viernes, 11 de marzo de 2022

 La novela indigenista en América (3)

Corría el año de 1567 cuando un joven de 28 años quien firmaba como Garcilaso de la Vega, refiriéndose a un levantamiento de mestizos que pretendían eliminar a las autoridades coloniales para constituirse en nación independiente escribiría: «los mestizos rebeldes peruanos habían tomado una imposibilidad como proyecto»… Esa misma inquietud, de algún modo era el germen de lo que habría de ser abordado por Manuel Scorza en sus novelas. Él, lejos de limitarse a la comprobación de los hechos, fue más allá de la pregunta sobre la verdadera historia, para confrontar al mundo al preguntarse de cual historia hablaban…

Manuel Escorza Torres, conocido como Manuel Scorza (1928-1983) fue un novelista, poeta, político y editor peruano atento a los fenómenos sociales y los problemas del Perú de la época que le tocó vivir; sería el escritor perteneciente al indigenismo o neoindigenismo peruano que narraría en sus novelas, las sublevaciones campesinas libradas entre 1956 y 1963 en los Andes peruanos.



Nacido en la maternidad de Lima, Scorza viaja a Huancavelica por razones de salud en 1935. Luego de tres años de vivir en Acoria (Huancavelica) regresa a Lima, en donde realizó su formación escolar en el Colegio Militar Leoncio Prado, el mismo donde estudiaron Mario Vargas Llosa y César Hildebrandt. En 1945 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y comenzó una etapa de febril actividad política, militando en el Apra.

En 1948, a los 20 años, Scorza tenía que salir del país urgentemente en calidad de exiliado tras el golpe de estado del general Odría y la implantación de un gobierno autoritario. Se estableció en París, Francia, donde aprendió francés y obtuvo un trabajo de cierto prestigio: lector de español en la Escuela Normal Superior de Saint-Cloud.  Muchos de los versos que integrarían su primer poemario, Las imprecaciones (1955), son fruto del desconsuelo en que se hallaba inmerso. Vuelve al Perú durante el gobierno de Manuel Prado, que contaba con el apoyo de los apristas.

En 1956 empezó a dirigir la edición de los Populibros que duró hasta 1965 y que significó la democratización del libro y el acceso del gran público a una vasta colección de joyas literarias a precios accesibles, dicha colección incluyó a autores peruanos, latinoamericanos y universales de los llamados indigenistas o progresistas. Su primera novela, Redoble por Rancas (1970), forma parte de un ciclo denominado "La balada", "las Cantatas" o "La guerra silenciosa", donde, desde una óptica eminentemente poética que fusiona mitos ancestrales e historia,

Redoble por Rancas, es la primera gran novela de Manuel Scorza; en la saga narra las sublevaciones campesinas entre la década del 50 y 60 del pasado siglo XX. A lo largo de cinco novelas Scorza relatará como se sucederían los hechos, para los hacendados, y las comunidades campesinas con sus líderes, pero el abuso será siempre el mismo, y la represión fue la misma. Scorza relata la lucha de los pobladores de la minúscula aldea de Rancas contra el avance de un Cerco que va “apoderándose” de sus tierras, sus casas y su ganado. El Cerco es la presencia de Cerro de Pasco Corporation. La dimensión personal del enfrentamiento la pone Héctor Chacón, el líder campesino apodado el Nictálope y el Juez Montenegro, propietario de la hacienda. Los sucesivos reclamos, infructuosos, ante las autoridades conducirán a un enfrentamiento con la tropa enviada desde la capital para proteger los intereses del hacendado, y la masacre pondrá punto final a esta resistencia condenada al fracaso.



El acercamiento de la saga scorciana a la realidad no se limita a la relación de las luchas campesinas por la recuperación de tierras; sus referencias son de episodios históricos del dominio colectivo donde encontramos algunos detalles interesantes. En el capítulo de Redoble por Rancas titulado “Presentación de Guillermo el Carnicero” ,se  describe al comandante de la Guardia Civil Guillermo Bodenaco, conductor de la tropa encargada de reprimir la resistencia sin prestar especial atención a los límites del ejercicio de la violencia. Cuando Bodenaco y sus tropas costeñas se detiene a la entrada del pueblo,  leemos: “En ese lugar, algo así como cincuenta mil días antes, otro jefe detuvo a su tropa: el general Bolívar, la víspera de la batalla de Junín, librada en esa pampa”.

