Julia
Navarro (Madrid,
1953) ha destacado por su trabajo en el campo político, desarrollando su labor
profesional para la agencia de noticias Europa Press, y otros medios como
Cadena Ser, COPE, Telecinco o Canal Sur. Ha escrito varios libros de género
político, alternando el tema periodístico, con especial atención a la
Transición Española y a figuras de la política española: “Nosotros”, “La transición”, “La izquierda que viene”, “Entre Felipe
y Aznar” y “Señora Presidenta”. Después de escribir libros de actualidad
política, publicó su primera novela, “La
Hermandad de la Sábana Santa”, con la que logró un éxito sin precedentes en
España. “La Biblia de barro” y “La
sangre de los inocentes” afianzaron su prestigio entre la crítica y el
público, consiguiendo llegar a millones de lectores en todo el mundo, con
traducciones en más de treinta países. Sus
obras han sido publicadas en 30 países y a lo largo de su carrera ha recibido
premios como el Ciudad de Córdoba 2004,
el Más que música de los Libros 2006, o el Qué Leer. En 2014 fue una de
las autoras más vendidas en España. “Dime
quién soy”, es una novela que ofrece un retrato magistral de la historia
del siglo XX, en unas páginas rebosantes de intriga, espionaje, amor y traición. “Dispara yo ya estoy muerto” conforma
una historia llena de historias, una novela que esconde dentro muchas novelas,
que ofrece un friso histórico que arranca a finales del siglo XIX y llega hasta
1948. No sólo es la más ambiciosa novela de Julia Navarro, sino que es, sobre
todo, una novela de personajes, prisioneros de las circunstancias y del tiempo
histórico que les ha tocado vivir. Víctimas, en muchas ocasiones, de las
decisiones tomadas por otros. Hay
momentos en la vida en los que la única manera de salvarse uno mismo es muriendo
o matando…
Así arranca “Dispara, yo ya estoy muerto”, enigmático título cuya razón de ser
no se desvela hasta la última página. Una novela cuyo eje es la familia Zucker,
expulsados a finales del siglo XIX de la Rusia zarista por su condición de judíos.
Una familia que a su llegada a Tierra Santa decide adquirir las tierras de los
Ziad, familia árabe encabezada por Ahmed. Entre éste y Samuel, patriarca de los
Zucker, se creará un fuerte vínculo, una amistad que por encima de las
diferencias religiosas y políticas se perpetuará generación tras
generación. Varsovia, San Petersburgo,
Jerusalén, París, Madrid o Toledo son algunos de los escenarios de esta nueva
novela de Julia Navarro.
Tomado de CULTURAMA:
http://www.culturamas.es/blog/2013/07/17/dispara-yo-ya-estoy-muerto-el-nuevo-libro-de-julia-navarro/
Habiendo leído la novela de Julia Navarro, no resistí la
tentación de regresar a mi novela “La Peste Loca” publicada en 1987 y su
segunda edición en el 2011. Allí me encontré, entre las reláficas que en
negrillas separan áreas de la novela y la ubican en la historia que se sucedía
para aquel entonces, algunos detalles que se asociaban en la situación de las
diferencias entre los judíos y el pueblo Palestino. Las coincidencias con la
gran novela de Julia Navarro, me parece que valen para que disfruten de su lectura algunos
lectores venezolanos.
RETAZOS DE “LA PESTE LOCA” ( novela )
Dónde están las llaves, matarile rile lero, dónde están las llaves,
matarile rile ró, en el fondo del mar, matarile rile lero, ¿los aviones a
volar?, matarile ya les dieron, ¿aeroplanos en el cielo?, matarile rile ró,
palestinos en el suelo, ¿es un sueño?, ¡inación!, ¿quién los va a buscar?,
matarile rile ró. De Bouillón es Godolfredo, ese nombre no me gusta, lo
pondremos avechucho, matarile a mí me asusta, si parece maracucho, vos estáis
de mollejón, lo pondremos Absalón, ¡igación!, ese nombre no me agrada, que lo
llamen Salomón, ¿pero qué nombre usaremos?, llaménlo Cuello Rondón. Jacobito no
es tan pobre, el año sesenta y siete lo que le sobran son cobres, era un
presagio divino, la guerra de los seis días, pobre pueblo palestino,
desmantelen los cohetes, ¿es el día?, bereberes claudicantes, ¿que querías?,
los egipcios, los romanos, mahometanos, ¡Jeremías!, los cristianos, antes
fueron babilonios, ¡por Alá!, ¡son el demonio! Scherezada echame un cuento...
