domingo, 28 de febrero de 2021

Salambó

 
Salambó

Salambó (1862) es una novela histórica escrita por Gustave Flaubert (1821-1880), con personajes históricos y ficticios en el tiempo de la "Guerra de los Mercenarios", llamada también la guerra inexpiable, una guerra civil que asoló los territorios africanos de Cartago durante tres años y cuatro meses, entre 241 y 238 años antes de la era cristiana.. Flaubert desviando el relato de Polibio en algunos detalles crearía una historia de sangre y acción alrededor de Salambó, una supuesta hija del general cartaginés Almicar Barca, quien decidiría recuperar el velo sagrado de Cartago, robado por Matho, líder de los mercenarios.  

Después de firmar la paz, los cartagineses, bastante debilitados tenían que pagar a su ejército de mercenarios tras un par de décadas de guerra; la negativa de los cartagineses para realizar el pago desembocó en una guerra sangrienta y cruel, “La Guerra de los Mercenarios”. Flaubert para crear su novela Salambó debe haber examinado los numerosos volúmenes del historiador griego Polibio, de quien transcribió párrafos enteros en su obra. Posiblemente se apoyaría en los libros 1 y 2 donde se narra desde los comienzos de la Primera Guerra Púnica (264 a. C.) hasta el 220 a. C., donde Polibio mostró como Roma se afianzaba en la conquista del Mediterráneo hasta el año 146 a. C., en que Cartago fue destruida.

 

Las descripciones son pormenorizadas, tanto en lo que concierne a vestuario, calles, ciudades, batallas, ropa militar, como a rituales y tradiciones. Los diálogos, si bien no son muy abundantes, definen con justeza a los personajes, en una obra colmada de violencia, de crímenes, sangre, de largas y pormenorizadas batallas con elefantes y máquinas de guerra, llenas de espectacularidad, de torturas, crucifixiones y otros sacrificios humanos. Al final de su novela hay una seguidilla de crucifixiones y un macabro episodio de canibalismo y por supuesto, está Salambó, el único personaje femenino, quien ambiciona unirse con la diosa, elevarse, mientras acaricia un conocimiento prohibido, en la reclusión de su palacio.

 

Utilizando toda esta data y valiéndose de hechos ficticios, Flaubert crearía la historia de amor de Salambó, la sacerdotisa del templo de Tanit, donde se encontraba el velo sagrado de la diosa, el cual tenía el poder de matar a cuantos lo tocaban, y de cómo como Matho, líder mercenario quien había participado en la Primera Guerra Púnica, invitado a la casa del general Amílcar Barca con sus hombres profanan el festín al comerse los peces sagrados de la familia, y será entonces cuando Matho se enamorará perdidamente de Salambó, razón por la cual el mismo robará el velo de la diosa para intentar atraer a la joven al campamento mercenario esperando recuperarlo....

Durante un banquete de victoria, los mercenarios destrozan el jardín de Amílcar quien está ausente pero está su hija, Salambó, quien  intenta aplacar el desorden y Matho se enamora de ella. Los mercenarios, a quienes no se ha pagado, abandonan la ciudad y viajan a Sicca donde Zarxas les habla de la traicionera masacre de 300 honderos que habían quedado atrás. La hija de Amílcar reza y el sacerdote Schahabarim le da instrucciones. Mientras los mercenarios asedian Cartago, Matho y Spendius penetran a través del acueducto y roban el zaïmph. Matho es descubierto al entrar en el dormitorio de Salammbô para verla de nuevo y sospechan que ella haya sido su cómplice. Los mercenarios dejan Cartago y se dividen en dos grupos, atacando Útica e Hippo-Zarytus. Hannon sorprende a Spendius en Útica, pero huye cuando llega Matho y derrota a sus tropas. Amílcar Barca el héroe, regresa y se defiende ante el Consejo y defiende a los mercenarios, pero se vuelve contra los bárbaros cuando ve el daño que han hecho a su propiedad. Amílcar derrotará a Spendius en el puente del Macar, en Útica. Las tropas de Amílcar son atrapadas por los mercenarios y Schahabarim envía a Salammbô disfrazada para que recupere el zaïmph. Salammbô llega hasta Matho y en su tienda en el campamento hacen el amor. Los mercenarios son dispersados por las tropas de Amílcar. Ella se lleva el zaïmph, y al encontrarse con su padre, Amílcar la compromete con Narr'Havas, un mercenario que se ha cambiado de bando. Los cartagineses regresan a su ciudad con los mercenarios persiguiéndolos y entonces Spendius corta el suministro de agua a Cartago. Los niños cartagineses son sacrificados a Moloch. Amílcar disfraza a un niño esclavo como su hijo Aníbal y lo envía a morir en lugar de su hijo. Cuando se rompe la sequía y llega la ayuda. Amílcar atrae a los mercenarios lejos de los campamentos y miles de mercenarios quedan atrapados en un desfiladero hasta que mueren lentamente de hambre. Las muertes de Hannon y Spendius, son por crucifixión. Con las celebraciones de la victoria en Cartago Matho será torturado antes de su ejecución y Salambó, viendo esto, muere de la conmoción. El zaïmph ha llevado a la muerte a quienes lo tocaron.

