domingo, 21 de febrero de 2021

Lavoisier

Lavoisier

Hay un personaje que con frecuencia cito, pues casi diariamente, a la hora de comer, su famoso enunciado, se acerca a mi mente como ley a cumplirse, y es fácil comprender, definitivamente lo que para nosotros, es una norma: “nada se pierde todo se transforma”. Ni un granito de arroz, que no se pierda nada, sería un desaguisado,  en tiempos de grave carestía, debes comerte todo cuanto hayas cocinado, hay que ingerirlo, totalmente cada día, no solo porque cuesta millones; desperdiciarlo sería un desaguisado. Así que en casa, no cabe duda alguna, de que nada se pierde, y en lo que se transforma, nos podrá recordar a los culpables; los que han sumido al país en un estado tal de carestía, que deberían correr la misma suerte del personaje, a quien no he mencionado todavía, Antoine de Lavoisier quien sin ser culpable, como el pueblo que es pobre e indigente, habría de perecer, injustamente: guillotinado.  

“Cada uno da lo que recibe/ Luego recibe lo que da/ Nada es más simple/ No hay otra norma  /Nada se pierde/ Todo se transforma”Supe que, de algún lejano rincón de otra galaxia, el amor que me darías transformado volvería, un día, a darte las gracias” Este es el texto de “Todo se transforma” una canción de Jorge Drexler , cantautor uruguayo quien alude a los experimentos de Lavoisier en la que fue la canción de una película (“Diarios de motocicleta”), premiada con un Oscar el año 2005, como la mejor canción original, y la primera en lengua española que resultaba así galardonada.

Regresemos al tema que nos debe ocupar, que es el de Antoine-Laurent de Lavoisier (1743-1794) el francés que era químico, biólogo y economista, y es considerado el “padre de la química moderna” por sus estudios sobre la oxidación de los cuerpos, por el fenómeno de la respiración animal, el análisis del aire, la ley de la conservación de la masa o ley Lomonósov-Lavoisier, la teoría calórica, la combustión y sus estudios sobre la fotosíntesis… ¿Qué más queréis?... Para ponerlo en  palabras de maracucho autóctono…

Lavoisier fue uno de los protagonistas de la revolución científica. Sus observaciones llevaron a la consolidación de la química como ciencia. En el año 1754 empezó a estudiar y lo hizo durante nueve años en una escuela de élite, el Colegio de las Cuatro Naciones. Después, por petición de su padre, estudió y se graduó de abogado en 1764 en la Universidad de París. Como le gustaba la ciencia, continuó con cursos libres de botánica con Bernard de Jussieu, de física con el abad Nollet, de química con Laplanche y Guillaume François Rouelle, y de mineralogía con Jean Étienne Guettard.

Diez años después, en 1764, tenía veintiún años, y presentó un proyecto para alumbrar París que recibió un premio al mejor estudio. El 1765, Lavoisier redactó dos informes sobre el yeso, mineral empleado en París para blanquear las casas y él observó que el agua era la única diferencia entre el yeso en polvo y cristalizado y que se podían transformar el uno en el otro simplemente ganando o perdiendo agua. En 1771, con 28 años, Lavoisier se casó con Marie-Anne Pierrette Paulze(1758-1836), hija de un recaudador de impuestos. 


 

Marie-Anne sería conocida como Marie Lavoisier y está considerada como "la madre de la química moderna". Marie Lavoisier es mencionada en su papel de esposa de Antoine Lavoisier, aunque sus logros científicos en la química son menos difundidos. Ella quedó huérfana de madre a los 3 años, y su padre, Jacques Villee, la envió a un convento donde recibió su educación. Con casi catorce años fue pedida en matrimonio por el Conde de Amerval, que la triplicaba en edad, y cuando su padre intentó oponerse, fue amenazado con perder su empleo si rehusaba. Él consultó con uno de sus colegas Antoine Lavoisier quien tenía 28 años, era noble, abogado, economista y químico, y estuvo dispuesto a casarse con su hija. Así lo hicieron el 16 de diciembre de 1771. La dote le permitió instalar un laboratorio bien equipado donde recibió ayuda de su esposa, que se interesó auténticamente por la ciencia y tomaba las notas de laboratorio además de traducir escritos del inglés, como el Ensayo sobre el flogisto de Richard Kirwan.

Lavoisier fue elegido miembro de la Academia de Ciencias en 1768. Ocupó diversos cargos públicos; fue director estatal de los trabajos para la fabricación de la pólvora (1776), fue miembro de una comisión para establecer un sistema uniforme de pesas en 1789, y comisario del tesoro de 1791. Lavoisier trató de introducir reformas en el sistema monetario y tributario francés y en los métodos de producción agrícola.

