jueves, 28 de octubre de 2021

Odo de Cheriton y Fabulae

Odo de Cheriton y Fabulae

La fractura del mundo medieval se iniciaría con el humanismo renacentista, y siglos después las maravillas del medioevo habrían de ser débilmente sostenidas por una Iglesia que desde entonces viene cada vez más a la baja, y con una grey que en nuestros días es cada vez más escéptica ante los avances de la ciencia y la tecnología primordialmente desbocada desde los inicios del siglo XX.

Hoy, como dice la letra deContigo en la distancia” del guitarrista y compositor César Portillo de la Luz (1922-2013) El mundo parece distinto”, pero la manera de enseñar a través de la palabra y de la escritura ha continuado utilizado sus técnicas persuasivas. Ya sé que estará el lector curioso ante el rumbo de este asunto de corte histórico, pero supongo que más acentuada será la curiosidad al saber que hablaremos especialmente sobre… gatos.

Es que ha poco tiempo cuando me enteré de que existió autor de unas fábulas gatunas, y era un clérigo inglés de comienzos del Siglo XIII y supe de cómo él aplicaría las técnicas del ars praedicandi, las cuales serían particularmente enfatizadas en la traducción de su obra “El libro de los gatos”, y aunque tales libros fueran escritos para ser leídos más en silencio que en voz alta, las “Fabulae” de Odo -que así se llamaba el vate- , también pueden servir como ejemplo de lo que podríamos llamar el ejercicio de una “retórica persuasiva”.


Odo de Cheriton (1185 - 1247), era un inglés predicador, teólogo católico y poeta, autor de una interesante colección de fábulas. Odo era inglés pero decidió viajar a Francia y sería en París donde se haría Maestro de Teología y con el tiempo, sus sermones terminarían por reunirse en una publicación respaldada por Guillermo de Cheriton de la Casa Delce de Rochester y por Jacques de Vitri, la cual fue intitulada “Fabulae”…

Recientemente el profesor JC Morales Manzur citaba como la primera referencia que existe sobre una fábula que nos habló sobre gatos, es la de Esopo en el siglo VI a.C., a quien se le atribuye la de “El gato y los ratones”… De las setenta y cinco fábulas que están reunidas en los sermones de Odo, 26 son originalmente de Esopo y las otras fueron tomadas de los escritores romanos Séneca, o Juvenal, e igualmente de cuentos populares ingleses, y de escritores españoles como Esteban de Borbón, del hispanojudío Pedro Alfonso, del teólogo francés Jacques de Vitry, y de cuentos populares ingleses, y hasta de la Biblia, pues...

De la obra de Odo se hizo muy popular la versión francesa del siglo XIII y de la escrita en galés del siglo XIV nacería la adaptación española intitulada “El libro de los gatos”. Este ha sido cuidadosamente analizada por la filóloga mexicana Carmen Elena Aemijo de la Universidad Autónoma de México(UNAM), quien precisaría que El Libro de los gatos (1350-1400) apareció por primera vez editado por Pascual de Gayangos en 1860 (Biblioteca de Autores Españoles-colección Ribadeneyra-), y no fue sino hasta 1865 cuando Knust, Oesterley y Hervieux lo considerarían como una traducción al castellano de las “Fabulae” de Odo de Chériton, “un clérigo inglés de principios del siglo XIII”.

Hermann Oesterley publicaría "Die narrationes des Odo de Ciringtonia", en 1868,  afirmó que el texto español es una traducción casi literal de Odo, y comparó al Libro de los gatos con los manuscritos que transmiten la obra de Odo. Quienes se ocupan de Odo de Chériton no puedan soslayar la versión española de sus relatos moralizantes. Las Fabulae” de Odo también fueron trasladadas al francés por Paul Meyer, en 1885, pero lo que es importante y necesario, considerar es que existe una verdadera retórica de la ars praedicandi, con sus figuras de estilo en consonancia con el carácter de la obra. Al indagar en la función y la eficacia de la retórica se puede advertir cuales son los elementos integradores en este género literario tan particular, en una época determinada y con un público inmediato muy peculiar como destinatario.

“La amplificación” es un procedimiento retórico o figura retórica que consiste en realzar un tema desarrollándolo mediante la presentación reiterada de conceptos bajo diferentes aspectos, recurriendo a la repetición, la acumulación, la digresión, la paráfrasis, la metáfora, la enumeración, la perífrasis, la comparación, etc. Mediante “la amplificación”, es posible atenuar, minimizar o disminuir, la capacidad de argumentar y seducir. La amplificación es importante para el predicador pues con ella persuade. (¡Politiqueros, pelad la oreja, o el ojo!, es igual…).