 

Musicalmente:  Salammbô, es una ópera inacabada de Modest Músorgski (1863–66) Salammbô, fue igualmente otra ópera inacabada, de Serguéi Rajmáninov. Salammbô, también resultó ser una ópera compuesta por Ernest Reyer basada en la novela de Flaubert (1890). Salammbo (Florent Schmitt): tres suites orquestales op. 76, de la música para la película de 1925 dirigida por Pierre Maradon. Nuevamente Salammbo, como ópera fue compuesta por Josef Matthias Hauer basada en la novela de Flaubert (1929).  Salammbo, la ópera ficticia para la película de Orson Welles Ciudadano Kane: Salammbô, es también una ópera del compositor francés Philippe Fénelon, sobre un libreto de Jean-Yves Masson siguiendo a Flaubert (1998). En el teatro Salammbo, es una obra de teatro de Charles Ludlam (1988)

En el cine: Salambó fue al cine silente, en 1911, dirigida por Arturo Ambrosio, un prolífico productor y director de cine italiano, considerado el padre de la cinematografía italiana. Creó su industria en Turin, su ciudad natal y en 1911 fue invitado por el zar Nicolás II de Rusia para crear una industria de cine en ese país. En 1912 Ambrosio adquirió los derechos para rodar un film sobre Gabriele D´Annunzio. Durante los siguientes 20 años desarrolló la industria en Italia que parecía competir con Hollywood.

  Salambò, fue igualmente  una película italiana de 1915 por Domenico Gaido, lanzada en Italia en octubre de 1914. En Estados Unidos. por vez primera, el 3 de marzo de 1915. Salammbô, es también una película muda de 1925 dirigida por Pierre Marodon, con música de Florent Schmitt. Salambó, un péplum dirigido por Sergio Grieco (1960). Salammbo sería el título de una ópera ficticia usada en la película de Orson Welles Ciudadano Kane. La desdichada segunda esposa del personaje de Charles Foster Kane, Susan Kane, debuta en la ópera y su interpretación es destrozada por los críticos. El fragmento que aparece en la película, el aria de Salambó, fue compuesto por Bernard Herrmann. En 1925 un film franco-austríaco  realizado por  Pierre Marodon,  Salammbô, fue interpretado por Jeanne de Balzac como Salammbô, Rolla Norman como Matho, y Victor Vina en el rol de  Amilcar Barca. Ya con el cine parlante y en colores, en 1960 el director Sergio Grieco, realizó  una co-producción franco-italiana, Salammbó con  Jeanne Valérie como Salambó, Jacques Sernas como Matho, Edmund Purdom como Narr Havas y Riccardo Garrone en el rol de Amilcar Barca.

Maracaibo, domingo 28 de febrero de año 2021.

sábado, 27 de febrero de 2021

Tatiana Proskouriakoff

Tatiana Proskouriakoff


Tatiana Avenirovna Proskouriakoff (1909-1985) fue epigrafista, arqueóloga y etnóloga, especializada en la civilización maya. Autodidacta en estas disciplinas, llegó a ellas como dibujante, pero se la recuerda sobre todo por su contribución esencial al conocimiento de la escritura maya.