No más llantos ni lamentos, en las marismas de Gaza, las arenas del desierto,
¿cuántos árabes han muerto?, los sacaron de sus casas, Jerusalén dividida, ¡que
tragedia!, es tu destino, ¡sufre pueblo palestino! Escuchemos
al rabino, él señalará la clave, ¿dónde están las llaves?, matarile rile ró, en
el fondo del mar Rojo, yacen tan solo despojos, los beduinos, sus camellos,
¿sus cabellos?, sus caballos de metal, perecieron, se murieron, los aviones en
acción, es dinero americano, ¿dólares de la nación?, en el fondo del mar, ¿es
hebraica?, judaica és, pago y gano, así sí, ¿vos veis?, Abraham Cuello tomó
una ruta que a todos nos pareció de lo más extraña, ciertamente era medio
prosaica, ¡idea tamaña!, ¡irse a vivir a un kibutz!, su familia lo esperó,
durante meses, no llegó, sus amigos lo esperamos, durante años, ¡se jodió!,
servir a la madre Israel, natural y procedente del barrio de la Pomona, ¡hay
que ver! Mangos verdes, guásimos negros, aceitunas moradas, redondas y dulces
las cotoperices, encaramarse en las matas, montados allá arriba, a comer
mamones, y el olor del níspero y de los limones, miel de hicacos, dulce de
limonsón, pepas de tamarindo y semillas de almendrón. Le dolía no haber vivido el holocausto europeo, ¡bolas!, era tropical,
¡pero qué lindo por lo burdo le quedó!, absurdo desvarío por una sangre que
para nosotros era ajena. ¡Ni me lo discutáis! Daba pena, de verdaíta, y vos,
decime, ¿hallaría las llaves?, ¡en el Arca de la Alianza sería!, y ¿vos que
querías?, él siempre se consideró un hebreo, vivir con Jetzabel, circunciso y
en confianza, con Deborah o con Raquel, mi amiguito de la infancia, ¡cómo se
enrolló de feo!, aquí lo creíamos medio bolsiclón, en realidad no lo asociamos
nunca con las hurís del profeta, ella, pudo llamarse en vez de Ercilia, Rita, o
más vulgar tal vez Sara, sin la hache intercalada. A propósito, te digo como
sin querer la cosa, que Clara Rosa la madre de Robertico y de Abraham, no puede
disimular el perfil de Don Jacobo. César, dicen algunos cristianos que de puro
vivito se dejó circuncidar, ¡se anegó el Jobo! La verdad sea dicha, eran muchos
los cobres, no tan solo el cuerito de la dicha, lo que sea dizque dijo el
viejito, ahora los que disfrutan son los hijos y sus nietos. David el
primogénito, como negociante multiplica los cobres, es perfecto, ¿los otros?,
¡la gran vida!, pero ellos gastan poco, poquito, Abraham, fue el más bolsa, se
las dio de romántico y se largó, a Israel fue a parar, fue a tener dicen otros,
¿y el más joven?, ¡Robertico!, ese tiene bien puestos sus riñones, él si le
dará matarile a esos millones. Robertico es doctor, inteligente, sabe gozar la
vida, estudiante de loquería en Nueva York, él es gente, si tú lo necesitas, te
consigue querida, rápidamente, tiene un auto, ¡belleza de motor!, aquí están
las llaves, tiene cobres parrato, más que el rabino Samuel, más que el viejo
Gugenheim, él es Estrada y es Cuello, ¿Rossellestrada?, ¿tal vez Belloso?,
quizás Kublic, o, ¿Fornefeld?, ¡CuelloRossell! Muy estirados ellos, de los
judíos con hijos bien, vos sabéis, tardes en la Sinagoga, con los Henríquez,
los Domínguez, Lerner y Benaim, ¿los Sefarditas? ¿vos, a cual Sinagoga váis? Lo
miraban de reojo. Todas aquellas historias, de los campos de exterminio nos
salvamos, ¡vos sabéis! ¿Escapaste de los rojos? ¡De los hornos crematorios! Mis
historias son mas crudas, no me gusta hablar de aquello, mi hermanito, mis
abuelos, mis amigos, ¿veis la marca en mi muñeca?, Ruthie y Clara,
¿Blumenfeld?, o es Blumerfel, Blumerson tal vez... Blumer es pantaleta, ¡que
jareta!, su marido es Raymond Morris, ¿Morrisón?, son familia de Jacobo,
llegaron vendiendo telas, pasaron de la maleta al almacén, ahora tienen
telares, gente criada en Nueva York, ¡vos sabéis!, todos amigos de Robertico,
el doctor. El es asiduo del ghetto. ¿Será la sangre materna? El olor de los
pepinos, col agria, con mostaza y vino, ajos y la cebolla sempiterna, pan de
centeno y el aroma rancio de la tía Elvira, por la línea materna. Allá en el
