EL PESO DE LAS PALABRAS
EN NUESTRA HISTORIA PATRIA
EN NUESTRA HISTORIA PATRIA
“Hacer efectivo y
práctico el programa de esta Revolución y demostrar ante propios y extraños que
los sacrificios heroicos consumados hasta hoy, no han sido estériles, serán sin
dudas ni vacilaciones, el lema de mi Gobierno. De este camino, no podrá
apartarme nada ni nadie; y si por desgracia para la patria quisiera el destino
que, a pesar de mi mejor disposición para hacer la felicidad de todos los
venezolanos, injustificadas y nuevas conmociones viniesen a entorpecer la
marcha serena de la Administración, os declaro, con la sinceridad que me es
ingénita, que sucumbiré en la lucha sin desviarme una línea del camino del
honor y del deber.”
Discurso del General Cipriano Castro, en 1889, al arribar triunfante a
Caracas.
“Cada hombre dice con lo que
ha hecho y con lo que hace, quien es y esta es la única credencial que al
pueblo venezolano le debe importar, por lo tanto, sembrar la cizaña, el odio y
la división, objetando o tratando de objetar a todo hombre que pertenezca a una
clase social determinada es, sencillamente, fomentar el caos en Venezuela, la
división y la inestabilidad. Venezuela no puede vivir y prosperar sino por
medio de la justicia y la justicia es, nada más y nada menos que darle a cada
uno lo suyo. ( … ) Uno de los aspectos más desagradables, negativos y
repugnantes de la lucha política, es la facilidad con que en ella se cae en el
denuesto, en la injuria y en la calumnia. ( … ) El epíteto de oligarca con un
sentido denigrante, apareció en la historia de Venezuela hacia el año 1846 y
fue usado con mucha malevolencia, por uno de los más extraordinarios y de los
más peligrosos demagogos que este país haya producido, que fue el famoso
Antonio Leocadio Guzmán. Antonio Leocadio Guzmán encontró que este epíteto, en
esa forma denigrante, podía descalificar y dañar ante la opinión pública a sus
antiguos compañeros y lo aplicó inmisericordemente y sin ningún sentido de
responsabilidad ni conciencia, para descalificar a hombres como el Dr. José
María Vargas, como Santos Michelena que fue el fundador de la Hacienda Pública
en Venezuela, como todos estos hombres que
trataron de hacer de Venezuela un país, en medio de grandes dificultades,
como el General Soublette, como el General Urdaneta, como Fermín Toro, que es
una de nuestras mentalidades más extraordinarias y más ilustres. A toda esta
gente, que es probablemente la más culta y calificada que ha desfilado en el
escenario político de Venezuela, se les motejó de oligarcas y se les trató de
dañar moralmente en su prestigio con este calificativo. (… ) Apartándonos de lo
anecdótico… Oligarquía significa gobierno de los pocos, en este sentido, todos
los gobiernos son oligarquías porque en todas las formas de gobiernos que el
hombre ha inventado… siempre han sido menos los gobernantes que los gobernados.
( … ) … en ciertas ocasiones políticas surgidas en algunos países, en los
cuales una minoría tradicionalmente detenta la riqueza, que es dueña de la
riqueza, ejerce simultáneamente, por el poderío económico que tiene en sus
manos, el poder político… ( … ) Este caso se ha dado en algunos países. ( … )
En Venezuela esto se liquidó con la guerra de la Independencia y aún más con la
guerra Federal. Aquí es muy rara la familia cuya fortuna ha pasado a más de dos
generaciones y, lo que es mucho más raro todavía, por lo menos en los últimos
ochenta o cien años, aquí nunca se ha dado el caso de que un grupo de hombres
tradicionalmente ricos, de familias poderosas económicamente, hayan designado
al Presidente de la República y hayan controlado el poder. Lo ocurrido es todo
lo contrario. Si uno mira la lista de los Presidentes de Venezuela, en su
inmensa mayoría han sido hombres de extracción muy modesta y en torno a ellos
ha tratado de estructurarse una oligarquía sui géneris, es decir, no es que el
poder del dinero ha tratado de conquistar el poder político, sino que el poder
político, alcanzado generalmente por el uso de las armas, ha tratado de
convertirse, a su vez, en poder de dinero por medio del peculado y de los
negocios, es decir, ha tratado de crearse una oligarquía adventicia en estos
regímenes, oligarquía que generalmente ha durado lo que el régimen y ha
desaparecido con él. ( … ) Lo que nosotros necesitamos aquí, no es llamar
enguerrillada y odiosamente oligarca a todo hombre capaz de administrar,
trabajar o de producir, para pretender con eso descalificarlo políticamente…”
Palabras expresadas públicamente en la televisión por Arturo Uslar
Pietri en noviembre del año 1963.