Nació en la ciudad siberiana de Tomsk, en 1909. Su madre, Alia Nekrassova, era doctora en medicina, una de las primeras mujeres graduadas de médico en Rusia. Su padre, Avenir Proskouriakoff, era ingeniero químico. Tatiana, o Tania, como gustaba de ser llamada se educó en un ambiente intelectual exigente, y tenía una capacidad natural para el dibujo.​ El abuelo de Tatiana, era profesor de ciencias naturales, y escribió artículos sobre arqueología siberiana. Su padre, durante la Primera Guerra Mundial, se lo comisionó en 1915 para supervisar la fabricación de armamento en Estados Unidos, y viajó con la familia en el Arcángel, un barco que se vio bloqueado por el hielo, y Tatiana enfermó de escarlatina, difteria, y sarampión; ella y su hermana tuvieron que ser conducidas de regreso a tierra, por el hielo. En la primavera siguiente, en 1916, la familia pudo por fin reunirse en Filadelfia. Tras la revolución rusa, decidieron quedarse en Estados Unidos. La madre de Tatiana volvió a ejercer la medicina, y su padre trabajó como profesor de química. En 1923 obtuvo la nacionalidad estadounidense.

Tatiana inició sus estudios medios en la Lansdowne High School (1929), donde algunos compañeros la llamaban duquesa, como respeto a su excepcional inteligencia. ​ Pasó a la escuela de arquitectura del Pennsylvania State College, y cursó estudios un año en la Universidad de Pensilvania. En 1930 obtuvo el Bachelor of Science en Arquitectura, por el Pennsylvania State College. A partir de ese momento todo lo aprendería sin aulas ni títulos. La gran depresión había reducido casi a cero la industria de la construcción, por lo que el profesor Proskouriakoff pasó varios años buscando trabajo sin éxito. Para ganarse la vida, tuvo que trabajar en la tienda Wanamaker's, uno de los primeros grandes almacenes comerciales de Estados Unidos.

El primer contacto de Tatiana con la arqueología fue un trabajo eventual como dibujante de patrones donde los motivos tenía que dibujarlos a pequeña escala. Estaban en el Museo Universitario de Filadelfia, donde trabó amistad con un conservador de museo a quien le hizo dibujos gratuitamente. El arqueólogo Linton Satterthwaite se quedó sorprendido por la calidad del trabajo de Proskouriakoff, y la introdujo en el mundo de la arqueología, como aficionada entusiasta, no remunerada.

En 1936, estaba prevista una expedición a Piedras Negras y Linton Satterthwaite invitó a Proskouriakoff a acudir como dibujante. Cuando Proskouriakoff vio por primera vez el Templo del Sol de Palenque, entendió que había encontrado su vocación. Siguió trabajando gratis para el museo, y participó en otra expedición a Piedras Negras en 1937. Llegó un momento en que no podían mantener por más tiempo a una persona sin pagarle un sueldo, y con la depresión económica no había esperanzas. El equipo se reunió en Filadelfia al regresar la expedición de 1937, y Satterthwaite le pidió a Proskouriakoff que realizara un dibujo de “reconstrucción” de la llamada Acrópolis de Piedras Negras. Ella lo hizo en sus ratos libres. Los dibujos, fueron el siguiente paso en la carrera de Proskouriakoff, que la llevaron al ejercicio profesional de la arqueología.


 

Entre 1937 y 1938, el consagrado mayista Sylvanus Morley, conoció los dibujos de Proskouriakoff y vio el Acrópolis de Piedras Negras tal como podía haber sido en sus años de esplendor. Morley, hizo todo lo posible para que Proskouriakoff participara formalmente en los nuevos proyectos mayistas del Carnegie. Morley consiguió finalmente que Proskouriakoff viajara a Copán y Chichen-Itzá en 1938, a realizar dibujos de reconstrucción, financiada por protectores independientes. La Institución Carnegie no estableció ninguna vinculación formal con ella hasta 1943 cuando entró por fin considerada además como topógrafa, excavadora, y miembro del equipo de arqueología de la División Carnegie de Investigación Histórica, y no solo dibujante e ilustradora, un avance en su camino a ser arqueóloga.

