El viernes, 2 de agosto del año 2013, en este
mismo blog, lapesteloca, publiqué copia de un artículo de la
Revista Biomédica Digital de la UCV, Vitae, titulado: HUMBERTO
FERNÁNDEZ MORAN. Legado científico de Venezuela invaluable para el mundo.
http://caibco.ucv.ve/Vitae/VitaeCatorce/Portada/homevitae.htm/
Para aquellos días estaba recién publicada mi novela “Ratones desnudos” la cual representaba con “El año de la lepra” la sexta y séptima novelas entre las que habían ya sido publicadas. Aquellas dos, tuvieron la fortuna de ser editadas por una editorial de Mérida dirigida por el profesor Víctor Bravo, la editorial se llamaba “el otro @ el mismo” y las novelas, todavía estaban siendo distribuidas por EdicVen y se encontraban en algunas librerías del país.
Lamentablemente no existió nunca comunicación entre EdicVen, Victor Bravo y mi persona, quien ya había entendido que publicar novelas no funcionaba para reintegrar algo económicamente, ni ganando premios, de manera que desde entonces asumí mi condición de escribidor, en total gratuidad, fenómeno que percibo sensiblemente, en 2025 ante mi exiguo sueldo como profe titular jubilado de la UCV. Son los tiempos que nos ha tocado vivir...
Habiendo ya transcurrido más de
doce años desde aquella ocasión, voy a referirme a un detalle que tiene
que ver con la ficción y con la realidad
en las novelas.
Mostraré aquí, una tarjeta de
presentación que guardo con respeto (es la original) de otra tarjeta ficcional presentada por un personaje (Eduardo
Soriano), de mi novela “Ratones desnudos”, ante un acucioso periodista quien en la novela buscaba
información sobre una institución neuropsiquiátrica desaparecida diez años
atrás en Maracaibo donde se habían realizado importantes trabajos de
investigación usado un microscopio electrónico; el periodista en la novela se
llamaba Hernando Salazar.
Ante la circunstancia, del uso de
un microscopio electrónico, y en su ciudad natal, es probable que surjan comentarios
sobre el doctor Fernández Morán (transformado
en un ídolo noticiosamente muy manido ya en los últimos años de este Siglo XXI)
a quien el doctor Soriano –en la novela- decía haber conocido personalmente e
insistiría en que él, recibió una misiva del sabio y que además posee su propia
tarjeta de presentación. Soriano pareciera –en la novela- apropiarse parcial y
temporalmente de la identidad del real autor de la novela “Ratones desnudos”, quien, para desvelar el
secreto, se sentiría obligado a ofrecerle a los lectores del blog lapesteloca la posibilidad de leer el
texto de la tarjeta en cuestión, aunque puedan quedarse pensando que si acaso
todo esto, no ha sido más que un divertimento ficcional...
El texto que aparece en el Capítulo 18 de la novela “Ratones desnudos” con las palabras del doctor Soriano es el siguiente:
–Conservo esta tarjeta personal del sabio fechada el 29 de octubre de ese año 1974. La recibí unos días después de nuestra entrevista. En ella con su minúscula caligrafía me escribió un mensaje, lea usted... Yo leí cuidadosamente (ver)
“ He estado pendiente de sus trabajos y le felicito por sus recientes trabajos sobre virus neurotrópicos, especialmente rabies; yo puedo asegurarle que próximamente instalaremos parte de mi laboratorio de electronmicroscopía en esta región.
Desearía mucho hablar con usted, para considerar que podamos lograr una colaboración satisfactoria sin necesidad de trasladarse a Caracas. Perdóneme si sugiero que nos veamos en el Hotel del Lago, cuarto 468, si es posible a las 5.00pm. Reciba un cordial saludo extensivo a su apreciada familia”.
La firma decía: Humberto Fernández Morán.
Soriano paladeó un trago de gin y continuó. –Estaba yo convencido de que nuestro sabio Quijote estaba, como el Libertador, destinado a arar en el mar. Asistí a la cita en el Hotel del Lago y él me pidió que no cometiese el mismo error en el que él había incurrido años atrás. Que no saliese del terruño. Que lo más importante tenía que ser florecer en la provincia. Que irse a la capital sería un disparate. . .
Estaba persuadido, y creo que me hablaba con toda
sinceridad, de que a más tardar en dos años ya sus laboratorios estarían
instalados y marchando en el occidente del país. A pesar de mi incredulidad no
quise ser drástico, callé sobre mis temores y acepté esperarle, tal vez uno o
dos años. Serán suficientes, eso le dije. Pero internamente tenía el doloroso
convencimiento de que otra vez le estaban engañando con falsas promesas. Cuatro
años después, en 1978, él regresó al Primer Congreso de Neurociencias en su
ciudad natal y sus conferencias fueron destacadas en la prensa nacional, pero
ya habíamos perdido las enseñanzas y la ilustración de aquel auténtico valor
científico nacional. Como dijera Acosta Saignes del Libertador, él parecía ser
en su tiempo “el hombre de las dificultades”.
En Caracas, dictó conferencias que para la época eran
de avanzada, habló sobre Virus Oncogénicos, Biología Molecular, Microscopía
Electrónica, sobre los Bancos de datos, computadoras y satélites que habrían de
venir. En esos días, de paso por la capital, me acerqué hasta el hotel Ávila
para conversar con él. Sin mucha convicción le ofrecí de nuevo regresar con él
si algo se concretaba en el Occidente del país, pero era un mero formulismo. A
pesar de la importante y privilegiada posición de nuestro científico en el
mundo, su destino de Ulises irredento parecía perseguirle. El genial
investigador de la NASA, el inventor del cuchillo de diamante, el descubridor
de las partículas elementales de las mitocondrias, persistía en sus sueños e
insistía en que todo estaba en su patria ya dispuesto para él. Casi a punto, me
decía y yo, debería regresar esperanzado, debería aguardar por él en la ciudad
de fuego.
Hasta aquí, el texto de la novela “Ratones
desnudos” …
Es una lástima que esta novela ya no exista en
las librerías (excúsenme por la “autopropaganda” pero su “desaparaicion” es un hecho), y no existiendo jamás una re-impresión, - fenómeno que se da en
prácticamente todas mis novelas - y ahora sí, desde la realidad no virtual ni
mental, me toca recomendar a quien esté interesado, quien puede buscarla, -ésta y
otras- en la plataforma de Amazon las encontrara aunque ya sabemos, es complicado pues no se puede pedirlas desde nuestro país,
siempre en crisis durante este siglo XXI.
Maracaibo, el jueves 11 de diciembre del 2025
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