martes, 30 de junio de 2020

Dura y triste realidad


Dura y triste realidad

La crisis nacional es muy grave, y nadie lo duda. Vivimos en un país que durante más de 20 años ha venido siendo sistemática, institucional, física y moralmente destruido, por lo que no nos debe extrañar, en estos tiempos, ver estos fenómenos colaterales que implican una debacle de instituciones tradicionalmente constituidas, o sencillamente la absoluta pérdida de la sindéresis... Hemos presenciando una ola de manifestaciones en los Estados Unidos y en el mundo con saqueos y destrucción física de estatuas donde las mal llamadas izquierdas alientan estos desafueros y pretenden justificarlos, tal como lo hiciera ISIS en su momento al acabar con monumentos históricos, suponiendo con ello, reivindicar a sectores sociales que en el pasado padecieron dolorosos episodios de esclavitud, y otros percances. Aquí, en el país ya eso lo habíamos presenciado bajo este régimen, no es nada nuevo...

Para los venezolanos desde que se inició “el proceso”, esas manifestaciones de odio, emitir consignas, proferir aullidos con el puño cerrado, ofrecer la sumisa rodilla en tierra y la ardiente necesidad, -para algunos aparentemente ya satisfecha-, de, a través de la reiterada estimulación populista mediática, constante y permanente, que ha  caracterizado este interminable proceso criminal llamado “chavismo”, lograr insuflar odio y resentimiento en el espíritu de una buena parte los ciudadanos más pobres. Las trágicas consecuencias las estamos padeciendo todos los venezolanos en el territorio invadido por otro país y expoliado por bandas criminales en medio de la terrible pandemia de Covid-19 que estremece al mundo e incrementa nuestras estadísticas de mortalidad…
Lo que denominaban “la democracia venezolana”, ya desapareció. Ahora para muchos es una idea vaga e ilusoria. La mayoría de país, menores de 25 años nunca la conocieron, más sin embargo es morbosamente ambicionada por una variopinta clase política, quienes sueñan con regresar al presidencialismo hegemónico, autocrático, absolutista y del poder centralizado, mientras aguardando por prebendas se perciben ellos mismos como futuros conductores de lo que denominan “el pueblo”. Tras la emigración forzada de la mayoría calificada del país, los politiqueros cohabitantes con el régimen, siguen ofreciéndole a los pobres soluciones mágicas y la población hambreada, se encuentra en las actuales penurias, siempre dispuesta a creer en las promesas dibujadas en el aire por la cáfila de trúhanes que pululan en la periferia de “el régimen”. Los pobres de recursos y decepcionados de espíritu, siempre estarán a la espera de recibir cualquier ayuda o dádiva, porque les han hecho creer que ellos obtendrán lo que se merecen y que les llegará antes y mejor, callando...
Bajo esta premisa, acerquémonos a la verdadera realidad… No es posible que todavía tengamos que escuchar a cada rato la meliflua voz de Luis Vicente León repitiendo la conseja, como si fuese un Vladimir cualquiera -Padrino o Villegas son la misma miasma- de que “las sanciones” son las que nos han llevado a parecernos a Siria o a Cuba. Es como si no quisiera aceptar la verdad, o tal vez no le convendrá decirla, puesto que él mejor que nadie sabe que nuestro país está precisamente en manos de un grupo criminal, que durante 20 años lo he sumido en la catastrófica y aparentemente irrecuperable situación actual, mientras presenciamos como el broche final de la ejecución del proyecto socialista emprendido por Fidel, Lula y Chávez años atrás, para “llevarnos al mar de la felicidad”, para ahora, todos pobres, enchufados o no, comprendemos que el país está mucho peor que Cuba en su período especial y la gente no sabe qué hacer, desesperada en medio de la mortandad por el Covid-19. 

¿Acaso los indecorosos politiqueros que revolotean graznando sobre los despojos del país, no conocen la verdad de lo que sucede? ¡Por supuesto que sí! Pero los vemos acercarse aleteando en círculos y descender hasta los traidores, e ir picoteando las migajas de sus nutridos bienes, mientras el pueblo sin medicamentos se come la basura que desechan en los bodegones, o se la disputa a los zamuros en los vertederos municipales. El país, ha presenciado como se les otorga la libertad a cientos de presos para que vayan a engrosar las estadísticas del crimen y del terror, y entretanto destacan cada vez más los opulentos multimillonarios testaferros, de todos conocidos –muchos cohabitando en La Florida, en USA, y otros que se han perpetuado enquistados localmente en sus partidos y otras agrupaciones del tipo ONGs-, ellos pululan como gusanera mientras grotescamente se enriquecen “negociando”. Ellos y sus familiares cercanos. Algunos quienes eran pobres de solemnidad, ahora son, hasta diputados, engrosando la égida de los políticos ricachones que viven sin ocultar el lujo y el boato, riéndose del pueblo hambreado y hasta tienen el descaro de hablarle de elecciones...