Tal vez no es más que una referencia a la evidencia de que la historia nacional sacrosanta y venerada por la mayoría de peruanos, de la cual es personificación Bolívar, no tiene el mismo significado para los peruanos de Rancas, entre otros. Podríamos argüir que nos encontramos ante una similitud de formas, de estrategias militares tal vez, hasta que llegamos al relato del líder campesino Raymundo Herrera en El Jinete Insomne. Él nos presenta una dramática historia, insuficientemente repasada por la historia oficial. Una historia que se conecta sospechosamente con el clamor que animaba las sublevaciones de los años 60: la recuperación de las tierras usurpadas. Pero la Historia también puede ser relativizada, ya que, al fin y al cabo, es también una reconstrucción, un arreglo de elementos y representaciones. Lo que hace Scorza es rescatar un relato controversial haciéndolo figurar desafiante en sus novelas. Para la historia oficial la versión de los pueblos indígenas se presenta clara y evidente.

La pentalogía de Scorza está inspirada en el reguero de resistencia campesina que incendió los Andes peruanos en la década del 60. A lo largo de sus cinco novelas se suceden otros hacendados, otras comunidades campesinas, otros líderes, pero el abuso será el mismo, la represión la misma. La única constante está descrita por el protagonista de El Cantar de Agapito Robles. Los críticos aprecian la fantasía magistralmente desplegada en las novelas de Scorza y así citan como un ejemplo la historia, en El Cantar de Agapito Robles, de la anciana ciega Añada que tejía ponchos en los cuales se dibujaba el porvenir.

Otro ejemplo se encuentra en la segunda novela que relata la lucha de Garabombo, este campesino que tenía la peculiaridad de volverse invisible, sobre todo cada que se presentaba a hacer un reclamo ante los blancos, Garabombo el Invisible. En 1982, durante una conferencia en Ayacucho, un antropólogo presentó los resultados de sus investigaciones realizadas en dos pueblos de Cerro de Pasco, escenario de las novelas de Scorza. La comunidad de Jupaicanán reverenciaba a Garabombo como divinidad protectora, cada aniversario de su muerte realizaban peregrinaciones a la cueva donde se ocultó de la persecución militar. Por otro lado, las autoridades de la comunidad de Tusi (protagonistas de La Tumba del Relámpago), se proclamaban propietarios legítimos de los ponchos de doña Añada, los cuales, según ellos, se exhibían en su comunidad.

Historia de Garabombo el Invisible (1972), El jinete insomne (1977), Cantar de Agapito Robles (1977) y La tumba del relámpago (1979), continúan uniendo el realismo social a la fantasía poética. Esta serie de novelas, traducida a más de cuarenta idiomas, se ha constituido en una de las más difundidas y reconocidas de la literatura peruana en el siglo XX.  En 1968, en plena efervescencia de las luchas campesinas en la sierra central y en virtud a su activa participación a través de un movimiento político indigenista, tuvo que abandonar de nuevo el país. Llevó consigo dos manuscritos: El vals de los reptiles y Redoble por Rancas, un poemario y una novela respectivamente, ambos de 1970.

Algunas de las novelas de Scorza y sus editoriales son: Cantar de Agapito Robles, Barcelona, Plaza y Janés, 1984. El Jinete Insomne, Caracas, Monte Ávila Editores, (1977), Garabombo el Invisible, Barcelona, Plaza & Janés, 1984. La mujer que cambió el tiempo, Revista Nossa/Nuestra América on line, 1983, La Tumba del Relámpago, México, Siglo XXI Editores, 1981.  Redoble por Rancas, England, Penguin Books Ltd., 1997.

Maracaibo, sábado 26 de febrero del año 2022

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