Bronx, danzan miríadas de hojas secas, ellas se apilan en la calle, unas se
mueven con la brisa, es amarillo y es naranja, es siena y es un verde jade, se
deslizan y es un ocre rojizo, van cayendo de los árboles, se agitan en el cielo
que eternamente luce un gris plomizo. Caminar por los alrededores, vivir a un
par de cuadras, blocks les dicen, del hospital Montefiore, así denominado, como
la flor del monte, Robertico, vive en el Bronx. A míster Morris, el tabaco en
la boca le cuelga, adherido a su labio inferior, fresa con crema sobre una
mancha leucoplásica, la saliva marrón, comisuras de un sepia burbujeante, lo
mueve, se lo traga, reaparece, lo asoma al exterior, la entonación afásica de
su inglés neuyorkino y ese gesto, las palmas de sus manos hacia arriba, fabrica
mil arrugas cuando sonríe, encoje los hombros y protruye esa giba, zapatos de
Charlot, el pantalón manchado, judío de Nueva York. Conocerte Roberto ha sido
un gran honor, eso le dijo, pero aquello, nunca lo quiso creer el doctor
Cuello. No tengo cobres, la mala situación, ¿sabéis?, eso le respondió. El
pariente alzó sus hombros y la cara arrugó. Para Pauline, Roberto siempre fue
el más bello. Pauline en la ventana, desde tu cuarto Robertito, se observa el
elevado, ella se despoja de su cofia de enfermera, relampaguea con destellos
dorados, son las ventanillas del tren que pasa haciendo ruido, chas tras tras
tras. Tú entre los libros en la penumbra amarillenta del rincón, estás sentado,
arropado en la cama, envuelto en sábanas. Cesa el rítmico estruendo del elevado
y ella con suavidad desliza sus medias blancas, las desenrrolla y tú te quedas
extasiado admirando sus piernas que parecen de seda, de un blanco transparente,
de un rosado cerúleo, las coloca sobre la silla donde desordenada está tu ropa,
las pone arriba, sobre el tibio radiador deposita su sweter de lana virgen y el
gorro protector, parece un erizo de pelos, luego, suavemente sus ropas se
deslizan y quedan en el suelo. Tú miras a Pauline en la bañera, tú escuchas las
malditas cañerías que suenan anunciando el sabath, trompetas que pregonan todo
el año que ese es el día del baño, tú observas con un dejo de ternura como se
te enjabona tu judía, es solo tuya, es tu enfermera. ¿Fuiste tú el elegido?
Baby, tú le dijistes, Polin sweet heart, llevo en mis venas sangre del Rey
David, puedo probarte que era latino Salomón, ven, te lo demostraré. Matarile
en el Bronx. Tú eres experto, tú calculas siempre todas las pisadas, las cosas
las precisas, tú eres culto y hermoso, ¿qué más?, eres inteligente, ¿quizás un
tanto delicado?, resabios de tu infancia, quizás un exceso de celo de tu madre,
preciosa Clara Rosa, a ella no le hubiera gustado saberlo, Robertico empatado
con una enfermera gringa, ¡una judía enfermera! Para ti lo soñado precisamente
eso no era, pero es la suerte, ¡hace juegos curiosos!, suerte rima con muerte,
tú eres un ser ocioso, ¿y tus amigos? Tan lejos, allá, ¿cerca del Ecuador?, en
tu país lejano, tú patria tropical reverberante, ¿y que nombres les damos?, si
por un instante piensas en ellos, si los recordamos, ¿cómo les diremos? A
Emidgito el doctorcito, ¿a tu colega?, solo aspira a transformarse en investigador,
como el otro, cual su maestro, el profesor, llámenlo el doctor Crisanto, ese
tipo es un fastidio, no lo aguanto. Tú aquí lejos, estudiando psiquiatría los
recuerdas y te dices... Entre estos rascacielos, estoy bien lejos de mi tierra,
pero allá, tengo muchos amigos, ellos son de espanto, amigos que son chéveres,
me aceptan como soy. De mí siempre murmurará la gente, nada puedo yo hacerle,
soy muy inteligente...
Abraham
recordaría el asunto en maracucho que el que pega primero pega dos veces, el
General con el parche en el ojo, preguntó por las llaves, allá las tienen
chico, ¿en la ciudad santa?, la del muro, las llaves de la Puerta del Edén,
¿las llaves del andén?, entonces fue cuando volaron los aviones, matarile a los
árabes, arenas del Sinai, murallas de Jericó, pero no me digáis vos nada,
porque yo conozco algunas situaciones...