Hace unos días, un médico que es profesor universitario, mi primo Héctor Pons, nos recordaba en “las redes”, cómo: “los griegos, inventores de la democracia, solo permitían votar a aquellos que eran cultos, formados, y conocedores de lo que elegían”. Destacaba entonces la imperiosa necesidad de: “formar hombres y mujeres con los conocimientos, la cultura, y la capacidad crítica para sufragar cuando se deba hacer sin dejarse manipular”, sin dejarse engañar por los hipnotizadores políticos… Pero sabemos que salivan imaginando deleitarse con la inexistente “democracia venezolana”, idea que sigue siendo gestionada para ser repartida hacia el futuro por estos politicastros. Dicen ellos, que buscarán el apoyo de quienes son mayormente ignorantes, y aunque lamentablemente tengamos que aceptarlo, en la dolorosa precariedad, los conciudadanos estarán siempre dispuestos a recibir cualquier regalo, lo que se le dé, porque los de “el proceso” les han casi convencido o les han hecho creer que sin hacer mucho esfuerzo, ellos se lo merecen.
Maracaibo, martes 30 de junio, 2020

Vacaciones en os Andes (1)


Vacaciones en Los Andes ( 1 )

Los recuerdos sobre mis vacaciones en Los Andes, son los de un niño maracucho, y quizás debería iniciarlos en Timotes, un pequeño pueblo de estado Mérida. El valle donde se encuentra, fue ocupado por indígenas timotes y cuicas y sería designado por las autoridades coloniales españolas como el pueblo de los indios Mucurujún. En 1811 Timotes fue elevado a la categoría de villa y en 1904 se le designó como capital del Distrito Miranda del estado Mérida. Tiene un templo en la plaza Bolívar, la Basílica Menor de Santa Lucía construida en 1911, pero si vamos a lo que vengo, será en Timotes, donde les cuento que a los 8 años tuve mis primeros acercamientos con la mitología griega, en un hotel de nazis…

Aquella vacación del año 1948 en Timotes, y les aclaro a quienes no lo sepan que ir a Los Andes, era para los maracuchos, especialmente antes del aire acondicionado, una vacación obligada. Viajando por tierra, ascendiendo por la carretera trasandina hasta llegar a las frías montañas andinas, era la manera de disfrutar de “un fresquito” en los meses más calurosos de la “tierra del sol amada”. Llegamos pues, la familia a un pequeño hotel en la montaña, denominado como los vientos, Los Alisios y nos quedábamos allí los 4 hermanos con mi mamá pues mi padre, trabajaba todos los días, de sol a sol, de lunes a viernes, en su negocio de la Plaza Baralt y llegaba a estar con nosotros solamente en los fines de semana.

Aquel año 48 también recibimos la visita de nuestro querido primo, Guillermo, le decíamos Memito y se apareció con su enamorada Cecilia, una muchacha muy caraqueña, con quien terminaría casándose. También recuerdo a una familia maracucha “el Chicho, la Nena, Chela y dos morochitos”, de quienes nunca supe más nada. Para ese entonces ya había leído yo algunos libros, ya que a la mano en casa tenía a Julio Verne, y otros, pero poco sabía de la Mitología Griega. Recuerdo que llegamos a Los Alisios con los 5 tomos de “El Libro de oro de los niños” nuevecitos. Sería allá, admirando las  ilustraciones de Disney como me enfrenté con Zeus, con los centauros y los pegasos y supe de Baco y de los trabajos de Hércules. No recuerdo bien si ya habíamos visto en el cine a “Fantasía” que fue la tercera película animada producida por Walt Disney, pero muchas de las imágenes del “Libro de oro” eran de aquel film, el que tendría la suerte de ver varias veces, antes o después de Timotes…

Los Alisios era el hotel que como ya dije, estaba regentado por una pareja de alemanes. Las referencias sobre los nazis y el holocausto estaban vivas aún para todos, pues la segunda guerra mundial recién había finalizado pocos años antes. También es cierto que mamá en esos días había recibido la noticia de que su hermano mayor Fernando Carlos, que era poeta y quien había combatido en el ejército americano en la gran guerra del 14, había fallecido en un hospital de veteranos en Nueva York. Nosotros, mis hermanos y yo, lo conocimos cuando un año antes, estuvo de visita en Maracaibo y eran imborrables los recuerdos de sus historias sobre lo terrible de la guerra en las trincheras. Estas cosas se sumaban a nuestro malestar de niños ante la malvada disciplina germana, sentida a través de la férrea supervisión ejercida por la pareja de ancianos alemanes, cuyo apellido necesariamente olvidé y quienes fungían como dueños del hotel de montaña, con sus perros, los guardianes, lógicamente, pastores alemanes. ¡Nazis!...

