En el centenario del
nacimiento de Albert Camus, Alianza publica una edición especial de su primera
novela, ilustrada por José Muñoz, mientras el Lliure ofrece la adaptación
teatral de Carles Alfaro
Albert Camus
cumpliría un siglo de vida este año 2013. Pocos ejemplos encontramos de
pensadores que hayan compaginado, con la misma potencia y talento, su actividad
filosófica y literaria. Se trata, en realidad, de las dos caras de una misma
moneda de alguien que, a través de la novela, el teatro, el ensayo o el
artículo, se adentraba en los problemas del hombre contemporáneo, actualizaba
mitos, o denunciaba todo tipo de dogmatismos.
Su primera novela, L’Étranger (1942), es buena muestra de
ello. Es un texto relativamente corto, pero con un protagonista que desde las
primeras líneas representa al ser humano incapaz de sentirse parte de la
comunidad en la que vive, que se ha desprendido de sus afectos, y que tan sólo
se mueve por la indiferencia y la inercia. ¿Quién es Meursault? ¿Por qué todo
parece darle igual?
Alianza ha publicado una edición especial, con bellas
ilustraciones en blanco y negro de José Muñoz, y que reproduce la ya clásica
traducción de José Ángel Valente. Pero es precisamente en la traducción, en su
título, donde encontramos la ambivalencia y el sentido complejo de la obra.
L’Étranger puede entenderse como El extranjero -así le llega al lector en
castellano- pero también como El extraño, un individuo que no se reconoce en la
sociedad que le acoge porque entiende el devenir como un absurdo continuado.
Cuando su jefe le propone viajar a París para encargarse de una nueva sucursal,
contesta que “no se cambia nunca de vida, en cualquier caso todas las vidas
valían lo mismo”. Incluso cuando Marie, la mujer que claramente desea, le
propone matrimonio, él le responderá que le da igual. No llorará la muerte de
la madre e, inexplicablemente, se convertirá en un asesino sin causa aparente.
No se arrepiente ante quien le juzga, tampoco, y lo único que es capaz de
sentir es aburrimiento. Ha sido arrojado a un mundo que no le pertenece. Y en
el que sus opiniones no valen nada. ¿Hay margen para la decisión personal en la
marabunta colectiva?
La publicación de la nueva edición de El extranjero coincide
con la adaptación teatral de Carles Alfaro y Rodolf Sirera, que puede verse en
el Lliure de Gràcia hasta el 12 de mayo. Ferran Carvajal y Francesc Orella
comparten una austera escenografía que representa la celda desde la que
Meursault reflexiona sobre lo sucedido. Hay, con esa dualidad, una buena
aproximación al texto de Camus, en el que la extrañeza del protagonista se nos
presenta con dos voces que, además, se encargan de los otros personajes y de
las acotaciones. Dos grandes actores que dan vida a la novela con solvencia e
intimidad, pese al uso de música y de proyecciones, que despistan más que
contextualizan. ¿Ha sido condenado por el hecho en sí o por un juicio moral? La
sinceridad del asesino confeso nos turba porque no es un caso concreto. Meursault, sí, funciona como arquetipo de un
ser humano sin esperanza, apático, que afronta con pasividad lo que le sucede
porque no hay posibilidad de un relato compartido. Pese a ser su primera
novela, hay ya en El extranjero el conflicto que recorrerá la mayor parte de la
obra de Camus: cómo ser individuos únicos, libres e indomables, y que ello no
reste ni un ápice el compromiso con el otro, tan igual y tan diferente a uno
mismo.
Mi padre, un tal Albert Camus La hija del pensador, Catherine, recoge la
vida del premio Nobel en 'Solitario y solidario', un álbum de citas y
fotografías que explican su compromiso político y estético
Cuatro de enero de 1960. El editor Michel Gallimard conduce
a gran velocidad su Facel Vega por la nacional 5 francesa, cerca de La Chapelle
Champigny. En una recta sin obstáculos, una rueda se pincha. El coche choca de
frente contra un árbol. Su mujer e hija sólo sufren algunas contusiones, pero
tanto él como su amigo Albert Camus - éste, al instante – pierden la vida por
el violento impacto. Una muerte que, como toda la obra del filósofo francés,
simboliza el absurdo del hombre contemporáneo.
