viernes, 31 de enero de 2020

Sobre el Teatro Baralt


Sobre el Teatro Baralt


En 1840 pensando en que la ciudad de Maracaibo debería tener un espacio para la escenificación teatral, uno de sus ciudadanos, Miguel Antonio Baralt, improvisaría en el solar de su residencia un teatro con techo de eneas. Se crearía entonces la Sociedad Unión, que solicitó ante las autoridades la construcción de un edificio propio para estos espectáculos. Así, el 28 de julio de 1877 el general Rafael Parra decretaría la construcción del Teatro Baralt de Maracaibo, cuyo diseño fue desarrollado por el ingeniero cubano Manuel de Obando. 

Seis años después, el 24 de julio de 1883, fecha de la celebración de los 100 años del natalicio de Simón Bolívar, con la zarzuela “Choza y Palacio”, interpretada por un grupo de niñas del colegio Inmaculada sería inaugurado el teatro, con capacidad para 400 personas. En 1928 el general Pérez Soto, entonces presidente del estado Zulia, consideró necesario demoler aquel teatro decimonónico  y eligió para diseñar uno nuevo al alemán Heinrich Eichner y luego un ingeniero contratado por la Caribbean Petroleum, el belga León Achiel Jerome Höet. De tal manera que sería Höet quien desarrolló el proyecto final para el nuevo teatro. El 19 de diciembre de 1932, en fecha conmemorativa del golpe de Estado que dio inicio de los 24 de años de gobierno de Juan Vicente Gómez, fue inaugurado el nuevo Teatro Baralt con una capacidad para 1.300 personas.

La historia cultural del Zulia no puede contarse sin mencionar la presencia significativa del Teatro Baralt. El Teatro Baralt de 1932 constituyó toda una innovación en el campo de las edificaciones teatrales del país, y se convirtió en un hito urbano de la ciudad de Maracaibo. Sería reconocido como patrimonio cultural el 5 de noviembre de 1981. Desde su inauguración, este espacio ha marcado pauta en la vanguardia artística de esta región. El Teatro Baralt fue el primer escenario, en 1896, de la proyección de una película cinematográfica en el país. También son recordadas por los marabinos presentaciones como la de y Carlos Gardel y Teresa Carreño.


Los techos y paredes del teatro fueron decorados por el reconocido artista zuliano Antonio Angulo y destaca el plafón pintado al óleo de casi 600 metros cuadrados, con una gran lámpara central, así como las pinturas al fresco para las columnas adosadas. El telón de boca fue donado por el gobierno de España y elaborado por el artista español César Bulbena. Todo estuvo listo para la inauguración en 1932. El 11 de julio de 1896, el teatro sirvió de escenario para la proyección de la primera película cinematográfica en Venezuela.  El empresario Luis Manuel Méndez había traído a la ciudad un vitascopio (proyector de cine) cuyo operario fue el fotógrafo zuliano Manuel Trujillo Durán, quien luego se convertirá en un entusiasta promotor de la nueva tecnología. 

En noviembre de 1986 se iniciará un proceso de restauración del teatro Baralt bajo la dirección del arquitecto Paolo D’onghia en un trabajo donde se encontraron las bases del antiguo teatro y se concibió la idea de hacer un espacio para reuniones en el subsuelo dejando como testigo las antiguas paredes para de esta manera respetar la obra de Höet y así rendirle también un homenaje al teatro de 1883. Los pisos fueron decorados por el artista plástico Francisco Hung, y el teatro volvería a abrir sus puertas el 18 de julio de 1998.

El sábado 25 de mayo del año pasado 2019, en este blog y con el título de “En el teatro Baralt…”(https://bit.ly/3aUrsJm) y me referí a nuestro teatro de Maracaibo; les decía que su nombre se le dio en honor a Rafael María Baralt y que en su arquitectura se combinaban elementos del Art Nouveau y del repertorio clásico, y como la decoración interna, que quizás estuvo inspirada en elementos de Art-Deco, y había quedado a cargo del pintor maracaibero Antonio Angulo. En esa oportunidad era sobre el plafond del teatro al que me referí en la oportunidad del aniversario de la ciudad, precisamente diciendo que: “pude ver cómo cobijaba aun mis ensueños el cielo raso que en ArtDeco creó, quien según Sergio Antillano, había sido  el primer artista abstracto del país”.


Quisiera ofrecer sobre este particular cierta información, pues el pasado viernes 24 de este mes, enero, tuve la oportunidad de asistir a una reunión en el teatro, donde el Sr Enrique Romero fundador del Museo de Artes Gráficas Luis Chacón y el sociólogo y ensayista Miguel Ángel Campos, conversaron ante un público primariamente de jóvenes sobre la curiosa historia del plafond del teatro Baralt.

