Marie Curie
El martes 9 de julio del 2013, en este blog publiqué un artículo titulado “Marie Salomea Skłodowska Curie” para referirme a algo que leyera el domingo, 12 de mayo de ese año, en “Rosa conversa”, publicado en Radar-libros sobre “La ridícula idea de no volver a verte” (2013, Seix Barral), en aquellos días, el libro más reciente que había publicado la escritora Rosa Montero.
La escritora confesaba: “Todo comenzó con un pequeño encargo: hacer un prólogo para el Diario que Marie Curie que escribió en los meses posteriores a la muerte de su esposo”. La conmoción frente a la lectura de aquel texto fue tal que Rosa Montero decidió convertirlo en otra cosa, en un libro propio, un espacio propio, y así, nacería: “La ridícula idea de no volver a verte” que es un ejercicio de libertad literaria, lejos de convencionalismos y lleno de reflexiones, en el tono íntimo que caracteriza a esta destacada escritora española”.
De un trabajo de prensa de Claudia Piñeiro, extraje la parte final referida al libro sobre la Dra Maria Curie, donde decía: “Más allá de este libro, no hay duda de lo interesante que es Madame Curie como personaje. Sin embargo, la pericia de Montero lleva el texto a esos lugares donde la historia duele, por sufrimiento, o por sacrificio, o por entrega; allí donde una vez leída será difícil de olvidar”.
María Curie fue la primera mujer que recibió un Premio Nobel, la única que lo recibió dos veces, la primera mujer que se licenció en Ciencias en la Sorbona y primera en doctorarse en Ciencias en Francia. También fue la primera mujer que fue enterrada por sus méritos en el Panteón de Hombres Ilustres de París, que aún hoy sigue llamándose así, de “hombres ilustres”.
Pero no todo fueron reconocimientos por sus logros: Su fama pasó por todo tipo de avatares: primero fue considerada una santa, luego una mártir y después una puta, y todo ello “de una manera ardiente y clamorosa”. Varios años después de enviudar, Madame Curie tuvo la mala suerte de enamorarse de Paul Langevin, un discípulo de su marido que estaba casado, un mal matrimonio que él no se atrevía a desarmar. Y aunque ella era una mujer libre y el comprometido era él, la sociedad la repudió sin más. La mujer de Langevin amenazó con publicar las cartas de amor entre los amantes, y el deshonor de Marie llegó a lugares impensables…
La ridícula idea de no volver a verte es un texto íntimo, conmovedor, difícil de pasar por alto. Fue muy grande el dolor que la escritora se encontró en el Diario de Madame Curie y gracias a ello, Rosa Montero dio con las palabras justas para poder contar el suyo. Con esas palabras narra también preciosas imágenes que alivian la conmoción que provocan otros pasajes, como la de esa niña que canta bajo una higuera madura…
Cuando Rosa Montero leyó el diario que Marie Curie comenzó tras la muerte de su esposo, y que se incluye al final del libro, sintió que la historia de esa mujer fascinante que se enfrentó a su época le llenaba la cabeza de ideas y emociones. La ridícula idea de no volver a verte nació de ese incendio de palabras, de ese vertiginoso torbellino. Al hilo de la extraordinaria trayectoria de Madame Curie, Rosa Montero construyó una narración a medio camino entre el recuerdo personal y la memoria de todos, entre el análisis de nuestra época y la evocación íntima.
Sus páginas nos hablan de la superación del dolor, de las relaciones entre hombres y mujeres, del esplendor del sexo, de la buena muerte y de la bella vida, de la ciencia y de la ignorancia, de la fuerza salvadora de la literatura y de la sabiduría de quienes aprenden a disfrutar de la existencia con plenitud y con ligereza. Vivo, libérrimo y original, el libro es inclasificable e incluye fotos, remembranzas, amistades y anécdotas que transmiten el primitivo placer de escuchar buenas historias. Un texto auténtico, emocionante y cómplice que atrapará al lector desde sus primeras páginas. Si lo habías leído ya, vale la pena releerlo.
Maracaibo, miércoles 17 de febrero, del año 2021
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