TRES VENEZOLANOS ESCRITORES GUERREROS
RESUMEN HISTÓRICO
Jorge
García Tamayo
RAFAEL NOGALES MENDEZ
Rafael de Nogales nació en el Tachira
el 14 de Octubre de 1879.Su familia era de origen Vasco, su abuelo, el Coronel
Pedro de Inchauspe, habia cambiado su apellido durante la Guerra de la Inpendencia a Nogales,
traduciendolo al Castellano.
En 1898 a los 18 años, estaba
junto a los españoles peleando en Cuba contra la invasión estadounidense, donde participo como Teniente Segundo,
en la Campaña
de Cuba y tras la derrota del 98, regresó a Venezuela. En 1902 participó en
la llamada Revolución Libertadora contra el gobierno de Cipriano Castro. Deberá
salir del país y se irá a Europa, luego irá a Agfanistan y a
Beluchistan como explorador y comerciante. En Nevada, se hizo rico, para
encontrarse en Port Arthur en plena guerra Ruso-Japonesa en 1904 participa
en la guerra, como espía a favor del Japón. La caída del régimen del General Castro en
Venezuela se le permitió regresar a su país, y lo hace en 1908, tras el golpe
de estado de Juan Vicente Gómez. No obstante, volvió a exiliarse a
causa de su enemistad con el General Gómez. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se ofreció para servir en el Ejercito Belga,
pero no lo admitieron por su condición de extranjero, y en el de Montenegro,
Serbio y Ruso, con igual resultado. Encontrándose en Sofía haciendo las mismas
gestiones ante el Ejercito Búlgaro le presentaron al Embajador Turco, Fetty Bey y Nogales ingresó en el Ejercito Turco en
Abril de 1915 con el grado de ¨Bimbasi¨ Comandante, del Cuerpo de Estado Mayor.
Sería destinado al Estado Mayor III Ejército en el Frente del Caucaso, con sede
en Ezerzerum al mando del General Mahmund-Kimail Pacha. En abril de 1915,
durante los días más críticos de la
Batalla de Van, a los 37 años Rafael de Nogales Méndez cruzó
el Lago Van desde Adilcevaz hasta Edremit para unirse a las fuerzas turcas que
se encontraban atrincheradas en el castillo de Van, y comandadas por Cevdet
Baskale antes de que su arsenal cayera ante el avance de las columnas de
cosacos y rusos. Más tarde, a mediados de los años 20, Nogales escribió un
libro titulado "Cuatro años bajo la Media Luna"
sobre sus años de servicio en el Imperio Otomano. Nogales, tras participar y dirigir el sitio de
la ciudad de Van, en Armenia, protesta y termina asqueado de las matanzas que
ve y solicita ser relevado. Se había alistado como oficial del Ejercito Otomano
para participar en una guerra honorable y no para ver como aplicaban la
consigna dada por el Ministro de la Guerra Enver Pacha a sus Tropas, “quema, roba, y
mata”, contra las minorías cristianas de Armenia. Tras esto lo trasladarán a Siria, a la ciudad
de Alepo, donde ejerce como Inspector de los Servicios de Transporte del Ejército.
Luego será destinado a Bagdad, a las ordenes del General Von der Golz, al mando
de una Fuerza de Caballeria. En Enero de
1917 es destinado al frente de Palestina, al 12 Regimiento de Infantería con
guarnición en Belén y luego pasará la
Zona de Gaza. Participó en dos de las tres batallas por Gaza
con la 3ra División de Caballería y realizaría una incursión contra las fuerzas
aliadas en el Sinaí. Fue Gobernador Militar de la costa de Palestina.
Gracias a su amistad con el Ayudante de Campo del nuevo Sultán,
sería nombrado segundo Comandante del Regimiento de Lanceros de
Constantinopla. En Abril de 1919, tras
el armisticio y la derrota de Turquia, pidió la baja en el Ejercito Turco con
el grado de Coronel de Estado Mayor, y abandonará el país con rumbo a España.
