Juan Antonio Pérez Bonalde
Juan Antonio Pérez Bonalde nació
en Caracas el
30 de enero de 1846, en un hogar por tradición y convicción liberal y
civilista, viviendo una etapa agitada del republicanismo venezolano. Era el
noveno hijo de una familia integrada por Juan Antonio Pérez Bonalde y Gregoria
Pereyra y el país estaba enfrascado en disputas de carácter político, de modo
que su infancia se podría identificar con la violencia que sacudía a Venezuela.
En 1861,
cuando Juan Antonio tenía 15 años, su familia decidiría emigrar para evadir de
los peligros de la guerra y se dirigen a Puerto Rico donde
hallaron un refugio.
Muy pronto
la guerra civil continuaría
ensangrentado al país y el caudillo que va a surgir será Antonio Guzmán Blanco quien
habrá de comenzar la época del llamado “despotismo ilustrado” que durará siete
años durante los cuales, Pérez Bonalde se inscribe en el Partido Liberal y se opone
al dictador por lo que a partir de 1870
se verá voluntariamente conminado a expatriarse y fijará su
residencia en Nueva York.
Allí logra emplearse en una fábrica de perfumes de
la Compañía "Lahman y Kemp" y viajará por todo el mundo como empleado
de Kemp-Barclay y Cia, actividad en la que sus conocimientos de los idiomas le
ayudarían y lo convertirná en un destacado políglota.
Cuando nace Pérez Bonalde, desde
el punto de vista literario ya el romanticismo se ha impuesto en América.
Los poetas venezolanos toman como modelos los románticos franceses y españoles,
pero aún no se había producido un poeta romántico de carácter universal.
Viviendo en
Nueva York y durante sus viajes Juan Antonio Pérez Bonalde va a escribir lo más
importante de su obra poética. Conocerá las principales regiones de Norteamérica y también redactará
las propagandas comerciales en varios idioma, y desempeñando su trabajo tendría
la oportunidad de conocer, en viajes de negocios, varios continentes, Europa, Asia y África, con lo cual ampliaría su universo
cultural.
Estando en Nueva
York recibirá la noticia de la muerte de su madre, lo que va a significar un
rudo golpe para el poeta. En 1876 las
circunstancias políticas durante la presidencia de Francisco Linares Alcántara
le abren las puertas de Venezuela, y el poeta regresa. Durante la travesía, en
el barco que lo conducía a Puerto
Cabello, los recuerdos lo invaden, y el dolor por la
madre muerta, le llevan a escribir el poema Vuelta a la Patria. …
“Ya la vista columbra las riberas
bordadas de palmera y una brisa
cargada con la esencia de violetas y azahares, en mi memoria alumbra el recuerdo feliz de mi inocencia, cuando pobre
de años y pesares y rico de alegría, bajo las palmas retozar solía oyendo el
arrullar de las palomas bebiendo luz y respirando aromas.
En 1877 regresa
a Nueva York y recoge todos los poemas que ha escrito hasta el momento en un
volumen que tituló Estrofas,
con cuarenta poemas donde está incluido Vuelta a la Patria…“Ya
muerde el fondo de la mar hirviente del ancla el férreo diente; ya se acercan
los botes desplegando al aire puro y blando la enseña tricolor del pueblo mío” … ¡En marcha, en marcha postillón!Agita
el látigo inclemente! ... De pronto
al descender de una hondonada, “Caracas allí está” dice el auriga …
…Más no, detente!, Oh infinita aflicción Oh
desgraciado de mí, que en mi soñar hube olvidado que ya no tengo hogar…! Para
cochero tomemos cada cual nuestro destino, tú al lecho lisonjero donde te
aguarda la madre, el ser divino que es de la vida centro de alegría, y yo… yo
al cementerio donde tengo la mía.
En 1879,
el poeta, se casará con la norteamericana Amanda Schoonmaker, y nacerá su
hija, Flor, en quien él centrará todo su amor, y su
alegría será tal que ese mismo año publica su segundo libro de poesías
originales: Ritmos, un conjunto
de 35 poemas, en donde aparece El
canto al Niágara una de sus más celebradas composiciones poéticas.
…“¿Entonces por qué ruges magnífico y
bravío, por qué en tus rocas, impetuoso, crujes y al universo asombras con tu
inmortal belleza, si todo ha de perderse en el vacío?”…
En 1883,
en forma inesperada morirá su pequeña hija Flor, y en medio del intenso dolor y
desesperación escribe su poema Flor y
además el poema Gloria in
Excelsis. Todos estos acontecimientos aciagos lo van a llevar a un
escepticismo que lo conducirá a renunciar desde 1883 a publicar más libros de su propia poesía. “Señor, ¿existes? ¿Es cierto que eres consuelo y premio de los que
gimen, que en tu justicia tan solo hieres al seno impuro y al torvo crimen?” “Responde entonces: ¿Por qué la heriste?
¿Cuál fue la culpa de su alma triste? ¿Cuál fue la mancha de su inocencia?
¡Señor, respóndeme en la conciencia!”
Solo se publicarán
sus grande traducciones de Heine y de Poe y caerá en las drogas y
el alcohol con gran deterioro de su salud. En 1888 enferma
gravemente y es recluido en un hospital donde permanece un año. En 1889 es
llamado a Venezuela para colaborar en el gobierno, y envuelto en un tedio una
total melancolía, Pérez Bonalde acepta un cargo diplomático del gobierno de
Andueza Palacios e intenta viajar a Amberes,
pero enferma, y es obligado a regresar desde Curazao.
El 4 de octubre de 1892 muere
en La Guaira. En 1903 se
trasladaron sus restos al Panteón Nacional, en donde
se le rindieron honores fúnebres.
En uno de sus
poemas titulado “Por siempre jamás” comienza diciendo… “Traedme una caja de negro nogal y en ella dejadme por fin reposar” “De
un lado mis sueños de amor colocad, del otro mis ansias de gloria inmortal”… El
poema finaliza así: “Después, una fosa
bien honda cavad, tan honda, tan honda que hasta ella jamás alcance el ruido
del mundo a llegar. Bajadme a su fondo, la tierra juntad, cubridme… y marchaos
dejándome en paz… Ni flores, ni losa, ni cruz funeral y luego… olvidadme por siempre jamás!
Maracaibo, jueves 12 de mayo del año 2022
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