De
la novela “El año de la lepra”
20012
Editorial
elotro@elmismo
Distribuye
en el país: EdicVen
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Fragmento
del CAP 2
… Vos seguramente quisieras
descansar y sentirte arrullado por el zumbido del aire acondicionado, pero de
momento no lográis conciliar el sueño, y mientras pensáis y repensáis en la
necesidad de ir nuevamente hasta la isla y aclarar si cuanto habéis escuchado
es cierto, regresáis entonces a la imagen de Ruth, siempre ella, allí, en una
nebulosa, sonriéndote, tal vez insinuante, ella quien cada vez más se adherirá
a tus pensamientos hasta hacerte creer otra vez que de repente y tal, vos
mismo, casi hasta podéis creer estar comenzando de nuevo a sentirte
esperanzado...
Iremos a la isla, creo que no nos queda otra opción, quién sabe si
resultará de algún provecho, siento que allí he de hallar alguna respuesta, se
escuchan tantas cosas, cuando el río suena, piedras, seguramente, ir será lo
mejor, mañana lo intentaremos, será, es probable, isla de los leprosos, porción
de tierra rodeada de agua por todas partes, definición de isla, menos por una, ¡claro
está!, es por arriba, una vez fuimos estudiantes, chistosos, ¿remembranzas tal
vez?, una isla en la corriente, ¿de algún río?, del Esequibo y el Mazaruni,
¿allá en Guyana?, ¿del río San Juan?, el del Perú, o ¿nuestra isla con “la
ciudad de fuego” al frente?, en la corriente que sube al norte bajo el puente,
que baja al sur, centro del lago, no es un juego, pleamar de luna, acaso
brillando, cabrilleando en las ondas, y la pienso cual si fuese una isla
flotante, Solentiname sin volcanes lejanos, es la nuestra una isla desgarrada,
de historias tristes, y además sin poetas, ¿en el lago de los poetas?,
precisamente… ¡Ay!, tal vez hay por aquí mucho hidepueta, ¿será la de Platón?,
él allá admirando las columnas de Heracles, ¿una isla como la de Morel?, una sin
fugitivos, sin fantasmas inventados, mas bien, ¿será la otra isla?, ¿la de
Suniaga?, ¿quizá la del doctor Moreau?, para experimentar con animales, Dasypus
sabanicolas, ¿sus humanoides?, para nosotros está a la vista, cruzar el puente
y está más cerca, una isla como en el río San Juan, sin un motociclista, la
isla de Gael protagonista, cruzando el río, a nado, y los leprosos a la espera,
él acezante, ellos en la ribera, río de corriente amazónica, meandros en la
selva peruana, el Ché Gael y el leprocomio infecto, selva de Pantaleón,
albergando leprosos a montón, sin visitadoras, tan solo él, queriendo cumplir
con su deber, soñando con lograr alguna curación, joven Guevara Lynch, Gael
ahora, asmático, y su amigo Granados, que no es el César bólido de la tele,
éste Granados irá a tener a cabo Blanco, irá a parar, a tener dicen algunos en
Caracas, a dar al leprocomio guaireño, el de Jacinto, con grandes piedras
blancas, cual fortaleza frente al mar, obligado estoy a recordar, Miranda en la Carraca, fuera sido es por
allá lo que es hubiera por aquí, ¿mejor hubiese?, juegos gramaticales, resabios
infantiles, aprendidos de la madre mía, la gran educadora, fina maestra de
gramática, y para mí, especie de manía, viene y se va, ella sola, maña o
reflejo, en esto quizás me pueda parecer a Alejo, ¡que Dios me ampare!, ya se
lo he dicho a Ruth, todo es cuestión de cómo vea las cosas, cierta objetividad,
nada es casual todo es causal, es como si aquí nos diera por denominarles los
cusucos, en Panamá así les dicen, igual en Costa Rica, les conocemos como los
sabanícolas, son como los conejos, cachicamos escavadores, Dasypus, raíz
griega, animalitos acorazados, son ellos quienes albergan los bacilos, puede
que los trasmitan, se dio la gran sorpresa, súbitamente, mis cachicamos se
brotaron, es un secreto, hace ya muchos meses, ¡no puede haber dasypus
leoninos!, separamos las cepas, no era posible, sabemos que no se pueden
cultivar, Silvester el gran maestro, presto lo decidió, ¡inoculemos pues!,
presentimos que les bastaba un solo inóculo, por otra parte preparados
estábamos, organizamos tremendo bioterio, Ruth tuvo mucho que ver en ese
asunto, ¡ah mi querida Ruth!, tan dedicada, ruda labor, hasta llegar a estar
seguros, habrían de parir en cautiverio, nacen cuatro de cada madre y una sola
