Muchos tipos diferentes de bacterias pueden causar infecciones,
pero una forma de infección necrosante de tejidos blandos muy grave y
generalmente mortal es la causada por la bacteria Streptococcus pyogenes, por lo que algunas veces se ha
denominado la " bacteria carnívora
": es el estreptococo.
La
infección necrotizante de los tejidos blandos aparece cuando las bacterias
entran al cuerpo, generalmente a través de una herida menor o raspadura. Las
bacterias comienzan a multiplicarse y a liberar sustancias toxinas que
destruyen los tejidos y afectan el flujo sanguíneo en la zona. Con la bacteria
carnívora, el estreptococo también produce químicos que bloquean la capacidad
del cuerpo para atacar a este organismo y en la medida que el tejido muere, las
bacterias ingresan a la sangre y se diseminan rápidamente por todo el cuerpo. Este es un tipo de infección bacteriana afortunadamente
es poco frecuente, pero es muy grave ya que la infección puede destruir los
músculos, la piel y el tejido subyacente. La palabra necrosante o necrotizante se
refiere a algo que ocasiona la muerte del tejido corporal.
La fascitis necrosante, también llamada fascitis necrotizante, es una infección aguda que se extiende por el tejido celular subcutáneo y la fascia, produciendo una rápida necrosis tisular, con grave afección del estado general. El conocimiento sobre la fascitis necrosante ha ido variando durante la historia, desde su descubrimiento hasta la actualidad. Había sido descrita en la antigüedad con otros nombres, pero la similitud de los síntomas descritos con la ya conocida fascitis, demuestran que se trataba de fascitis necrosantey tenemos referencias de la misma desde los tiempos de de Hipócrates, Galeno y Avicena.
En el siglo XVIII fue denominada “úlcera maligna” y no sería sino hasta el año 1820 cuando el cirujano militar Joseph Jones dio detalles acerca de esta afección, a la que llamaría “la gangrena de hospital”. Durante los años siguientes, la fascitis necrosante fue conocida y temida en los hospitales de guerra, mientras que en hospitales civiles era difícil de encontrar. Hasta el siglo XX se la siguió llamando “Gangrena de hospital”, o en su defecto, “Fagedeno”.En 1883, Fournier publicaría su
trabajo sobre la gangrena del periné y de los genitales, siendo esta una variante
de fascitis necrosante que sería denominada “gangrena de Fournier” incluso
hasta en la actualidad le dan ese nombre. Durante el siglo XX esta infeccion fue llamada de
varias maneras, entre ellas “erisipela necrosante” y “Gangrena estreptocócica
aguda hemolítica”. En el año 1952 se llegó a la actual denominación de fascitis necrotizante acuñada por B.
Wilson. Ese nuevo término incluía ya los dos tipos de fascitis necrosante.
La mortalidad global de la fascitis
necrosante oscila entre el 20 y el 47%. Entre los pacientes con fascitis
necrosante del tipo I o II en quienes el diagnóstico se lleva a cabo dentro de
los 4 días desde la aparición de los síntomas iniciales, la mortalidad se
reduce al 12%. La presencia de toxicidad sistémica debe alertar al médico de
que no se trata de una celulitis simple.
En realidad, el término fascitis necrosante engloba dos entidades
bacteriológicas: En la tipo I, se aísla por lo menos una especie
anaerobia (habitualmente Bacteroides o Peptostreptococcus)
en combinación con una o más especies anaerobias facultativas, tales como estreptococos
no pertenecientes al Grupo A (este es el caso de la fascitis necrosante
de tipo II, como se explica más adelante) y miembros de enterobacterias (por
ejemplo Echerichia coli, Enterobacter, Klebsiella, Proteus).
La gangrena estreptocócica hemolítica
se produce por traumatismos leves, heridas punzantes o cirugía, especialmente
en el contexto de diabetes y vasculopatía periférica, aunque la cirrosis y el
tratamiento corticosteroideo también han sido factores predisponentes. La
fascitis necrosante está presente en aproximadamente la mitad de los casos del
síndrome de shock tóxico estreptocócico.
Clínicamente, estos suelen ser
procesos agudos, pero en raras ocasiones sigue un curso subagudo progresivo. La
fascitis necrosante puede afectar a
cualquier parte del cuerpo, pero es más frecuente en extremidades,
especialmente en las piernas. Otros lugares de predilección son la pared
abdominal, las áreas perianal e inguinales y las heridas posquirúrgicas. La
puerta de entrada suele ser una zona de traumatismo (laceración, abrasión,
quemaduras, picaduras de insectos), una laparotomía llevada a cabo en presencia
de contaminación peritoneal (traumatismo abdominal penetrante o perforación de
una víscera) u otro procedimiento quirúrgico, un absceso perirrectal, úlcera de
decúbito o una perforación intestinal. Algunos casos especiales en los que se
puede desarrollar una fascitis necrosante se encuentran la diabetes mellitus,
el alcoholismo y el abuso de drogas intravenosas.
El área afectada está inicialmente eritematosa,
inflamada, sin bordes definidos, caliente, brillante, muy sensibilizada y
dolorosa. A lo largo de varios días, hay cambios de color cutáneo de rojo violáceo
a manchas gris-azuladas y de 3 a 5 días después se pueden ver roturas cutáneas
con ampollas y gangrena cutánea franca. El área afectada ha quedado
anestesiada debido a la trombosis de pequeños vasos sanguíneos y a la
destrucción de los nervios superficiales localizados en el tejido subcutáneo
necrótico afectado. La anestesia puede suceder antes de la necrosis cutánea, en
cuyo caso puede ser una pista de que el proceso cutáneo no es una celulitis
simple. La inflamación pronunciada y el edema pueden
ocasionar una mionecrosis extensa como complicación y puede verse gas
subcutáneo en la forma polimicrobiana de la fascitis necrosante, especialmente
en pacientes con diabetes mellitus.
En las pruebas de laboratorio suele haber leucocitosis
y en los frotis con tinción de Gram del exudado revelan
generalmente una combinación de microorganismos o, en el caso de la gangrena
estreptocócica, cadenas de cocos
grampositivos.
El tratamiento para la fascitis necrosante y la
gangrena gaseosa es la extirpación quirúrgica del tejido muerto, además de la
administración de antibióticos por vía intravenosa. A menudo debe extirparse
gran cantidad de piel, tejido y músculo, y en algunos casos incluso es
necesario amputar el brazo o la pierna afectados.Las personas afectadas pueden
necesitar grandes volúmenes de líquidos intravenosos antes y después de la
cirugía.
Resumido
para lapesteloca en Maracaibo, el miércoles
10 de septiembre del año 2025
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