miércoles, 8 de mayo de 2013

RECORDANDO A ALBERT CAMUS



En el centenario del nacimiento de Albert Camus, Alianza publica una edición especial de su primera novela, ilustrada por José Muñoz, mientras el Lliure ofrece la adaptación teatral de Carles Alfaro
Albert Camus cumpliría un siglo de vida este año 2013. Pocos ejemplos encontramos de pensadores que hayan compaginado, con la misma potencia y talento, su actividad filosófica y literaria. Se trata, en realidad, de las dos caras de una misma moneda de alguien que, a través de la novela, el teatro, el ensayo o el artículo, se adentraba en los problemas del hombre contemporáneo, actualizaba mitos, o denunciaba todo tipo de dogmatismos.
Su primera novela, L’Étranger (1942), es buena muestra de ello. Es un texto relativamente corto, pero con un protagonista que desde las primeras líneas representa al ser humano incapaz de sentirse parte de la comunidad en la que vive, que se ha desprendido de sus afectos, y que tan sólo se mueve por la indiferencia y la inercia. ¿Quién es Meursault? ¿Por qué todo parece darle igual?
Alianza ha publicado una edición especial, con bellas ilustraciones en blanco y negro de José Muñoz, y que reproduce la ya clásica traducción de José Ángel Valente. Pero es precisamente en la traducción, en su título, donde encontramos la ambivalencia y el sentido complejo de la obra. L’Étranger puede entenderse como El extranjero -así le llega al lector en castellano- pero también como El extraño, un individuo que no se reconoce en la sociedad que le acoge porque entiende el devenir como un absurdo continuado. Cuando su jefe le propone viajar a París para encargarse de una nueva sucursal, contesta que “no se cambia nunca de vida, en cualquier caso todas las vidas valían lo mismo”. Incluso cuando Marie, la mujer que claramente desea, le propone matrimonio, él le responderá que le da igual. No llorará la muerte de la madre e, inexplicablemente, se convertirá en un asesino sin causa aparente. No se arrepiente ante quien le juzga, tampoco, y lo único que es capaz de sentir es aburrimiento. Ha sido arrojado a un mundo que no le pertenece. Y en el que sus opiniones no valen nada. ¿Hay margen para la decisión personal en la marabunta colectiva?
La publicación de la nueva edición de El extranjero coincide con la adaptación teatral de Carles Alfaro y Rodolf Sirera, que puede verse en el Lliure de Gràcia hasta el 12 de mayo. Ferran Carvajal y Francesc Orella comparten una austera escenografía que representa la celda desde la que Meursault reflexiona sobre lo sucedido. Hay, con esa dualidad, una buena aproximación al texto de Camus, en el que la extrañeza del protagonista se nos presenta con dos voces que, además, se encargan de los otros personajes y de las acotaciones. Dos grandes actores que dan vida a la novela con solvencia e intimidad, pese al uso de música y de proyecciones, que despistan más que contextualizan. ¿Ha sido condenado por el hecho en sí o por un juicio moral? La sinceridad del asesino confeso nos turba porque no es un caso concreto.  Meursault, sí, funciona como arquetipo de un ser humano sin esperanza, apático, que afronta con pasividad lo que le sucede porque no hay posibilidad de un relato compartido. Pese a ser su primera novela, hay ya en El extranjero el conflicto que recorrerá la mayor parte de la obra de Camus: cómo ser individuos únicos, libres e indomables, y que ello no reste ni un ápice el compromiso con el otro, tan igual y tan diferente a uno mismo.

