jueves, 18 de abril de 2024

La Eva mitocondrial

 

Este artículo resume algo que supuestamente “es de todos conocido” y al leer un breve trabajo de Alejandra Conde Casado el 7 de abril de este año 2024 en Internet (“Genética”), titulado “Eva mitocondrial”, creí recordar algo y regresaría a otro artículo sobre el tema escrito 5 años atrás en este blog lapesteloca.

En noviembre del año 2019 decía que: “A través del artículo recientemente publicado por el doctor Pedro Grases, hablábamos de que además del ADN nuclear cada una de nuestras células contiene miles de copias de ADN mitocondrial y de cómo en humanos, al igual que en la mayoría de mamíferos, la herencia del ADN mitocondrial es materna, debido a que durante la fecundación el gameto que aporta las mitocondrias es el óvulo (https://bit.ly/2Z1bEya).

Es conocido de todo lo que en El Génesis 3, 20, dice: “Y llamo Adán el nombre de su mujer Eva, porque ella era la madre de todos los vivientes”… Probablemente no existió una mujer que surgió de la costilla de un hombre, al darse un soplo de aliento divino, sin embargo todo parece apuntar a que si existió la madre de todos los seres vivientes.

Las mitocondrias poseen un ADN circular que presenta unos 37 genes que codifican para ciertas proteínas necesarias para la cadena de transporte electrónico que nos aporta la energía necesaria para nuestro día a día en forma de ATP. Para explicar por qué solo este orgánulo tiene su ADN propio tendríamos que echar mano de Lynn Margulis (https://tinyurl.com/3kunm3xk ), madre de la teoría endosimbiótica, que a grandes rasgos nos dice que las mitocondrias son bacterias primitivas que fueron englobadas por células animales. Las células animales son las que nos constituyen a los humanos y todas poseen mitocondrias.

En el momento de la fecundación, se crea una célula diploide y los humanos poseemos ADN de ambos de nuestros progenitores, a partir de dos células haploides, ovocito y espermatozoide, cada uno de los cuales aporta un cromosoma de las 23 parejas que conforman el genoma humano. Es sabido que la célula masculina no tiene mucho más que aportar, pero para crear una persona desde cero, el aporte de energía tiene que ser masivo desde el principio. Los espermatozoides solamente aportan nada más que su genoma en el momento de la fecundación y los centriolos necesarios para las correctas divisiones celulares (este fenómeno se conoce como herencia centriolar), pero… ¿De dónde salen las mitocondrias necesarias para generar tanta energía?

La respuesta es: del ovocito. Esta es la célula más grande del organismo y, por consiguiente, debido a su tamaño, tiene un abundante citoplasma que está repleto de mitocondrias. Las mitocondrias, gracias a su ADN circular, se irán multiplicando y repartiendo conforme ocurran divisiones celulares y se vaya desarrollando el embrión. Entonces: si todas las mitocondrias de un ser humano proceden de su madre y las de su madre proceden de su madre, es decir, de su abuela, y las de tu abuela provienen de su madre, tu bisabuela, y así sucesivamente si seguimos echando para atrás en el tiempo todas las mitocondrias y el ADN mitocondrial de todos los Homo Sapiens que habitamos en la Tierra proceden de una única mujer.

Esta es la que conocemos como La Eva Mitocondrial. Esta Homo Sapiens primitiva vivió hace unos 200.000 años en el continente africano. Desde luego no fue la única mujer en la época, otras muchas cohabitaban con ella. Sin embargo, pudo ocurrir que en algún punto temporal en los linajes del resto de mujeres primitivas dejasen de transmitir sus mitocondrias a la descendencia por el nacimiento de un varón u otras causas. En este momento se dejaría de transmitir el ADN mitocondrial a las siguientes generaciones, sólo se mantendría el ADN cromosómico.

El trabajo publicado por el Dr. Pedro J Grases Galofré, en la Gaceta Médica de Caracas 2019; 127(1):1-7, titulado: El ácido desoxirribonucleico mitocondrial (ADNm) y “Las siete hijas de Eva” fue divulgado por este blog lapesteloca, estando JGT en Mississauga Ontario, en el Canadá, el domingo 7 de abril, del año 2019 y creo vale la pena recordar el tema de “las 7 hijas de Eva”.