En 1919, en la época de la
fiebre del oro, sólo por curiosidad va a Alaska, a descansar luego de sus
aventuras en China. Luego sería vaquero en Arizona, época esa cuando se hacía
llamar “Nevada Méndez”, fue también pescador de ballenas con los esquimales, y
en sus memorias cuenta sus aventuras en todos estos países, haciendo un
pormenorizado recuento de sus amigos, relaciones, actividades, costumbres. Más tarde vivirá en México en plena Revolución
Mexicana. Al final de ésta estuvo al lado de Madero. También fue amigo y
colaborador de Augusto César Sandino, y publicó un libro llamado “El saqueo a
Nicaragua”. En los entretiempos planificaba acciones contra Gómez. A la muerte
de éste regresará a Venezuela donde López Contreras, que aparentemente
desconfiaba de él porque Nogales siempre estaba en la oposición contra todos
los gobiernos, le concedió un puesto de jefe de aduana en Las Piedras, en el
Estado Falcón, donde un año después, muy molesto con el trato recibido,
olvidadas sus aventuras y desilusionado con el nuevo régimen, Nogales Méndez
renunciará y se radicará en Panamá, donde morirá de pulmonía después de una
operación en 1937.
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ISMAEL
URDANETA
Ismael Emilio Urdaneta Paz, poeta, periodista, cronista, narrador, y
soldado legionario, nació el 4 de marzo de 1885, en Moporo, Estado Trujillo. El
puerto de Moporo existía como parte de un despojo territorial hecho al Estado
Zulia, por orden de José Tadeo Monagas, para separar las Parroquias de la Ceiba y la Ceibita del Cantón de
Gibraltar y así fue como ese puerto fue
anexado al Cantón de Escuque en la
Provincia de Trujillo.
Su padre Don
Arístides Urdaneta Leal, era natural de La Cañada de Urdaneta y su madre Doña Altagracia
Paz, era oriunda de Los Puertos de Altagracia, donde lo bautizarán y donde
vivirá su infancia y hasta 1895, cuando su familia decide residenciarse en
Maracaibo, y vivirán frente a La Beneficencia, hoy Hospital Dr Urquinaona. En esta
ciudad Ismael realizará sus estudios de secundaria, y vivirá con sus diez
hermanos, su madre y su padre quien trabajaba en una oficina, como Jefe del
Aseo Urbano de la ciudad.
En
1905, Ismael publicó su
primer poema en
el periódico vespertino El
Ciudadano, fundado en 1903, por Marcial Hernández. En 1906,
Ismael, con el joven Jorge Schmidke, será asesor de Nuevos Ideales revista literaria donde aparecían el poeta
colombiano Pedro Barrios Bosch, Carlos Rincón Nebott, Eliseo López y Alejandro
Fuenmayor Morillo, todos zulianos quienes serían perseguidos al llegar Juan
Vicente Gómez al poder. En 1908, el poeta fundó en Maracaibo la revista Elitros, dirigida Carlos Medina
Chirinos, quien dirigía el Archivo Histórico del Estado Zulia, y destacó la
tesis de la fundación de Maracaibo por Ambrosio Alfinger en 1529. Fundó también Ismael, la revista Proshelios, dirigida por José Antonio
Butrón Olivares, periodista perteneciente al grupo literario Los Mechudos. En 1908, editará en Maracaibo, Laureles y Rosas, en honor al General Jorge Antonio Bello y
conmemorando el quinto aniversario de la defensa ante el bloqueo de las
potencias extranjeras a la entrada del Lago de Maracaibo. También publica su
primer poemario Corazón Romántico donde
se percibe la influencia del criollismo de Udón Pérez. En 1910, el crítico
literario y poeta zuliano Jesús María Semprum Pulgar, lo encontró en Caracas,
en una pensión componiendo el poema Los
Libertadores, con el cual ganaría el primer premio del certamen literario
de prosa y verso promovido por la Gobernación del Distrito Federal con motivo del
Centenario del 19 de Abril de 1810, que se
publicará en el Cojo Ilustrado el 15 de Abril de 1910. Ismael Urdaneta a finales de
1910 iniciará su periplo de inquietudes
intelectuales y de búsqueda de horizontes, que lo llevarán a Barbados,
al Brasil, la Argentina
y Uruguay, en una primera larga y fecunda aventura periodística. En Buenos
Aires publicará en 1911 su segundo poemario Siembra
y Vendimia, alejándose del Romanticismo y acercándose cada vez más al
Modernismo, influenciado el cubano José Martí, del nicaragüense Rubén Darío, de
los mexicanos Amado Nervo y Salvador Díaz Mirón, y del argentino Leopoldo
Lugones.