Las investigaciones de Lavoisier incluyeron algunos de los primeros experimentos químicos de estequiometría. Demostró que la cantidad de materia siempre es la misma al final y al comienzo de una reacción. Estos experimentos proporcionaron pruebas para la ley de conservación de la materia. La famosa frase del químico Antoine Lavoisier se convirtió con el tiempo, en una sentencia filosófica de carácter universal, tanto para los grandes acontecimientos como para las cuestiones cotidianas como señalaba al comienzo de este artículo sin perder nada y transformándose en lo que hay…

Lavoisier también investigó la composición del agua y denominó a sus componentes oxígeno e hidrógeno.   La ley de conservación de la materia, ley de conservación de la masa o ley de Lomonósov-Lavoisier es fundamental en las ciencias naturales. Había sido elaborada independientemente por Mijaíl Lomonósov en 1748 y descubierta unos años después por Antoine Lavoisier en 1785. Se puede enunciar de la siguiente manera:  “En un sistema aislado, durante toda reacción química ordinaria, la masa total en el sistema permanece constante, es decir, la masa consumida de los reactivos es igual a la masa de los productos obtenidos”.   Uno de los experimentos más importantes de Lavoisier fue examinar la naturaleza de la combustión, demostrando que es un proceso en el que se produce la combinación de una sustancia con el oxígeno, refutando la teoría del flogisto. También reveló el papel del oxígeno en la respiración de los animales y las plantas. En el Tratado elemental de química (1789), Lavoisier aclaró el concepto de elemento como una sustancia simple que no se puede dividir mediante ningún método de análisis químico conocido, y elaboró una teoría de la formación de compuestos a partir de los elementos. También escribió Memoria sobre la combustión (1777) y Consideraciones generales sobre la naturaleza de los ácidos (1778).

Entre los muchos descubrimientos de Lavoisier, sus estudios de los procesos vegetales que se relacionaban con los intercambios gaseosos cuando los animales respiran (1783) fueron fundamentales. Trabajando con el matemático Pierre Simon Laplace, Lavoisier encerró a un cobaya durante unas 10 horas en una campana de vidrio que contenía oxígeno y midió el dióxido de carbono producido. Midió también la cantidad de oxígeno consumido por un hombre en actividad y reposo. Con estos experimentos pudo mostrar que la combustión de compuestos de carbono con oxígeno es la fuente real del calor animal y que el consumo de oxígeno se incrementa durante el trabajo físico.

En 1787 no había un sistema de nomenclatura química racional y  Lavoisier, con L. B. Guyton-de Morveau, Claude Louis Berthollet, y Antoine-François de Fourcroy, presentaron una nueva nomenclatura a la Academia. El nuevo sistema fue atado indisolublemente a la nueva teoría del oxígeno de Lavoisier. Los 4 elementos de tierra, aire, fuego y agua fueron desechados, y en cambio aceptaron 55 sustancias que no pueden ser descompuestos en sustancias más simples por ningún medio químico conocido provisionalmente como elementos químicos. En 1789 Lavoisier llevó a cabo estudios cuantitativos sobre la fermentación alcohólica y halló, además de etanol y dióxido de carbono, otro producto al que le dio el nombre de ácido acético.

En mayo de 1793, durante la Revolución francesa, ya en la etapa del Reinado del Terror, Antoine-Laurent fue acusado de traición, debido a su posición prominente en la Ferme Générale. Con la misma acusación, había sido arrestado primero el padre de Marie-Anne y luego, el 28 de noviembre, el propio Antoine, siendo recluido en Port-Libre. En el caso de Lavoisier no fue la intolerancia a nuevas ideas lo que le llevó a la guillotina, sino la crítica a uno de los agitadores políticos de la Revolución Francesa. Lavoisier como miembro de la Real Academia de ciencias demostró la falsedad de una teoría sobre la combustión de un científico joven, Jean-Paul Marat,  quien nunca se lo perdonó y con “la cochina envidia” reverberando no vaciló en denunciarlo a la Asamblea Nacional, de modo que  fue arrestado  junto con otros 27 intelectuales en 1793.

A pesar de que importantes personajes hicieron todo lo posible para salvarlo y se expusieron ante el tribunal todos los trabajos que había realizado Lavoisier, se dice que, a continuación, el presidente del tribunal pronunció la famosa frase: “La república no precisa ni científicos ni químicos, no se puede detener la acción de la justicia”. Marie-Anne lo visitaba regularmente y luchó por obtener su libertad. Ella misma lo defendió ante Antoine Dupin, quien lo había denunciado, y quien tenía también el poder de salvarlo. Marie-Anne apeló a las investigaciones científicas que realizaban y la importancia que ellas tenían para Francia. Sus apelaciones fueron inútiles y Antoine fue finalmente enjuiciado y ejecutado el 8 de mayo de 1794 en París, cuando tenía 50 años.

El mismo día fue ejecutado también su padre. Lagrange dijo al día siguiente: “Ha bastado un instante para cortarle la cabeza, pero Francia necesitará un siglo para que aparezca otra que se le pueda comparar”. Al año de la muerte de Lavoisier fue exonerado por el nuevo gobierno francés en una nota dirigida a su viuda donde se leía: "A la viuda de Lavoisier, quien fue falsamente condenado". Un cráter lunar Lavoisier lleva su nombre en su memoria, y el asteroide (6826) Lavoisier también conmemora su nombre.

Maracaibo, domingo 21 de febrero, del año 2021

 

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