Se han dicho muchas cosas de aquel accidente - las teorías conspirativas
siempre tienen consumidores hambrientos - pero lo cierto es que Camus llevaba
consigo el manuscrito de la novela titulada El primer hombre. ¿Pero quién era
este pensador que, con tan sólo 44 años, ganó el Nobel? ¿Cómo fue su infancia
en la Argelia ocupada? ¿Cómo se fue forjando su compromiso ético y político?
Plataforma Editorial acaba de publicar en castellano
Solitario y solidario, un álbum realizado por la hija del escritor, Catherine
Camus, que contiene una gran selección de fotografías, cartas, citas, bocetos,
fragmentos y todo tipo de documentos privados que ayudan a entender a la
persona que había detrás del autor de obras tan célebres como El mito de
Sísifo, El extranjero o La peste.
"En primer lugar, la pobreza jamás me pareció una
desgracia: la luz derramaba sobre ella sus riquezas", escribió Albert
Camus muy tempranamente en El revés y el derecho. Con un padre que perdió muy
pronto, y una madre prácticamente analfabeta, el joven juega a fútbol en un
país que padece la cara más atroz e injusta de la colonización. Alentado por su
profesor del instituto - al que le dedicaría el Nobel en 1957 -, comienza las
lecturas de Nietzsche. A partir de entonces, escribir se convierte en una necesidad:
"mis escritos saldrán de la felicidad. Incluso lo que tengan de
cruel", anota en sus Carnets.
Pocas obras como las de este autor, siempre a caballo entre
la filosofía y la novela, el ensayo y el teatro, han ido tan dirigidas hacia la
acción. Su periodismo, una vez trasladado a París (fue articulista de Le
Libertaire o Solidaridad Obrera, entre muchos otros diarios), se convierte en
una combate férreo contra todo tipo de fascismos e injusticias. La ideología no
puede encarcelar al hombre, y también critica, sin tapujos, los dogmatismos de
la izquierda. Dicen que por ello se distancia de Sartre, aunque también hay
dudas sobre si esa confrontación fue tan profunda como muchos se encargaron de
difundir.
Sobre su El extranjero, Camus reflexiona: "no es ni
realista ni fantástica. Me parece más bien un mito encarnado, pero muy
arraigado en la carne y el calor de los días". Y es que la potencia de su
proyecto radica, precisamente, en esa actualización del mito clásico, en la
creación de arquetipos a partir de alegorías que interpelan al lector y que son
reflejo de la soledad y el desamparo a los que el hombre moderno se somete
mecánicamente. La humanidad va hacia el suicidio colectivo. La única solución,
la única posibilidad de dejar de cargar día a día con la misma roca, es la
creatividad.
La lucha, constante, ha de renunciar a la violencia:
"es necesario tener en cuenta la tentación del odio. Ver asesinados a
nuestros seres queridos no es una escuela de generosidad. Hubo que sobreponerse
a esa tentación. Yo lo hice. Es una experiencia importante", declara en
una entrevista de 1957. Entonces, ¿cómo emprender el combate contra el
totalitarismo y el pensamiento único? Hay que repensar la vida, el transcurso
de nuestras jornadas, para poder afrontar cualquier batalla: "Tal vez
incluso existan dos tiempos, el que observamos y el que nos transforma".
También hay que tomar conciencia del mal como algo que no
nos es ajeno. La responsabilidad de cómo el poder ejerce su fuerza contra
nosotros mismos es, a la vez, también nuestra: "cada uno lleva consigo la
peste, porque nadie, absolutamente nadie en el mundo, es inmune a ella".
El individuo debe reclamar su espacio, cabalmente, para conocer que es parte de
una comunidad. No se puede vivir de espaldas al sufrimiento ajeno, no puede
silenciarse la opresión. El testigo no es ciego. En uno de sus cuadernos de
notas, apuntaría: "Al despertar de las grandes crisis históricas nos
encontramos tan disgustados y enfermos como la mañana que sigue una noche de
excesos. Pero no existe ninguna aspirina para la resaca histórica".
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Todo esto a propósito de las reuniones que en la ALIANZA
FRANCESA de Maracaibo viene sucediéndose para analizar la obra de Camus,
organizada por una agrupación de jóvenes interesados en las ciencias humanísticas.
Este sábado a las 2 pm iremos al análisis de “La peste”
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