La Eva mitocondrial según la genética humana, fue una mujer africana que, en la evolución humana, correspondía al ancestro común más reciente que poseía las mitocondrias de la población humana actual. El Profesor Bryan Sykes, autor del libro “Las siete hijas de Eva”, trabajaba en el Laboratorio de Genética de la Universidad de Oxford y tuvo oportunidad examinar las muestras del Hombre de los Hielos, encontrado en los Alpes italianos y fallecido hacía más de 5.000 años. Como en el laboratorio se tenía experiencia con el procesamiento de tejido óseo, Sykes y sus colaboradores tuvieron acceso a una muestra de hueso de los restos del hombre antiguo encontrado por unos alpinistas alemanes. La procesaron y encontraron que el ADN coincidía con el de una ayudante de su propio laboratorio.

El sendero escogido por Sykes forma parte de la antropología genética, disciplina que permite individualizar en las poblaciones humanas una serie de caracteres polimórficos reconocibles con gran precisión y especificidad. Ahora es factible que con una sola muestra de células epiteliales de la mucosa bucal, enviada a los laboratorios centrales de Oxford Ancestors, en Inglaterra, pueda determinarse la pertenencia a uno de los 36 clanes del mundo, incluidas las siete hijas de Eva. Ellas son:

1-Úrsula: quien nació en una caverna al pie del actual Monte parnaso en Grecia. En Europa una parte de sus descendientes permaneció en Europa oriental y otras se desplazaron hacia su centro y más allá hasta Francia y Gran Bretaña. 2-Xenia: llego al mundo 20.000 años después de la muerte de Úrsula. Nació en Kazajistán en una zona inhóspita, con pocos árboles, muy fría y con fuertes ventiscas y se sabe que tuvo gemelos. Una parte de su descendencia permaneció en Europa oriental y otras se desplazaron hacia su centro y más allá hasta Francia y Gran Bretaña. 3-Helena: Helena vivió hace 20.000 años en el momento más frío del último Período Glacial y dio origen al clan más numeroso todos, con un 41% de europeos. Sus huellas se encuentran principalmente entre los vascos y la región de Francia en donde presumiblemente nació. 4-Velda: Vivió hace 17.000 años y era oriunda de Cantabria en el noroeste de España. Velda dio origen a un clan menos numeroso, sólo el 4% de la población europea y sus descendientes se encuentran frecuentemente en Finlandia y el norte de Noruega. 5-Tara: nació en las colinas de La Toscana italiana hace 17.000 años. Tiene que ver con el 10 % de la población europea y sus familiares se encuentran congregadas particularmente en Irlanda y en el oeste de Gran Bretaña. 6-Katrine: vivió hace 15.000 años en los bosques del noreste de Italia, ahora inundados por el Adriático. Tiene descendencia en los Alpes italianos aunque también pueden encontrarse en Europa central y del norte. 7-Jasmine: Es la única que nació y vivió fuera del territorio europeo, en Medio Oriente, hace 8.500 años. Las descendientes, constituyen un 12 % de la población europea.

Finalmente en el trabajo del año 2019 decíamos que : “Las mujeres también pueden conocer su ancestro paternal a partir del ADN y de un familiar masculino, el padre o un hermano por ejemplo. En los hombres el número de clanes es menor: en Europa sólo 5 grupos, en nativos americanos 4, en los japoneses 5 y así hasta totalizar 15".

Este material genético no se ha mantenido intacto con el paso del tiempo, sino que las diferentes poblaciones han ido adoptando ciertas características o modificaciones en él, pudiendo conocer distintas poblaciones de humanos según su haplogrupo mitocondrial. Los primeros estudios que se realizaron a través del análisis del ADN mitocondrial encontraron diferencias entre los cuatro grandes grupos étnicos; caucásicos, amerindios, africanos y asiáticos. Incluso en el mismo grupo étnico las distintas poblaciones separadas geográficamente presentan diferencias en el material genético mitocondrial.

Esta descripción sumaria del papel de la biología molecular apoyada con avanzadas técnicas de laboratorio y por una base de datos registrada en equipos informáticos de última generación, requiere de personal de investigadores que posean una mente abierta, dispuestos a confrontar sus resultados en foros internacionales y listos para correr el riesgo de que lo que ahora parezca verdadero, más adelante sea sometido a ajustes debido al avance inexorable de la ciencia.

Maracaibo, jueves 18 de abril de año 2024

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