Las guerras civiles y la diáspora de los talentos
“¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!”, grito Millán-Astray
(militar español, fundador de la legión española) en el paraninfo de la Universidad de
Salamanca, y Don Miguel de Unamuno, le respondió:” Venceréis, porque
tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay
que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho
en la lucha”. Ese mismo año, Unamuno, fue destituido como rector de la Universidad de
Salamanca y comenzaría la más cruenta de las guerras del siglo XX, la que se
hace entre hermanos.
Cae la II Republica
en 1939 y ese proyecto de estado democrático que pretendía amalgamar diferentes
ideologías con un pensamiento social no pudo cuajar por la mezcolanza de
tendencias políticas que pretendieron hacer gobierno. Había, desde reformistas,
como Manuel Azaña, socialistas como Indalecio Prieto, comunistas como Largo
Caballero, hasta anarquistas como Ángel Pestaña.
Comienza un doloroso exilio de más de 500.000 españoles que son perseguidos
por el gobierno de Francisco Franco. Intelectuales de todas las profesiones,
incluso 2500 profesores universitarios toman el difícil camino de
volver a comenzar. Francia, México, Venezuela, Argentina, Chile, Colombia y el
resto de los países de Latinoamérica se vieron favorecidos por esa fuga de
cerebros. Muchos se dedicaron a la docencia, investigación, sanidad, otros
ejercieron sus profesiones o realizaron otras labores, pero todos trajeron el
conocimiento que necesitaban nuestros países para desarrollarse. Dejaron en
estas tierras, su cultura, conocimiento y metodología de trabajo.
Ejemplarizare la pléyade de cerebros (En articulo aparte en esta edición
“Apuntes para este editorial”, hablare de algunas personalidades que vinieron a
hispanoamerica), con un insigne dermatólogo que se radico por 4 años en
Venezuela, José Sánchez Covisa (1881-1944), llego en mayo de 1939 y
habiendo sido catedrático y decano de la facultad de Medicina de la Universidad de
Madrid, en solo 4 años por muerte prematura llego a ser, doctor
honoris causa de la
Universidad Central de Venezuela en 1943,
Vicepresidente de la
Sociedad Venezolana de Dermatología y Venereología y miembro
de la Academia
Nacional de Medicina de Venezuela.
Setenticinco años (75) después de haber culminado la guerra civil española,
Venezuela está teniendo una diáspora de talentos por una situación que comienza
a ser similar a las que vivieron todos aquellos españoles que tuvieron que
desarraigarse de su terruño. Entre los miles de jóvenes que están
emigrando están los médicos, uno de los recursos humanos que toma más tiempo en
formar y que exige una costosa infraestructura. En el año 2013 egresaron 1800
médicos de las Universidades tradicionales, de los cuales 1100 no ingresaron a
cumplir el año de medicina rural, indispensable para ejercer y continuar su
formación en Venezuela, por lo que se piensa que esta cohorte del 2013 emigro a
otras regiones, junto con los miles de especialistas que han tomado ese
camino (recientemente 16 anestesiólogos de un hospital público de Caracas se
fueron a ejercer en Chile). Este éxodo ha sido en búsqueda de mayor
seguridad, tanto personal como familiar, y la de poder contar con mejores
condiciones para ejercer la profesión para la cual se prepararon.
Estos jóvenes, de todas las profesiones, son aún “trigo verde”
llevaran el conocimiento y la fuerza de trabajo que aprendieron en Venezuela,
felicitaciones a los países que los acojan, denles por favor buen
recibimiento porque es buena la simiente que tienen. Aprovéchenlos en el tiempo
que estén, ya que ellos regresaran. Estamos seguros que la tierra de Simón
Bolívar renacerá y necesitara de ellos, así como de los miles de jóvenes
estudiantes que aquí se han quedado luchando por una patria libre.
*Jaime Piquero Martin, es hijo de un exiliado español (Jaime Piquero
Arteaga. Bilbao 1912 Caracas-2006) Jaime Piquero Martín
Editorial de Piel Latinoamericana (http://piel-l.org/blog/35373)
28 marzo 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario