POESÍA
Hace unos días me tropecé en internet con una cita de Goethe: “El hombre sordo a la voz de la poesía es un bárbaro”. Era un artículo que destacaba como en estos tiempos de avanzada tecnología nos informamos más y más, pero disfrutamos cada vez menos y menos de la lectura como placer en sí misma. Era una verdad indiscutible y planteaba adicionalmente que la poesía sigue sus propias normas, libremente, y le tiende trampas a la razón escabulléndose de los significantes estrechos y así, al abrir nuevos horizontes la poesía reclama para sí una atención plena. Todas estas razones explican el porqué de esta crónica, convencido de que cada día leemos menos poesía.
Los poemas juegan con lo no expresado y abiertos a interpretaciones se adentran en el terreno de lo incierto… Esto puede generar cierta aversión y hasta puede hacernos sentir incómodos, como si camináramos sobre un terreno minado. En una sociedad esencialmente productiva y consumista los poemas podrían representar en sí mismos actos de rebeldía. Más allá de la incomodidad social, la poesía también demanda un trabajo cognitivo. La poesía discurre a través de una sintaxis indirecta y como leemos con la razón, a muchas personas les puede parecer “ininteligible”. Su sintaxis peculiar, con sus tropos y sus metáforas dislocan nuestro sentido de “lo directo” y nos obliga a buscar otros puntos de referencia, que muchas veces residen en nuestro interior.
Luego de estos prolegómenos teóricos, revelaré como en una de mis “madrugadas tinníticas”, acuciado por los acúfenos decidí, entretenerme repasando mentalmente: poesías… Secuencialmente fueron llegando una tras otra a mi mente y pensé que si podía escribir lo sucedido, se lo dedicaría a Ramón Alberto, quien seguramente reconocería aquellos retazos que sin orden ni concierto comencé a hilvanar, medio despierto… Primero Bello, me dije y de inmediato surgió: “Salve fecunda zona que al sol enamorado circunscribes, el vago curso y cuanto ser se anima”…y pensé en cada vario clima, que ya era “la hora de la conciencia y de pensar profundo, cesó el trabajo afanador y al mundo”… Pero antes de que la sombra fuese a colgar el pabellón, de repente creí verme en tercer año ante mi maestro Mariano Parra León y escuché: “Que es la vida un frenesí, que es la vida una ilusión, que el mayor bien es pequeño y toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”. Así vibraba en mis tinnitus Calderón.
Son solo sueños, eso me dije atento, como ocurre en mi blog de dejavús repleto, así uno tras otro, surgió Gustavo Adolfo comentando “porque son niña tus ojos verdes como el mar te quejas” y sin tapias que escalar ni golondrinas volando, la imagen me dejó pensando… “la piqueta en mano el sepulturero silbando entre dientes se perdió a lo lejos” y entonces me dije algo muy cierto, “Dios mío, que solos se quedan los muertos”… Más no era hora de meditaciones, aunque era sencillo dejarlas llegar, y tras la balada de aquel preso insomne, el que Leo decía, estoy… “pensando en exilarme, en marchame lejos de aquí”. Caray solo me falta Andrés Eloy que venga y le diga a su madre, si acaso lo mataban, “que no venga el hombre de las sillas negras”. Preferí pensar como una urgencia que necesitaba un “cambio de velocidad”…Será mejor, me dije, recordar algún juego de pelota, o imaginar mi infancia, tan remota, o algún “rumor de airecillos y cantares… y después, valdría la pena recordar a “la luna que se encumbra y un cielo azul de porcelana alumbra” y en el lago, “la onda medio caliente, entumecida, coronada de espuma, sonando melancólica” y me dije, ¿será de veras sonando, quizás estoy soñando?
Llegaría el nicaragüense a suavizar la nota cual si fuese yo su amanuense, pero lo haría con “un rebaño de elefantes, un trono de malaquita y un gran manto de tisú”. Exagerado como siempre. Lo pensé y recordé a mi madre y a Francisco con el hermano lobo y el “alba en Palestina” con “los tres reyes adorando a un Rey”: esto le va a gustar a Ramón Alberto. Lo dije para mí y contradictorio -y es que así soy- me imaginé “cuándo en tristes reflexiones sobre más de un raro infolio de olvidados cronicones” y era el cuervo lúgubre y odioso por PérezBonalde traducido, quien llegaría aleteando cual “un tardío visitante a las puertas de mi estancia, eso es todo y nada más”. Más para llevar hacia el olvido, aquel poema con zamuro en la cornisa, regresé en la Silva criolla y a mis épocas de risa, en el exilio “pensando que de un mar desconocido el llano es una ola que ha caído, el cielo es una ola que no cae”.
Recordé entonces que estando en el colegio, una vez escuché un discurso en prosa, al padre de uno de mis compañeros decir cosas hermosas; “que es Dios quien fija el rumbo y da el destino y el marino es apenas la expresión de un anhelo, ¡pues para andar sobre el azul marino hay que mirar hacia el azul del cielo!”. Muchos años más tarde supe que estaba sencillamente parafraseado a Andrés Eloy, en su Canto a España, el cual tempranamente (21/02/2013) estuvo ya en el blog lapesteloca y percibí la sensación de hallarme “frente al Sol las pupilas, contra el viento la frente y en la arena sin mancha sepultado el talón”. Pero con el poeta cumanés se atropellaron tantos versos que me sentí “desbaratando encajes” para regresar hasta el hilo de mis cavilaciones sin querer renunciar a mi tarea: “como el mendigo que no se deja ver del viajo amigo”…
Tengo que estar de acuerdo en que la métrica y la rima, han de ser las culpables de haber tenido en la memora tantos fragmentos de poéticas historias, de otra manera, dudo mucho que regresar pudiera a estos y muchos otros versos, y es por ello, que no logro memorizar la poesía de ahora, si acaso puedo así denominar, las nuevas formas de expresar lo que es nuestra poesía, sin rimar… ¿Qué puedo hacerle? Considerarme de una “escuela vieja”. A mi edad es razonable… Ya estoy despierto y un día después buscaría, para muestra un botón, y es de mi amigo Carlos, nuestro excelso poeta… “Miren a este señor honorífico. Sus intenciones están por encima del sol. Protegido en su flux visita el barrio. Su dedo gordo rojo nos toca el corazón y con un palo de polo la lengua en el blanco formato del IVSS escribe el sabio dictamen de nuestra pobreza”. Difícil de memorizar, sin duda alguna, y lo he tenido que copiar y aunque en ocasiones él diga que es capaz de “vociferar de los adentros” Carlos un gran poeta que escribe para niños y les enseña ese difícil arte, mostrándoles un camino interior. Escoja usted sus preferencias: “en la variedad está el gusto” o también podría ser “sobre gustos y colores”…; quizás prefieran esta última, pues casi nada de ella “han escrito los autores”.
Maracaibo, jueves 16 de septiembre del año 2021.
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