Pedro Gargantilla
en diciembre del año pasado en el diario español ABC hablaría sobre el vino
francés y relataba de cómo el químico Luis Pasteur había contribuido a entender
la importancia de las levaduras en la elaboración de lo que él denominaría “el néctar galo”.
A mediados del siglo XIX Francia
era un país apegado a sus tradiciones vinícolas y el vino más que una bebida,
era parte de su cultura y de su economía. Pero los productores se enfrentaban
la fermentación acética, un problema recurrente que convertía el vino en
vinagre, arruinando cosechas enteras con graves pérdidas económicas. Luis
Pasteur fue llamado para investigar por qué el vino se estaba avinagrando.
Un día, mientras observaba muestras
de vino al microscopio Pasteur notó algo curioso: el vino bueno y el vino malo
tenían diferentes tipos de levaduras. Las levaduras también conocidas como
fermentos organismos vivos, microscópicos usualmente
unicelulares.
Estas levaduras son las que realizan la fermentación
alcohólica.
El vino
se agriaba, se volvía turbio y algunos bodegueros franceses estaban
desesperados hasta el punto ya de llegar a “lo peor”, empezaban a beber cerveza…
La situación era tan grave que el emperador Napoleón III decidió tomar cartas
en el asunto pues se corría el riesgo de que el país perdiese su esencia
vinícola y, con ella, su alma...
Entonces apareció en escena un
químico, quien irónicamente, prefería la cerveza al vino: Louis Pasteur (1822-1895), fue llamado
para investigar por qué el preciado néctar galo se estaba avinagrando. Observando
muestras de vino al microscopio Pasteur había notado algo curioso… El vino bueno y el vino malo tenían diferentes
tipos de levaduras, y esto le llevo a postular una hipótesis revolucionaria:
estos microorganismos eran los responsables de la transformación del vino en
vinagre.
En otras
palabras, la fermentación acética no era un proceso espontáneo, como se creía
entonces, sino que, y Pasteur insistiría en esta verdad, era el resultado de la
actividad de seres vivos. Esta idea contradecía la teoría de la
generación espontánea, ampliamente aceptada para ese momento, la cual
sostenía que la vida podía surgir de la materia inanimada. Muchas enfermedades nacían
de “los miasmas”…
Para
comprobar su teoría, Pasteur diseñó una serie de experimentos ingeniosos. Llenó
varios matraces con caldo de cultivo y los dobló en forma de cuello de cisne,
de modo que el aire pudiera entrar, pero los microorganismos quedaran atrapados
en las curvas del cuello. Al hervir los caldos eliminó cualquier forma de vida
presente. Los matraces que permanecieron cerrados de esta manera se mantuvieron
estériles durante semanas, demostrando que los microorganismos no aparecían
espontáneamente. Sin embargo, al romper los cuellos de cisne, los caldos se
contaminaban rápidamente, lo que confirmaba la presencia de microorganismos en
el aire.
Otro día mientras Pasteur calentaba
vino notó que el vino calentado no se agriaba tan rápido. La idea era simple
pero no fácil de desarrollar: calentar el vino lo suficiente para matar a los
microorganismos malos, pero no tanto como para que perdiera su esencia.
Cuando Pasteur sugirió calentar el
vino, los vinicultores franceses reaccionaron como si hubieran propuesto servir
el vino en vasos de plástico. El científico galo les demostró que el vino
tratado no solo se conservaba mejor, sino que mantenía su sabor, su esencia.
El proceso, que después se
conocería como pasteurización, consistía precisamente en eso, en calentar el
líquido a unos 60°C durante un corto período, lo suficiente como matar a los
microorganismos nocivos.
Las bacterias lácticas o
bacterias del ácido láctico son bacterias grampositivas de bajo contenido en
G+C (carácter
utilizado en las descripciones taxonómicas de microorganismos procariotas). Estos microrganismos tienen en común
producir ácido láctico a partir de azúcares, debido a su metabolismo exclusivamente
fermentativo, es la denominada fermentación láctica. Por eso son anaerobias, si
bien toleran el oxígeno. Son, por tanto, anaerobias aerotolerantes.
Desde el punto de vista metabólico, tienen unos requerimientos nutritivos
complejos (aminoácidos, vitaminas, etc.).
El vino es un alimento fermentado cuya fermentación
principal es la alcohólica que llevan a cabo las levaduras. Ahora bien, como el
mosto y los recipientes donde tiene lugar la vinificación no son estériles,
aparte de las levaduras (autóctonas o inoculadas) también hay otros
microorganismos, como las bacterias acéticas y las bacterias lácticas.
El número de bacterias
lácticas durante la fermentación alcohólica normalmente es muy bajo, como mucho
102 por mL, ya que la mayoría son inhibidas por el
etanol y por el SO2 añadido al mosto para
controlar la población bacteriana, especialmente las acéticas. Cuando la fermentación
alcohólica termina y las levaduras mueren, algunas bacterias lácticas pueden
prosperar y conseguir un cierto crecimiento, en ocasiones, hasta 107 por mL. Estas bacterias lácticas producen
algunas transformaciones en el vino, de las cuales la más interesante es la
llamada fermentación maloláctica (FML). Las bacterias
lácticas que se pueden aislar en muestras de mostos y vinos son de los
géneros Lactobacillus, Pediococcus, Leuconostoc, Weissella y,
sobre todo, de Oenococcus.
Lo más divertido de todo es que
Pasteur no se detuvo en el vino. Aplicó el mismo principio a la cerveza, a la
leche y a otros alimentos. De esta forma, y gracias a la serendipia, la
pasteurización se convirtió en uno de los avances más importantes en la
historia de la conservación de alimentos. Y todo porque algunos franceses
estaban preocupados por su vino.
Esta
historia relatada por Gargantilla finalizando el año pasado en el diario
español ABC nos enseña la importancia de incorporar a la ecuación de la
curiosidad, la observación y particularmente, el método científico. Nos
recuerda como incluso los descubrimientos más simples pueden tener un impacto
profundo en nuestras vidas y en la sociedad en su conjunto, al tiempo que nos
invita a seguir explorando el mundo que nos rodea con una mente abierta.
En Maracaibo, el día miércoles 22 del mes de enero de este año 2025
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