A partir de 1943, el trabajo de Proskouriakoff como epigrafista y arqueóloga comenzó a superar al de la artista de los dibujos. Desde 1938 trabajó en un sistema de datación de los monumentos mayas, y desde 1943 en la interpretación de los glifos de Piedras Negras hasta que en 1944 publicó su primer artículo como investigadora, relativo a la escritura maya: An Inscription on a Jade Probably Carved at Piedras Negras. Morley tenía un sistema de datación basado en consideraciones estéticas, y Proskouriakoff creó ella misma un nuevo método, basado en la morfología y el estilo escultórico. Estos trabajos se publicaron en 1950 en la obra A study of classic Maya sculpture.

Su contribución más importante a la arqueología maya fue la interpretación de los monumentos y glifos de Piedras Negras y Yaxchilan, que contribuirían al desciframiento de la escritura maya. En 1943 Proskouriakoff empieza a trabajar sobre la hipótesis de que los treinta y cinco monumentos de Piedras Negras están distribuidos de manera preconcebida, y no aleatoria. Los clasificó en siete grupos, cada uno representando la vida de un gobernante. Donde hasta entonces se veían dioses o sacerdotes surgieron de padres, madres e hijos de siete generaciones. Estos indicios le permitieron descubrir los sistemas de sucesión de los gobernantes, o los nombres de las dinastías.

Su labor en la Universidad de Harvard se centró en el estudio de los glifos mayas, que publicaría en 1960 (Piedras Negras) y 1964 (Yaxchilan). La aportación de Proskouriakoff en 1960 completó la revolución en el conocimiento de la escritura maya que demostraba como los glifos narraban la historia de siete gobernantes de Piedras Negras, y de sus familias y subordinados. Con estos datos, los mayas ingresaron en la historia escrita.

Durante tres lustros (1960-1974), Proskouriakoff trabajó en la restauración de un millar de piezas de jade del Cenote de Chichen-Itzá, y en 1974 publicó su análisis. Fue designadamujer del año” por la Universidad Pennsylvania State, recibió un Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Tulene, y la Orden del Quetzal por el Gobierno de Guatemala. Murió en 1985, con 76 años, dejando inconclusa su obra ‘Historia Maya’, que editaría y publicaría en 1993 Rosemary Austin, de la Universidad de Texas. En 1998 Ian Graham y David Stuart encabezaron un grupo de amigos y alumnos que llevaron las cenizas de Tatiana a Piedras Negras y las depositaron en la Acrópolis, cubriendo su entierro con una sencilla lápida.

Maracaibo, sábado 27 de febrero, del año 2021

 

viernes, 26 de febrero de 2021

“La peor soprano del mundo”

 

“La peor soprano del mundo”

Regreso para hablar otra vez sobre el cine, y lo haré a propósito de un par de películas que nacieron alrededor de un personaje femenino tan real y verdadero que parece disparatadamente inventado. Ella sería conocida como “la peor cantante de ópera del mundo”. Existen dos películas y varias obras teatrales que narran la historia de Florence Foster Jenkins, una millonaria excéntrica estadounidense quien creía tener voz de “soprano” y se hizo famosa por su completa falta de habilidad musical en el canto.

La vida de Florence Foster fue llevada al teatro en 2001 en el Edinburgh Fringe donde se presentó una obra de teatro de Chris Ballance. En septiembre de 2005 en el West End de Londres, se estrenó otra obra sobre Jenkins, Glorious, protagonizada por Maureen Lipman, quien, en palabras del crítico del New York Times, aportó el requerido "canto terrible". Esta obra teatral de Quilter estuvo en producción con éxito en 24 países y en 14 idiomas. Ese mismo año 2005 otra obra sobre la vida de Jenkins, titulada Souvenir, se estrenó en Broadway en noviembre, protagonizada por Judy Kaye como Jenkins. En el cine, existe una primera película, la comedia francesa Madame Marguerite (2015), del director Xavier Giannoli, que es una adaptación libre de la vida de Florence Foster Jenkins, donde aparece como la baronesa Marguerite Dumont, quien al igual que la millonaria estadounidense, se dedica a ofrecer recitales de ópera a pesar de no poseer ningún talento. El filme se da en las afueras de París en 1920, y el personaje interpretado por Catherine Frot, se limitaba a cantar en eventos de caridad organizados frente a amigos. Más recientemente, en 2016 se estrenó la película Florence Foster Jenkins, dirigida por Stephen Frears, con Meryl Streep y Hugh Grant como Florence Foster y St. Clair Bayfield respectivamente, donde se plantea el hecho de que las apariencias sí importan, mucho más que la realidad. Pero lamentablemente Florence Foster Jenkins’ se transformaría en una película para ver y olvidar ya que a pesar del trabajo actoral de sus dos protagonistas, resultó ser una experiencia frustrante al ser incapaz como filme, de aprovechar una historia real tan llamativa como lo que les relataré a continuación...

