Carlos Noguera por RJ Lovera de Sola
En 1972 RJ Lovera de Sola escribió sobre la novela de
Carlos Noguera (1943-2004) “Historias de la calle Lincon” (Caracas. Monte Avila, Editores, 1971)
en aquellos días, Carmelo Vilda había publicados en la Revista SIC (SIC No 341, 1972, pp. 36-37) algunos
comentarios con una visión algo diferente a la de Lovera de Sola. Tuve
yo la suerte de leer la novela de Noguera publicada en 1971, en un ejemplar de
su segunda edición de 1991 y recuerdo la emoción de percibir los secretos de la
narrativa de aquel autor que ya admiraba por la lectura previa de “Esperando los
días”. Nunca imaginé que tres años después ese maestro de la narrativa con José
Napoleón Oropeza e Israel Centeno le otorgarían a mi novela “Escribir en La
Habana” el premio de Narrativa en la Bienal José Rafael Pocaterra del 64 y que precisamente
sería Carlos quien aceptaría mi invitación para presentarla unos meses después
en la librería KuaiMare de Chacao. Como decía Rubén “la vida te da sorpresas” y
esas fueron gratas e inolvidables, años ha…
RJ Lovera de Sola relató cómo “en 1969 Carlos Noguera insurgió como narrador con un cuento que recibió el
premio del Concurso de Cuentos de "El Nacional": Altagracia y Otras Cosas. De hecho no era su primera aventura
narrativa: antes había escrito una novela, enviada a un concurso de la que
publicó algún fragmento (In: Rev.:.Imagen, n. 5, 1967, pp. 8 y 17-18; in:
"ElNacional", Papel Literario 23-4-67, p. 2-3). El cuento premiado
por "El Nacional", se enmarcaba dentro del contexto de la llamada
narrativa de la violencia, pero a diferencia de otros trabajos narrativos de la
tendencia apuntada, Altagracia y otras
cosas, tenía una especial significación: se trataba de un texto literario cuya
justificación se encontraba en la escritura misma y no en la Intención social o
en la denuncia. Estas eran las más Importantes fallas de los productos
literarios de tal tendencia. Por otra parte su construcción era novedosa y
rica, hábil la utilización de personas narrativas, lenguaje rememorativo, vuelo
poético, utilización de varias hablas, entre ellas la hamponil, y por último su
temática: era la historia de unos guerrilleros que acaban en delincuentes”.
“Con ocasión de
haber publicado ese cuento, Carlos Noguera fue entrevistado por el crítico Luis
Alberto Crespo. A través de todo el diálogo, el agudo periodista indagaba en
torno al cambio de género por parte de Noguera. Este respondió. "...el
momento en que vivimos exige del escritor una actitud que no puede
materializarse a través de la poesía sino por medio de la narrativa. Sin que
esto signifique una deserción de mi parte en lo que hace a la poesía, estoy
convencido de una cosa: la narrativa es hoy el vínculo fundamental de la
comunicación La poesía la dejo para una experiencia más íntima, personal, pero
si quiero ser fácil a la realidad que me rodea e Intento expresarla
literariamente, el modo legítimo es la narrativa..." (In: "El. Nacional", 1-8-69, p.
C-12).
“Todas. las
anteriores cuestiones nos parecen importantes para asumir en su totalidad la
novela publicada por Noguera. Porque si hay algo que llama la atención en Historias de la Calle Lincoln es que en
esta interesante novela nos encontramos con un narrador en su plenitud, cuestión
que quizás no hubiéramos esperado de una primera novela. Esta es una de las razones
-mas no la única- de que ella llame la atención y provoque un comentario
crítico en profundidad...- …Su texto es abierto, sus historias no están concluidas,
cerradas, están allí libremente, suscitan una o varias interpretaciones,
solicitan del lector su parte de trabajo o de la elaboración para comprender. Y
hay algo más: los capítulos de la narración pueden estar en cualquier orden,
podrían cambiarse y el texto continúa teniendo la misma validez. No es una
innovación propia porque ya se conocía a través de Rayuela (1963), de Julio Cortázar pero dentro de la ficción
venezolana quizás tenga pocos antecedentes; pienso en el gran tablero de
narraciones que es Rajatabla (1970) de Luis Britto García, quizás el libro más
ambicioso de nuestra reciente ficción”...-…En el libro existen varios niveles de lenguaje bien utilizados: rememorativo,
colonial, jerga hamponil, lenguaje juvenil de hoy, prosa periodística. Sin
embargo, en donde se muestra más hábil, conocedor de la técnica que está
manejando, sin que ello implique que la narración se pierda en tecnicismos, es
en el cambio de personas gramaticales”…-
… La reflexión
sobre la novela, sobre el arte de narrar está presente en Historias de la Calle Lincoln, es una reflexión sobre el género
narrativo desde la narrativa misma. Como corolario de esto, está la novela en
la novela: la novela que se va escribiendo y va narrando a su vez esta
peripecia. Hecho éste tan viejo en el género narrativo, que lo hallamos ya en
el Quijote de Cervantes: no olvidemos que es Cervantes quien transcribe los
manuscritos del Cide Hamete Benengeli. Interpretando esta misma cuestión ha escrito
Carlos Fuentes "...durante los
sesentas, los novelistas y _ sus lectores descubrieron que la novela es, ante
todo, una escritura verbal. Nada más y nada menos. Aun la novela
latinoamericana más popular de todos los tiempos, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, sólo hace uso,
abundante e irónico, de las tretas tradicionales de la novela, para resolverlas
en una escritura, que es simultáneamente, previa y posterior a la narración.
Como • el Cide Hamete Benengeli, de Cervantes, el Melquíades, de García Márquez,
verdadero autor de la novela dentro de la novela, nos niega las comodidades de
pensar que la narración es un ente autónomo o que la ficción refleja la
realidad inmediata. Tanto Cervantes como García Márquez proponen otro problema:
sus libros no han de ser creídos sino leídos; su realidad es la lectura, pero
gracias a ella el saber conoce, pone en duda y traspasa la frontera de lo que
pasa por la "realidad a fin de ingresar al infinito de lo real..:"
Publicado por R.J.Lovera de Sola (Historias de La Calle Lincon)
en 1972.
Maracaibo 2 de mayo, 2018
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