Recuerdo que no éramos muy amigos de comer truchas, (presiento que cuando niños no conociéramos la delicia de una “trucha meuniere” bien hecha) y es que para el almuerzo casi a diario “la dieta germánica” nos imponía trucha, y los 4 hermanos nos rebelábamos con el apoyo de Anita, una jovencita morena que nos atendía, especialmente a los dos menores pues mamá estaba deprimida por el dolor de la muerte del tío Fernando. Con Ana, en la mesa conspirábamos para que ella metiera las truchas en su abrigo y luego las botara en el río. No recuerdo como nos espiaron, pero sé que estuvimos amenazados de ir a parar presos a una caseta de madera que estaba en lo alto y lejos del hotel. Afortunadamente ni los perros pastores rastrearon nuestras malas artes.

Un año después, no quisimos regresar a los Andes y cuando en 1950, papá propuso vacaciones andinas esta vez llegaríamos a un gran hotel, el hotel Guadalupe en La Puerta.t El hotel era famoso y estaba regentado por señor un maracucho, Jaeger, de quien mi papá era muy amigo. Esa vendría a ser para mí, una vacación que marcaría mi vida para siempre.  Inicialmente debo relatar que por vez primera, supe lo que era “un temblor de tierra”. Un temblor largo, de más de seis grados, con sus réplicas. Aquel movimiento telúrico, en esos días era la consecuencia de un terremoto en El Tocuyo, una pequeña ciudad del Estado Lara, que quedó totalmente destruida. El Tocuyo es un pueblo que geográficamente saltando la cordillera, está en el estado Lara y realmente viene a quedar muy cercano a La Puerta, la pequeña ciudad trujillana que está al inicio de la carretera trasandina.
Continuará mañana sábado

Maracaibo, viernes 26 de junio, 2020

lunes, 29 de junio de 2020

De Stroganoff de lomito al Correo del Zar


De Stroganoff de lomito al Correo del Zar
Conversando con unos jóvenes hace ya un par de años, y estoy refiriéndome al lunes, 6 de marzo del año 2017 cuando a propósito de la ceremonia de los premios Oscar en esos días, hablaba con ellos, sobre el cine, y de repente surgió el nombre de un tal Boris, que no siendo Izaguirre1, coincidí con uno de ellos en que al decir Boris no le sonaba para nada gay y que tendría que ser probablemente algún malvado ruso...

Les ofrecí la posibilidad de que quizás fuese el Boris de la tira cómica de Rocky y Bullwinkle2, y de momento, recuerdo que pensé en Rocky, la ardilla voladora que llevaba un casco de piloto de la Primera Guerra Mundial y junto al alce Bullwinkle cumplía misiones inverosímiles, por allá por un tal Koochiching County, en Minnesota… Fue así como les recordé a los jóvenes presentes, que la ardilla y el alce tenían como enemigo a Boris Malosnoff, un espía de la nación de Pottsylvania. ¡Sí! Eureka les dije y recordé el cuento del jabón de Arquímedes… Todos estuvimos de acuerdo, los habíamos conocido por la tele, ardilla y alce incluidos... 

Con cierto temor, aunque ya lleno de esperanzas, indagué sobre el monstruo Milton y su amigo el del diente abrelatas y sobre El intrépido Volador con sus poderosos anteojos, y pues sí, se transformaba en un insecto cualquiera y esos sí que eran del dominio de mis jóvenes amigos: “Que no albergaba ninguna sospecha” repitió uno de ellos, y estaban todos riendo y felizmente regresando a las vivencias de Kool Mackoll. Todas en el registro de mis interlocutores. Todos ellos menores de 30, pero mayores de 19… Y me dije, que interesante; creo que nos estamos entendiendo. Lo pensé, y a propósito de Boris, el ruso, se me ocurrió preguntarles por otro Boris, por otro ruso, por Pasternak3 el creador de Yuri Zhivago; más para mi desilusión, ni aquel ruso Boris, Premio Nobel de literatura ni su personaje Yuri Zhivago, les sonaba… 

Pero si no les suena, ¡rayos!, les dije, supongo que el “tema de Larahabrá de hacerles ¡plin! en los oídos… Esto dije, y traté de tararearlo. Lo hice pensando en Julie Christie pero no, ni nieve ni girasoles, nada que ver. La famosa película de David Lean tampoco logró despertarles en la memoria algún recuerdo. Entonces jurungando ya más a fondo les pregunté fríamente por Miguel Strogoff, el correo del Zar4… ¡No, no nó! Que no es comida, que no es de lomito... ¿¡Cómo qué Stroganoff!? Es, Strogoff, sí, pero bueno… Pero és que es una novela famosa... La pregunta se las la hacía con la sana intención de saber si habían oído hablar acaso entonces de alguna película con ese nombre. La recordaría, me dijo uno de ellos y a mi mente con “La recordaría”, tan solo me llegó un parlamento de Le Luthiers... 