Mi padre, un tal Albert Camus   La hija del pensador, Catherine, recoge la vida del premio Nobel en 'Solitario y solidario', un álbum de citas y fotografías que explican su compromiso político y estético
Cuatro de enero de 1960. El editor Michel Gallimard conduce a gran velocidad su Facel Vega por la nacional 5 francesa, cerca de La Chapelle Champigny. En una recta sin obstáculos, una rueda se pincha. El coche choca de frente contra un árbol. Su mujer e hija sólo sufren algunas contusiones, pero tanto él como su amigo Albert Camus - éste, al instante – pierden la vida por el violento impacto. Una muerte que, como toda la obra del filósofo francés, simboliza el absurdo del hombre contemporáneo.  Se han dicho muchas cosas de aquel accidente - las teorías conspirativas siempre tienen consumidores hambrientos - pero lo cierto es que Camus llevaba consigo el manuscrito de la novela titulada El primer hombre. ¿Pero quién era este pensador que, con tan sólo 44 años, ganó el Nobel? ¿Cómo fue su infancia en la Argelia ocupada? ¿Cómo se fue forjando su compromiso ético y político?
Plataforma Editorial acaba de publicar en castellano Solitario y solidario, un álbum realizado por la hija del escritor, Catherine Camus, que contiene una gran selección de fotografías, cartas, citas, bocetos, fragmentos y todo tipo de documentos privados que ayudan a entender a la persona que había detrás del autor de obras tan célebres como El mito de Sísifo, El extranjero o La peste.
"En primer lugar, la pobreza jamás me pareció una desgracia: la luz derramaba sobre ella sus riquezas", escribió Albert Camus muy tempranamente en El revés y el derecho. Con un padre que perdió muy pronto, y una madre prácticamente analfabeta, el joven juega a fútbol en un país que padece la cara más atroz e injusta de la colonización. Alentado por su profesor del instituto - al que le dedicaría el Nobel en 1957 -, comienza las lecturas de Nietzsche. A partir de entonces, escribir se convierte en una necesidad: "mis escritos saldrán de la felicidad. Incluso lo que tengan de cruel", anota en sus Carnets.
Pocas obras como las de este autor, siempre a caballo entre la filosofía y la novela, el ensayo y el teatro, han ido tan dirigidas hacia la acción. Su periodismo, una vez trasladado a París (fue articulista de Le Libertaire o Solidaridad Obrera, entre muchos otros diarios), se convierte en una combate férreo contra todo tipo de fascismos e injusticias. La ideología no puede encarcelar al hombre, y también critica, sin tapujos, los dogmatismos de la izquierda. Dicen que por ello se distancia de Sartre, aunque también hay dudas sobre si esa confrontación fue tan profunda como muchos se encargaron de difundir.
Sobre su El extranjero, Camus reflexiona: "no es ni realista ni fantástica. Me parece más bien un mito encarnado, pero muy arraigado en la carne y el calor de los días". Y es que la potencia de su proyecto radica, precisamente, en esa actualización del mito clásico, en la creación de arquetipos a partir de alegorías que interpelan al lector y que son reflejo de la soledad y el desamparo a los que el hombre moderno se somete mecánicamente. La humanidad va hacia el suicidio colectivo. La única solución, la única posibilidad de dejar de cargar día a día con la misma roca, es la creatividad.
La lucha, constante, ha de renunciar a la violencia: "es necesario tener en cuenta la tentación del odio. Ver asesinados a nuestros seres queridos no es una escuela de generosidad. Hubo que sobreponerse a esa tentación. Yo lo hice. Es una experiencia importante", declara en una entrevista de 1957. Entonces, ¿cómo emprender el combate contra el totalitarismo y el pensamiento único? Hay que repensar la vida, el transcurso de nuestras jornadas, para poder afrontar cualquier batalla: "Tal vez incluso existan dos tiempos, el que observamos y el que nos transforma".
También hay que tomar conciencia del mal como algo que no nos es ajeno. La responsabilidad de cómo el poder ejerce su fuerza contra nosotros mismos es, a la vez, también nuestra: "cada uno lleva consigo la peste, porque nadie, absolutamente nadie en el mundo, es inmune a ella". El individuo debe reclamar su espacio, cabalmente, para conocer que es parte de una comunidad. No se puede vivir de espaldas al sufrimiento ajeno, no puede silenciarse la opresión. El testigo no es ciego. En uno de sus cuadernos de notas, apuntaría: "Al despertar de las grandes crisis históricas nos encontramos tan disgustados y enfermos como la mañana que sigue una noche de excesos. Pero no existe ninguna aspirina para la resaca histórica".
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Todo esto a propósito de las reuniones que en la ALIANZA FRANCESA de Maracaibo viene sucediéndose para analizar la obra de Camus, organizada por una agrupación de jóvenes interesados en las ciencias humanísticas. Este sábado a las 2 pm iremos al análisis de “La peste”

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