A finales de
1912 viajará a España como corresponsal del Diario del Plata, y allí escribirá reportajes, colaborará con
diarios españoles y escribirá el poemario
Jardín Solariego. En 1913 está en en París, donde compartirá con los
venezolanos Carracciolo Parra Pérez, Diego Carbonell, el médico Jorge Dacovich,
el pintor Carlos Otero, el poeta Dr. José Tadeo Arreaza Calatrava, con Ramón
Vallenilla, y con otros personajes venezolanos para la época residentes en
París. En abril de 1914, desatada la Primera
Guerra Mundial, el poeta decidirá alistarse en La Legión Extranjera de Francia, y
luchará con el Primer Regimiento Extranjero en Bel-Abbés, y después, en la Península de Gallípoli
en Turquía donde en 1915 será herido en combate. Posteriormente luchará en la Batalla de los Dardanelos,
luego pasará a Orán en Argelia, y a Bizerta en Túnez, África Septentrional. En
1916, será nuevamente herido combatiendo en Francia durante la Batalla de Verdún contra
la invasión alemana. También combatió en Egipto, Servia y Ucrania, con el
Cuerpo de Expedicionario de Oriente en los frentes orientales y
soviéticos. Durante cinco años, vivió el
horror de la guerra, herido en dos oportunidades, en la
Cruz Roja de Niza le amputarán parte del
pie izquierdo, por gangrena provocada en las trincheras de Verdún. Recibiría La Medalla Interaliada,
La Cruz de
Hierro, Medalla de Verdún, el Distintivo de Herida y el Cordón de Honor al
Mérito de La Legión Extranjera, y una distinción del coronel Geay, jefe del
Regimiento en 1918. El final de la Primera
Guerra Mundial,
encuentra al poeta, en Argelia y
se casará con Teresa Pascott a quien conoció durante su permanencia en el
hospital de La Costa Azul, y con quien
tendrá dos hijos, Emiliana y Alexis Arístides, quienes vivirán con su madre en
Sidi Bel-Abbés, Argelia.
El 17 de agosto de 1921 Ismael regresará a
Venezuela y en Maracaibo se le recibió
el 29 de septiembre con un acto en el Teatro Baralt, en primera fila estaba el
Presidente del Estado Zulia, General Vicencio Pérez Soto, se escucharía a la Banda Bolívar
dirigida por el maestro Martucci y sería presentado por el escritor Elías
Sánchez Rubio. El 12 de noviembre de ese mismo año, se le recibirá en el Teatro Nacional de Caracas. Casi
inválido y enfermo, será pronto abandonado en su misma tierra, sin ayuda alguna
por lo que decidirá regresar a Europa
pero deberá hacerlo como un inválido héroe de la guerra: Volverá a ver a su
esposa e hijos. En 1927, empeora
gravemente enfermo de tabes dorsal y siente que debe regresar a su tierra, pero
no logrará convencer a su familia para que vengan a vivir con él a Venezuela.
