miércoles, 12 de agosto de 2020

Lukashenko eternizado

Lukashenko eternizado

En la novela “El año de la lepra”, Dimitri Yakolev es el personaje; un bieloruso de la KGB, a quien le fastidiaba la República de Ucrania, tan grande, al sur de su país y nacida por el desmembramiento de la Rusia Soviética. Los ucranianos no habían sido nunca más rusos que ellos, pensaba él… …Más de una década antes del terrible accidente en la planta nuclear de Chernobyl al norte de Ucrania, había transcurrido cuando ya en el año ochenta y cuatro, Aleksander Lukashenko era reconocido como un activo propagandista de la disuelta Unión Soviética y pronto se transformaría en el nuevo presidente de Belarus.

Durante la Revolución Naranja del año 2004, Dimitri Yakolev había estado en Kiev como enviado especial del gobierno de Minsk para palpar la situación ucraniana y vio llegar a Yulia Timoshenko catapultada por aquel movimiento casi subversivo, inaceptable para un agente de la KGB como él. Su trabajo en la KGB de su país, valía para apretar cada vez más los sistemas de control del gobierno de Lukashenko. Su determinación y disciplina, sin duda habían forjado en él una peculiar personalidad. Había vivido durante más de tres años en La Coruña y estos le habían proporcionado una fluidez particular en el lenguaje castellano y una especial preparación en psicología que lo hacía un candidato ideal para cualquier proyecto que pretendiese acercamientos con los países hispanoamericanos. 

A pesar de que la mayoría de las naciones occidentales, habían considerado al gobierno de Belarus como "la última dictadura de Europa", entre otras cosas por la represión del presidente Lukashenko sobre los disidentes políticos y la prensa opositora, el presidente Chávez amo y señor de la nación caribeña, no dudó en proponer una “asociación estratégica” con Belarus y públicamente afirmó que su homólogo era “un compañero de armas". Más de dieciocho tratados fueron inicialmente suscritos entre las dos naciones para lograr la activa cooperación de los bielorusos con la industria petrolera, la petroquímica, el desarrollo agrícola (¡cosecharían plátanos!), la vivienda, la ciencia, la tecnología y hasta en la defensa nacional. En octubre del año 2005 ya el presidente Lukashenko había promovido otro referendo en su país que le permitiría su reelección continuada e indefinida de por vida y fue en esos días, cuando los cancilleres de ambas naciones hicieron contacto para concretar sus proyectos conjuntos.

El hombre de la KGB bielorusa, en aquel momento, se hallaba en el occidente del país, petrolero y presentía que gracias a sus contactos con las autoridades de la Estadal Petrolera se le estaban abriendo las mejores posibilidades para lograr que sus amigos de la KGB le conectasen con los negociantes de la RusUkrEnergo en Suiza. Ya empapado de todo lo necesario para poder cuadrar su proyecto, requeriría tan solo obtener una muestra de las bacterias de lepra mutadas y podría ofrecerle un regalo muy especial a su presidente. Un hermoso presente, que Dimitri Yakolev disfrazaba cariñosamente como “el regalito”, su proyecto de arma biológica secreta. La ilusión de Dimitri en el fondo, era poder aplastar definitivamente al gobierno de Kiev.

La realidad actual: “Miles de personas protestan en las calles de Bielorrusia después del anuncio de una nueva victoria electoral de Lukashenko”. El domingo pasado, 9 de este mes, la televisión estatal de Bielorrusia anunciaría la nueva victoria electoral del presidente Alexander Lukashenko, pero en las calles se empezaron a registrar enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Minsk no fue la única ciudad donde las fuerzas antidisturbios intentaron dispersar a grupos que protestaban contra Lukashenko, un hombre que está en el poder desde 1994.

 

Durante sus casi tres décadas en el poder, el presidente Lukashenko se ha encargado de expandir el mensaje de que el papel de las mujeres en Bielorrusia es el de "esposas, madres y amas de casa". Recientemente dijo que los bielorrusos "no estaban listos para votar por una mujer" y que “la constitución no está hecha para las mujeres". Las manifestaciones conjuntas organizadas por Svetlana Tikhanovskaya, Veronika Tsepkalo y Maria Kolesnikova han hecho historia en Bielorrusia y  las tres mujeres juntas se ha convertido en el símbolo de una nueva apuesta para desafiar al presidente Alexander Lukashenko,

Las tres mujeres provienen de diferentes partidos independientes, pero todas comparten puntos clave de su programa como la reforma política, la lucha contra la corrupción y la mayor libertad de expresión. Svetlana Tikhanovskaya es la esposa de un blogger encarcelado, y se enfrentó al presidente en las elecciones del 9 de agosto. Si hubiese tenido éxito, fuese hoy la presidenta. Semanas antes de la votación, diferentes sectores del país indicaron que temían una manipulación de los votos e incluso se organizaron recuentos paralelos. Era la principal candidata de la oposición, Svetlana Tikhanovskaya, quien afirmó que no confiaba en las cifras, que le daban menos del 7% de los votos.

Maria Kolesnikova era la portavoz del candidato presidencial Viktor Babaryko, un conocido banquero en Bielorrusia que se considera el contendiente más fuerte contra Lukashenko. Pero cuando se vio obligado a retirarse, después de ser encarcelado por cargos de malversación de fondos y fraude, ella decidió postularse en su lugar y unirse a la campaña de mujeres. Durante un mitin en Minsk, Veronika Tsepkalo acusó al presidente Lukashenko del deterioro de la población de Bielorrusia. "Nuestros jóvenes se van al extranjero, familias enteras, en busca de una vida mejor, porque allí hay libertad", dijo

Maracaibo, miércoles 12 de agosto, 2020.

 

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