Era tan real mi recuerdo de la espada hirviendo que va sobre los ojos del Correo del Zar que estaba seguro de que existía en algún filme pero entre el malestar ante mis chamos contertulios y la sorpresa, tampoco yo detectaba la película en mis enmarañadas neuronas, por lo que les dije: ¡Rayos, supongo que yo también la recordaría! ¡Pero no! No recordaba haber visto una película sobre la novela de Julio Verne leída varias veces en mi adolescencia, pero absolutamente desconocida para ellos. Entonces fue cuando les dije, como Jack El Destripador… ¡Mis amigos, o sea, chamos, vamos por partes!...

En el back-stop de mis neuronas del recuerdo, hallé un relato que es real y es verdadero, de manera que hoy les puedo contar lo que de momento hace tres años me confundía, aunque quizás tan solo tendría que haber apelado a mis sinapsis para asegurarle a los chamos que cuando yo era niño… “Once upon a time” como dicen los cuentos en inglés, y no puedo precisar si ya era adolescente, pero me tocó escuchar a “Miguel Strogoffpor la radio. Imposible saber si fue porOndas del Lago, y no creo que fuese por La voz de la fe”, pero como ya había leído y seguramente releído el libro, no me costó mucho trabajo imaginar a los tártaros en las riberas del lago Baikal y el terrible incendio y las complicaciones para poder llegar Miguel y Nadia a Inkurst y vencer al temible Ivan Ogareff… De allí venían mis vívidas imágenes que creía se originaban en alguna película…

Quisiera regresar al cine, finalmente, pues sigo pensando que debo haber visto a Curd Jürgens en la pantalla grande y que tal vez mi pretensión de crear imágenes radiales tan coloreadas es una ilusión. Aunque, en aquella edad, y apoyado en los libros, esas y más posibilidades seguramente existieron, o pensando que es como demasiado ya que no se me olvida la madre de Miguel, llorando, y Nadia llevando al ciego por las estepas de Siberia, y así vuelvo y regreso a pensar, casi a garantizar que puede ser todo provocado por la magia de la literatura… 

Bien, ahora sí. En el cine, “Miguel Strogoff” la primera vez que se filmó fue en 1926, en un filme coproducción franco-alemana dirigida por Viktor Tourjansky. Luego, en 1937 se estrenó un filme norteamericano titulado The bandit and the lady dirigido por George Nichols Jr. Con Anton Walbrok, Elizabeth Allan, Akim Tamiroff, y Margot Grahame, basado en la novela de Julio Verne. En 1956 se estrenó una coproducción de Francia-Alemania del Oeste-Italia y Yugoslavia; “Michael Strogoff” dirigida por Carmine Gallone, con Curd Jürgens, Geneviève Page, Jaques Dacqmine y Sylvia Koscina, en los papeles principales. En 1961, hay un filme francés dirigido otra vez por Viktor Tourjansky y con el título de “Le Triomphe de Michel Strogoffaka”, con Curd Jürgens, Jacques Bézard, Capucine, Daniel Emilfork y Raymond Gérôme. Un filme donde lamentablemente la trama se desvía exageradamente de lo descrito en la novela original del escritor francés.
Referencias
1-Boris Rodolfo Izaguirre Lobo (1965) periodista, presentador de televisión, guionista y escritor venezolano quien también posee nacionalidad española, hijo de Rodolfo Izaguirre -exdirector de la Cinemateca Nacional de Venezuela- y de Belén Lobo, -bailarina de ballet clásico y danza contemporánea-. Desde febrero de 2006, Boris, está casado con Rubén Nogueira y actualmente (2020) vive en Miami(EUA). 
2-Rocky y Bullwinkle” como tira cómica de dibujos animados, se iniciaría del 19 de noviembre de 1959 al 27 de junio de 1964 en las cadenas de televisión ABC y NBC.
3-Pasternack, Borís Leonídovich(1890-1960). Poeta y novelista ruso, Premio Nobel de Literatura en 1958. 
4-Miguel Strogoff: novela del escritor francés Julio Verne. Publicada en diciembre de 1876, en dos tomos simultáneamente y como un volumen doble el 13 de noviembre del mismo año. (Título original: Michel Strogoff. De Moscou à Irkoutsk).
  
Maracaibo, lunes 29 de junio de 2020