En su prosa, jocosa, aunque
realista y descarnada, José Eduardo
Espinoza un caballero actualmente gozando de buena salud, en diciembre del
2025 ya en el mero siglo XXI resulta ser un nonagenario amigo, con una
prodigiosa memoria y perfectamente lúcido. José Eduardo describiría para
quienes en Facebook tuvieron la oportunidad de leerlo, de cómo se desarrolló
“la prostitución” en su ciudad: Maracaibo.
Confieso que he tenido el
atrevimiento de plasmar las ideas de José Eduardo Espinoza intentando adaptar sus palabras como si fuesen una crónica más de este
blog lapesteloca, con la advertencia
para quienes me lean, de que en un 98 % por espinosas que parezcan sus
palabras, son fiel expresión de las ideas de su autor, anunciadas como:
(Memorias del pasado II) en donde afirma que:
“Maracaibo es una de esas que se
la tiran de ciudades donde la
profesión más antigua del mundo siempre estuvo presente; por
la década de los 40 del siglo pasado, a las prostitutas se les conocía como
mujeres de la vida alegre, pero se equivocaban en tanto no puede ser alegre
una manera de vivir llena de miseria más que de alegría.
El lugar dónde laboraban se le
conocía con el nombre de Mabil localizados
dependiendo del estamento social de estas
mujeres por ejemplo Bobulitos que estaba
por los lados del Mercado de los buchones más o menos donde están Las Playitas
actualmente.
En la calle comercio al poniente
de la parada de los carritos de La Cañada estaban las prostitutas francesas
que atendían una categoría social de clase media-baja, no trabajaban en Mabil sino que atendían a
su clientela en casas de habitación fáciles de identificar porque tenían dos
bombillos en la puerta uno de color rojo y el otro de color verde, el verde señalaba que estaban trabajando.
Otros establecimientos que se conocían con el nombre de
"reservados"; en la calle El Milagro funcionaba uno que conocíamos como "A que Irene" con una clientela variopinta al costo de 4 fuertes; era una casa de una
sola ventana a la cual al trasponer la puerta entrabas a una sala en penumbra
donde se originaban las siluetas de una chica otras menos chicas, aquí el
negocio era diferente uno no escogía sino que lo escogían y en 15 minutos ya
estabas de regreso a tu casa.
Por los lados de la Bomba "Muniche" en la
Calle Soledad había 3 reservados, eran para clase media-alta y
estaban localizados allí porque en un tiempo la Calle Soledad fue el límite del
casco de la ciudad.
En la calle Dr Portillo (78) cruce con la calle
Maracaibo (Av 12) ahí había un prostíbulo, con el nombre de, el "Lirio
del Bosque" que era regentado por un miembro de la comunidad gay de
apellido Rosales más conocido por el apodo de "El Ovejo".
En Maracaibo, la prostitución comenzó a alcanzar
volúmenes apreciables y se estableció una zona para el ejercicio de la misma que se
llamó Zona de Tolerancia que estaba
ubicada desde donde está hoy la URBE
hasta donde está más o menos el Sambil. Allí estuvieron varios botiquines tales como "El Atlántico",
"El Tibiri Tabara", "El Avión", "El Paisandu" y
otros…
En 1970 bajo el gobierno de Caldera se dispuso el
traslado de la Zona de Tolerancia del norte de la ciudad hacia la carretera de
La Concepción, lo que significó “Fin de mundo” para los Mabiles que sobrevive ahora más refinada con Las Chicas Prepago, las
"Villa Cariño", los Aladinos, los Moteles y pare de contar.
A lo largo de la historia se han planteado distintos
sistemas legales para enfrentar la prostitución y a pesar de constantes
intentos de regulación, continúa abierto el debate en Europa sobre su
legalización y las leyes que la regulen pues resulta un negocio de millones de
euros anuales. Actualmente coexisten tres sistemas en el marco de los
países de la Unión Europea, prohibicionismo, abolicionismo
y reglamentarismo. En España, y en
Portugal se opta por la no intervención del Estado, con una situación de “alegalidad”, siendo permitida y
tolerada, pero no regulada por el ordenamiento Jurídico.
En la prostitución, el objeto de la venta, es el
propio cuerpo, y quien la ejerce, aun con su consentimiento, lo cosifica y
mercantiliza, de modo que la prostitución implica una venta del cuerpo, lo que reduce
la persona a ser una mera mercancía. Aunque exista consentimiento, la
prostitución se considera una actividad dañina, contraria los valores
imperantes en nuestra sociedad, tal como la esclavitud, o la venta de sangre o
de órganos, puesto que tiene un objeto ilícito y debe considerarse extra
comercio.
Sin embargo, curiosamente, en la actualidad existen grupos
feministas que, dando voz a las organizaciones sociales de prostitutas, abogan
por la legalización partiendo de que la realidad de las mujeres que se
prostituyen, es amplia y diversa, señalando que el abolicionismo menosprecia el
poder de decisión de quien la ejercen.
Para el blog lapesteloca, escrito en Maracaibo el viernes 12 de
diciembre del año 2025
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