“Quizás no debamos
alterarnos por cierta gritería, o impaciencia, o simple estallido de malos
humores, que a veces se pretende disfrazar de libertad democrática. Porque dejamos de aprender “urbanidad y
buenas maneras” en el clásico y deleitoso libro de Don Manuel Antonio Carreño,
muchas gentes andan atropellándose por las calles, aullando su zozobra y
angustia desde las sirenas de los
automóviles, vertiendo sobre los transeúntes granizadas de insolencias y quizás
pensando- con algún grupo de fanáticos- que las cosas irán muy bien para ellos
cuando puedan cortarle la cabeza a quienes envidian o no veneran los mismos
mitos. ( … ) En una nación rica y violentamente rejuvenecida por la creciente
explosión demográfica, penetran las místicas y propagandas de quienes desean
comprometernos en las agrias querellas de poderío mundial, disfrazado de
ideología; en el maniqueísmo intolerable y esquemático de la época en que unos
son los réprobos y otros los bienaventurados. La simplificación propagandística
hace que gentes, aun con título universitario, piensen con los mismos lemas,
con los mismos “slogans” elementales que se aplicarían a la venta de un jabón o
una panacea. De la cultura de los “pensadores” parecemos marchar a una
vergonzante cultura de los “locutores” que impondrían como dogma su anuncio
petrificado. Hay estudiantes que no estudian, hijos malcriados de la Autonomía
universitaria, que se preparan escoteros de la cabeza para una mesiánica
revolución en la que la cólera se desposará con la holgazanería. Y ellos llaman
Revolución al quebranto de toda norma moral, la aventura y el caos emotivo, el
peligro y el desafío autónomos como el de los protagonistas de la vieja novela
picaresca española que contra toda permanencia, organización, y seguridad,
alzaron su estandarte de vida realenga. ( … ) No es ningún pleonasmo decir que
todavía falta en nuestro proceso democrático una pedagogía de la Libertad, que
no se torne esta en derecho unánime al grito y al frenesí, sino practique el
diálogo y el respeto a las diferencias. El fanatismo y la cultura rudimentaria
de algunos furiosos, nos asedia con sus mitos verbales, y los epítetos de la
lucha, dejan de ser palabras para tornarse en los ídolos corporizados de la
superstición, el odio o el prejuicio.”
Palabras de Mariano Picón Salas, con motivo de la creación del
Instituto Nacional de la Cultura, que fueron leídas el 18 de enero de 1965,
días después de su fallecimiento el 1 de enero de ese año.
“Dos terceras partes de la
población venezolana se encuentran al margen del buen trato, ajenos a los más
preciosos dones de la vida. Sin embargo pretendemos pedirles o imponerles que
permanezcan quietecitos, callados, esperando resignados, mientras los demás
gozamos de todos los lujos, hartaduras y excesos. La desigualdad engendra odios
y rencores, de lo cual, si hemos de ser justos, es culpable absolutamente la
tercera parte que detenta todo el bienestar de la existencia. Cuán próspero y
armonioso sería vivir en Venezuela si la justicia social se extendiera a todos
los estamentos de nuestra sociedad. ( … ) Antes constituíamos un país rural, pobre, trabajador, en relativa
paz ecológica, pues aun cuando contaminábamos en pequeña magnitud, la
naturaleza era capaz de regenerarse por si sola, gracias a lo cual el ambiente
no se degradaba. Esta era una Venezuela bucólica, pastoril, virgiliana. ( … )
Hoy por lo contrario, en esta Venezuela endopetrolera, los hechos son muy
distintos, pues ha cambiado totalmente el sistema de vida. Abandonamos el campo.
Dejamos de ser rurales para transformarnos en un país predominantemente urbano,
exportador de petróleo e importador de todo lo que antes producíamos,
fundamentalmente, alimentos. (… ) Toda esa gente que poblaba nuestros campos y
las poblaciones rurales asumieron su destino y se vinieron a las ciudades a
jugarse el todo por el todo, porque ya ellos son dueños de si mismos y nada ni
nadie volverá a reducirlos. No se conforman con un estrecho apartamento ni con
una escalera tal como se les promete en tiempos de elecciones para robarles el
voto. Ahora quieren más, no como
caridad, sino como bienes de la vida y debemos saberlo de una vez por todas que
si no se lo concedemos por las buenas mediante una inteligente política
progresiva, llegará el día en que lo tomen a la fuerza, con todos los riesgos
de la violencia. ( … ) Se trata más que de hacer justicia, de darle a cada
quien lo que le corresponde. Tratar de no comprender esta elemental verdad es
cerrarse a la evidencia y hacer la de la avestruz.( … ) Toda esta serie de
reflexiones y señalamientos no obedecen a pesimismos sino a un sano deseo de
hacer comprender que el tipo de desarrollo que hemos adoptado nos está
arrollando: que vamos por un mal camino, que estamos a la deriva de un mar
proceloso. Este desarrollo a espaldas de los mejores intereses de los seres
humanos y en beneficio solamente de los especuladores, es un error que tiende a
culminar en un colapso general y que está destruyendo los mejores valores del
hombre y de la nacionalidad. ( … ) … con ese magnífico aporte de las dos
terceras partes de la población venezolana a que alcanza el número de la gente
yacente, de la gente postergada, es como Venezuela, ya sin lastre social, podrá
echar a andar decididamente por los caminos del progreso y del desarrollo. ( …
) Esas dos terceras partes de nuestra población las incorporamos para una
Venezuela feliz, o será un creciente lastre de injusticia, descontento y rencor
que constantemente y en proporción creciente, constituirá un impedimento de
zozobra y constante alteración social. ( … ) La promoción del hombre,
integralmente considerado, es lo que puede salvarnos. Orientemos nuestros pasos
en ese sentido.”
