“The pathologist” una pintura…
Decidí entonces decir algo más (https://bit.ly/3fgW0Ws) sobre la autopsia en este mi blog y comentar sobre esa pintura que me pareció una extraña obra artística, de un pintor ( José Pérez ) antes y ahora aún desconocido para mí…
El patólogo, o anatomopatólogo, es considerado en el ejercicio de la Medicina como el especialista poseedor de “la última palabra”. Esta percepción se basa primariamente en la posibilidad que tiene este médico especialista de hacer autopsias. Es el patólogo quien informa con toda certeza sobre el diagnóstico de las enfermedades, con el conocimiento que le aporta su entrenamiento en esta compleja disciplina médica.
A través de la información derivada del trabajo del patólogo, será la manera como el médico clínico se enterará de porqué el tratamiento aplicado en vida al paciente no dio el resultado esperado, o se esclarecerá la verdadera naturaleza de las enfermedades que aquejaban al enfermo, con frecuencia adicionales a su principal diagnóstico, y en ocasiones definitivamente responsables de su deceso.
El patólogo también puede ser
el as en la manga de un abogado defensor de una muerte por negligencia y resultar
el arma secreta de un abogado del demandante. El patólogo forense también deberá ser capaz de señalar las causas
que condujeron al deceso de un difunto y las develará para los efectos legales
que requiera la aplicación de las leyes, en el supuesto caso de que existan o
que rijan en un hipotético país donde exista lo que llaman el ordenamiento
legal... Lo que me llega en maracucho al pensar en el cumplimiento de las leyes
es, “de
esa cabuya tengo yo un rollo”… Esta conclusión, lo siento, pero es
derivada de trágico status actual de los venezolanos.
En la pintura de José Pérez, la Muerte parece regresar como un esqueleto quien con su dedo índice acusador le informa al médico y a sus asistentes lo que ha hallado el patólogo y cuales han sido los errores diagnósticos, de manera que cuando esto sucede, todos se retraen pues hasta la magia pudiese haber sido utilizada para salvar las fallas o para achacárselas a otras causales que todos ahora ya conocen. Esas conclusiones se evidencian ante el esqueleto acusador y dada la expresión de terror en los rostros ante las desafiantes revelaciones, una serpiente repta entre una horda de ratas que simbolizarían las plagas que aquejan a la humanidad desde los tiempos de la peste.
El cuchillo que el patólogo utilizó para realizar la autopsia está en el suelo como si ya no existiesen más posibilidades diagnósticas dejando en el cadáver que se encuentra aún en la mesa de autopsia, tal vez ¿otros errores no detectados? Se preguntarán entonces si acaso el patólogo… ¿Quisiera devolverle la vida a quien fuera un enfermo, ahora ya fallecido y autopsiado? Ya sin remedio alguno. ¿Será eso lo que la muerte ha venido a preguntarles? Surgirán más preguntas, pero hasta aquí está bien de lucubraciones.
En este cuadro, que parece ser una pintura al óleo, tal parece que la muerte ha vuelto para decirle al patólogo lo que se hizo incorrectamente en vida. Mientras la Muerte monta a horcajadas sobre la serpiente en medio de la horda de ratas en el piso de la morgue, señala con un dedo acusador al médico y a sus asistentes, quienes a juzgar por el miedo al desafiante esqueleto parecen estar conscientes de que se pueden dar a conocer muchos más errores… Me hace pensar en nuestro compromiso como patólogos con el paciente, más allá de la muerte y regreso a recordar que los defectos pueden ser tesoros.
En honor a la verdad, debo aclarar que investigué sobre el origen toda esta novedosa información alrededor de la curiosa pintura y resulta que proviene del blog de Caddie Laberiano, una patóloga dedicada a la citopatología quien dice: “Mi objetivo con esta página es compartir cosas sencillas pero importantes sobre mi especialidad, medicina y ciencia en general. (Instagram: @dra.cells).
Maracaibo, lunes 4 de enero, del año 2021
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