Ya en Maracaibo publicará en 1927 en El Tocuyo, el poemario Cantos de gloria y de martirio, escrito
durante los años 1915 y 1916 y colmado de versos dramáticos, con una voz
modernista con asomos vanguardistas, sobre los horrores de la guerra y de los
padecimientos del guerrero. Ismael Urdaneta, condenado a una silla de ruedas y a una cama, con una
parálisis progresiva y dolorosa y heridas que no cierran en su pierna, es
abandonado en su tierra maracaibera, a pesar de tantos supuestos amigos
venezolanos conocidos de España y París, con altos cargos de la dictadura
gomecista. Así, padeciendo la nostalgia de su familia en Argelia, con dolor y
desesperanza en el alma, “el poeta legionario” como lo llamó Elías Sánchez
Rubio, padecerá un martirio en la soledad de su confinamiento, en su cuarto
maracaibero, hasta que el día sábado 29 de septiembre de 1928, a los cuarenta y tres
años, se suicidará de un disparo. Reposan sus restos en el más antiguo de los
cementerios de Maracaibo, El Cuadrado.
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FERNANDO CARLOS TAMAYO
Fernando
Carlos Tamayo fue uno de los poetas líricos más firmes y expresivos del
Táchira. Hijo primogénito de Don Lorenzo Tamayo de la Madriz y de Doña Albina
García de Tamayo, Fernando, nació en Valencia el año 1890 y antes de cumplir el
año se trasladó con sus padres a San Cristobal.
Fernando fue el mayor de una familia de nueve
hermanos, la menor, Amelia conocida cariñosamente como Maruja, fue mi madre. Fernando era el mayor de
una familia de poetas. Su hermano Francisco, y sus hermanas Josefina y Amalia
compartían desde muy jóvenes la pasión por la literatura, escribían y
publicaban sus poemas en revistas literarias y en las páginas culturales de los
periódicos del Táchira. El con sus hermanos poetas, aparecen en el libro de
Antonio Arellano Moreno, “Poetas y versificadores Tachirenses” publicado en
1979 por la Biblioteca
de Autores y Temas Tachirenses dirigida por el Dr. Ramón J. Velasquez. Fue en la revista
literaria “La Idea”
donde Fernando dio a la luz pública su primer poema titulado “Parábola”,
reproducida en 1908 en diversas publicaciones de los círculos literarios de
Caracas, Maracaibo y de Quito. Fernando Tamayo formó parte de un grupo de
jóvenes tachirenses, inquietos y talentosos, muchos de ellos agrupados en torno
a la revista “Bloques”, escritores de poemas y de ensayos quienes mantenían
viva la actividad cultural en la San Cristobal de comienzos de siglo. En aquellos
duros días, en una Venezuela rural, acogotada por guerras y dificultades
económicas, Fernando Tamayo, con José Abel Montilla, Ramón Leonidas Torres,
Eduado López Vivas, y su hermano Francisco Tamayo, comenzaban a descollar en la
actividad literaria del Estado Táchira y del país nacional. La vida de Fernando, habría de cambiar
radicalmente en su adolescencia. Su padre, Don Lorenzo Tamayo, quiso ofrecerle
al joven poeta un destino diferente al que parecía esperarle en su país.