Una pieza de arte abstracto pintada al óleo de casi 600 metros de superficie, fue creada por Antonio Angulo a quien Sergio Antillano acertadamente calificó como el primer artista abstracto del país”, es una obra de arte de singular belleza, y de una extensión considerable, por lo que se hace difícil entender por qué en el país no se le ha dado la importancia que debería
tener. No existe un precedente similar en Latinoamérica, nos informó Miguel Ángel Campos. En 1932 cuando se ejecutó la obra, las artes pictóricas en el mundo y en el país se encontraban bajo otras tendencias representativa de luchas sociales, el muralismo en México, Siqueiros, Diego Rivera; y en Venezuela la pinturas de Centeno Vallenilla con matices más sociológicos y de corte indigenista pueden servir de ejemplo de la tendencia de las artes plásticas para la época.

Armando Barrios nacería en 1920 y Oswaldo Vigas en 1926, de manera que es difícil situar esta obra que curiosamente, como si hubiese querido hacer partícipe de su nacimiento a su pueblo, el pintor Angulo trabajó en las noches proyectando las imágenes que iba trazando con la ayuda de un diorama en las paredes de los edificios de la Plaza Baralt. Si examinamos los libros que han recogido la información sobre la evolución del arte y en particular del arte moderno en Venezuela, no aparece el plafond del teatro Baralt. Sergio Antillano lo menciona brevemente y el libro de Bélgica Rodríguez cita la referencia de Antillano sin hacer más comentarios. Cuando los disidentes de la escuela de Artes Plásticas de Caracas cuestionaron la producción artística en el país, Angulo tampoco sería mencionado.

Los pintores venezolanos estuvieron en conocimiento del desarrollo de la pintura moderna, bien se llame expresionismo abstracto o de otra manera y el arte plástico evolucionaría en el país hasta las obras de Jesús Soto, Cruz Diez, Alejandro Otero, y otros, Quizás en una etapa intermedia Armando Barrios y Oswaldo Vigas, comenzarían a experimentar. En el Zulia, estaban conscientes de que en Europa se hacía pintura abstracta, el poeta Héctor Araujo Ortega y trabajaban acticamente los artistas plásticos Francisco Hung, Francisco Bellorin, Lía Bermudez y Luis Chacón. Comenzando la década de los 60 se hizo una gran exposición en el Museo de Artes Gráficas que se denominó “Espacios Vivientes”, pero por ninguna parte se nombró la obra de Angulo. Lo más extraño es que después de terminar su maravillosa obra que incluía la lámpara central (ver), Angulo prácticamente desaparece. Solo se volverá a saber de él por algunos dibujos de figuras humanas de apariencia indígena que están reproducidos en un libro editado doce años después de haber trabajado en el teatro Baralt. Como si hubiese perecido aplastado por la magnitud de su gran obra, Antonio Angulo morirá pobre y olvidado de todos.

Maracaibo, viernes 31 de enero, 2020

jueves, 30 de enero de 2020

El 68 en Praga



El 68 en Praga
...En aquel abril, ya tan lejano, en Praga, estábamos viviendo nuestra feliz primavera, todos con espumosa cerveza, ambarina bebiendo, allá lejos... Años ha, sí, y salimos de Antonín, lo echamos, placer inenarrable era decirlo, Dubeck le sucedió, horas dichosas, esperanzadas, las disfrutamos, espumosas y Novtry Antonin se largó, y nosotros las bebimos en la vieja taberna, celebrando, jarras y jarras de cerveza. En un instante, de vino blanco se abrieron las botellas, fragmento lúdico, Antonino, perdió el vaso en el camín, pobre vaso, pobre vin, se jodió Novtry Antonin, cantarinas carcajadas, admirar tus dientes parejos, todos envueltos, en aquel dejo de tu acento, tu mirada, espejo de tu aliento, risueño, embriagador y el abrazarnos, tú y yo, solos en Praga, entre reflejos caleidoscópicos del inmenso vitral, barras de plomo fragmentando luz, y un rayo azul colándose entre el humo de todos los cigarros.

