuerda que todavía no estarán muertos los
hombres mientras nos acordemos de ellos.
Jorge
García Tamayo
Maracaibo
29 de noviembre del 2015
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