viernes, 7 de enero de 2022

De “el maestro y Margarita”…

 De “el maestro y Margarita”…

El domingo 20 de septiembre del año 2020 (https://bit.ly/3hKtde9) en este blog-lapesteloca- me referí a la historia de dos personajes, un escritor ruso y un filósofo alemán, ambos contemporáneos, Bulgákov y Benjamin quienes padecieron el rigor de crueles dictaduras. Hoy volveré a conversar sobre Bulgákov, a propósito de su obra El maestro y Margarita.

Cuando Mijaíl Afanásievich Bulgákov (1891-1940) emprendió la escritura de El maestro y Margarita, habían transcurrido ya dos años desde que Walter Benjamin (1891-1940) presenciara en el Teatro de Arte de Moscú una de las casi trescientas funciones de Los días de los Turbín, la obra teatral más famosa y controvertida de Bulgákov y a la cual asistiría unas quince veces el propio Iósif Visariónovich Stalin. Aquel 14 de diciembre de 1926 ante Walter Benjamin en el Teatro de Arte, de Moscú, seguramente no sabría sobre el futuro enmudecimiento de Bulgákov, ni podría imaginarse Benjamin aquel 14 de diciembre de 1926, cuál habría de ser la vida de Bulgákov, con sus crisis nerviosas y su desesperada correspondencia con “el inconmovible” Iósif Visariónovich Stalin. Tampoco podía imaginarse Benjamin que Bulgakov terminaría por consagrarse como uno de los productores más singulares de la Rusia Soviética. Lo que se daba en el Teatro de Arte de Moscú aquel 14 de diciembre, era la adaptación de la novela de Bulgákov, La Guardia Blanca (1924) puesta en escena como Los días de los Turbín por el prestigioso director Konstantin Stanislavski, y Benjamin habría de presenciarla probablemente sin darse cuenta, de que estaba en la víspera del silenciamiento de Bulgákov.

Después de 1919 cuando se dio la prohibición de sus dramas Los días de los Turbín, El apartamento de Zoika, La isla púrpura, La huida, y sus otros relatos y novelas, Bulgákov se convertiría en un opaco funcionario del Teatro de Arte, sosteniéndose en aquel cargo que había logrado en 1930 tras suplicarlo en una misiva a Stalin. Tendría que pasar el resto de su vida presenciando la anulación total de la exhibición de sus obras, con la imposibilidad de su publicación o representación. Desde entonces Bulgákov tendría que conformarse con leer sus manuscritos “a sus amigos, delante de una taza de té”.

Sin embargo, el enmudecimiento público, este no implicó para Bulgákov el cese de su labor como escritor y por el contrario, ayudó a que se definiesen en él todos los rasgos que definirían su figura de autor y de productor, sobre la cual Benjamin teorizaría en París en 1934, en su disertación-ensayo El autor como productor. El filósofo alemán propondría un tipo de autor que no coincide del todo con la corriente de pensamiento comunista tradicional, ya que no renuncia a su autonomía. Esa figura, se sitúa del lado de la tendencia política correcta, a la que Benjamin prudentemente no identificaría con nombre y apellido, era Bulgákov.

La elección política de Bulgákov estaba hecha sobre la base de la racionalidad; era lo que Benjamin denominaría como “una tendencia política correcta y en la definición de “correcto”, Walter Benjamin se refería a aquella tendencia política que no cede incondicionalmente ante el Poder sin identificarse con una facción política particular. Definición completamente válida y en términos benjaminianos, tal sería el caso de la tendencia política de El maestro y Margarita que puede considerarse como una de las más grandes novelas de la literatura del siglo XX.

El llamado deshielo de la Unión Soviética hizo posible que la novela, que concluiría con la muerte de su autor en 1940, y que sería preservada de la criminalidad censoria del periodo estalinista, permitió publicarse, aunque recortada, a finales de 1966 y principios de 1967. En El maestro y Margarita habría de ser precisamente donde Bulgákov realiza con acertada intuición, el montaje de tres historias: la aparición del diablo Voland con su séquito en Moscú, la relación amorosa entre el Maestro y Margarita y, la novela sobre Poncio Pilatos. El montaje de estos relatos en tiempos históricos distintos, -Poncio Pilatos en Judea en el año 33 d. C, y de Voland en Moscú a finales de los años treinta, con los amores del maestro y Margarita constituyeron su obra maestra. 

 

El dominio del humor y lo grotesco, está presente en El maestro y Margarita, y pertenece a las vanguardias artísticas que aparecieron en el primer tercio del siglo XX y que fácilmente se conecta con la tradición satírica de la literatura rusa, en especial con su gran referente Nikolái Gógol. El Maestro, un autor amargado al que el rechazo de su novela histórica sobre Poncio Pilatos y Cristo ha conducido a una desesperación tal que quema su propio manuscrito, volviendo la espalda al mundo "real", incluida su devota amada Margarita, la amante del Maestro, quien acepta una oferta de Satán, convirtiéndose en bruja de poderes sobrenaturales la Noche de Walpurgis, coincidiendo con el Viernes Santo. El espectáculo será ofrecido por Satán en el teatro de variedades, satirizando la vanidad, avaricia y credulidad de los nuevos ricos

Ninguno de los relatos se corresponde fielmente con sus referentes históricos, lo que demuestra cómo esta técnica literaria progresiva consiste en transformar artísticamente  la realidad, y, con ello, el discurso del Poder. La transformación se lleva a cabo en la tendencia literaria de la obra, de manera explícita o implícita, donde la gran jugada de Bulgákov como autor-productor radica en la doble exposición de su tendencia literaria: en la novela como unidad y en su artificio metaliterario. La sátira sobre el estado de cosas en la URSS y la puesta en cuestión del poder religioso en Judea están explícitas y, sin embargo, no hace concesiones a la obviedad ni a lo verídico en detrimento de la calidad.

Sin lugar a dudas es una novela fantástica. Las obras de Bulgákov no se inscriben dentro del realismo socialista porque él, como autor-productor, no adopta frente al poder el papel de un militante ni de un agitador; la suya es la labor de resistencia de un intelectual, que se manifiesta en la tensión y la potencia transformadora de su obra. Bulgákov conocía su poder como escritor, por su condición de dramaturgo. Escribir una obra que podría no funcionar política y estéticamente, era exponer su maestría creadora. Al dejar el manuscrito de su novela dentro de su casa en llamas para partir a la eternidad con Voland y Margarita, el Maestro demuestra que es capaz de mantener su obra en el fuego de la memoria. Para Bulgákov y para su alter ego el Maestro, la escritura de la novela implica una renuncia incondicional a verla publicada en vida.

El maestro y Margarita es una obra que obstinadamente transformaría su tiempo en la historia. Al haber sido publicada veintiséis años después de la muerte de su autor, El maestro y Margarita logra su pretensión de contemporaneidad al establecer, gracias a la modificación artística de las realidades de su época y del tiempo de existencia de Jesucristo, creando una dialéctica genial sobre la relación del Poder y el Arte que no pierde vigencia. Es una novela contemporánea, por su relación indirecta con el Poder en el tiempo en que fue escrita, pero también y sobre todo debido su función política y estética permanecerá inalterable en cada punto de la Historia.

Bulgákov como el Maestro pueden escribir de nuevo la novela real y la ficticia tras haberlas arrojado al fuego -en la narración- una idea genuinamente contemporánea como la de El maestro y Margarita, que fue planeada y ejecutada con maestría, de manera que no desaparece y resistiría la prueba de fuego del tiempo y de la censura sin perder su contemporaneidad.

Maracaibo, viernes 7 de enero del año 2022

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