Nacida como Narcissa Florence Foster el 19 de julio de 1868 en Wilkes-Barre, Pensilvania, Jenkins recibió lecciones de piano en su niñez y era una excelente pianista quien a los 8 años daba conciertos en diferentes ciudades y se le conocía como “Little miss Foster”, pero al cumplir 17 decidió que quería irse a Europa y su padre un millonario en la industria ferrocarrilera se lo prohibió terminantemente; ella debería “casarse bien” y tocaría piano para su marido.

La joven contrariando la voluntad paterna se mudó a Filadelfia donde se enamoró y se casó con un médico, Frank Thornton Jenkins, quien según una versión, era un tipejo y por demás sifilítico. Ella, contagiada enfermó gravemente. Debido al exceso del  tratamiento con mercurio quedó calva y se inutilizó una de sus manos por lo que no volvió a tocar el piano. Se divorciaron en 1909 y ella, muy pobre no fue auxiliada por su padre. Sin embargo regresó a vivir en Nueva York donde pasó penurias hasta que su madre decidió apiadarse de ella, cuando casualmente, murió su padre en 1909 por lo que pudo rehabilitarse y pasar de nuevo a ser muy rica.

Con deseos de codearse con la gente de su nivel y de ingresar en el mundo del arte y espectáculos, formó parte de la vida musical de Filadelfia donde se hizo socia de todos los Clubs femeninos de la ciudad y ella misma creo un “Euterpe Club” donde organizaba importantes muy concurridas veladas artísticas. Más tarde en Nueva York, fundó y financió “The Verdi Club”. Florence tomó lecciones de canto y empezó a dar recitales, siendo su primero en 1912. La muerte de su madre en 1928, cuando Florence tenía ya 60 años, le proporcionó mayor libertad y recursos adicionales a la hora de perseguir sus objetivos. Ella quería ser cantante de ópera y tenía dinero suficiente para estudiar y preparase para ello.

Existen grabaciones que demuestran evidentemente que tenía muy poco sentido del oído y del ritmo musical. Florence era incapaz de mantener una nota. Pero aun así se hizo muy famosa, ya que el público la adoraba por la diversión que proveía en lugar de por su habilidad musical. Los críticos a menudo eran tan crueles que le seguían la corriente, mientras la señora Jenkins estaba firmemente convencida de su grandeza y se consideraba ella misma a la altura de sopranos de renombre. Disculpaba las risas de la audiencia durante sus actuaciones como procedentes de rivales con “envidia profesional”. Una vez respondió: “La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté”.

La música de los recitales de Jenkins era una mezcla del repertorio operístico estándar de Mozart, Verdi y Richard Strauss (todos ellos más allá de su habilidad técnica) e iba incluyendo obras de Johannes Brahms, y canciones compuestas por ella misma. La canción "Clavelitos" de Joaquín Valverde Sanjuán, era su partitura favorita que cantaba lanzando claveles al público, con grandes aplausos del público que llenaba las salas del teatro.

Ofrecía un recital anual en el auditorio del Ritz-Carlton de Nueva York. La asistencia a sus recitales siempre parecía estar limitada a su leal club de señoras y sus elegidos ya que ella misma se encargaba de distribuir las entradas. también ella costeaba las flores que recibía de supuestos admiradores. Jenkins finalmente “cedió a los deseos de sus admiradores” y fue contratada para actuar en el Carnegie Hall el 25 de octubre de 1944. Las entradas se agotaron con semanas de antelación. La crítica esta vez sí fue mordaz para con ella y Jenkins probablemente muy sentida por las opiniones de los críticos, fallecería en Nueva York, un mes después. en noviembre de 1944 a los 76 años.   

Maracaibo, viernes 26 de febrero del año 2021