En la taberna de la plaza estábamos, y a reírnos del mundo y de la guerra, y de Sartre, nosotros todos asomados a la historia universal, éramos defensores de un socialismo inexistente, estuvimos muy juntos, de un comunismo ortodoxo, a rabiar con Lenin y Carlos Marx, y ásperamente a deglutir a Engels, asimilando a Hegel, y a escuchar puntuales opiniones sobre Nietzsche. Allá, bebiéndonos las jarras de cerveza, ¿y Sigmund Freud? Pilsen a temperatura de Kant, el ambiente ambarino del viejo Herman Hesse, mirar en tus pupilas reflejados los techos del palacio Czerny y sus ventanas brillando al sol opaco de un atardecer con suaves tonos ocres y violáceos, lejana la terraza y balaustrada, sombreados querubines de piedra, y hacia el poniente, las cúpulas con reflejos verdosos, mientras deseaba ahogarme en el esmeraldino mar de tu mirada, quizá de azul malváceo entre tu rutilante pestañeo, margullido en tu charla embriagante, entusiasta, parloteo desbocado, yo padecía extasiado aquel atardecer en Praga, cuando el palacio Woldjhe reventaba en flores, filigrana de ramas, y desde allí atisbar el curso del Ultava, un encaje con reflejos dorados, brillar de trecho en trecho, espejos en cada techo de las casas...

Primavera de Praga, mirando el río entre los puentes, su chispear en el atardecer dorado, tú y yo abrazados, disimulando la mirada de los horrendos gárgolas, y en el puente de Carlos, encendidos ya los faroles, tomados de la mano, escrutamos la velada sonrisa de los ángeles pétreos, de unos guerreros medievales, con grandes cimitarras, y los cristianos con su cota de malla y el mandoble, y los frailes, misteriosos de silenciosa piedra, recuerdo que te hablé de Wenceslao, del patriarca Roberto, y tú trajiste a la mesa al joven Kafka, de Franz y sus tormentos, a orillas del Moldava y levitamos sobre los tejados de Praga, quedaba abajo la ciudad embrujada, y la noche se acercaba arropándonos, íbamos por los aires, ¡hasta Francia!, sobrevolando el Sena, en un París de cielo encapotado, para encontrarnos, ¿entre caballeros Templarios?, poco rato después, olisqueamos sus carnes, ardiendo en las hogueras, allá tan lejos, en la Isla de Francia, achicharrados en la ciudad luz, ellos, ¿y nosotros?, casi oscureciendo, realmente estábamos en Checoslovaquia, fue una ilusión sutil y vaga, ¿tal vez como la muerte? ¡Primavera de Praga!

Esta vez en un tren, sí que nos fuimos a París, nada de gárgolas, ni maestres templarios, tan solo tu mirada. Recorrimos Pigalle, Montmatre y Montparnasse. Tomados de la mano, recorrimos el boulevard Sebastopol, y cruzamos el Sena, tantos puentes. La huelga era un pivote, y sentíamos sincero el apoyo de los intelectuales, Jan Roche en la Sorbona, mitin estudiantil, el Odeón, las barricadas, la represión, los esquiroles, se dispersaron los obreros, la police persiguiendo estudiantes, hechos elípticos, reciclables, como la pólvora, se regó por el mundo, hasta el Japón, se expandió en Berkeley y llegó hasta Polonia, la policía azuzó a los perros contra los estudiantes, aplastados por botas, era millares de manifestantes... El día veinte de agosto, los tanques rusos penetraron en Praga.

Ya estábamos muy lejos. Nosotros, ilusos viajeros visitantes, escapamos por los aires a Francia, espectadores hispanoamericanos, ¡qué bien se ve la historia desde lejos!, emoción de muchachos. Los troncharon en flor. El dos de octubre, cerrando un periplo de viajeros castellanoparlantes, curiosos  ejemplares, cual extraña locura, latinoamericanos, algunos dizque eran hasta militantes, asistimos al colofón de la jornada… Mientras esperaban Olimpiadas Mundiales, se alborotaron otra vez los estudiantes, escuincles pidiendo libertades, miles de cuates en una plaza llena de historias, y sacrificios aztecas y de gachupines, y de cruces, y espadas, emboscados, arteramente, como el último día de Emiliano Zapata, de guantes blancos los guardias mexicanos, en la plaza de Las Tres Culturas masacrarían a cientos de manifestantes, y nos sentimos todos estudiantes. Fuimos tan solidarios, desde lejos, ¡qué fácil era así!, ¡Tlateloloco! ¡Horrible corolario! Pesadilla y trasnocho, de aquel esfuerzo temerario que culminó en la muerte. Para nunca olvidar. En México o en Praga. Desde ese entonces ya nada sería igual. Año sesenta y ocho...