Venezuela había padecido la tragedia de las guerras de la Independencia y de la Federación, y venía de
sufrir por las contiendas de los
caudillos, empobrecida por deudas externas e internas provocadas por los pésimos gobiernos de
turno. Se vivían los últimos años del régimen de Cipriano Castro y alboreaba la
larga dictadura gomecista. Las circunstancias de ser Don Lorenzo amigo del
Cónsul de Venezuela en Nueva York, Don Pedro Rafael Cárdenas, o quizás
Rincones, hizo gestiones y con los buenos oficios del Cónsul amigo, le
otorgaron una beca al joven Fernando para cursar estudios en los Estados
Unidos. En el año de
1907 tenía Fernando 17 años y la posibilidad de abandonar el suelo nativo
agitaría sin duda su corazón de soñador y poeta, él seguramente sopesaría la
idea, dejara a sus padres, sus hermanos, y decidiría aceptar el reto. A finales
de ese mismo año, a lomo de mulas, en tren y luego embarcándose en varios
vapores, marcharía para irse a estudiar en Norteamérica En el Colorado College,
de Colorado Springs habría de iniciar Fernando su periplo de personaje
novelesco. Durante sus años de estudio y
con los avatares de su existencia, el
poeta siempre tuvo presente su tierra tachirense, las montañas andinas, sus
gentes, su familia, y será esa nostalgia del terruño la que formará la médula
de su poesía. Fue estudiante de ingeniería civil, profesor de español,
deportista, dibujante. Cuando estalló la
primera guerra mundial, se enroló como voluntario en el ejército de los Estados
Unidos y se fue a la guerra con
sus compañeros y sus discípulos. En realidad, los Estados Unidos no se involucraron
en la contienda mundial, hasta el mes de Abril del año 1917, cuando el Congreso
norteamericano por gran mayoría y el presidente Thomas Woodrow Wilson así lo
decidieron. El Tío Sam llamaba a los muchachos para irse a la guerra, y se
alistaban sus discípulos y sus compañeros del Colorado Collage. Así, el poeta,
dibujante y profesor de español, tomó la determinación de hacerse ciudadano
americano para poder irse con sus camaradas, decisión disgustó enormemente a su
padre, Don Lorenzo, quien no podía estar de acuerdo, pues su hijo perdía la
beca de estudiante de la que dependía para costear su carrera en los Estados
Unidos. Pero la suerte estaba echada y Fernando se alistó en el ejército y se
fue a Europa con la
Infantería de Marina. Los
Aliados tenían ya casi cuatro años
combatiendo en una extenuante guerra de trincheras cuando los Estados Unidos
enviaron a sus tropas al mando de John Pershing, el mismo militar que
persiguiera durante muchos meses a Pancho Villa en territorio mexicano. El
mariscal francés Foch y el Jefe de las Fuerza Expedicionarias Británicas
Douglas Haig habrían de recibir a Pershing al frente de las 9 divisiones de
soldados norteamericanos para ayudar a las 164 divisiones de franceses e
ingleses que luchaban por contener la invasión de las 207 divisiones del
ejército germano. Los jóvenes “marines” acostumbrados a la estrategia de
grandes cargas de la guerra de Secesión, armados con fusiles y ametralladoras,
sufrieron grandes bajas en los campos de Francia, minados, llenos de trincheras
y nidos de ametralladoras enemigas, padecieron los rigores de los gases tóxicos
y entre lluvias de obuses y de morteros, pronto aprenderían de los soldados
aliados a moverse en grupos, y a inventar estrategias convergentes para
destruir las posiciones del enemigo. Estaría en Francia adscrito al Cuerpo de Ingenieros, y ya en el frente de batalla estuvo dirigiendo una
compañía de Infantería. Estuvo al principio, en
el “sector defensivo” y pasó luego al frente activo. Tomó parte en varios
combates de importancia y concurrió a la última batalla de la guerra poco antes
del armisticio y en la cual ganó la medalla de guerra de la “Meuse Argonne”,
condecorado por servicios
de guerra. Recuerdo
en mi niñez distante, las palabras de mi tío Fernando relatando el significado
de la palabra miedo, cuando se ha vivido una guerra dentro de las trincheras, y
en la noche se ha tenido que arrastrar sorteando cráteres en un terreno