Palabras expresadas por Francisco Tamayo, orador de Orden en el
Congreso Nacional, hace casi 24 años, en junio de 1980, en el Día Mundial
de la Salud.
“La inoperancia de los
órganos políticos del Estado de carácter representativo, cuyas brevísimas
sesiones son más bien ocasiones para el despliegue de la riqueza folklórica
nacional y cuyo papel es aprobar –por unanimidad por supuesto- lo que los
órganos ejecutivos del estado y el Partido han resuelto, no permite a la
colectividad controlar los actos de sus gobernantes... ( … ) En estas
condiciones, se comprende por qué adquieren tanta prominencia los organismos
policiales y porqué hegemonizan a todos los demás órganos del Estado. El poder
no tiene canales de información más eficaces que los servicios secretos, que
como es lógico, refractan la información, es decir, la distorsionan, al mismo
tiempo que contribuyen a la creación de un clima general de paranoia. Si en los
países capitalistas la policía es prácticamente un Estado dentro del Estado, el
los países del socialismo existente casi se podría decir que es el Estado. ( …
) Si alguna convicción hemos adquirido es la de que el ejercicio del poder del
pueblo en condiciones no capitalistas, es imposible sin la existencia de
libertades e instituciones democráticas. ( … ) El más eficaz mecanismo de
anulación del poder del pueblo en el modelo soviético de socialismo, es
precisamente la fragmentación de la sociedad. Reducir el ejercicio de la
condición ciudadana… …negando a los ciudadanos la visón global de los problemas
del país y haciendo imposible la aspiración hegemónica de la clase obrera,
impidiendo la generalización de los problemas y los debates, bloquea la
conformación de una opinión pública, despolitiza progresivamente al país y hace
de la disidencia un fenómeno perfectamente localizable y fácil de reprimir. ( …
) Por esto es que importa tanto que los partidos revolucionarios en lucha por
el poder produzcan una reflexión en torno a las cuestiones de su democracia
interna. La larga tradición del centralismo democrático versión Stalin, no es
ajena, sin duda, a la fácil propensión hacia las soluciones no democráticas y
autoritarias que caracterizan a tantos militantes de la izquierda.
Palabras textuales de Teodoro Petkoff en su ponencia “Del Socialismo
Existente al Nuevo Socialismo” leídas el 26 de mayo del año 1981.
Las
similitudes entre estas situaciones planteadas, y la pesadilla histórica que
hemos estado padeciendo los venezolanos, nos obligan a hacer introspección
sobre nuestro pasado y a reflexionar con seriedad sobre el futuro que queremos
para nuestro país. Sin duda alguna, al examinar los acontecimientos actuales,
resulta fácil mostrar lo impresionantemente cíclica e irreversible que es la
historia patria. Proponemos una buena manera de entender estos fenómenos sociopolíticos,
precisamente a través de la revisión de algunos de estos retazos verbales, pues
creemos en el poder de las palabras y en el peso de la verdad. El examen de
algunas manifestaciones públicas, expresadas en diferentes momentos de sus
vidas, por ilustres venezolanos durante el pasado siglo XX nos indican que estamos
viviendo en un país real, y que esta, la actual, no es una pesadilla
surrealista, ni hemos llegado a ella como un equívoco. Existen causas y quizá
enfrentamos consecuencias, pero con el don de la palabra y adheridos a la
verdad podremos enrumbar nuestra historia. Las palabras dichas por varios
personajes de la vida nacional, las hemos tomado de sus discursos, publicados
por Federico Pacanins y por Carlos Fernández Cuesta en el libro “Selección de
Discursos Venezolanos del Siglo XX”, en la Colección Econoinvest, editada el
año 2001.
Jorge García Tamayo.
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