Son innumerables las estrategias retóricas que el Libro de los gatos empleó al adaptar su fuente, las Fabulae de Odo de Chériton, donde en principio existen tres clases de omisiones o adaptaciones cuyo motivo queda oscuro en "El Libro de los gatos como traducción". En varias fábulas, Odo atribuye a los animales nombres propios que proceden de la tradición de la epopeya de bestias y cuya presencia en las Fabulae se debe a la influencia normanda en Odo de Chériton quien incluiría alguna que otra frase sentenciosa o lírica en francés o en inglés en varias de sus moralizaciones, que se en principio se omiteron en el Libro de los gatos

Un interesante detalle cultural intercambiado por el traductor, puede verse a las referencias sobre la cerveza: La historia de la cerveza en España está en un artículo que le dedica Covarrubias en 1611, donde sugiere que la veían como una bebida extranjera: "es una cierta bebida que se usa de las partes donde hay poca cosecha de vino... Esta bebida para los que la usan es de mucho gusto... El nombre cerveza dicen es alemán". Tal vez ésta no era muy apreciada, como se manifiesta en el Estebanillo González, en donde comparan a la cerveza con el orín de caballo. Si el traductor sabía lo que era la cerveza, éste es otro ejemplo de adaptación cultural.

Sabemos que el vino era muy apreciado y degustado en la Europa medieval por ricos y pobres, aunque variara la calidad. Existen muchas referencias acerca de éste en obras medievales, como en el Cantar de Mio Cid, los Milagros de Nuestra Señora de Berceo, el Libro de buen amor y La Celestina, entre otras. Para el hombre de la Edad Media el alimento del alma era tan o más importante que el del cuerpo. El pan representa el alimento del cuerpo y el vino el del alma. Para el cristiano esta bebida representaba la sangre de Cristo, de tal manera que más que alimento, era una fuerza espiritual.

El traductor-adaptador del Libro de los gatos intercambió el término cerveza por el de vino, de modo que los feligreses esthviesen dispuestos a escuchar y a retener. Al principio, como algo sutil e interesante, hay una narración relacionada con el vino, elixir integrado en la sociedad del siglo XIV y considerado no sólo como una bebida energética y refrescante sino como parte de la simbología religiosa. El vino representaba, un elemento distintivo, como la carne de puerco, entre cristianos y musulmanes, aunque estos últimos no cumplieran la prohibición del vino tal como lo hacían con la carne de puerco. 

Regresando al tema de “La amplificación”, señalaremos que fue la tarea que más ha ocupado al compositor literario quien se inspira parcialmente en la realidad y, completamente en la expresión lingüística de la palabra. En la Edad Media la amplificación fue "la función principal del escritor" en el Libro de los gatos. La amplificación será el recurso que le permitiría adaptar un texto del siglo XIII a una nueva realidad, dotando a la obra de mayor virtualidad contemplativa y mayor eficacia instructiva. Mediante esta técnica se avivan las imágenes, se incrementan los sentimientos y se aclaran los conceptos.

Por último, para determinar el propósito del Libro de los gatos contamos con dos tipos de evidencia: el contexto del manuscrito y los cambios operados en la obra. Las Fabulae de Odo son evidentemente para el uso de los predicadores, ya que sabemos que el propio Odo se dedicaba a la predicación. Este uso escénico de las fábulas o exempla  no se refleja en el estilo, ya que no necesariamente se leían tal como estaban escritas. Su estilo breve, servía como suplemento en la actuación misma con glosas, pausas, gestos y otros fenómenos no incluidos en el manuscrito.

El Libro de los gatos comparte con otro ejemplar de indudable origen clerical, el Libro de los ejemplos de Clemente Sánchez de Vercial los ejemplos de ambos libros, y específicamente del Libro de los gatos, que aun cuando son de lo más moralizadores, no necesariamente van dirigidos al sermón debido a que también eran para ser leídos. Así, de la misma manera que la Disciplina clericalis y el Conde Lucanor utilizaron las técnicas del ars praedicandi, tales libros fueron escritos para ser leídos, en silencio o en voz alta, por un público laico reducido, y si el Libro de los gatos acusa las técnicas del sermón medieval, ello se debe, simplemente al conservadurismo del traductor.

Finalmente y regresando a (https://bit.ly/306lQKU) la importancia de la lectura, hay que señalar que una de las virtudes del Libro de los gatos es que fue escrito para poder contarse ante un público presente pero también para poder leerse en soledad.

Maracaibo, jueves 28 de octubre del año 2021

 

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