El Centro
Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), es uno de los orgullos de la
ciencia española, pero está inmerso desde hace meses en la mayor crisis de su
historia. El pasado enero, tanto
su directora científica desde 2011, María
Blasco, como su gerente, Juan
Arroyo, fueron cesados por el patronato del centro, con acusaciones
de deterioro de la producción científica, fallos en la estructura organizativa
e incluso acoso laboral. El nombramiento de una nueva dirección, en septiembre,
prometía abrir una nueva etapa, pero el peso del pasado sigue presente: la denuncia
de la existencia de una red de amaño de contratos ha llevado a
la Fiscalía Anticorrupción a abrir diligencias.
Arroyo
salió de la gerencia en medio de un gran escándalo el pasado mes de enero,
cuando el patronato de la institución anunció su destitución como
director gerente y también la de Maria Blasco, al frente de la dirección
científica. Graves denuncias por la gestión de esta última con un enfrentamiento
abierto entre los dos. Durante el periodo de interinidad, Arroyo conservó su
despacho y su puesto de vicedirector de Asuntos Económicos, que aún ocupa, con una
fuerte influencia sobre la gerencia interina, según fuentes conocedoras del
proceso.
El máximo órgano de decisión del CNIO se ha reunido de urgencia para atajar la nueva crisis desatada tras conocerse la existencia de una denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción contra Arroyo y su entorno por parte de uno de los ex altos cargos de la institución. El actual gerente del CNIO también ha informado sobre la entrega en la Fiscalía de Madrid de un informe sobre la situación del centro, en el que ha trabajado desde que tomó posesión de su cargo el pasado 1 de septiembre.
María
Antonia Blasco Marhuenda (1965),
conocida es una científica española
especializada en la investigación biomolecular. Su trabajo se centra
en el estudio de los telómeros, la telomerasa y
su relación con el proceso de envejecimiento y el cáncer. Es autora de 297 artículos y tiene
un índice h de 102. En 1993, obtuvo su doctorado en Bioquímica y Biología Molecular en
la Universidad Autónoma de Madrid,
bajo la supervisión de Margarita
Salas Falgueras, en el Centro de Biología Molecular
Severo Ochoa (UAM-CSIC). Ese mismo año se trasladó a
Estados Unidos para ocupar un puesto como investigadora postdoctoral en el
laboratorio de la premio
nobel (2009), Carol
Greider, en el Cold
Spring Harbor Laboratory, de Nueva
York. Allí María Blasco clonó uno de los genes de
la telomerasa de los mamíferos generando el primer ratón knockout para la telomerasa. Durante
este tiempo también fue nombrada miembro de la Leukemia Society of America.
En 1997 comenzó en investigación como jefa de grupo y
científica del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) en el departamento de
inmunología y oncología del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), Madrid.
Desde el 22 de junio de 2011 hasta el 29 de enero de 2025[]
ocupó el cargo de directora científica del Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO), siendo una
reconocida autoridad en su campo de estudio.
Actualmente
Maria Blasco ha recibido críticas por presunta malversación de fondos en el
programa de "CNIO Arte" aunque ella lo ha negado, responsabilizando a
Presidencia del Patronato y al Director Gerente Juan Arroyo. La polémica se
desató tras la publicación de un artículo en el diario ABC, en el que se denunciaba que
«el
CNIO destinó miles de euros a un programa que nada tiene que ver con su fin
investigador oncológico», mientras sufre de un déficit presupuestario.[
A ello María Blasco respondió que «el
programa se financia gracias al apoyo de entidades privadas colaboradoras del
CNIO que específicamente quieren apoyar esta acción» y que «en ningún caso se
financia con dinero de donaciones».
El
documento, presentado a Anticorrupción por un exresponsable del centro cesado
en agosto con un expediente disciplinario, dibuja un mapa de empresas
satélites, encabezadas por altos cargos directivos del CNIO, que reciben
contratos para labores secundarias, encadenados y despiezados para evitar un
escrutinio más profundo. La denuncia calcula que el desfalco puede ser hasta de
20 millones de euros en una década; el presupuesto del centro para este año es
de unos 40 millones.
Las denuncias han
llevado al patronato a retirar a Arroyo de su puesto como
vicedirector de Asuntos Económicos —al que había regresado tras su cese como
gerente— y a dos de sus principales colaboradores. El cese había sido
solicitado por el nuevo gerente del CNIO, José Manuel Bernabé, que ha entregado
a la Fiscalía de Madrid un informe elaborado con toda la información que ha
obtenido desde que tomó posesión, el 1 de septiembre, hasta el 18 de noviembre.
El contenido de ese informe se desconoce, aunque fuentes del centro indican que
también describe “irregularidades”.
Desde su
fundación en 1998 como una de las grandes apuestas del primer Gobierno de José
María Aznar en materia de investigación, el CNIO ha buscado alejarse de los
modelos tradicionales de la ciencia institucional española a favor de un
paradigma más vertical y menos burocratizado. Sin embargo, la crisis que ha
vivido la organización este último año indica que este modelo
tiene sus lagunas.
Pero no se
podrá saber realmente cuáles son los problemas del CNIO sin una investigación
independiente en profundidad que explique todo lo ocurrido en los últimos años.
Esta ya hubiera sido de agradecer tras el cese de Blasco en enero; ahora, con este
último escándalo, se vuelve imprescindible. Un primer paso para
ello sería ir conociendo los resultados de las pesquisas del actual gerente.
Bajo los
focos está no solo uno de los centros punteros de la ciencia española sino todo
un modelo de investigación, uno que ha obtenido resultados fundamentales para
reducir la brecha de España con nuestros vecinos europeos. El silencio
corporativo e institucional no es aceptable cuando hay tanto en juego.
NOTA: Información
tomada de, el diario El Pais, para el Blog lapesteloca,
en:
Maracaibo, el martes 9 de
diciembre del año 2025
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