lunes, 10 de agosto de 2020

Maria Mitchell, astrónoma.

Maria Mitchell, astrónoma.

En el mes de julio de 2018 hablé en este blog sobre dos astrónomas, Caroline Herschel,​ alemana y Mary Somerville, escocesa (https://bit.ly/3k4RMoB) que tuvieron un papel relevante en el desarrollo de la astronomía en Europa y en el mundo. Hoy voy a referirme a María Mitchell, nacida el 1 de agosto de 1818, quien oteando los cielos desde muy niña en la isla de Nantucket, puerto de salida de los barcos balleneros, se transformaría en la primera astrónoma de los Estados Unidos.

Con un telescopio de latón con un refractor de siete centímetros,  la noche del 1 de octubre de 1847, un cometa todavía desconocido cruzaba el cielo de Estados Unidos y la primera en observarlo sería la joven María Mitchell, que escudriñaba el firmamento en la pequeña isla al sur de Massachusetts. En su homenaje, el astro fue bautizado como Miss Mitchell’s Comet. Ese cuerpo celeste, que es no periódico, no se espera que vuelva a acercarse a la tierra, pero su rastro hizo famosa a la primera mujer elegida para la Academia Americana de Artes y Ciencias, y la única hasta 1943. María Mitchell,  dedicó su vida no solo a la ciencia, sino también a la lucha por los derechos de las mujeres.

 

 

 La pasión de Mitchell por el cielo estrellado empezó en la infancia, cuando ella, como todas las niñas de la comunidad cuáquera, bordaba globos terráqueos y esferas celestes. Ella creció en la isla de Nantucket, capital de la industria ballenera, donde todas las casas tenían miradores para divisar la vuelta de los barcos. Mitchell, sin embargo, los utilizaba para barrer el cielo con su padre, también aficionado a la astronomía, quien ofreció la misma educación a su hijo que a sus hijas. A los 12 años, María le ayudó a calcular la posición de su casa al observar un eclipse solar. Dos años después, ya adolescente, ayudaba a los marineros de la isla a calcular la mejor ruta para sus largos viajes.

Al tener libros siempre disponibles en su casa, María estuvo consciente del poder de la educación, sobre todo para las mujeres cuando se veían obligadas a dedicar más tiempo a actividades como coser o cocinar que a realizar actividades intelectuales. Mitchell se convirtió en asistente de profesor a los 16 años y un año después creó su propia escuela, y solo dejó el cargo para convertirse en la primera bibliotecaria del Ateneo de su ciudad. Ya como una científica mundialmente reconocida, (Maria Mitchell no sólo había ganado una medalla ofrecida por el rey de Dinamarca, Federico VI, por el descubrimiento del Miss Mitchell’s Comet, sino que también observó manchas solares, estrellas, nebulosas y las lunas de Júpiter y Saturno), ella volvería a la enseñanza, en una época cuando las mujeres no tenían mucha oportunidad de continuar su educación después de la adolescencia.

Impresionado con el éxito de la joven astrónoma, Matthew Vassar la contrató como la primera profesora de la recién abierta universidad Vassar College. Él también la veía como un modelo para las mujeres que deberían ser  “ambiciosas e inteligentes”. María Mitchell allanó el camino para las astrónomas y, además, exigió y recibió el mismo sueldo que un profesor varón. Durante un viaje a Roma, en 1858, Mitchell escribió a Angelo Sacchi, el astrónomo del Vaticano para pedirle permiso para usar el Observatorio del Vaticano, uno de los más antiguos del mundo, y se convertiría en la primera mujer no religiosa en pisar el  Observatorio sitio donde a Mary Somerville, la mujer científica más famosa de Europa en ese momento, se le había negado la entrada.

El trabajo científico y el activismo social de María Mitchell dieron muchos frutos. La primera científica oficialmente reconocida en todo el continente americano, sobre la situación de la mujer, dejó escrito: “En mis años jóvenes, solía decir: “¡Cuánto necesitan las mujeres las ciencias exactas!” Pero desde que he conocido a algunos científicos que no siempre atienden a las enseñanzas de la naturaleza, que se quieren a sí mismos más que a la ciencia, digo: “¡Cuánto necesita la ciencia a las mujeres!”. Después de su fallecimiento, en 1889, el observatorio de Nantucket recibió el nombre, de Maria Mitchell así como también un asteroide y un cráter en la Luna.

Maracaibo, lunes 10 de agosto, 2020.

 

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