empantanado y tener que pasar sobre los muertos descuartizados por la metralla,
me decía, era para él, lo más difícil y lo que más terror le inspiraba. Al regresar de la guerra a los Estados Unidos, el
poeta volvió pleno de experiencias, condecorado, pero muy enfermo. Una
infección pulmonar y la inhalación de los gases tóxicos de fosgeno y cloruro de
carbonilo, actuando probablemente sobre una lesión pulmonar antigua ya que en
Colorado había padecido de una neumonía, lo mantuvieron en cama en un hospital
para Veteranos en Boston y el poeta soldado, sintió no poder estar presente en
el desfile del ejército triunfante por las calles de Nueva York. Finalmente
logró restablecerse y regresó a Colorado a sus clases de español y se graduó en
Filosofía y Letras en el Colorado College. En ese entonces se casó con
Katherine McShane, mayor que él, “esposa y camarada” le diría en la dedicatoria
de su libro de poemas del año 1945. Trabajó como obrero en molinos para la extracción de oro, lavó
platos en un restaurante neuyorkino, fue actor de cine, cowboy, guionista de
películas, asesor de Producción de la
Fox, ejerció un importante cargo que en la industria
cinematográfica al frente de la
Publicidad en la Columbia Pictures, premiado con un OSCAR de la Academia de Artes
Cinematográficas de Hollywood en 1935 a
Fernando C. Tamayo por “Sombras de Gloria” con el protagonismo de José Boor le
valió al poeta esta distinción, la cual fue reseñada en la edición del X
Aniversario del Diario de Occidente de Maracaibo en 1959. La estatuilla de 14 centímetros tiene
una inscripción que dice “Academy of
Motion Picture Arts and Sciences First Award Columbia Pictures for the Best
Picture of the Year” y se la regaló Fernando a su hermana Mercedes, en 1947,
antes de irse enfermo a los Estados Unidos. Ejerció el periodismo en Nueva York
y con una sólida cultura humanística, se transformaría en un erudito, versado
en literatura y filología. Hablaba y escribía en inglés y en francés con la
misma perfección que en español, colaborador de numerosos periódicos y revistas
de América Latina y España con los seudónimos de “Tom Ayala” y “El Conde de San
Javier”, sus crónicas se titulaban “ Vistazos Neuyorkinos” y “Salpicón
Cosmopolita”. Escribía y publicaba
poemas en inglés y en español. En la poesía de
Fernando Tamayo, es posible siempre asociar el espíritu combativo e intrépido
del poeta y el soldado que viviera las
cruentas experiencias en la guerra, con ese acendrado amor y veneración por su
terruño montañoso pleno de neblinas y de recuerdos. Se transparenta en el curso
de su vida una compenetración con sus gentes y sus montañas andinas. Poeta de
rítmica prosodia y versos brillantes con una sintaxis que igual permiten
introspectivas visiones bucólicas como, el lenguaje coloquial o desgarradoras expresiones del acontecer
diario. Con su esposa, el poeta
regresará a San Cristobal el año 1935. De vuelta al terruño, ha ver a sus
padres ya ancianos. En ese entonces se volverían a encontrar Fernando el poeta
y su hermana menor, Maruja quien ya era una joven de 27 años y tenía un novio
maracaibero, Jesús García Nebot, con quien se casaría el mes de julio del
siguiente año, 1936. El 18 de octubre del año 1937 nacería su primer hijo a
quien llamarían Fernando en honor al hermano mayor poeta, de nuevo ausente. Fernando y Katherine, durante el viaje a Venezuela del año 1935,
pasaron unas semanas en San Cristóbal, estuvieron de visita en Maracaibo y
regresaron a Norteamérica. En 1937 volverían a su tierra con la
intención de instalarse definitivamente, y vivieron en San Cristóbal, en una
casita alquilada. Ese año, Maruja visitaría a sus padres en San Cristóbal desde
Julio hasta Noviembre y con ellos y sus hermanas y hermanos celebrarían el 18
de octubre, el primer cumpleaños del primogénito Fernando García Tamayo, mi
hermano mayor. Madre e hijo regresarían a Maracaibo en Noviembre, en el vapor
“Libertador” y Jesús, mi padre, estaría esperándoles en el puerto. A finales de
ese año, morirá Don Lorenzo Tamayo de la Madriz y pocos meses después en 1939 fallecerá la
madre del poeta, Doña Albina.
