jueves, 1 de febrero de 2018

El padre Ugalde sj




El padre Ugalde sj

Luis Ugalde sj, se incorporó a la Academia Nacional de la Historia, el 25 de enero de este año, con un trabajo titulado Mito, ilusiones y miseria de El Dorado,  con el que  hizo un recorrido histórico sobre los orígenes y la evolución del mito de El Dorado y evolución  histórica del pasado y presente de nuestro país. Hace un par de días Ramón Escovar León publicó en PRODAVINCI un artículo sobre las palabras del padre Ugalde, que he querido resumir para los lectores de este blog.

El padre Ugalde señaló como "Venezuela necesita conocer mejor su historia para encontrar su identidad, recuperar el rumbo perdido y construir el futuro”. La obsesión por el oro y la riqueza, esa  que no es producto del trabajo, ya lo señalaba Arturo Uslar Pietri en El camino de El Dorado, dio pie para que existiesen personajes como Lope de Aguirre, Pedro de Ursúa, o Sir Walter Raleigh, quienes movidos por la ilusión del oro, buscaron El Dorado y terminaron sumergidos en  locura, la tragedia y la muerte. Después de la cruenta y desbastadora guerra de la independencia, los  generales Antonio Guzmán Blanco y Joaquín Crespo, ya tenían una visión clara de lo que significa “el país como botín”, aunque hay que aceptar que después de ellos, históricamente, desde 1920 a 1980 se habría de producir un crecimiento económico sostenido, con una inflación de apenas 2,1% anual. Es necesario recalcar que entre los años 1958 y 1999, a pesar de muchos errores e imperfecciones, en Venezuela hubo un verdadero crecimiento económico y existió una gran estabilidad política. Nos acostumbramos a vivir del petróleo, y desde 1958 hasta 1999  pudimos vivir en democracia.  

Durante la época de los gobiernos civiles, hay que recordar cómo se formó entonces una gerencia profesional de venezolanos que llevaron a PDVESA a la cúspide de su rendimiento, el cual fue reconocido internacionalmente. El régimen civil, supo respetar la meritocracia y la riqueza petrolera fue aprovechada de la mejor manera, hasta el año 1999, cuando regresó el militarismo. Entonces el grupo de trabajadores y técnicos petroleros que se había consolidado, fue expulsado de la empresa por razones ideológicas o políticas, acabando de un pitazo con la meritocracia y desde entonces el deterioro de la industria ha sido indetenible hasta llegar a la situación de hoy, que es de todos conocida. La arbitrariedad política en el manejo de los negocios, la corrupción, el nepotismo y un desmedido abuso de poder son una parte de los desafueros del autoritarismo populista por controlar los recursos del país. Destruida PDVESA, la vista puesta en el Arco Minero del Orinoco, es una evidencia que señala la intención de echarle mano a esta gran riqueza natural para compensar los efectos destructivos que la revolución bolivariana ha traído sobre la Venezuela del petróleo.

Maracaibo, 2 de febrero de 2018

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