HISTORIAS DENTRO DE
LAS NOVELAS. ¿Escriben los personajes?
El recurso de incluir una o varias historias dentro de la narrativa
principal de una novela es antiguo. En “La Odisea” el protagonista se convierte
en el curso del relato en el narrador de sus propias aventuras. En el conocido
libro de “Las Mil y una noches”, Scheherazada la hija del visir que se ofrece
como esposa del sultán desde la primera noche le sorprende contándole un cuento
que ella interrumpe antes del alba prometiendo el final para la noche
siguiente. Así, con muchas historias durante mil y una noches salvará su cabeza.
En “El Decamerón” de Boccacio y en “Los cuentos de Canterbury” de Chaucer se
reúnen historias una tras otra, las que relatan los florentinos que huyen de la
peste, o las de los peregrinos que van a Canterbury a ver la tumba de Tomás
Becket; todas son historias de la vida cotidiana. “Don Quijote de la Mancha” escrita
por Cervantes es la novela estelar de la
literatura y está constituida por las historias de don Alonso Quijano y de
Sancho Panza en su correrías por tierras españolas. Cumbres Borrascosas, de
Emily Brontë usa el recurso de intercalar todo una narración ára relatar la
historia de Heathcliff y Catherine. Lo mismo se podría decir de Joseph Conrad
en el corazón de las tinieblas, o de Frankenstein, de Mary Shelley donde Robert
Walton le comentará por carta a su hermana una historia que a su vez le relató
el doctor Víctor Frankenstein. Recientemente comentaba en este mismo blog, como
Paul Auster escribió “La noche del oráculo” en lo que parece un juego de
muñecas rusas ya que nos hallamos ante una novela que dentro lleva otra novela
que está insertadas en otra novela. Una historia generará otra historia, y ésta
a su vez originará otra historia, y ésta otra, en un interesante movimiento
continuo. Es una interesante y atractiva manera de, novelar.
Quisiera referirme en esta oportunidad a algunas de mis novelas
publicadas donde además del recurso de mezclar historias dentro de la trama
original de las novelas, presentan un detalle particular, y es suponer que
están escritas por un personaje concreto, quien finalmente le hará llegar sus
notas manuscritas al autor, quien terminará por publicarlas como si fuese una
novela.
1- Al final de la novela “Escribir
en La Habana” (Eds de 1994,1997 y 2011), después de un Epílogo esclarecedor,
se lee en una nota que señala: “Las
anotaciones del doctor Marcelo González,
manuscritas en La Habana durante la semana del primero de mayo de 1989,
permanecieron en sus manos y sin hacerse públicas hasta el mes de diciembre de
1993, cuando por un azar del destino tuve la suerte de poder revisarlas”.
2- En las dos últimas novelas publicadas por la Editorial elotro@elmismo,
“Ratones desnudos”(2011) y “El año de la lepra”(2012), se puede observar una
modalidad semejante.
En “Ratones desnudos” el personaje se llama Hernando Salazar, un comunicador social, sociólogo y ensayista, que
intenta descifrar el misterio de los ratones desnudos en un desaparecido
instituto de investigaciones (el INP). Salazar regresa al teatro de los
acontecimientos diez años después para indagar sobre el INP y entrevistará a
varias personas hasta reunir una amplia documentación como resultado de sus entrevistas,
la cual discute con el autor, su amigo, y ambos transcribirán el producto de las
notas manuscritas, que se transforman en varias historias sobre los entrevistados
y escribirán la novela a la limón. Al final señalan la decisión de que la
autoría la asumiría uno de ellos, quien previamente ya había publicado un par
de novelas…
3- El Capítulo 2 de mi novela “El año de la lepra” comienza así: “Mi nombre es Alejo Plumacher
y estoy decidido a escribir”… No tengo otra salida. Lo voy a hacer. Es mi
decisión. Tengo que atreverme. Comenzar, pareciera ser siempre lo más difícil…
Me veo en la imperiosa necesidad de poner por escrito ciertos hechos que
involucran mi historia personal, y sé que el hablar conlleva riesgos, pero
callar sería imperdonable. No lograría aplacar la voz de mi conciencia”… Además
de las diversas historias, en esta novela existe un diario íntimo y Plumacher
más adelante señalará que le preocupa su decisión de utilizar el diario de su
mujer (Ruth Romero) para darle
cuerpo a lo escrito. Finalmente ya en el último capítulo, a pesar de su
desorden natural y de sus etapas depresivas, llegará para Alejo Plumacher el
momento cuando su novela sobre el médico
de Cumaná pareció estar lista para la imprenta, y será esa historia
verdadera novelada, sobre Luis Daniel Beauperthuy la que se leerá en los
capítulos impares de la novela “El año
de la lepra”. El trabajo de Plumacher será compilado por otro personaje Arístides Sarmiento, quien aclara que estará
incluyendo retazos del diario de la mujer de Alejo, y como él dice, lo que ha
“garrapateado” en sus cuadernos. Igualmente señala que ha utilizado la
trascripción de algunas grabaciones suyas en cintas magnetofónicas, y varias
resmas de papel escritas de su puño y letra. Terminará insistiendo en que
escribe desde un pequeño pueblo en el Norte de Santander, y al final, todavía
hay una nota indicada como, Nota del autor que dice: “el manuscrito del profesor Arístides
Sarmiento recibido en el mes de febrero de este año 2011, “el año de la
lepra”, ha sido enviado a publicación sin hacerle modificaciones de fondo”.
Finalizo esta retahíla de
comentarios explicándoles que pensé pudiesen ser de interés sobre el tema de la
creación literaria, y en concreto, de la escritura de novelas. Vale recordar
que la literatura, según decía Oscar Wilde, “es el arte de mentir”, frase ésta
que resume una gran verdad sobre el escritor y especialmente de quien escribe
novelas, pues tendrá siempre en ellas, el poder o la opción de ser él y ser
otro. El ejemplo del personaje narrador que aparece inmerso en la misma novela
es un buen ejemplo. En esa búsqueda de cuanto haya que imaginar, y para
acometer la empresa de escribir la novela, solo se posee un instrumento, y este
será el lenguaje. Goethe, señalaba que todo ya está dicho, y lo difícil es
saber cómo decir esas mismas cosas otra vez. Por estas razones, el
planteamiento de cómo escribir, no siempre resulta sencillo, pues no basta con
repetir historias, no se trata de volver a decir ciertas cosas, hay que
escribirlas y para cumplir ese cometido habrá que hacerlo de un modo especial buscando
siempre un nivel de excelencia en el lenguaje. No se trata de “echar cuentos”.
El asunto es más difícil. No es “como decirlo”, se trata de “como escribirlo”.
Por eso hemos repetido que escribir literatura es un oficio que requiere mucho
trabajo y en particular en el caso de las novelas, el cometido debe ser
cumplido con paciencia, resistencia y mucha pasión.
Maracaibo 23 de enero del año 2016
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