El drama cuenta la
historia de Salomé, hijastra de
Herodes Antipas, quien, tras el espectacular baile de la danza de los siete
velos, le pidió a su padrastro la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de
plata. La mujer fatal, estaba enamorada del santo y ante el rechazo del santo,
ella pidió la decapitación por puro despecho.
En la obra se armó un auténtico
escándalo tras el beso de una Salome ensangrentada a la cabeza cortada de Juan.
El escándalo en Paris no llego a darse en la Inglaterra victoriana hasta cuando
la obra se estrenó públicamente en 1931.
Cuando Wilde comenzó a escribir Salomé, finales de 1891, ya era conocido como autor y crítico, pero aún no se había consolidado como dramaturgo. Había terminado El abanico de Lady Windermere , pero aún no se había estrenado, y sus otros éxitos en el West End, Una mujer sin importancia, Un marido ideal y La importancia de llamarse Ernesto, en realidad, estaban por llegar. Wilde había considerado el tema de Salomé desde sus años de estudiante en Oxford, cuando Walter Pater le presentó el relato Herodias de Flaubert en 1877. El biógrafo Peter Raby comentaría que el interés de Wilde se vio estimulado por las descripciones de las pinturas de Salomé de Gustave Moreau en À rebours de Joris-Karl Huysmans, así como por Atta Troll de Heinrich Heine , la "Salomé" de Jules Laforgue en Moralités Légendaires y Herodiade de Stéphane Mallarmé.
Wilde escribió la obra durante su estancia en París y al año siguiente
explicó a un entrevistador por qué la había escrito en francés: Tengo un
instrumento que sé dominar: el idioma inglés. Había otro instrumento al que
había escuchado toda mi vida, y quise probarlo para ver si podía crear algo
bello con él. La obra la escribí en París hace unos seis meses, donde se la leí
a unos jóvenes poetas que la admiraron enormemente. Claro que hay recursos
expresivos que un francés de letras no habría empleado, pero le dan cierto
relieve o matiz a la obra.
Beardsley era un joven
ilustrador irreverente que estaba de moda n Londres y Wilde no perdió la
ocasión para contratarlo e ilustrar la publicación de su obra de teatro. El
joven literato irlandés escribiría sobre su amigo: Para Aubrey, el único artista que además de mí, sabe lo que es la
danza de los siete velos, y puede ver esa danza invisible.
Antes del estreno, las
escandalosas ilustraciones le dieron al texto bastante fama y ambos, Wilde y
Beardsley quedaron más que satisfechos, encantados. El estilo de Beardsley con
grandes áreas en negro, o en blanco y con pequeñas filigranas en tinta, estaban
influidas por las “estampas japonesas”.
Beardsley fue un
excéntrico tanto en lo público como en lo privado. Solía decir: "No tengo más que un objetivo: lo
grotesco. Si no soy grotesco, no soy nada." Wilde decía que Beardsley
tenía "un rostro como un hacha
plateada y cabello verde hierba" Beardsley era meticuloso en su
vestir: trajes de color gris paloma, sombreros, corbatas y guantes amarillos.
Se presentaba ante su editor con chaqué y zapatos de salón. Aunque
se asociaba a Beardsley con la camarilla homosexual que incluía a Oscar Wilde y
a otros miembros del esteticismo, los detalles de su sexualidad
siguen en duda. W. B. Yeats, que lo conocía bien, afirma en
sus Autobiografía, que él no era
homosexual.
En muchos aspectos se
estaba quebrando la sociedad mojigata de la época victoriana para ingresar en
el ambiguo y caótico, aunque fascinante siglo XX y quedarían las ilustraciones
que plasmaban lo escabroso del argumento a pesar de lo moderno de la temática.
La Salome de Wilde con la
no menos escandalosa Salome, la opera de Richard Strauss, iba a crear una
combinación terrible Wilde/Strauss/Beardsley
que se iba a convertir en una leyenda.
Richard
Georg Strauss (1864-1949)
era alemán y fue un compositor y director de orquesta quien
en 1905, produjo su ópera Salomé basada en el drama de Oscar Wilde y la reacción del público fue tan apasionada y extrema
cuando se estrenó en la Ópera del Metropolitan de
Estados Unidos que tuvieron que cancelarse las presentaciones posteriores. Sin
embargo, la ópera fue exitosa en otras partes, llegando incluso a darle los
suficientes ingresos a Strauss para financiarse su casa de Garmisch-Partenkirchen.
Aubrey Vincent Beardsley (1872-1898)
artista pintor e ilustrador británico,
fue un notable crítico de la sociedad victoriana, satírico e
implacable, ya que su obra despertó admiración y escándalo. Después del escándalo, con la Salome
de Wilde, el único editor que le quedaba a Beardsley era Leonard
Smithers, especializado publicar cosas que los demás tienen miedo
de tocar como Lisistrata, la
sátira antimilitarista de Aristófanes, más
escandalosa a finales del XIX que cuando fue representada por primera vez en el
411 a. C.
Beardsley dio rienda suelta a su creatividad
ilustrando esta apología de la paz con una huelga
sexual de las mujeres atenienses para acabar con la Guerra del Peloponeso. Una
verdadera orgía de erotismo y mucho humor de la Antigua Grecia, dibujada por Beardsley
en blanco y negro.
Quien fuera uno de los mejores ilustradores de la historia,
moriría de tuberculosis con sólo 25 años poco después de realizar estos
dibujos.
Para lapesteloca,
en Maracaibo, el día viernes 14 de noviembre del año 2025