Treinta y dos años después de haber dejado su tierra, para iniciar su vida de aventurero, Fernando, de
vuelta en su casa recibe estos dos golpes del destino y se comporta “como un viejo soldado”, sin claudicar ante la vida y ante las
letras... Continúa escribiendo poesía y acepta el cargo de director de un liceo, el “Rafael María
Morantes” en el barrio San Carlos en las afueras de San Cristóbal. En 1945
Fernando Tamayo, verá coronada una gran aspiración. A través de sus
amigos del Grupo Literario “Yunke” se publicará su libro “Romances de mi
Montaña”, el cual se inicia con un poema dedicado a su esposa, titulado
“Intimo”, fechado en octubre de 1944: Un año después, Katherine se caería accidentalmente sobre un
rosal y moriría de tétanos en San Cristóbal. La primera parte del libro lo
constituyen seis poemas sobre su tierra, sus gentes y las montañas andinas y adicionalmente el
“Romance de Miguelón Contreras”, ya comentado previamente. Después vendrán seis poesías tituladas “Romances de Guerra y
otros Poemas”, páginas en las cuales alternan cuatro poesías de los años 1915,
1916 y 1918 cuyos títulos hablan por si solos, “En Flandes crecen las
amapolas”, “En la Cruz Roja”,
“Uno de tantos” y “Sola”. Con “Tarde otoñal” y
“La Inefable”,
el poeta retoma el tema de la lejanía de sus gentes y la nostalgia para
finalmente brillar en el “Romance del Camarada Muerto”, ya comentado
parcialmente en esta ocasión. Finalmente hay varias poesías en inglés, de las
cuales con modestia, dice el poeta, deberían llamarse en inglés, en vez de
“Atempts” intentos o intenciones, mas bien “ atentados”... Los poemas en inglés de Fernando C. Tamayo, fueron
escritos, dos de ellos en 1925, en los Estados Unidos, a los 37 años, ambos plenos de nostalgia con esa permanente
ilusión de un amor eterno que habrá de sobrevivir a las catástrofes, a las
guerras, y a la soledad del
distanciamiento y que parece insuflar en él una fuerza interior, el amor eterno, ese que aviva su flama y le ofrece la
oportunidad para seguir luchando. Son ellos, los poemas “Arcades Ambó! “
y “Post Bellum”. El tercer
poema en inglés, se intitula “The Port of Broken Ships”, escrito el año 1943,
ya en su tierra, cuando de nuevo el horror de otra conflagración mundial está
en marcha, y de nuevo “los marines”, después de Pearl Harbor, han zarpado para
ir a morir en Battan, en Corregidor, en Guadalcanal, o en Las Filipinas, en el
Pacífico Sur. El poeta revive el enfrentamiento entre sus más puros
sentimientos antibélicos y ese terrible sino de los hombres, quienes acaso han
de mirar hacia el cielo, conscientes de que las aves se han tornado en pájaros
de acero y en el puerto, los barcos semihundidos en sangre estarán seguramente
a la espera de ver salir el sol, o quizás de poder volver a divisar en el cielo
la quietud eterna de las estrellas... Fernando Tamayo, luego de la muerte de su
esposa, empeoró de su condición pulmonar crónica. Regresó a la casona de sus
padres en San Cristóbal y su hermana Mercedes se mudó para atenderlo y
cuidarlo. Con su hermana Mercedes, el poeta estará un tiempo en Maracaibo, allí
deberá ser hospitalizado en el hospital Central Dr Urquinaona varios días por
su enfisema y fibrosis pulmonar. Logró
contactar con el Hospital de Veteranos en Miami y con la ayuda de una enfermera
venezolana, la Sra. Pino,
viajó finalmente de nuevo a los Estados Unidos. Tenía una gran ilusión para
estar en un desfile de Veteranos de la
II da Guerra que se daría en Miami, pero por motivos de salud
no logró estar presente. El Hospital VE de Miami lo trasladó al Hospital de
Veteranos de Nueva York donde moriría el 22 de agosto de 1948.
Maracaibo, marzo del año 2013
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