sábado, 27 de febrero de 2021

Tatiana Proskouriakoff

Tatiana Proskouriakoff


Tatiana Avenirovna Proskouriakoff (1909-1985) fue epigrafista, arqueóloga y etnóloga, especializada en la civilización maya. Autodidacta en estas disciplinas, llegó a ellas como dibujante, pero se la recuerda sobre todo por su contribución esencial al conocimiento de la escritura maya.

Nació en la ciudad siberiana de Tomsk, en 1909. Su madre, Alia Nekrassova, era doctora en medicina, una de las primeras mujeres graduadas de médico en Rusia. Su padre, Avenir Proskouriakoff, era ingeniero químico. Tatiana, o Tania, como gustaba de ser llamada se educó en un ambiente intelectual exigente, y tenía una capacidad natural para el dibujo.​ El abuelo de Tatiana, era profesor de ciencias naturales, y escribió artículos sobre arqueología siberiana. Su padre, durante la Primera Guerra Mundial, se lo comisionó en 1915 para supervisar la fabricación de armamento en Estados Unidos, y viajó con la familia en el Arcángel, un barco que se vio bloqueado por el hielo, y Tatiana enfermó de escarlatina, difteria, y sarampión; ella y su hermana tuvieron que ser conducidas de regreso a tierra, por el hielo. En la primavera siguiente, en 1916, la familia pudo por fin reunirse en Filadelfia. Tras la revolución rusa, decidieron quedarse en Estados Unidos. La madre de Tatiana volvió a ejercer la medicina, y su padre trabajó como profesor de química. En 1923 obtuvo la nacionalidad estadounidense.

Tatiana inició sus estudios medios en la Lansdowne High School (1929), donde algunos compañeros la llamaban duquesa, como respeto a su excepcional inteligencia. ​ Pasó a la escuela de arquitectura del Pennsylvania State College, y cursó estudios un año en la Universidad de Pensilvania. En 1930 obtuvo el Bachelor of Science en Arquitectura, por el Pennsylvania State College. A partir de ese momento todo lo aprendería sin aulas ni títulos. La gran depresión había reducido casi a cero la industria de la construcción, por lo que el profesor Proskouriakoff pasó varios años buscando trabajo sin éxito. Para ganarse la vida, tuvo que trabajar en la tienda Wanamaker's, uno de los primeros grandes almacenes comerciales de Estados Unidos.

El primer contacto de Tatiana con la arqueología fue un trabajo eventual como dibujante de patrones donde los motivos tenía que dibujarlos a pequeña escala. Estaban en el Museo Universitario de Filadelfia, donde trabó amistad con un conservador de museo a quien le hizo dibujos gratuitamente. El arqueólogo Linton Satterthwaite se quedó sorprendido por la calidad del trabajo de Proskouriakoff, y la introdujo en el mundo de la arqueología, como aficionada entusiasta, no remunerada.

En 1936, estaba prevista una expedición a Piedras Negras y Linton Satterthwaite invitó a Proskouriakoff a acudir como dibujante. Cuando Proskouriakoff vio por primera vez el Templo del Sol de Palenque, entendió que había encontrado su vocación. Siguió trabajando gratis para el museo, y participó en otra expedición a Piedras Negras en 1937. Llegó un momento en que no podían mantener por más tiempo a una persona sin pagarle un sueldo, y con la depresión económica no había esperanzas. El equipo se reunió en Filadelfia al regresar la expedición de 1937, y Satterthwaite le pidió a Proskouriakoff que realizara un dibujo de “reconstrucción” de la llamada Acrópolis de Piedras Negras. Ella lo hizo en sus ratos libres. Los dibujos, fueron el siguiente paso en la carrera de Proskouriakoff, que la llevaron al ejercicio profesional de la arqueología.


 

Entre 1937 y 1938, el consagrado mayista Sylvanus Morley, conoció los dibujos de Proskouriakoff y vio el Acrópolis de Piedras Negras tal como podía haber sido en sus años de esplendor. Morley, hizo todo lo posible para que Proskouriakoff participara formalmente en los nuevos proyectos mayistas del Carnegie. Morley consiguió finalmente que Proskouriakoff viajara a Copán y Chichen-Itzá en 1938, a realizar dibujos de reconstrucción, financiada por protectores independientes. La Institución Carnegie no estableció ninguna vinculación formal con ella hasta 1943 cuando entró por fin considerada además como topógrafa, excavadora, y miembro del equipo de arqueología de la División Carnegie de Investigación Histórica, y no solo dibujante e ilustradora, un avance en su camino a ser arqueóloga.

A partir de 1943, el trabajo de Proskouriakoff como epigrafista y arqueóloga comenzó a superar al de la artista de los dibujos. Desde 1938 trabajó en un sistema de datación de los monumentos mayas, y desde 1943 en la interpretación de los glifos de Piedras Negras hasta que en 1944 publicó su primer artículo como investigadora, relativo a la escritura maya: An Inscription on a Jade Probably Carved at Piedras Negras. Morley tenía un sistema de datación basado en consideraciones estéticas, y Proskouriakoff creó ella misma un nuevo método, basado en la morfología y el estilo escultórico. Estos trabajos se publicaron en 1950 en la obra A study of classic Maya sculpture.

Su contribución más importante a la arqueología maya fue la interpretación de los monumentos y glifos de Piedras Negras y Yaxchilan, que contribuirían al desciframiento de la escritura maya. En 1943 Proskouriakoff empieza a trabajar sobre la hipótesis de que los treinta y cinco monumentos de Piedras Negras están distribuidos de manera preconcebida, y no aleatoria. Los clasificó en siete grupos, cada uno representando la vida de un gobernante. Donde hasta entonces se veían dioses o sacerdotes surgieron de padres, madres e hijos de siete generaciones. Estos indicios le permitieron descubrir los sistemas de sucesión de los gobernantes, o los nombres de las dinastías.

Su labor en la Universidad de Harvard se centró en el estudio de los glifos mayas, que publicaría en 1960 (Piedras Negras) y 1964 (Yaxchilan). La aportación de Proskouriakoff en 1960 completó la revolución en el conocimiento de la escritura maya que demostraba como los glifos narraban la historia de siete gobernantes de Piedras Negras, y de sus familias y subordinados. Con estos datos, los mayas ingresaron en la historia escrita.

Durante tres lustros (1960-1974), Proskouriakoff trabajó en la restauración de un millar de piezas de jade del Cenote de Chichen-Itzá, y en 1974 publicó su análisis. Fue designadamujer del año” por la Universidad Pennsylvania State, recibió un Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Tulene, y la Orden del Quetzal por el Gobierno de Guatemala. Murió en 1985, con 76 años, dejando inconclusa su obra ‘Historia Maya’, que editaría y publicaría en 1993 Rosemary Austin, de la Universidad de Texas. En 1998 Ian Graham y David Stuart encabezaron un grupo de amigos y alumnos que llevaron las cenizas de Tatiana a Piedras Negras y las depositaron en la Acrópolis, cubriendo su entierro con una sencilla lápida.

Maracaibo, sábado 27 de febrero, del año 2021

 

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