placenta, pequeñines con los ojos abiertos, la carcasa es blandita, inolvidable
la emoción de Ruth, ¡encantadora, mi querida doctora!, ha sido todo un éxito,
la poliembrionia, así la llaman, solo en ellos se ve, sin duda es un misterio,
ya hemos inoculado varias madres, las tenemos a todas preparadas, parirán con
los bacilos que han mutado, gestación de seis meses, grandes expectativas, en
muchas madres tan solo dos semanas nos faltan, rayos ultravioleta del astro
rey, calor de arenas, animalitos a pleno sol, bien lo sabíamos, en la
temperatura parece resolverse la charada, es la parte importante, he allí la
clave, tal vez unos dasypus leoninos, nacerán repletos de bacilos, las madres
mientras vivan refrigeradas, nos consta que sobrevivirán, ya conocemos por
donde van los tiros, pero está lo otro, la isla de Providencia, cosas que
dicen, para todos nosotros creo se aclararán, isla de Lázaros, como la Kaow del Esequibo, Ruth
cerniendo arena bajo el sol, frente a Bartica, allí estuvimos, también en
nuestra isla, ya hace unos años, buscar arenas, arduo trabajo, vana ilusión,
¿quién sabe?, puede que las arenas y el calor sumados, ciudad de fuego
refulgente, en la temperatura está la cosa, conocemos que pasa en la cubierta
celular de las bacterias, esos cambios ocurren en la superficie, son los
residuos de manosa, la arabinosa terminal, lo comprobamos, lo hemos hallado,
está condicionado por sus genes, sin menospreciar lo otro, la cuadriga del sol,
es evidente, las corinebacterias han mutado, y cernimos arenas en la isla de
Beauperthuy, y buscamos arenas en volcanes de Nicaragua, nada que ver, todo
estaba en los genes, es como un cuento, una novela, puede escribir Alejo su
novela sobre la isla Kaow, hace años que está en eso, el pobre Alejo, un cuesta
abajo sin retorno, una miseria humana, puede que yo también me hubiese echado
al abandono, ¿cómo saberlo?, Alejo, tantos padecimientos, y todo por pendejo,
las tristes consecuencias de lo que fuera un absurdo ruleteo, un escritor
taxista, ¡quien habrá visto cosa igual!, ¿me habría vuelto un borracho?, ¿lo
sería?, podría, pudiera ser, yo no lo creo, pero ¿y Ruth?, no debo ser tan
pesimista, ella tal vez, está llegando al tope, no la entiendo, ella persiste y
yo no se como logra seguirlo soportando, alentándolo, cuidándolo,
¿queriéndolo?, ¿y qué de nuestra isla?, la de Los Mártires, la del leprosario
que fundó El Libertador, aplastada, arrasada, flota ante “la ciudad de fuego”,
refulgente, que reluce con ígneo resplandor, no así Bartica, opaca y gris la
vimos, la Demerara,
lluvioso pueblo de pescadores, no obstante, desde su orilla, remaba Beauperthuy
en su canoa, zarpaba a diario, esperanzado, decidido a curar a sus leprosos,
los elefantiásicos, los hombres leoninos, él les ungía con emplastos oleosos.
Han pasado los años, un centenar, y ante nosotros, está ahora la isla, siento
que nos espera, debemos resolver esta quimera, absurdo chisme, un juego
pareciera, tal vez pleno de historias falsas, o de medias verdades, de
espantosas mentiras, yo convencido estoy, saltaremos sobre todas las
expectativas, desvelaremos el enigma, espero logremos hallar las evidencias, en
medio de la noche, penetraremos este misterio arcano, acaso haya gato
encerrado, minino o fiera, lo sacaremos de la isla, divina providencia, ingresaremos
todos en penumbras, nos moveremos sigilosos, ese es el plan, muy pronto, y
luego, en cuanto paran nuestros sabanícolas, podremos ofrecerle al mundo la
noticia, los de las nueve bandas, ¡tremenda carambola!, va a ser como en un
juego de billar, las novecinctus, han
de parir hijos brotados, cachicamos enfermos en útero materno, con bacilos
mutados, habremos de tener mucho cuidado, ser discretos, tenemos que guardar
nuestro secreto, el gran Korzeniowski lleva las riendas, es imposible que la
información se haya filtrado, ¿quien puede imaginar lo que sucede?, el sol, la
mutación, los genes, quien sabe si por algún resquicio, ¿pudiese ser posible?,
hemos protegido nuestro experimento hasta donde cabe, pero siempre hay
hendijas, no existen evidencias, pero nunca se sabe…
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