En Irlanda del Norte la lucha
religiosa se ha tornado violenta, con dinamita… ¿Con explosivos? Chico ya lo
único masivo es la comunicación, o masivas son las cosas que ocurren en la
China y en la India, donde si hay gente palacaraermuerto. Se avecinan tiempos
difíciles para algunos países, la masa no estápabollos, ¿no te lo decía yo
chico? ¿Pero qué nombre le pondremos? A propósito chico, salió ayer en Panorama
que en Viet Nam se murió Ho Chi Min. ¡Vainación! ¿Cómo está la cosa del Viet
Cong? Entre nosotros chico, aquí paquevosveáis, metimos un jonrón, vivimos un
movimiento hermoso, le dicen, la renovación. ¡Iinación! ¿Sí o no, chico? La
vaina renovadora fue la de las universidades pero en el país la onda es otra,
¿como la llaman?, la pacificación. ¡Vergación! Del monte regresaron cabizbajos
los últimos muchachos. Adiós a las armas. En Chile, Allende asciende al poder
por voto popular y en Jordania la guerra
al pueblo palestino, comienza a exterminar. En nuestro suelo la paz es tal,
que aunque sean los marxistas hijos del propio Averno, romper con la
dialéctica, decide el mismísimo gobierno y renuevan las relaciones con la Unión
de Repúblicas, ¿con el Soviet Socialista?, ¡con la propia Unión Soviética! Cesó
ya el matarile, casi es final del juego… Calle ciega, dead end, ¿black out or
back alley? Kaput.
Estamos percibiendo que las
llaves las estaban abriendo, ¡y va a venir un chorro! Inmensa catarata de
dinero que ahogará a la nación, va a servir para cambiar al fin la faz del
país, que a todos les toque algo, aumentará el trabajo, pero, ¡qué ilusión!
Pongámosle atención. Por vis a tergo, podemos ingresar en la gran rueda de la
corrupción. Habitantes del incomparable país de jauja, estamos en el introito,
la puerta al Paraíso, golden gate, altare Dei, de lo que las futuras
generaciones conocerán populacheramente, forever seculorum, como “La Gran
Venezuela.”
Corrupción en el Ministerio de Obras Públicas,
por la denuncia parece un hecho serio, no puede ser, se habrá de transformar en
un misterio. Luchan en el desierto palestinos e israelíes. Hay corrupción en
Corpomercadeo, es un asunto cierto, corpus delicti, porcus dedicti, puerco el
mercadeo. Un asunto muy feo, en las
dunas del Golán yacen los muertos. Solezjnitzin escritor ruso expulsado de
su suelo natal, se deleita en Nueva York, ante una sopa de goulash llena de
sabor y él se pregunta, ¿acaso la quiere usted hermano?, los camaradas por aquí
quieren saber si acaso es, ¿un goulash húngaro o es gulag siberiano? La cárcel
de los vivos estaba en el archipiélago de Gulag, ahora, la cárcel no es para
los vivos, aquí parece que el archipiélago es para los bolsas, los procesados,
los indiciados, las meretrices y los pelagajo, los comenabo, los pendejones,
los sin juzgar en el país se cuentan por montones. Son los sin juicio, no lo
tuvieron, no lo tienen, ni lo obtienen, no lo logran, ni lo tendrán, porque son
pobres, ¡no tienen cobres!, son del grupo fatídico, mayoritario, de los
mochilas, maruzas, busacas, plenan, llenan sin palancas ni abogados, calabozos,
celdas, jefaturas civiles, todos los confinados, están amenazados, ¡pueden ir
al Dorado!, mas no serán juzgados, sólo
cuando Dios quiera, o al consignar que tienen dinero en la cartera, entonces sí
serán procesados, una tajada, la más grande la obtendrán los abogados, te
escapas si tienes charreteras, de otra manera, sin billetera, caes en el grupo
mencionado, ya son millares, en estos días la denuncia señala a algunos
militares, los han cachado, no pasa nada, escandalosa negociación es destapada,
el affair de la chatarra reciclada, ¡qué cosa!, aparece entre escombros de
retorcidas vigas y de metal virutas, la hasta ha rato impoluta rectitud de las
Fuerzas Armadas... Si vas a juicio por un queso, estás seguro de escucharle
decir al juez, ¿cuánto hay pa eso?
En las Naciones Unidas, habló Jasser Arafat, voluntades reunidas para
enfrentar el destino, reconocen los derechos del pueblo palestino, tantos años
de paciencia, terminarán en una mediatizada independencia. Esto ocurre en la lejana Palestina, y
acá cerca vienen y nos dicen que estamos independizados, nacionalizados, medio
rebolsiclados, es así como algunos notan al país, mediatizado, cada día crece
nuestra dependencia…
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