Texto modificado de “La Peste Loca” novela publicada por la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Estado Zulia en 1997

Maracaibo, jueves 30 de enero, 2020

miércoles, 29 de enero de 2020

De la inmunohistoquímica, nuevamente…


De la inmunohistoquímica,  nuevamente…

Hace casi dos semanas aproveché para relatar en este blog, el ocaso del Laboratorio de Patología Molecular que para hacer diagnóstico e inmunohistoquímica (IHQ) había fundado en 1998 en Caracas como Novapath y que trasladé a Maracaibo en 2005 (bit.ly/36CpV82). Siempre fui un profesor universitario a dedicación exclusiva, y tras verme obligado a jubilarme en 1998, pasé 20 años en el ejercicio privado de la Patología, haciendo IHQ diagnóstica y daría por finalizada esta tarea en septiembre de 2017 señalando lo indispensable que es la IHQ para precisar los diagnósticos y el tratamiento de los enfermos de cáncer. 


Destacaba también como los patólogos venezolanos que trajinábamos esta técnica desde  inicios de los años 80, lamentablemente contábamos con muy pocos recursos para poder ofrecer este servicio diagnóstico a escala nacional. En el Zulia, la doctora M.E.Viloria es la única patóloga capaz de hacer IHQ y en el Estado Lara, solo el doctor F.Menolascino cuenta con un laboratorio adecuado para hacer estudios de IHQ. En Caracas, hay algunos centros donde se hace IHQ pero el personal preparado es escaso y es muy evidente que el proceso hiperinflacionario en el que se sobrevive en el país, tiende a deteriorar la situación aceleradamente por carencias y por el alto costo de los reactivos. 

A pesar de esta crítica realidad, hoy quiero referirme a un Laboratorio de IHQ que visité hace unas semanas en Caracas donde se hace un promedio de 400 reacciones de IHQ semanales para darle servicio a los patólogos de la ciudad y de todo el país, con un sistema computarizado de recepción de las muestras donde con código de barra y fotografía impresa de los bloque recibidos, se emiten resultados precisos en un máximo de una semana, que son entregados directamente o por servicio expreso con las láminas del inmunomarcaje y controles internos en las mismas, ofreciendo de esta manera la respuesta efectiva a los exámenes solicitados por los patólogos locales o de otras ciudades del país nacional.

Adicionalmente debo añadir con toda seriedad que el costo de estos exámenes de IHQ es el más solidario del país, por lo que me imagino que quien no conozca el laboratorio en cuestión se estará preguntando que quién, por qué y cómo ha podido organizar esto que representa una maravillosa oportunidad para los patólogos y para los enfermos con cáncer. El sitio está en el 7mo piso de un edificio en la Avenida Panteón, en San Bernardino, a pata e mingo de la salida o llegada de la Cota Mil, lateral al hospital de Clínicas Caracas y a una cuadra del Centro Médico, de manera que no tiene pérdida y está en un área de la ciudad capital, primordialmente dedicada a la medicina.

Quien dirige este Laboratorio de Técnica Histológica e IHQ es Ayarit Villaroel quien egresó de primer Curso de Histotecnología con tres años de duración en una época cuando me tocó dirigir durante 12 años el Instituto Anatomopatológico (IAP) de la Facultad de Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV). El personal que egresó de estos cursos que iban desde la histología y coloraciones especiales hasta el entrenamiento en IHQ y técnicas para microscopía electrónica y rotaban por las diversas Secciones especializadas del IAP, fue excelente y así, la preparación y la constancia de Ayarit es el mejor ejemplo de quien se ha dedicado pacientemente a ir adquiriendo los anticuerpos más necesarios hasta tener, quizás el “stock” más completo de anticuerpos para IHQ del país. 

Estuve varios días visitando este Laboratorio y observando el trabajo y la organización del mismo y lo veo como una gran oportunidad para que los patólogos y a través de ellos, los pacientes con cáncer, puedan acceder a estudios de IHQ. Es importante recordar que todos los cánceres de mama, y todos los linfomas requieren al ser diagnosticados que se les haga IHQ, tanto para precisar su diagnóstico como para que el médico clínico pueda decidir el tratamiento adecuado. Los tumores poco diferenciados, en general deben ser igualmente diagnosticados con la ayuda de la IHQ. Para el momento el Laoratorio cuenta a disponiblidad con 152 anticuerpos para inmunohistoquímica y 30 diferentes reacciones histoquímicas listas para hacerse a solicitud de los patólogos, incluyendo impregnaciones de plata. Confío en que estas noticias puedan ser de utilidad en las labores diagnósticas de los patólogos venezolanos.

Maracaibo, miércoles 29 de enero, 2020.